Lazcano Ibáñez, Juan. Barrón (Álava), 14.IX.1865 – San Lorenzo de El Escorial (Madrid), 17.XII.1899. Religioso agustino (OSA), doctor en Filosofía y Letras, prestigioso arabista e historiador.
Ingresó en el noviciado de los padres agustinos filipinos de Valladolid en 1880, emitiendo su profesión religiosa el 6 de noviembre del año siguiente. Acto seguido, inició los estudios de la carrera eclesiástica, primero en Valladolid y después en el monasterio de La Vid (Burgos), para terminarlos finalmente en el Real Monasterio de El Escorial. En 1885, tras la oferta hecha por Alfonso XII, se hacía cargo de la provincia de Filipinas. Terminada la carrera sacerdotal, se matriculó en la de Filosofía y Letras en la Universidad Central, obteniendo con brillantez el grado de doctorado.
Desde el curso 1885-1886 hasta el de 1890- 1891 aparece como profesor de Historia de España y Geografía en el Real Colegio de Alfonso XII de El Escorial.
Viendo los superiores su gran capacidad para el estudio, así como la necesidad de preparar especialistas en lengua árabe para la biblioteca del Real Monasterio, decidieron enviarlo en 1891 a Egipto y Oriente Medio para estudiar no sólo la lengua sino también la historia y la cultura árabe. Efectivamente, poco más de dos años de estudio intenso —regresó a finales de 1893— hicieron del padre Lazcano uno de los primeros arabistas españoles.
Al dominio de la lengua árabe hay que añadir unos vastísimos conocimientos histórico-culturales de aquellos pueblos. Los escasos seis años de trabajo e investigación le conciliaron el prestigio y la admiración entre los especialistas en la materia. Nombrado bibliotecario de la Biblioteca Real, se metió de lleno, sobre todo, en el estudio de los manuscritos árabes, y dio comienzo, a partir de 1896, a la publicación en la revista La Ciudad de Dios, de lo que, en su intención, debería ser el catálogo de los mismos.
Cuando comenzó a publicar en La Ciudad de Dios los primeros estudios sobre estos manuscritos, al reputado arabista y académico de la Historia Francisco Codera le causó inmensa satisfacción y le escribió tres cartas, felicitándolo y ofreciéndole las observaciones que él mismo había hecho al estudiar algunos de ellos.
En la primera, después de saludarlo afectuosamente y darle su parecer sobre algunas cuestiones, como lo referente al “signo”, a la paleografía o a la fijación de fechas para identificar los manuscritos, le dice: “Estas son, mi estimado padre Lazcano, las cuestiones que me propongo presentar a su ilustrada consideración en dos o tres cartas, por si usted cree oportuno tenerlas presentes al ir estudiando los códices de esa biblioteca, en cuya tarea con seguridad que irá encontrando datos muy curiosos; y si se decide a consignarlos por escrito, algún día servirán a usted o a alguno de sus hermanos en la Orden para esclarecer el asunto de que voy hablando”.
En la tercera carta termina con estas palabras: “Aquí, mi querido amigo, doy por terminada esta carta y con ella ‘las observaciones de crítica paleográfica de los manuscritos árabes’ que me propuse presentar a su ilustrada consideración, por si en los estudios a que parece llamado en esa biblioteca, le parece oportuno tenerlas presentes y anotar cuantos datos encuentre que puedan contribuir en su día a resolver alguna de las cuestiones a que he hecho referencia”. Admira la generosidad de Codera en poner a disposición del padre Lazcano lo que pudiese servirle para su estudio.
Por otra parte, tanto durante su estancia en Oriente como después en el monasterio de El Escorial, su afición a la historia y a la cultura en general le llevó a escribir sobre todo lo relacionado con Palestina, que tan bien había conocido durante su estancia. De ello son testimonio elocuente la serie de artículos publicados también en La Ciudad de Dios con el título “La Palestina antigua y moderna”. Y, como lo que sabía de la lengua árabe lo había aprendido no sólo en las clases sino también en la sencilla conversación con la gente, un mucho de lo que le decían de su vida, de sus costumbres y de lo que él mismo era testigo ocular era lo que reproducía en sus artículos.
El padre Francisco Blanco García, que le trató muy de cerca, dice de él entre otras cosas: “Era el padre Lazcano uno de los primeros orientalistas españoles; reunía, como nadie, las cualidades necesarias para revelar al mundo científico los tesoros encerrados en el depósito de manuscritos árabes de El Escorial. Además de estos peregrinos y especiales conocimientos, poseía una cultura extensa y variada, cuyo brillo estaba realzado por el de una ingenua modestia. Pero las prendas verdaderamente excepcionales del padre Lazcano fueron las de virtud y carácter, con las cuales subyugaba a cuantos tuvieron la dicha de tratarle”.
Por su parte, otro de sus biógrafos, el padre Conrado Muiños, que también convivió con él, hace este retrato: “Su natural afable y modesto, su carácter bondadoso y amable, su lenguaje ameno y su estilo castizo, que nunca se podrán enaltecer debidamente, así como la lozanía de sus ideas, la exposición clara y precisa de sus conferencias y narraciones, que cautivaban a cuantos le oían con singular interés y extraordinaria curiosidad dejaban en todos el imperecedero recuerdo de su afecto y simpatía”.
El padre Juan Lazcano murió en 1899, a los treinta y cuatro años, cuando comenzaba a dar los primeros frutos, ya muy logrados. Desempeñaba, a la sazón, los cargos de secretario provincial y vicerrector del Colegio de Estudios Superiores de María Cristina en el real sitio, para los que había sido elegido en el Capítulo Provincial de 1897.
Obras de ~: “Influencia de los Hermanos Pinzón en el descubrimiento de América”, en La Ciudad de Dios (CD), 24 (1891), págs. 207-218; “Los Santos Lugares” y “Las tradiciones religiosas en Oriente”, en CD, 33 (1894), págs. 127-136 y págs. 428-437, respect.; “La Ascensión del Señor y el Monte de las Olivas” y “La oración y el ayuno de los moros”, en CD, 34 (1894), págs. 38- 47 y págs. 506-516, respect.; “Belén antigua y moderna”, en CD, 35 (1894), págs. 601-609; “Mar-Saba”, en CD, 37 (1895), págs. 95-202; “Los Maronitas” y “La Palestina Antigua y Moderna”, en CD, 38 (1895), págs. 15-23 y págs. 512-521, respect. (39, págs. 569-579; 40, págs. 276-284; 41, págs. 192-200 y 586-594; 43, págs. 15-21; 44, págs. 5-12; 45, págs. 34-41 y 481- 487); “Valor fonético de las letras árabes en el alfabeto español”, en CD, 41 (1896), págs. 351-358; “Los manuscritos Árabes del Escorial (Materiales para la formación del Índice)”, 2, en CD, 41 (1896), págs. 415-428 (42, págs. 341-348; 43, págs. 206-215; 44, págs. 514-522 y 589-605; 45, págs. 351-358; 46, págs. 350- 356; 47, págs. 300-312; 48, págs. 271-282; 49, págs. 503-516; 50, págs. 408-421); “Las vocales y los signos ortográficos en la lengua árabe”, en CD, 42 (1897), págs. 188-194.
Bibl.: F. Codera, “Cartas al Rdo. P. Fr. Juan Lazcano” y B. Moral, “Catálogo de Escritores Agustinos Españoles, Portugueses y Americanos”, en CD, 29 y 67 (1896 y 1905), págs. 15-21 y 174-179 y págs. 694-596, respect.; J. Zarco Cuevas, Escritores Agustinos de El Escorial, Madrid, Imprenta Helénica, 1917, págs. 141-142; D. Pérez de Arrilucea, Honremos su memoria, Madrid, Real Monasterio de El Escorial, 1943, págs. 209- 211; A. Llordén, “Bibliografía Agustiniana Escurialense”, en La Comunidad Agustiniana en el Monasterio de El Escorial. Obra Cultural (1885-1963), Madrid, Real Monasterio de El Escorial, 1964, págs. 407-408; A. Manrique, “Lazcano, Juan”, en Q. Aldea Vaquero, T. Marín Martínez y J. Vives Gatell (dirs.), Diccionario de Historia Eclesiástica de España, vol. II, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Enrique Flórez, 1972, págs. 1272-1273; D. Pérez de Arrilucea, La Provincia Agustiniana Matritense del Sagrado Corazón de Jesús: reseña histórica desde 1895 hasta 1933, Madrid, Imprenta E.P.S.C., 1973, págs. 234-235; B. Justel Calabozo, La Real Biblioteca de El Escorial y sus manuscritos árabes, Madrid, Instituto Hispano-Árabe de Cultura, 1978, págs. 238-240; F. Castaño, Historia del Real Colegio de Alfonso XII, vol. I, Madrid, Ediciones Escurialenses, 1996; M. González Velasco, Autores Agustinos de El Escorial. Catálogo Bibliográfico y artístico, Madrid, Ediciones Escurialenses, 1996, págs. 555-557.
Teófilo Viñas Román, OSA