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Antonio Fernández

Biografía

Fernández, Antonio. El Viejo. Oviedo (Asturias), c. 1730 – Santiago de Compostela (La Coruña), 1815. Escultor.

Perteneció a la generación de escultores gallegos de 1730, generación de transición aún no plenamente neoclásicos. Sigue siendo, a día de hoy y pese a los estudios e investigaciones realizados, uno de los grandes desconocidos de la escultura en Galicia.

Los datos de su vida y de su obra son escasos y plantean muchas dudas, únicamente Manuel Murguía en su obra El arte en Santiago durante el siglo XVIII. Y noticia de los artistas que florecieron en dicha ciudad y centuria lo menciona como “uno de los más distinguidos escultores compostelanos del siglo XVIII”, teoría rebatida por Couselo Bouzas, quien en su Galicia artística en el siglo XVIII y primer tercio del XIX opina que “es cosa rara que habiendo nosotros visto todo lo del siglo XVIII en Santiago no encontramos alguna obra de este escultor”.

Posiblemente, la escasez de datos se deba a que tuvo una vida corta. Es muy significativo que su hijo, Bartolomé Fernández, también escultor, no siga sus directrices sino las de otro de los grandes escultores del momento: José Ferreiro.

Se le considera santiagués, pues allí desarrolló su obra en el último tercio del siglo XVIII, pero se cree que fue de Oviedo a Santiago de Compostela —donde finalmente se estableció— en calidad de sirviente.

Se sabe con certeza que fue profesor de la escuela de Dibujo de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, como consta en las actas de la Sociedad desde su fundación en 1784 hasta la junta general de 1785.

Tuvo su taller en la céntrica calle de Castrón d’Ouro y allí esculpió sus obras, de las que sólo dos de las atribuciones que se le habían hecho son ciertas: el grupo de Nuestra Señora de las Angustias de la iglesia compostelana de San Fructuoso y el San Roque de Santa Marina de Gastrar. Además de estas dos, cuya autoría es innegable, se atribuye a Antonio Fernández una colección de imágenes sin documentar del santuario de Belén (A Mahía): San Juan Bautista, San José, San Andrés y Santiago Apóstol, ya que sus rasgos estilísticos coinciden con su modo de hacer.

Nuestra Señora de las Angustias preside el retablo mayor de la iglesia de la Angustia de Abajo, hoy conocida como San Fructuoso, en Santiago. Es una de las mejores esculturas existentes en los retablos santiagueses, posee un barroquismo atemperado fruto de ese momento de transición que se está viviendo en la segunda mitad del siglo xviii. No se tiene documentación sobre esta escultura, de composición triangular y punto de vista frontal, que nos muestra a María como ejemplo de dolor contenido que abre los ojos y la boca mientras mira suplicante al cielo. Jesús, muerto, yace en su regazo sin llegar a tocar el suelo, pues el manto y la túnica de María le sirven de lecho. Antonio Fernández parece inspirarse en obras barrocas castellanas, su policromía huye de los estofados rococó y del oro, con gamas de color mucho más frías.

En 1784 se pagan 300 reales por la imagen de San Roque para la iglesia parroquial de Santa Marina de Gastrar, pequeño templo del medio rural en una parroquia próxima a Compostela, perteneciente al Ayuntamiento de Boqueixón. De ellos, 180 reales se los llevó Antonio Fernández como escultor, y los 120 restantes Manuel Varela como pintor, ambos vecinos de Santiago.

La imagen ocupa una de las calles laterales del primer cuerpo del retablo del templo, mide un metro de altura, está realizada en madera, con la iconografía tradicional: vestido de peregrino, barbado, con túnica abierta por delante, perro que lame la herida y ángel sanador. Al igual que la anterior, no puede considerarse plenamente neoclásica, puesto que mantiene la posición frontal, la composición triangular y el tipo de túnica típico de las imágenes del segundo tercio del siglo.

 

Obras de ~: Nuestra Señora de las Angustias de la iglesia de San Fructuoso, Santiago, s. m. s. xviii; San Roque, Gastrar, 1784; San Juan Bautista, San José, San Andrés, Santiago Apóstol, santuario de Belén, s. m. s. xviii (atrib.).

 

Fuentes y bibl.: Archivo Parroquial de Santa Marina de Gastrar, Libro de la Cofradía de San Roque, fol. 83r., 1720- 1851.

M. Murguía, El arte en Santiago durante el siglo xviii. Y noticia de los artistas que florecieron en dicha ciudad y centuria, Madrid, Estudio Tipográfico de Fernando Fé, 1884; J. Couselo Bouzas, Galicia artística en el siglo XVIII y primer tercio del siglo XIX, Santiago, Imprenta del Seminario, 1932; J. M. López Vázquez, “Voz: Fernández, Antonio”, en S. Cañada (ed.), Gran Enciclopedia Gallega, vol. XII, Gijón, El Progreso, 1974, págs. 22-26; G. Gende Franqueira, El arte religioso en la Mahía, Madrid, Fundación Universitaria Española, 1981; R. Otero Túñez, “El V centenario y el retablo mayor de la iglesia compostelana de San Fructuoso”, en Abrente (1991-1992), págs. 9-22; J. M. López Vázquez, R. Yzquierdo Perrin y A. Barral, “Os templos parroquiais”, en Santiago de Compostela, Laracha, Xuntanza, 1993, págs. 149-264; “A escultura neoclásica”, en Proyecto Galicia, vol. XV, La Coruña, Hércules, 1993; E. Fernández Castiñeiras, “La imaginería”, en Galicia Terra Única. O século xix, Santiago, Xunta de Galicia, 1997, págs. 116-129; M. S. Ortega Romero, “La iglesia de la Angustia —San Fructuoso— en Santiago de Compostela”, en Cuadernos de Estudios Gallegos, vol. XLIII (1997), págs. 221-242; M. D . Villaverde Solar, Patrimonio artístico del arciprestazgo de Ribadulla, Coruña, Edinosa, 2000; A. D. Maceira Gago, O arciprestado de Ribadulla, La Coruña, Fundación Caixa Galicia, 2001.

 

María Dolores Villaverde Solar