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Manuel Antonio Arias Varela

Biografía

Arias Varela, Manuel Antonio. Santiago de Compostela (La Coruña), c. 1730 – 1788. Pintor.

Las incógnitas sobre su origen y formación son numerosas, si bien es cierto que desde los inicios del siglo XX, y a raíz de una publicación de López Ferreiro, se le viene teniendo por discípulo de Juan Antonio García de Bouzas, lo que muy bien podría ser cierto, no sólo por haber sido él quien le sucede en la labor pictórica de la catedral de Santiago —en los últimos cuatro años de la vida de García de Bouzas ambos se habían repartido las más importantes labores que en materia de pintura se realizaban en la ciudad compostelana—, y a que Arias Varela será el único pintor que desarrollará con soltura encargos de pintura mural, sino también por la íntima relación existente entre las bellas y exactas orlas florales con las que en 1781 Arias encierra las treinta y una miniaturas que traslada del Tumbo A al Tumbo Nuevo (excepto la primera miniatura del códice, la de El descubrimiento de la tumba del Apóstol Santiago, todas las demás representan a reyes y reinas de las distintas coronas españolas que de algún modo tuvieron relación con Santiago) con las orlas de las actas de la jura de los arzobispos Manuel Isidro Orozco, Cayetano Gil y Taboada, y Bartolomé Rajoy que había realizado aquel que se tiene por su maestro.

Su producción pictórica es variada y acorde con los años en los que le tocó vivir, así va desde la temática costumbrista, aquella que con la técnica del temple plasma en 1783 en las paredes del salón regio del entonces Hospital Real de su ciudad natal y del que no se puede emitir ninguna valoración por haberse perdido, a la temática retratística, en la que destacarán los de los Retratos de los Reyes Católicos realizados para la antigua sala real de la mencionada institución (1783; óleos sobre lienzo, 87 x 72 cm; hoy se encuentran depositados en el Museo do Pobo Galego, Santiago de Compostela).

Claro que, como es lógico suponer, la religiosa será la predominante, y en este género, sin duda alguna, su obra culmen serán las escenas de la Vida y martirio del Apóstol Santiago con las que ornamenta la bóveda de la antesala capitular y biblioteca de la basílica compostelana (1780; 8,26 x 6,75 m); un fresco realizado a base de dos tintas —sanguina y azul— y que, a pesar de que Murguía lo juzga “[...] como de lo mejor que se conoce en la ciudad [...]”, es una obra que raya en la mediocridad, y en la que las peculiaridades del rococó se hacen patentes ya en ese gusto por la plasmación de historias en pequeños espacios, en la búsqueda y el dominio masivo de los efectos pictóricos, o en la consideración de la obra como una joya.

Sin embargo, en ella se pone claramente de evidencia el intento por romper con el arte inmediatamente anterior a través de la renuncia consciente a los sobredorados y efectos cromáticos, en beneficio del dibujo, que es la forma sustancial de su pintura, el alma y la vida de ella, su razón de ser; disciplina de la que no se puede olvidar fue profesor en la escuela patriótica de dibujo de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago. El conjunto pictórico se muestra perfectamente construido, de forma clara y según unos precisos cánones matemáticos y geométricos.

Ahora todo es elegancia, todo es orden, todo está estudiado, todo está medido y calculado para obtener una finalidad primordial: la belleza ornamental. Esto es, entonces, lo que lleva a considerar a Manuel Antonio Arias Varela como ese peldaño que permite pasar, sin brusquedades, del Barroco al Neoclasicismo en Santiago de Compostela y toda su área de influencia.

 

Obras de ~: Santa Catalina, 1754; Misterios del rosario, 1761; Jesús camino del Calvario y La erección de la Cruz, 1772; El juicio final, 1778-1779; Escenas de la vida y martirio del Apóstol Santiago, 1780; Tumbo Nuevo, 1781; Retratos de los Reyes Católicos, 1783; Medallones de las puertas de antesala y sala capitular de la catedral de Santiago, 1783.

 

Bibl.: E. Fernández Castiñeiras, “Pintura neoclásica y romántica”, en R. Otero Pedrayo (dir.), Gran Enciclopedia Gallega, vol. XXV, Santiago de Compostela, Gran Enciclopedia Gallega, s. f.; M. Murguía, El Arte en Santiago durante el siglo XVIII y artistas que florecieron en dicha ciudad y centuria, Madrid, Establecimiento Tipográfico de Ricardo Fe, 1884; S. Sebastián López, “Sobre unas pinturas al temple de M. Arias Varela en el Hospital Real de Santiago de Compostela”, en Arte Español, vol. VII (1924-1925); J. Couselo Bouzas, Galicia artística en el siglo xviii y primer tercio del XIX, Santiago de Compostela, Imprenta del Seminario Conciliar, 1932; La pintura gallega, Santiago de Compostela, Porto y Cía., 1950; M. Chamoso Lamas, “Pintores compostelanos en los siglos xviii y xix”, en VV. AA., Homenaje a pintores compostelanos, La Coruña, Diputación Provincial, 1981; J. M. López Vázquez, “Pintores compostelanos”, en VV. AA., Homenaje a pintores compostelanos, La Coruña, Diputación Provincial, 1981; “El Neoclasicismo y el siglo xix”, en VV. AA., Enciclopedia temática de Galicia, vol. V, Barcelona, Nauta, 1988; E. Fernández Castiñeiras, Un siglo de pintura gallega: 1750-1850, Santiago de Compostela, Universidad, 1992; “La pintura neoclásica en Galicia”, en VV. AA., Experiencia y presencia neoclásicas, La Coruña, Universidad, 1994; J. M. López Vázquez e Y. Seara Morales, Arte contemporáneo. Galicia-Arte, vol. XV, La Coruña, Hércules, 1995; J. M. Monterroso Montero, “Juan Antonio García de Bouzas”, en VV. AA., Artistas galegos pintores. Ata o Romanticismo, Vigo, Nova Galicia, 1999.

 

Enrique Fernández Castiñeiras