Torres Paredes, Bernardo de. Valladolid, p. s. XVII – Perú, c. 1657-1661. Agustino (OSA) y cronista general de la Orden en el Virreinato del Perú.
Hijo de Agustín de Torres y Manuela Paredes; aunque se ignora el motivo de su marcha a Perú, toma el hábito en el Convento de San Agustín de Lima, en 1621, donde realiza el noviciado y profesa al año siguiente. Cursa la carrera eclesiástica en el Colegio de San Ildefonso, donde luego llegaría a ser regente de estudios y recibe el título de maestro; obtuvo las cátedras de Santo Tomás y del maestro de las sentencias en la Universidad de San Marcos de Lima. También desempeñó los cargos de secretario, definidor provincial y prior del convento de La Plata. Debió de fallecer en el cuatrienio de 1657-1661, durante el provincialato del P. Loyola y Vergara.
La principal obra del P. Torres es la continuación de la Crónica Agustiniana del Perú que iniciara el P. Antonio de la Calancha y que luego terminaría el P. Teodoro Vázquez; obra inscrita dentro de las crónicas conventuales con marcado acento didáctico-moralizante, puesto que con ese fin están concebidas y creadas. Estas obras se escriben principalmente para los miembros de las respectivas órdenes religiosas, y aunque respetando el plan previsto, cada autor no puede evitar que se obtengan resultados diferentes —según su talante, formación e inspiración— en el desarrollo formal de la parte por él escrita, en la calidad literaria, los recursos, el estilo, el lenguaje, etc. También hay que dejar constancia de que los agustinos fueron los pioneros en la publicación de este tipo de obras, sentando precedente tipológico respecto a la concepción general de estas crónicas conventuales.
En el caso de fray Bernardo de Torres, los investigadores aprecian otro tipo de valores diferentes a los de Calancha, con quien inevitablemente se le compara. Riva Agüero lo encuentra más estudioso que predicador y por eso es claro, llano, de excelente sabor castizo, de simplicidad robusta, pero lento, pesado, absolutamente desprovisto de viveza, de relieve y de color. G. Lohmann, otro gran estudioso de estos temas, lo ve como un eximio hablista a quien, sin embargo, podemos parangonar con el inca Garcilaso de la Vega, mientras que para Guillermo Díaz-Plaja el cronista Torres es un clásico castellano trasplantado a las tierras americanas, que venciendo el ambiente logra escribir de forma limpia, fluida, brillante, como lo hubiera hecho un castellano del siglo XVI.
Bernardo de Torres fue el encargado de dirigir la edición del tomo segundo de la Crónica de Calancha a la muerte de éste, añadiendo una pequeña biografía del mismo. Calancha historia los sucesos comprendidos entre 1551 y 1594; Torres describe los años 1594- 1657 y Juan Teodoro Vázquez se ocupa de relatar los hechos más importantes entre 1657 y 1721.
Obras de ~: Crónica de la Provincia Peruana del Orden de los Ermitaños de S. Agustín nuestro Padre, dividida en ocho libros..., Lima, 1657.
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Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, OSA
