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Lucas de Mendoza

Biografía

Mendoza, Lucas de. Asunción (Paraguay), 1584 – Lima (Perú), 15.VII.1636. Poeta, teólogo agustino (OSA).

Hijo del capitán Antonio González do Rego, nacido en la isla Tercera de las Azores, y de Catalina de Mendoza y Manrique (1550), natural de Asunción, hija de Vicente de Goes, perteneciente a la nobleza paraguaya. Pasó sus primeros años en su ciudad natal, donde aprendió las primeras letras. Al cumplir los quince años, y con el fin de proporcionarle una noble educación, sus padres lo enviaron a Lima, capital del virreinato del Perú, donde residía Francisco de Mendoza, hermano de su madre.

Francisco, que recibió a su sobrino en 1599, observó el color de su piel morena así como su lengua y maneras campechanas, y quedó decepcionado. Inmediatamente lo envió al convento de los agustinos, según Miró Quesada (1986: 8), “para librarse de él”. Al año siguiente, Lucas profesó como religioso agustino.

Lucas no tardó en demostrar que el uso de la lengua, su inteligencia y liderazgo eran su mayor potencial.

El lector de Artes, fray Francisco de la Serna y, más tarde, obispo de Popayán, descubrió y desarrolló sus cualidades innatas para la expresión oral y escrita.

En 1608, por bula del papa Pablo V, se fundó el Colegio de San Ildefonso, con categoría de Pontificia Universidad. El primer lector de Artes nombrado fue fray Lucas de Mendoza, quien para entonces ya tenía un prestigio ganado como poeta en su orden. Según Medina (1921: 144), llegó a ser maestro de “discípulos tan adelantados, que tres de ellos llegaron a ser provinciales de la Orden y otros tantos catedráticos de teología en la Universidad”.

Años más tarde, con ocasión de la muerte de la reina Margarita, en 1611, se celebraron pomposas exequias en Lima y fray Lucas de Mendoza escribió su famosa Canción Lyrica para los actos fúnebres. Este poema, compuesto por fray Lucas a sus veintiocho años, iba dirigido a fray Martín de León, recopilador y presentador de las tarjas de duelo, las canciones y epigramas latinos dedicados a la extinta Reina publicados en un volumen en 1613. Hasta hoy es el único poema conocido de Lucas de Mendoza.

Fray Lucas de Mendoza se destacó también como teólogo. En la misma relación de las exequias es identificado como lector de Teología. Fray Bernardo de Torres lo destaca en el campo de las Letras y la Teología: “En la poesía castellana fue (como de Virgilio dixo Cicerón) spes altera Romae. En la Teología escolástica sutil, en la predicación eficaz, en la Sagrada Escritura profundo y (como del gran Gerónimo dixo un Pontífice) fue como un árbitro del sentido de la divina escritura” (cit. por Miró Quesada, 1986: 12).

En 1626 vivió en el Colegio de San Ildelfonso de Lima. Durante su estancia en este colegio participó de la puja por la dirección de la provincia entre criollos y españoles, poniéndose del lado de los americanos con gran pasión. Esta oposición le valió la excomunión y veinte días de encierro en la clausura ordenado por el provincial. Merced a la mediación del virrey marqués de Guadalcázar y una junta de juristas y teólogos, pudo conseguir la absolución, aunque tuvo que sufrir una dura penitencia (Medina, 1921: 144).

En 1629, ante la muerte del agustino Diego Pérez de Lastra —lector de Sagrada Escritura—, se presentó y ganó el concurso de cátedra enfrentado a Bartolomé de Benavides, canónigo de la catedral.

La prudencia que caracterizaba su persona le hizo merecedor de la confianza de sus superiores y hermanos, quienes le encomendaron cargos de responsabilidad: regente de estudios del Colegio del Cuzco, rector, prior y vicario provincial, maestro y visitador de la provincia.

En 1630, Lope de Vega en su Laurel de Apolo, poema laudatorio dedicado a sus amigos y poetas contemporáneos, dedica unos versos a fray Lucas de Mendoza, quien aparece encabezando la lista junto a Pedro de Oña. Se desconoce la relación entre Lope de Vega y Lucas de Mendoza, o cuál sería la fuente de información del “Fénix de los ingenios”. Pero ciertamente, éste había leído los versos del paraguayo; asimismo, conoció sus dotes de teólogo y biblista. Los versos del consagrado literato español ofrecidos al poeta asunceno son: “Las Indias, en ingenios mundo nuevo, / que en ellas puso más cuidado Febo / que en el oro que cría; / testigo la sagrada teología / con que fray Lucas de Mendoza honora / el púlpito, por quien la blanca aurora / viene de España con más presto paso / a despertar las sombras del ocaso; / y Apolo, de mirar que en verso admira, / mas ¿qué se admira, si le dio su lira?” (silva II, versos 90-99, cit. por Miró Quesada, 1986: 14).

Hacia 1632 fray Lucas de Mendoza ejerció de censor eclesiástico. Aparece aprobando Fiestas que celebró la ciudad de los Reyes del Piru al nacimiento del Serenísimo Príncipe D. Baltasar Carlos de Austria, del capitán Rodrigo de Carvajal y Robles. Del mismo modo, el 11 de mayo de 1633 aprobó la obra de su compañero agustino Antonio de la Calancha Crónica moralizada.

En este último escrito se presenta al padre Mendoza como Doctor graduado por la Universidad Real de Lima, catedrático de Sagrada Escritura en ella y Calificador del Santo Oficio.

El 21 de julio de 1633 fue elegido provincial de la orden de San Agustín en el Perú casi por unanimidad: 56 votos de sesenta posibles. Al año siguiente expiró su período de catedrático de Sagrada Escritura y se vio obligado a competir nuevamente. Obtenido el triunfo, tras fuertes discusiones, ante el mercedario fray Luis de Vera, solicitó al Monarca el reconocimiento de su perpetuidad en la cátedra.

Como superior de los agustinos emprendió un viaje a Charcas con el fin de cumplir con la visita canónicamente establecida a las presencias de la orden. Fray Bernardo de Torres dio la noticia de que cuando iba de camino hacia Potosí, fray Lucas de Mendoza sufrió un accidente al caer de su mula en una ladera. El animal se desplomó sobre una pierna del religioso causándole graves fracturas (Crónica, lib. III, cap. XVI, cit. por Miró Quesada, 1986: 15). Los dolores sufridos por el teólogo paraguayo fueron terribles y duraron meses. Llevado gravemente enfermo a Lima, no pudieron salvarle la vida. El 13 de julio de 1636 los médicos le hicieron sacramentar y, el día 15, casi a la medianoche, el maestro Lucas de Mendoza, provincial de San Agustín, falleció serenamente.

 

Fuentes y bibl.: Archivo Nacional de Asunción, Nueva Encuadernación, vols. 302, 305 y 348.

B. de Torres, Crónica Agustina, ed. de I. Prado Pastor, Lima, Imprenta de Julián, 1657; P. Lozano, Historia de la Conquista del Río de la Plata, Buenos Aires, 1873; J. T. Medina, “Noticias bio-bibliográficas de los escritores americanos celebrados en ‘El laurel de Apolo’ de Lope de Vega”, en Boletín de la Academia Chilena (Santiago de Chile), t. III, cuad. IX (1921), págs. 51-147; R. Lafuente Machain, Conquistadores del Río de la Plata, Buenos Aires, Ayacucho, 1943; R. Quevedo, “La Asunción del Mil Seiscientos en dos padrones inéditos”, en Anuario de la Academia Paraguaya de la Historia (AAPH) (Asunción), vols. VIII, IX y X (1963-1965), págs. 96- 127; A. Miró Quesada, Veinte temas peruanos, Lima, 1966; J. Pérez, La revolución de las comunidades de Castilla, Madrid, Siglo XXI, 1979; A. Moyano Aliaga, El correcto origen de los Casco de Mendoza, Buenos Aires, 1980; R. Díaz de Guzmán Anales del Descubrimiento, población y conquista del Río de la Plata, Asunción, Comuneros, 1980; R. Quevedo, Paraguay años 1671 a 1681, Asunción, El Lector, 1984; A. Miró Quesada, “Fray Lucas de Mendoza: un paraguayo en Lima en el siglo XVII”, y R. Quevedo, “En torno a Lucas de Mendoza”, en Lucas de Mendoza y su “Canción Lyrica”, Asunción, El Gráfico, 1986; R. Quevedo, M. Durán y A. Duarte (comps.), Actas Capitulares y Documentos del Cabildo de Asunción del Paraguay. Siglo XVI, Asunción, Municipalidad de Asunción, 2001; R. Quevedo, “Esbozo de ensayo sobre la nobleza paraguaya del siglo XVI”, en AAPH, vol. XLIV (2004), págs. 23-43.

 

Roberto Quevedo y Julio Espínola

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