Almoguera, Juan de. Córdoba, 11.II.1605 – Lima (Perú), 2.III.1676. Trinitario calzado (OSST), arzobispo, redentor y predicador real.
Nació en Córdoba de una familia modesta de calceteros y jubeteros. Allí tomó el hábito en 1620, profesando al cumplirse el año. Estudió Artes en Córdoba y teología en Sevilla, enseñando después en ambas facultades hasta conseguir en la Orden los grados de presentado y maestro. Fue ministro de los conventos de Ronda, Jaén (1636), Málaga y dos veces de Córdoba (1643-1646, 1649-1652), visitador (1640) y provincial de Andalucía (1646-1649), durante cuyo mandato se hizo una redención de 124 cautivos en Tetuán. En mayo de 1656, acompañado por dos trinitarios de Castilla, el presentado Pedro Ponce de León y el predicador Antonio de Uceda, así como por Alonso de San Jerónimo, monje jerónimo del Parral de Segovia, liberó en Tetuán a 320 cautivos y convirtió al cristianismo a Abdalá, descendiente de moriscos, que con el nombre de Juan de Espinosa siguió ejerciendo su oficio de cirujano y más tarde en Madrid pidió el habito de los franciscanos descalzos.
En 1657 marchó a Madrid y el 15 de abril predicó en las Descalzas Reales un sermón del Santísimo Sacramento con tanto agrado de Felipe IV que a los pocos días éste lo nombró predicador real. En la Corte frecuentó la congregación de la Escuela de Cristo, sita en el Hospital de los Italianos, y ello le indujo a cambiar el estilo de sus sermones, dejando de cuidar tanto las ideas elevadas y el bien decir para atender al provecho de las almas y a su crecimiento en el amor de Dios.
El 3 de septiembre de 1658 fue presentado en Roma para obispo de Arequipa, siendo preconizado el 17 de febrero del año siguiente. El 2 de junio de 1659 prestó en Madrid el juramento acostumbrado.
Vuelto a Córdoba, el racionero Alonso de Burgos fue a felicitarle al convento en nombre del cabildo catedral el 15 de septiembre de 1660, “atento a ser hijo de esta ciudad y haber obsequiado a este cabildo en cuanto se le fue mandado”. Se embarcó en Cádiz en enero de 1661. El mes de febrero, en Cartagena de Indias (Colombia), fue consagrado obispo por Agustín Muñoz de Sandoval, obispo de Cuzco. Prosiguiendo su viaje pasó a Portobelo, Panamá y Paita, llegando a Lima el 7 de julio. El último día de este mes predicó un sermón en honor de san Ignacio de Loyola. Llegó a su diócesis el 3 de diciembre. El 26 de febrero de 1662 anunció en la catedral que se proponía visitar de inmediato su jurisdicción eclesiástica, cosa que ejecutó enseguida, haciéndose acompañar del jesuita Francisco del Cuadro, conocedor de la lengua de los indios. Con talante de misionero, más que de obispo, adoctrinaba personalmente a sus gentes. En su gobierno y visitas trabajó sobre todo para que los sacerdotes llevaran una vida ejemplar, conforme a su ministerio, y para que tuvieran suficiente formación. “Entró suspendiendo licencias” y ordenó a muy pocos, sólo los considerados idóneos.
En el libro Instrucción de sacerdotes con aplicación individuada a curas y eclesiásticos de las Indias, donde se escribe, denuncia en los sacerdotes su vanidad y lujo en el vestir, y lamenta su codicia y enriquecimiento a costa de los indios, cuya fe cristiana destruían con su mala conducta. Publicado en Madrid en 1671, dicho libro es un duro alegato contra los abusos que cometían las autoridades españolas y una parte del clero con los indios mediante un comercio inhumano; y, en ese sentido, podía suministrar materia para alimentar la “leyenda negra” contra España. De hecho, la Inquisición mandó recogerlo por considerarlo ofensivo contra “ambas majestades”; y, aunque no contenía nada contra la buena doctrina, se juzgó indiscreto publicar “tan ponderados los desórdenes” aludidos. La retirada del libro motivó el apelativo de el Obispo del Libro.
Otro hecho amargó su alma. En febrero de 1666 el virrey Diego de Benavides le encomendó la pacificación de los graves disturbios surgidos entre dos bandos contrarios, por la codicia de la plata, en la ciudad de Lacaicota. No pudiendo lograr su objetivo, en julio de 1668 el nuevo virrey Pedro Fernández de Castro reprimió con la mayor dureza la rebelión. Almoguera promovió el culto divino. Levantada la catedral por su antecesor, la adornó con retablos y otras alhajas, consagrándola el 16 de abril de 1673. Reparó la iglesia y convento de Santa Catalina, donde se conserva su corazón en un relicario, así como un retrato suyo al óleo. Aumentó las enfermerías de San Juan de Dios y cuidó con esmero el seminario.
En atención a sus grandes méritos, el 22 de agosto de 1673 fue presentado para arzobispo de Lima, donde entró el 7 de mayo de 1674. Aquí favoreció a la Congregación de San Felipe Neri y trabajó por la buena formación del clero. Solicitó la fundación del convento del Salvador, de trinitarias descalzas, que se efectuó poco después de su muerte, acaecida en Lima el 2 de marzo de 1676.
Obras de ~: Sermón de la limpia y pura Concepción de María, Jaén, 1636; Sermón de la Asunción de María, Granada, 1646; Sermón de las honras [...] de Catalina de Cardona, Duquesa de Olivares, Córdoba, 1648; Sermón [...] de San Rafael, Córdoba, 1653; Sermón en las honras de [...] Ana de Herrera y Arias, Córdoba, 1656; Sermón [...] del Buen Pastor Jesús Sacramentado, Madrid, 1657; Oración panegírica fúnebre del rey [...] Felipe Quarto, Lima, 1667; Instrucción de sacerdotes con aplicación individuada a curas y eclesiásticos de las Indias, donde se escribe, Madrid, 1671; Carta pastoral (siendo provincial), s. f.
Bibl.: D. Ortiz, Oración fúnebre en las exequias de [...] Fray Juan de Almoguera, Córdoba, 1677; D. López, Hijos ilustres del convento de la Trinidad de Córdoba, 1715, fols. 86r.-105 (inéd.); M. A. Cateriano, Memorias de los obispos de Arequipa desde la erección de la Iglesia hasta nuestros días, Arequipa, Tipografía Quiroz, 1908; B. Porres Alonso, “Almoguera, Juan de”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, pág. 45; J. M.ª Ortiz Juárez, Biografía de Fray Juan de Almoguera, el “Obispo del Libro”, Córdoba, Escudero, 1976; “Fray Juan de Almoguera, defensor de los indios”, en Trinitarium, 3 (1994), págs. 105- 122; B. Porres Alonso, La Trinidad de Córdoba: convento y parroquia (1236-1998), Córdoba, Secretariado Trinitario, 2007, págs. 69-72 y 101.
Bonifacio Porres Alonso, OSTD