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Juan de Arellano

Biografía

Arellano, Juan de. Santorcaz (Madrid), 3.VIII.1614 – Madrid, 13.X.1676. Pintor.

Asentado, según Palomino, con un pintor de Alcalá de Henares que le hacía ir a Madrid a pie, concluyó su aprendizaje con Juan de Solís (fallecido en 1654).

La primera noticia de su actividad es un pago por la decoración de un carruaje para el duque de las Torres en febrero de 1636. Palomino, a quien se ha acudido para estos primeros pasos, dice que “llegó a la edad de treinta y seis años, sin haber mostrado habilidad en cosa alguna”, dedicóse a la pintura de flores por el natural, llegando a ser maestro sin rival en esta habilidad.

Casó en 1639 en un primer desposorio, del que enviudó a los cuatro años. Volvió a casarse en 1644 con María de Corcuera, de catorce años, que le sobrevivió, familiar de la mujer de su maestro Juan de Solís, que le dio once hijos de los que sobrevivieron sólo cuatro.

Vivió desde 1650 en la calle Mayor, frente a las gradas de San Felipe el Real, donde tuvo obrador público de pintura cerca de cuarenta años, siendo “una de las más célebres tiendas de pintura que hubo en esta Corte”, al decir de Palomino.

En este taller u obrador, trabajaron muchos oficiales o aprendices de nombres que no dicen nada al presente, salvo Bartolomé Pérez, que casó con una hija de Arellano, comenzó a trabajar en el taller el año de su boda, 1663, y asimiló bien los modelos y el estilo de su suegro.

Como muchos pintores de Madrid en el siglo xvii, Juan de Arellano realizó a lo largo de su vida muchas tasaciones de pintura en ocasión de testamentarías y diversas incidencias.

A su muerte en 1676, el inventario de sus bienes revela la importancia de su taller y de su tienda, con suma variedad de lienzos acabados, de retratos de la Casa de Austria, cacerías, ángeles y reyes, paisajes, santos y santas, más de cien lienzos imprados dispuestos para pintar y, como era de esperar, floreros, guirnaldas, cestillos, frutas, los cinco sentidos, los cuatro tiempos del año, y los cuatro elementos, que eran los asuntos que más repetía.

La viuda casó en julio de 1677 con un pintor, Francisco González de Vega, hermano del más conocido Diego. Arellano dejó cuatro hijos: Juana, la que casó con Bartolomé Pérez, José (1653-1702), que sostuvo el taller familiar, también pintor de flores, y Manuel y Julián, que cultivaron igualmente la pintura, aunque no se conocen sus obras.

Respecto a su arte, Palomino dice que se aplicó a copiar los floreros de Mario (Mario Nuzzi, 1603- 1673) y “después, estudiando las flores por el natural” se hizo eminente en esta habilidad. Pero del estudio de las primeras obras que han llegado hasta nosotros, se desprende que, a la par de Mario, le interesaban también los artistas flamencos, como Daniel Seghers (1590-1661) y Jan Brueghel “de Velours” (1568-1625), cuyas obras eran bien conocidas en España al igual que las de Mario. No son tenidos en cuenta, para su formación, los pintores de flores españoles precedentes, pues, como Palomino escribe, “ninguno de los españoles le excedió en la eminencia de esta habilidad”.

La primera obra que ha llegado a nosotros es una Vanitas fechada en 1646, en colaboración con Francisco Camilo. Dentro de una guirnalda de Arellano, hay una composición de Camilo con dos niños que juegan con molinillos de papel y haciendo pompas de jabón. Es una obra (ahora en el Museo de Valencia) que muestra una maestría que hace suponer una relativa madurez que desmiente a Palomino. De 1647 y 1648 son dos Floreros en jarrones de bronce, estos últimos inspirados en grabados de Querubino Alberti sobre dibujos de Polidoro de Caravaggio. Proceden de la Casa del Infantado, pertenecen hoy a la Academia de San Fernando y cuentan con la presencia de pájaros e insectos a la manera flamenca. En 1652 están fechadas las dos Guirnaldas envolviendo unas cartelas donde hay paisajes, del Museo del Prado, también deudoras de prototipos flamencos, dos Guirnaldas con bustos del Salvador y de la Virgen, procedentes del convento carmelita del Desierto de las Palmas en Benicasim (Castellón), hoy en la colección Abelló de Madrid, son igualmente procedentes de modelos flamencos, de Seghers principalmente, pero las flores son evidentemente observadas del natural. Se advierte un progresivo desprenderse de los modelos flamencos y una creciente naturalidad en la disposición de las flores. Se conservan bastantes lienzos firmados: floreros de cristal, de bronce, de barro y cestillos de varias proporciones, en ocasiones formando parejas.

Fechados algunas veces desde 1665 (Madrid, col. Varez Fisa), 1667 (Madrid, col. Abelló), 1668 (Madrid, col. Naseiro, ahora en el Museo del Prado) y 1671 (Museo de Bellas Artes de Bilbao), y en general sin fecha y frecuentemente en colecciones particulares de España y el extranjero. En museos públicos, además de los citados previamente, se encuentran cuadros de flores de Arellano en La Coruña, en el Museo de Bellas Artes de Asturias en Oviedo, y el Museo del Castillo de Perelada (Gerona) en España; en Quimper, Besançon y el Museo Goya de Castres en Francia.

En instituciones públicas españolas hay floreros del artista en el Banco de España, Caja Madrid y la Fundación Santamarca de Madrid.

Pero la producción del taller de Arellano no se limitó a pintar flores y cestillos, como atestigua el inventario de su taller a su muerte. Un Plato con frutas firmado, posee el Museo del Prado, y varias series de los Cinco Sentidos, una en la colección Masaveu de Oviedo y otras, dispersas entre colecciones particulares; e incluso algunos lienzos religiosos; varias versiones de la Virgen con el Niño (catedral de Burgos y Museo de Santa Cruz, Toledo), modelo flamenco, adornado con flores y frutos, un San Cristóbal regalado a la iglesia del lugar de su nacimiento, Santorcaz, en 1667 y un San José que también dio “por su devoción” María de Corcuera, su mujer, y un Concierto de aves firmado del Museo Cerralbo dan testimonio de su versatilidad. Pero Arellano ha pasado a la historia de la pintura por su extraordinaria habilidad para pintar flores.

 

Obras de ~: Vanitas, 1646; Floreros en jarrones de bronce, 1647; Guirnaldas, 1652; Guirnaldas con bustos del Salvador y de la Virgen; Plato con frutas; Series de los Cinco Sentidos; Virgen con el Niño (catedral de Burgos y Museo de Santa Cruz, Toledo), San Cristóbal (Santorcaz); San José; Concierto de aves (Museo Cerralbo).

 

Bibl.: J. Cavestany, Floreros y bodegones en la pintura española, catálogo de exposición Sociedad Española de Amigos del Arte, Madrid, 1935-1940; A. Palomino, Museo pictórico, 1947, págs. 963-964; E. Valdivieso, “Una ‘Vanitas’ de Arellano y Camilo”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Valladolid, Universidad, 1979, págs. 479-482; A. E. Pérez Sánchez, Pintura española de bodegones y floreros. De 1600 a Goya, catálogo de exposición, Madrid, 1983; J. L. Barrio Moya, “La casa del pintor Juan de Arellano”, en Archivo Español de Arte, 1984, págs. 325-326; M. Duque Oliart, “Pintura de Flores. La obra de Juan de Arellano”, en Goya, n.º 191, 1986, págs. 172-279; Últimos floreros de Juan de Arellano, catálogo de exposición, Bilbao, 1997; A. E. Pérez Sánchez, M. Agulló Cobo, y M. J. López Terrada, Juan de Arellano. 1614-1676, catálogo de exposición, Madrid, Fundación Caja Madrid, 1998; P. Cherry, Arte y Naturaleza. El Bodegón español en el Siglo de Oro, Madrid, 1999.

 

Alfonso E. Pérez Sánchez

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