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Francisco Javier Iturri

Biografía

Iturri, Francisco Javier. Santa Fe (Argentina), 10.X.1738 – Barcelona, 8.I.1822. Jesuita expulso e historiador.

Ingresó en la Compañía el 27 de octubre de 1753 en el noviciado de Córdoba del Tucumán (Argentina), donde fue ordenado sacerdote en 1763. Terminados sus estudios filosóficos y teológicos, fue nombrado profesor de Filosofía del colegio de Asunción (Paraguay), donde le llegó el decreto de expulsión (30 de julio de 1767). Se vio obligado a partir dejando su obra manuscrita (hoy perdida) Acerca de los males que España ha sufrido por el exceso de oro [...]. Desterrado a Faenza con la mayoría de los jesuitas del Paraguay, allí o en Rávena hizo los últimos votos el 2 de febrero de 1772 y allí le sorprendió la supresión de la Compañía (agosto de 1773), y pasó a Roma, quizá ese mismo año, donde fue preceptor de varios jóvenes españoles, ligados a la legación española y donde residió durante casi toda su vida, bajo la protección del embajador José Nicolás de Azara. El 19 de agosto de 1789 Iturri tuvo la osadía de escribir al secretario de Indias, Antonio Porlier, una carta desde Roma, en la que solicitaba que “se le permita volver a los dominios de Indias”. La contestación desde San Lorenzo fue negativa el 7 de octubre del mismo año.

En 1798, fue a España con la esperanza de volver a América en virtud del Decreto Real que permitía regresar a sus países a los antiguos jesuitas. Como coincidieron largos años en Roma, Iturri debía de ser amigo de Hervás, pues se preocupó de la salud del abate manchego y se atrevió, en una carta a Hervás, residente en Horcajo, fechada el 12 de diciembre de 1799, a pedirle la recomendación ante el X conde de Híjar, a la sazón presidente del Consejo de Órdenes, para un clérigo catalán. En esa carta relataba su situación: “Yo, finalmente, tuve carta de mi casa, con la cual me proveen para el viaje, que me insinúan por Lisboa como el más pronto y seguro en las circunstancias actuales. Aún no tengo respuesta del encargado y procuro, entre tanto, disponerme al abandono de la culta, pero malvada e irreligiosa Europa. Avisaré con tiempo a vuestra merced para que pueda mandar en cuanto me crea hábil a servirlo en el Nuevo Mundo, tan necesitado de instrucción”.

Expulsado nuevamente de España, regresó a Roma en 1801, embarcado en Barcelona el 14 de mayo de 1801 en el bergantín raguseo La Minerva, del capitán Martebeni, con destino a Civitavecchia. Se sabe poco de su actividad durante los primeros años del siglo XIX. Como antiguo colaborador de José Nicolás de Azara, Iturri participó en la confección del catálogo de su biblioteca (1806), por encargo del librero Mariano de Romanis, a efectos de venderla (Bibliotheca Excellentissimi D.D. Nicolai Josephi de Azara. Ordine alphabetico descripta ab D. Francisco Iturri et D. Salvatore Ferran, aestimata a Mariano de Romanis).

Al tomar los franceses Roma en 1808, exigieron a los españoles residentes en la ciudad jurar fidelidad al nuevo rey de España, José Bonaparte. Por negarse a ello, estuvo encarcelado durante cinco meses. Cuando se restauró la Compañía en 1814, se reincorporó a ella y fue enviado a España en 1817.

Hervás (1793) reseña tres obras que “ha escrito y enviado a Madrid para la impresión”, pero dos permanecen inéditas. Son obras nacidas con aires polémicos.

La Historia civil y política del vicerreinado del río de la Plata, parece que fue una respuesta a una carta del ex jesuita Joaquín Camaño, americanista y lingüista muy apreciado por Hervás, quien había escrito una obra de esta temática. Batllori dice que permanece inédita, a pesar de los estudios que se han hecho sobre su autor.

Se carece de noticias de los Vantaggi dell’América sotto il dominio spagnuolo (“Esta obra se imprime actualmente”, dice Hervás en 1793), pero es bastante conocida la polémica en la que se inserta la Carta de D. Francisco Iturri a D. Juan Bautista Muñoz desde Roma, publicada en Madrid en 1798. Es un ataque, áspero y no siempre justo, del criollo Iturri a la obra Historia del Nuevo Mundo (1793), del valenciano Juan Bautista Muñoz, fundador del Archivo General de Indias y cartógrafo real, quien se basa en numerosos documentos originales y desconocidos hasta la fecha. Iturri arremetió vivamente contra la obra de Muñoz sobre América y prometió en su Carta Crítica publicar una obra más amplia, que se intitularía Daños que debe temer la España de la libertad con que se calumnian sus Colonias. Esta es, brevemente, la polémica entre Muñoz e Iturri: en 1779 Muñoz recibió el encargo, por parte del gobierno de Floridablanca, de escribir una Historia de América, que pusiese fin a las críticas extranjeras, y aún nacionales, a la actuación de España en el continente americano, como la Histoire Philosophique (1770) de Raynal, o la History of America (Londres, 1777, 2 vols.). A partir de julio de 1779 Muñoz emprendió la tarea de elaborar una Historia de América, bajo la atenta mirada de la Real Academia de la Historia, cuyo director era Campomanes, basada en “mil auténticos documentos” que esclarezcan la realidad de los hechos. Durante más de diez años Muñoz recorrió los principales archivos de España y Portugal, en una incansable búsqueda de papeles relativos a la historia de América. En 1790 Muñoz inició la redacción del primer tomo de su Historia de América, la cual se enmarcaba dentro de las apologías que sobre España se hicieron en la época de Floridablanca en múltiples campos y en las que habían participado diversos jesuitas, como Tomás Serrano o Lampillas en el terreno literario.

Hacia el mes de agosto de 1791 Muñoz había concluido los dos primeros tomos de su Historia, la cual empezaba el duro y agrio camino de sufrir numerosas censuras de los académicos de la Historia. Resumiendo, se puede decir que la obra del valenciano no gustó demasiado a la junta directiva de la Academia, como a José Guevara Vasconcelos, que la criticó duramente, ni al mismo Campomanes.

A pesar de todas las críticas recibidas, en 1793 vio la luz el primer tomo, que recogía noticias desde el descubrimiento de América hasta el año 1500, en los prestigiosos talleres de la viuda de Ibarra.

La obra tuvo una rápida difusión en Europa, a través de traducciones al francés (Hamburgo, 1796), alemán (Weimar, 1795) e inglés (Londres, 1797). Con la difusión llegaron las críticas, la primera de las cuales, que impugnó abiertamente la obra del valenciano, fue la Carta crítica sobre la Historia de América (1798), escrita desde Roma por Iturri. Algunos historiadores han sospechado que, bajo el sobrenombre de Francisco Iturri, se encontraba tapado algún enemigo íntimo de Muñoz, muy cercano al círculo de Campomanes, como el citado José de Guevara Vasconcelos. Lo cierto es que fue Campomanes el que encomendó a Iturri escribir su Carta y a expensas del mismo magistrado asturiano se imprimió. El ex jesuita argentino acusaba al valenciano, entre otras cosas, de haber traducido servilmente a Robertson y al mentiroso Paw. Iturri censuró sus juicios sobre el continente americano y sus habitantes y su Carta tuvo bastante difusión, pues fue reimpresa en Buenos Aires (1818) y en México (1820). Iturri negó que la naturaleza americana estuviera exhausta y desustanciada, como aseguraban sus detractores. Tras señalar los errores en los que estos incurrieron, les reprochó que no hubiesen leído las crónicas que, desde el siglo XVI, facilitaban datos verídicos acerca de la naturaleza americana. De hecho, recordó que muchos exploradores se creyeron en el paraíso terrenal cuando observaron la rica variedad natural de América y la bondad de los climas. Sus referencias a medidas instrumentales fueron escasas y se centraron en la recomendación de emplear el barómetro para medir la altura de las montañas. En fin, Iturri defendió que los principios que regían los fenómenos naturales en Europa y en América eran idénticos. De ahí, por ejemplo, que el frío produjese los mismos efectos en las montañas de la zona tórrida que en las cumbres de la cordillera andina o de la pirenaica.

Esta crítica de Iturri, que causó gran revuelo en la Corte, hizo mucho daño a Muñoz y fue la causante de que no se publicase el segundo volumen de su Historia.

El valenciano contestó a las diatribas de Iturri con dos pequeños opúsculos, y el argentino volvió a la carga, y hubiese proseguido en la lucha de no haber ocurrido la repentina muerte, en 1799, del joven cosmógrafo.

La satisfacción a la “Carta crítica” de Muñoz se publicó en Valencia en 1798, cuando ya estaba muy enfermo.

Ante todo, el historiador valenciano buscaba recuperar su honor en la “república de las letras” y dejar en buen lugar su Historia. Sarcásticamente denominó a Iturri Turriburri, cuya obra “sólo merecía desprecio”. Acusó al intelectual argentino de verter doctrinas de otros autores sin mediar análisis de su contenido. Carecía Iturri de doctrina personal y dependía del veneno de doctrinas ajenas, injuriosas a la cristiandad y a la nación, como el caso de Rousseau.

A la Satisfacción de Muñoz le respondió una Carta Segunda de un tal M. A. R. F., cuya autoría parece probable ser la de Iturri. Defensor de la historia nacional, el escritor argentino buscó ante todo dejar en buen lugar al país español, pues este objetivo, que debía haberlo cumplido Muñoz, en palabras del sudamericano, no lo supo llevar a la práctica. El peso de los argumentos de Iturri, apoyados por la facción del ex fiscal Campomanes y los acontecimientos políticos, fueron razones más que suficientes para paralizar la empresa de Muñoz de imprimir el segundo volumen de su Historia de América.

Iturri fue también autor de una historia civil del virreinato del Río de La Plata, preparada para su publicación junto con las obras del jesuita argentino Gaspar Juárez, pero su manuscrito no se ha encontrado todavía.

 

Obras de ~: Carta crítica sobre la Historia de América del señor don Juan Bautista Muñoz, Madrid, 1798 (Buenos Aires, 1818; México, 1820); Historia natural, eclesiástica y civil del vicerreinado del río de la Plata, s. l., s. f. (inéd.); Vantaggi dell’América sotto il dominio spagnuolo, s. l., s. f. (inéd.).

 

Bibl.: P. Hernández, El extrañamiento de los jesuitas del Río de la Plata y de las misiones del Paraguay por decreto de Carlos III, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez, 1908, págs. 318-320; G. Furlong, Francisco J. Iturri y su “Carta Crítica” (1797), Buenos Aires, Librería del Plata, 1955; A. Gerbi, La disputa del Nuevo Mundo, México, Fondo de Cultura Económica, 1960, págs. 267-271; Nuevo Diccionario Biográfico Argentino, vol. III, Buenos Aires, 1968, págs. 690-692; H. Storni, Catálogo de los jesuitas de la Provincia del Paraguay (cuenca del Plata) 1585-1768, Roma, Institutum Historicum Societatis Iesu, 1980, pág. 147; Ch. E. Ronan y B. A. Svoboda, “Francisco Javier Iturri, S.J. and Alcedo's Diccionario geográfico”, en Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas = Anuario de Historia de América Latina (JbLA), 18 (1981), págs. 163-186; L. Polgar, Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jesus 1901-1980, vol. III-2, Roma, Institutum Historicum, 1983, pág. 258; N. Bas Martín, Juan Bautista Muñoz (1745-1799) y la fundación del Archivo General de Indias, Valencia, Consellería de Cultura de la Generalitat Valenciana, 2000, págs. 29-41; J. Baptista y H. Storni, “Iturri, Francisco Javier”, en Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús. Biográfico Temático, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia de Comillas, 2001, pág. 2115; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 612-614; J. A. Molina García, “El saber climatológico de los jesuitas en la América española. Siglo XVIII”, en Revista de Indias, 262 (2014), págs. 723-750.

 

Antonio Astorgano Abajo

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