Espinós Navarro, Benito. Valencia, 1748 – 23.III.1818. Pintor.
Benito Espinós Navarro figura entre los artistas más relevantes y conocidos de la escuela valenciana de flores. Su personalidad artística y el concepto de enseñanza que con él se implantó en la Academia de Bellas Artes de San Carlos desde 1784 determinaron la creación del núcleo de pintores de flores mejor formados de la España de la época, cuya actividad continuó sin interrupción hasta bien entrado el siglo xix.
Comenzó su formación en el taller de su padre, un reconocido pintor y grabador, que participó en la fundación de la Academia de Santa Bárbara, antecesora, como es sabido, de la de San Carlos. José Espinós (1721-1784) fue además un importante coleccionista y bibliófilo que reunió una considerable cantidad de libros sobre pintura, grabado y dibujo, lo que le proporcionó un amplio conocimiento artístico. El propio Orellana reconoció que se valió de su erudición para realizar sus biografías de artistas. Gracias a este mismo autor, se sabe que Benito Espinós también aprendió de su padre la técnica de la pintura sobre vidrio, que cultivó “con especial habilidad”. Sorprendentemente, Orellana es el único biógrafo que recoge la noticia de una obra religiosa realizada por este artista. Se trata del “quadro del altar mayor del Convento de los religiosos descalzos de San Francisco, de la Villa de Yecla, que representa a San Francisco Asís, penitente”.
Tras estos años de formación inicial, Benito Espinós pasó a trabajar como dibujante de diseños para tejidos de seda en la Real Fábrica de seda, oro y plata de los Cinco Gremios Mayores de Madrid, que se había instalado en Valencia en 1753. Su objetivo era producir paños de alta calidad capaces de competir con los franceses. Sin embargo, la actividad de la Real Fábrica pronto se vio dificultada por la oposición de los sectores más tradicionales de la sedería local, principalmente por el Colegio del Arte Mayor de la Seda. La necesidad de formar pintores especializados en el diseño textil capaces de crear modelos originales que asegurasen la independencia y el desarrollo de las sederías valencianas determinó la creación, en 1778, de la “Sala de Flores, Ornatos y otros diseños adecuados para los Tejidos” en la Academia de Bellas Artes de San Carlos. Los académicos valencianos no llegaron a entender el alcance de la intención con la que Carlos III creaba estos estudios, que podrían haber reconvertido los talleres tradicionales en una industria moderna con profesionales especializados. Por esta razón, la Academia no dispuso de un maestro para el Estudio de Flores hasta 1784.
Por estas fechas, los trabajos de Espinós como diseñador ya eran conocidos en la Corte. En 1783, el conde de Floridablanca le encargó que realizara un diseño para una colcha que Carlos III quería regalar a la reina de Portugal. Este mismo año, participó en las pruebas de la academia, consiguiendo el Primer Premio de Flores del Concurso General. Junto a los estudios de flores “copiadas del natural” y los diseños textiles exigidos, Espinós entregó los bocetos que había realizado para la colcha real. Estos últimos se conservan actualmente en el Museo de Bellas Artes de Valencia, así como el Florero al óleo pintado para este concurso, que figura entre las obras más conocidas y reproducidas del artista. El establecimiento definitivo de la Escuela de Flores y Ornatos en la Academia valenciana se produjo a partir de la Real Orden de 1784. En ella, Carlos III equiparó oficialmente estos estudios en rango, dotación y dignidad a las restantes enseñanzas académicas y nombró como director al “Maestro de Flores” Benito Espinós, cargo que desempeñaría durante treinta y un años. A partir de este momento se inició la época de mayor prestigio de la Escuela de Flores. En el Museo de Bellas Artes de Valencia todavía permanecen veintiséis dibujos realizados por Espinós, entre diseños para tejidos y estudios de flores, que eran utilizados como modelo por los alumnos de la Sala de Flores. Lamentablemente, la mayoría de los que se enviaron a otras academias con el mismo fin se han perdido. Así ha sucedido, por ejemplo, con los que este pintor envió a la escuela de la Lonja en 1789 por disposición de la Junta de Comercio de Barcelona. No obstante, se conservan dibujos de Espinós en la Biblioteca del Palacio Real, en el Museo del Prado y en la Biblioteca Nacional. Además de diseños, también realizó estudios de flores al óleo para que sirvieran de modelo a sus alumnos durante la temporada de invierno. Entre los fondos de la Academia de Bellas Artes de San Jorge figuran tres obras de este artista que, como los dibujos perdidos, fueron enviados en 1789 y que estaban igualmente destinados a la enseñanza de esta especialidad en la escuela de la Lonja. En las últimas décadas han aparecido en el mercado artístico varios óleos de estas características que debieron ser realizados por la misma época.
Mientras desempeñaba su puesto de director de la Escuela de Flores, Espinós siguió recibiendo encargos de la Corte. En 1788, Francisco Pérez Bayer, una de las personalidades más influyentes en el terreno cultural, le pidió que realizara el diseño de un cobertor para la festividad del día de la Asunción. Este mismo año, el artista viajó a Madrid para entregar tres floreros al futuro Carlos IV, entonces príncipe de Asturias. Todo parece indicar que Espinós aspiraba a conseguir el favor real y el patronazgo de los coleccionistas más influyentes por lo que, siguiendo la costumbre del siglo xviii, trató de asegurarse el apoyo del Monarca mediante el regalo de estos cuadros. De hecho, en 1802, se presentó de nuevo en la Corte con seis floreros más. Esta estancia se prologó hasta 1803, pues en este año firmó los dibujos de flores que se conservan en el Museo del Prado, indicando que los realizó en Madrid.
La Guerra de la Independencia (1808-1814) no afectó de manera decisiva al trabajo de Espinós en la Academia ni a su prestigio profesional. Sin embargo, influyó profundamente en su vida personal, pues su único hijo varón, nacido de su matrimonio con María Manuela Cros, fue hecho prisionero por las tropas francesas y trasladado a Francia, donde murió cautivo. En 1814, cuando Fernando VII, restaurado ya en el trono, visitó la Academia de San Carlos, Espinós le entregó personalmente al Monarca dos floreros, uno sobre tabla y otro sobre vidrio. Este mismo año sufrió un ataque de apoplejía que le paralizó la mano derecha, obligándole a pedir la jubilación, que le fue concedida el 6 de abril de 1815. Al año siguiente, cuando ya estaba ciego, envió al Monarca un memorial “haciendo relación de todos sus méritos y recompensas obtenidos y pidiendo una pensión” que Fernando VII no le concedió. Murió dos años más tarde, el 23 de marzo de 1818.
La abundante producción de Benito Espinós se encuentra repartida por varios museos, instituciones y numerosas colecciones particulares. El Museo de Bellas Artes de Valencia conserva el Florero premiado en 1783 y una Guirnalda de flores con un cazador, fechada hacia 1790. Entre las obras procedentes de la colección real, figuran los cuadros del palacio de la Quinta; de la Casita del Príncipe de El Escorial y del Museo del Prado. En el Museo Fabre de Montepellier, y en la Fundación Bancaja de Valencia también se conservan óleos de Espinós. En los últimos años se han dado y se siguen dando a conocer importantes composiciones de flores de este artista que se encuentran en colecciones particulares o en el mercado artístico, que han ayudado a precisar sus características estilísticas y a completar la visión de su obra.
Obras de ~: San Francisco de Asís, convento de San Francisco de Yecla; Estudios de flores y Modelos para tejido, 1783- 1813, Museo de Bellas Artes de Valencia (26); Biblioteca Nacional (14 atribuidos); Ramo de flores, 1803, Museo del Prado (2); Biblioteca del Palacio Real. Óleos: Composición con flores y aves, 1782, colección particular; Florero, 1783, Museo de Bellas Artes de Valencia; Flores en un jardín, 1785, Madrid, colección particular; Florero, c. 1788, Museo del Prado; Florero, c. 1788, Museo del Prado; Florero, c. 1788, Bruselas, Embajada de España (depósito del Museo del Prado); Florero, 1789, El Pardo, palacio de la Quinta; Ramo de flores, c. 1789, Barcelona, Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi; Florero, c. 1789, Barcelona, Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi; Estudio de flores: rama de azahar, c. 1789, Barcelona, Reial Acadèmia de Belles Arts de Sant Jordi; Estudio de flores: rama de cerezo, Madrid, colección particular; Estudio de flores: rama de membrillero, Madrid, colección particular; Ramillete de flores, mercado de arte; Florero, 1789, mercado de arte; Guirnalda de flores con un cazador, c. 1790, Museo de Bellas Artes de Valencia; pareja de Floreros, c. 1790-1810; Valencia, Fundación Bancaja; Florero, Ayuntamiento de Valladolid (depósito del Museo del Prado); Guirnalda de flores con Minerva y Mercurio, Museo Provincial de Jaén (depósito del Museo del Prado); Florero con una vela encendida y una papel, La Laguna, Instituto Cabrera Pinto (depósito del Museo del Prado); Florero, El Pardo, palacio de la Quinta; Florero, El Pardo, palacio de la Quinta; Guirnalda de flores con figuras, San Lorenzo de El Escorial, Casita del Príncipe; Guirnalda de flores con figuras, San Lorenzo de El Escorial, Casita del Príncipe; Florero, 1813, San Lorenzo de El Escorial, Casita del Príncipe; Guirnalda de flores con escena central, Museo Fabre de Montpellier; Jarrón con flores, Madrid, colección de los Marqueses de Moret; Flores, Madrid, colección de los Marqueses de Moret; Flores sobre una mesa, mercado de arte; Cesta de flores, Madrid, colección particular; Flores sobre una mesa, Madrid, colección particular; pareja de Floreros, mercado de arte; Guirnalda de flores con bajorrelieve, mercado de arte; Ramo de flores, mercado de arte; Busto femenino en orla de flores, 1813, Madrid, mercado de arte; Naturaleza muerta con un jarro de rosas y rama de azahar, mercado de arte; Jarrón de cristal con flores; pareja formada por una Composición de flores y Floreros con libro de Palomino.
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María José López Terrada