Aznar y Naves, Andrés. Zaragoza, 1612 – Bueña (Teruel), 7.V.1682. Agustino (OSA), obispo de Alguer (Cerdeña), Jaca y Teruel.
Andrés y Águeda fueron sus padres, feligreses de la parroquia de Santa María Magdalena de Zaragoza. Hacia los doce años ingresó en el convento zaragozano de San Agustín, donde realiza los estudios humanísticos, filosóficos y teológicos. A los veinte años profesa, el 19 de septiembre de 1632, en la Orden de San Agustín. Con el grado de lector en Filosofía y Teología enseñó en el convento de Huesca, fundado pocos años antes, desde la cátedra de Prima. Con posterioridad a 1643 fue destinado a América, al vicariato del Perú, donde ejerció de profesor de Teología en el Estudio General de San Ildefonso y en la Universidad de San Marcos. Durante la permanencia en Perú conoció a los cronistas Antonio Calancha y Bernardo Torres, quienes dejaron constancia en sus escritos de la presencia de Aznar y Naves por América.
A los pocos años de su estancia en Perú fue mandado a Roma (1652) para tratar con el prior general de la Orden asuntos de cierta importancia para el gobierno de la provincia de Nuestra Señora de Gracia y la evangelización en el Nuevo Mundo. El mismo general de la Orden le delegó para presidir el Capítulo Provincial del Reino de Aragón, efectuado en Épila (1654), y acabado éste, regresó a Roma para la celebración del Capítulo General (1655), al que asiste como definidor por la provincia de Nuestra Señora de Gracia del Perú. Fue entonces cuando salió elegido asistente general de España e Indias, cargo que desempeñó junto con el de calificador del Santo Oficio y consultor de la Congregación del Índice. En la estancia romana, Aznar y Naves impulsó la última fase de la causa de canonización de santo Tomás de Villanueva, hecho que comunicó a Felipe IV (1656). Comisionado por los provinciales de España, se ocupó de los preparativos para la canonización de su hermano de hábito, el “padre de los pobres”, elevado a los altares el 1 de noviembre de 1658 por Alejandro VII.
Una vez concluido el sexenio como asistente general, regresó al convento de San Agustín de Zaragoza (1661), siendo nombrado ese mismo año predicador de la Corte. Poco tiempo desempaña Aznar dicho oficio, dado que el mismo monarca, Felipe IV, le propuso al año siguiente (1662) para obispo de la diócesis de Alguer (Cerdeña), perteneciente a la Corona de España. Bartolomé Fontcalda, obispo de Jaca y luego de Huesca, le confirió la consagración episcopal en el convento de San Agustín de Zaragoza.
Regentó durante ocho años (1663-1671) la diócesis de Alguer, sufragánea de la archidiócesis de Sásasri. Durante este tiempo manifestó su preocupación por los pobres, enfermos y niños, a los que enseñaba la doctrina cristiana. Fue un firme defensor de los intereses de su diócesis y de la inmunidad eclesiástica, para lo cual no dudó en excomulgar a toda la ciudad de Alguer, al Consejo y al mismo virrey de Cerdeña. Aznar y Naves, a su vez, desempeñó los cargos de diputado e interinamente de virrey de Cerdeña (1669), durante la minoría de edad de Carlos II (1669). Presentó en Roma el texto de visita ad limita por medio de procurador, el arcipreste de Alguer.
Para la diócesis de Jaca fue presentado, el 2 de diciembre de 1670, vacante por traslado a Huesca del prelado Bartolomé Fontcalda. Una vez emitidas las bulas para Jaca (1671), tomó posesión de la diócesis a mediados de enero de 1672. Aquí permaneció durante dos años, ocupado en la predicación y cura pastoral. Encontrándose todavía en Jaca Aznar y Naves, se produjo la muerte de Miguel Escartín (1673), obispo de Teruel, y al poco tiempo comenzó a circular la propuesta de Andrés Aznar para dicho obispado.
En efecto, una vez considerada su candidatura la más idónea para el obispado de Teruel, según el parecer del nuncio apostólico Galeazzo, se emiten bulas papales (16 de abril de 1674) con el nombramiento de Andrés Aznar como obispo de Teruel. Toma posesión de la diócesis el 14 de octubre. Dado que los obispos eran miembros natos de las Cortes del Reino por el brazo eclesiástico, Aznar y Naves asistió a las Cortes Generales de Aragón, celebradas en esta ocasión en la ciudad de Zaragoza (1677-1678).
Redactó personalmente y en castellano, contra la práctica habitual de ser presentado en latín, el texto de visitatio ad limina (1679), en cumplimiento de lo acordado en el Concilio de Trento, y refrendó los nuevos Estatutos del Capítulo General eclesiástico de racioneros (1679), de honda raigambre en la historia eclesiástica turolense.
El obispo Aznar llegó a realizar dos visitas pastorales a la diócesis: la primera en mayo de 1675 y la segunda cuando contaba setenta años de edad (1682), si bien no la pudo concluir al sentirse gravemente enfermo.
Falleció en mayo de ese mismo año cuando visitaba Bueña (Teruel). Los restos mortales del décimo obispo de la diócesis de Teruel reposan en la cripta de la catedral. Dejó al convento de Santo Tomás de Villanueva de Zaragoza una imagen de Cristo crucificado, “de admirable hechura”, según información recogida por Antonio Claver y publicada por Jordán.
La obra literaria de Azar Naves comprende una memoria histórica de la canonización de santo Tomás de Villanueva (1658), luego reeditada en 1659; un Sermonario de Santos y Cuaresma, que no llegaron a estamparse; Los discursos sobre asuntos de su religión en América, que tampoco fueron impresos, y en los que trabajó Aznar por espacio de unos seis años. Y, por último, la redacción de los textos de las visitas ad limina, correspondientes a las diócesis de Alguer (Cerdeña) y Teruel.
Obras de ~: “Documento entregado por fray Andrés Aznar al cardenal Trivulcio, Roma, 10 de mayo de 1653”, en J. J. Polo Rubio, Fray Andrés Aznar Naves (1612-1682), Madrid, Editorial Revista Agustiniana, 1996, págs. 84-85; “Carta a Felipe IV, Roma, 15 de abril de 1656”, en Revista Agustiniana, 3 (1882), pág. 611; Series actorum omnium in Canonizatione Sancti Thomae a Villanova, Cognomento Eleemosynarii, Ex Ordinie Eremitarum S. P. Augustini, Archiepiscopi Valentiae, A Smo. D. N. Alexandro VII. P.O.M. In Sanctorum Album adscripti, Ipso Omnium Sanctorum festo, anno 1658, Romae, Imprenta de la Reverenda Cámara Apostólica, 1658; Memoria relativa a la canonización de Santo Tomás de Villanueva, manuscrito; “Carta al cabildo turolense, Zaragoza, 1 de septiembre de 1677”, en J. J. Polo Rubio, Fray Andrés Aznar Naves (1612- 1682), pág. 87; “Texto de visita ‘ad limina’ sobre la diócesis de Teruel. Teruel, 3 de abril de 1679”, en J. J. Polo Rubio, Fray Andrés Aznar Naves (1612-1682), op. cit., págs. 87-88; Sermonario de Santos y Cuaresma, manuscrito; Los discursos sobre asuntos de su religión en América (inéd.).
Bibl.: A. Claver Ferrer, Noticias historiales del conbento [sic] de Nuestro Padre San Augustín [sic] de Çaragoza y de los demás del reyno de Aragón (1695), ed. de J. L. Santiago, Madrid, Editorial Revista Agustiniana, 2000, págs. 131, 142-144, 158, 163-164 y 267; J. Jordán, Historia de la provincia de la Corona de Aragón, vol. III, Valencia, Joseph García, 1704, pág. 177; M. Gómez Uriel, Biblioteca antigua y nueva de escritores aragoneses, de Latassa, aumentadas y refundidas en forma de Diccionario Bibliográfico-Biográfico, Zaragoza, Imprenta de Calixto Ariño, 1884, págs. 167-168; G. Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, vol. I, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del S. C. de Jesús, 1913, págs. 299-302, y vol. VIII, Madrid, 1931, pág. 494; J. L. Solano, “Las ordenaciones del Capítulo de Racioneros”, en Teruel, 68 (1982), págs. 125-162; A. M. Rodríguez, Universidades en la fundación de los reinos indianos: Descubrimiento y fundación de los reinos de Indias (1475-1560), Madrid, 1988, págs. 365-367; M. Barrueco, Agustinos aragoneses misioneros, Zaragoza, Oroel, 1990, págs. 48-50; J. J. Polo Rubio, “Ocho personajes eclesiásticos turolenses del siglo XVI y XVII”, en Aragonia Sacra, VI (1991), págs. 177-179; Fray Andrés Aznar Naves (1612-1682), Madrid, Editorial Revista Agustiniana, 1996.
Rafael Lazcano González