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Alejandro Íñiguez de Heredia Alzola

Biografía

Íñiguez de Heredia Alzola, Alejandro. Mauricio. Dallo (Álava), 8.II.1877 – Barcelona, 27.VIII.1936. Religioso de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios (OH), siervo de Dios, mártir.

Era hijo de Remigio Íñiguez de Heredia Gámiz, labrador y sacristán, y de Gregoria Alzola Alday. Fue bautizado al día siguiente de nacer, en la parroquia de San Pedro Apóstol, imponiéndosele el nombre de Alejandro. El sacramento de la confirmación lo recibió en 1878. Tenía un hermano, Benito, cinco años más pequeño, que será después fray Gaudencio. La madre murió cuando Alejandro todavía era muy niño; al enviudar el padre se planteó su futuro: dejó los dos hijos bajo la responsabilidad de los abuelos paternos e ingresó como religioso con los Hermanos de San Juan de Dios.

El niño asistió a la escuela de Heredia, un pueblo cercano a Dallo, adonde acudía cada día; era también monaguillo ayudante en la parroquia. Por un lado se ocupaba en pastorear el rebaño del abuelo, “y esta ocupación contribuyó, no poco, a su buen carácter sencillo y bondadoso”, y seguía vinculado a la Iglesia participando muy activamente en la Cofradía del Rosario, “de donde su devoción a este rezo que le distinguió toda su vida”. Con dieciséis años, estimulado ante el ejemplo de su padre, quiso ingresar en la Orden Hospitalaria; se incorporó en Ciempozuelos en 1893, iniciando la primera experiencia hospitalaria. El 2 de diciembre del mismo año recibió el hábito hospitalario con el nombre de fray Mauricio.

El 7 de abril de 1895 emitió la profesión de los votos temporales y los votos solemnes los hizo el 12 de marzo 1905, juntamente con su hermano Gaudencio, mientras emitía su padre la profesión. Su vida religiosa transcurrió en las comunidades de Ciempozuelos, Sant Boi de Llobregat, de la que formó parte de la comunidad inaugural (septiembre de 1895) y también estuvo un tiempo de viceprior en Valencia y en el Asilo-Hospital de Barcelona de limosnero, “donde era muy estimado de todos”. Los dos últimos años de su vida los pasó de comunidad en la casa de Manresa, y en ella estaba cuando la alcaldía de Manresa se incautó del Hospital el 5 de agosto de 1936. Al diseminarse los hermanos, Mauricio, en unión de su compañero Luis Solá, se refugió en la ciudad de Barcelona, permaneciendo siempre unidos, y juntos fueron asesinados. En Barcelona visitaron a algunos bienhechores, sin poder ser acogidos en sus casas. Los dos se hospedaron en una pensión de la calle Tallers. El día 27 de agosto “los Hermanos Heredia y Solá fueron detenidos en la pensión de la calle Tallers”, siendo a continuación asesinados por milicianos de izquierdas. “Al ir al Hospital Clínico encontramos los cadáveres de los Hermanos Íñiguez y Solá, a los que reconocí”, declaró Rafael Rosell. El siervo de Dios Mauricio Íñiguez de Heredia al ser muerto por su condición de religioso tenía cincuenta y nueve años de edad y cuarenta y tres de vida como hermano de San Juan de Dios. Abierta su causa de muerte como martirio en la Curia diocesana de Barcelona (1948-1951) y aprobado el proceso diocesano en Roma, sigue su curso de estudio ante la Congregación para las Causas de los Santos, del Vaticano.

 

Bibl.: O. Marcos Bueno, Violencias, profanaciones y asesinatos cometidos por los marxistas en los Establecimientos de San Juan de Dios: Ciempozuelos, Carabanchel Alto y Talavera de la Reina, Palencia, Editorial Hospitalaria, 1938; R. M. Saucedo Cabanillas, “Hasta el Cielo”. Biografía y martirio de 54 Hermanos Hospitalarios de San Juan de Dios, Madrid, ARGES, 1952; O. Marcos Bueno, Testimonio Martirial de los Hermanos de San Juan de Dios en los días de la persecución religiosa española, Madrid, Editorial Hospitalaria, 1980; F. Lizaso Berruete, Testigos de la misericordia hasta el martirio, Madrid, Editorial Hospitalaria, 1992.

 

José Luis Martínez Gil, OH

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