Rodríguez Carballeira, Hildegart. Hildegart, la Virgen Roja. Madrid, 9.XII.1914 – 9.VI.1933. Abogada, periodista y feminista española.
Aurora Rodríguez, mujer liberal, socialista y feminista, concibió a su hija Hildegart —que significa “jardín de sabiduría”— cumpliendo un proyecto de creación fríamente meditado. Para engendrarla, procuró conseguir un hombre que estuviera sano, que fuera inteligente y que no pudiera reclamarle a la hija cuando naciera, así que se decidió por un sacerdote con inquietudes literarias: Alberto Pallás. Desde que la niña nació, la madre la crió con especial dedicación y procurando que no le faltara nada material, pero, en cambio, la forzó a estudiar y formarse de modo obsesivo. Primero fue la propia Aurora quien ejerció de profesora y, cuando la niña se fue haciendo mayor, la inscribió en un colegio de monjas. Fue un prodigio que sabía leer, escribir y mecanografiar perfectamente con cuatro años. En 1924, empezó a cursar el bachillerato y en 1928, con catorce años, inició los estudios de Derecho. Tenía dieciocho años cuando consiguió el título de doctorado.
El carácter posesivo de la madre, herencia de locura que había atacado a su familia, con el paso de los años, fue convirtiéndose en una auténtica enfermedad mental. Mientras tanto, la pequeña Hildegart se convertía en una persona excepcional. Con catorce años (1928) había ingresado en el Ateneo de Divulgación Social y la madre la inscribió en las Juventudes Socialistas y en la Sociedad de Oficios Varios de la Unión General de Trabajadores (UGT) (1929). Vinculada a estas asociaciones, empezó su vida pública de conferenciante y su labor como periodista. Publicó unos setenta artículos en El Socialista y en La Tierra, diario anarquista que muestra el cambio de enfoque ideológico que vivió Hildegart en los últimos tiempos de su vida, frente al primer diario en el que había colaborado; escribió también para la revista Sexus.
La joven, que se había formado intelectualmente de manera extraordinaria, empezó a poner en duda las enseñanzas de la madre y se acercó a otros círculos, como el que lideraban su amiga la política Clara Campoamor y su admirada escritora Carmen de Burgos, dos mujeres rompedoras. En 1930, la que llamaban la Virgen Roja había publicado libros dedicados a la educación sexual —La limitación de la prole: un deber del proletariado consciente, por ejemplo—, pero en el año siguiente, influenciada por las teorías de su admirado Gregorio Marañón, enfocó los trabajos desde un punto de vista más feminista y combativo. Entonces vieron la luz El problema sexual tratado por una española y La rebeldía sexual de la juventud (1931). Era ya una precoz escritora, ampliamente conocida, cuando en 1932, tras una discusión con el Partido Socialista, fue expulsada de la organización, para disgusto de su madre. Ingresó poco después en el Partido Republicano Federal y se convirtió en secretaria de la Liga para la Reforma Sexual sobre bases científicas, presidida por Gregorio Marañón. En esta época (1932), se hacía eco de los problemas sociales y se preocupaba por cuestiones políticas que la madre menospreciaba, cosa que hizo que se distanciaran cada vez más en la cuestión ideológica, de modo que las asperezas entre ambas mujeres ganaron terreno. Sin embargo, Hildegart estaba lanzada y durante el año 1933 siguió escribiendo sobre temas que le interesaban, siguió estudiando y dando numerosas conferencias por el país. Además, todavía a la sombra de la madre, se acercó a la masonería y perteneció a la Sociedad Teosófica Española. Con el paso de los meses, Hildegart quería independencia para viajar como propagandista del Partido Republicano, pero su madre prefería que dejara a un lado la política y que se centrara en la divulgación de la teoría feminista y de la eugenesia, es decir, la mejora de la especia humana por medio de la herencia selectiva. La situación llegó a ser insostenible: Hildegart amenazó a su madre con irse de casa y Aurora a Hildegart con suicidarse, así que la dura convivencia todavía se prolongó durante una temporada, hasta que la mañana del 9 de junio de 1933 Aurora Rodríguez decidió acabar con la vida de la hija y le disparó cuatro tiros mientras dormía.
Eduardo de Guzmán, en la crónica que hace del asesinato en Mi hija Hildegart, pone en boca de la asesina estas escalofriantes palabras: “Su muerte representaba mi fracaso, el hundimiento de mis esfuerzos y anhelos durante tantos años. Pero significaba también mi victoria sobre cuantos la rodeaban, sobre quienes ansiaban desviarla de su camino para prostituirla, para transformarla en instrumento eficaz y sumiso de sus maquinaciones”.
Hildegart fue una mente prodigiosa, precoz y visionaria que se ocupó de temas candentes —políticos, feministas, culturales— durante las décadas de 1920 y 1930 en España. La llegada de la Segunda República le despertó nuevos horizontes que quiso visitar segura de su bagaje intelectual realmente excepcional, pero una madre limitadora y tocada por la demencia lo impidió. Diecinueve años de estudio y escritura quedan reflejados en los artículos y ensayos de la pensadora y que resultan imprescindibles para entender la evolución de la concepción feminista de principios del siglo XX.
Obras de ~: La limitación de la prole: un deber del proletariado consciente, Madrid, Gráfica Socialista, 1930; El problema eugénico: punto de vista de una mujer moderna, Madrid, Gráfica Socialista, 1930; Tres amores históricos: estudio comparativo de los amores de Romeo y Julieta, Abelardo y Eloisa y los amantes de Teruel, Teruel, La Voz de Teruel, 1930; Educación sexual, Madrid, Gráfica Socialista, 1931; La rebeldía sexual de la juventud, Madrid, F. Peña Cruz, 1931; Profilaxis anticoncepcional: paternidad voluntaria, Valencia, Pascual Quiles, 1931; La revolución sexual, Valencia, Cuadernos de Cultura, 1931; Sexo y amor, Valencia, Rip. P. Quioles, 1931; ¿Se equivocó Marx...?, Madrid, Sucesores de F. Peña Cruz, 1932; Malthusismo y Neomalthusismo, Madrid, Granada Urania, 1932; ¿Quo vadis, burguesía?, Madrid, Novela Proletaria, 1932; “Endocrinología, delincuencia y eugenesia” e “Historia del movimiento sexual en España”, en Sexus, n.º 1 (1932); Venus ante el derecho, Madrid, Castro, 1933; Estudio de la prostitución, Madrid, Castro, 1933.
Bibl.: J. Valenzuela Moreno, Un informe forense (el asesinato de Hildegart visto por el fiscal de la causa), Madrid, Editorial Maricel, 1934; E. de Guzmán, Aurora de sangre (vida y muerte de Hildegart), Madrid, G. del Toro, 1973; L. Salvador, “El drama de dos mujeres”, en Triunfo (1973); F. Fernán Gómez y R. Azcona, Hildegart [basado en el libro de E. de Guzmán Aurora de sangre], Madrid, Carmen Moreno Imp., 1974; G. Coca Medina, “Un parricidio intelectual en 1933. La muerte de la ‘Virgen Roja’”, en Tiempo de Historia, n.º 19 (1976); E. de Guzmán, Mi hija Hildegart, Barcelona, Plaza y Janés, 1977; “El misterio de Hildegart”, en Cambio 16, n.º 294 (1977); J. Llarch, Hildegart, la virgen Roja, Barcelona, Producciones Editoriales, 1979; M.ª R. Cal Martínez, A mí no me doblega nadie: Aurora Rodríguez, su vida y su obra (Hildegart), La Coruña, Ediciós do Castro, 1991 (reed. 2009); G. Santonja, La novela revolucionaria de quiosco, 1905-1939, Madrid, El Museo Universal, 1993; S. Mangini, Las modernas de Madrid. Las grandes intelectuales españolas de la vanguardia, Barcelona, Península, 2001.
Blanca Bravo Cela