Se inició en el teatro en 1953, durante sus estudios universitarios, como director del Teatro Español Universitario (TEU) de Madrid, encargándose de la escenificación de obras de Valle-Inclán, Lorca y Casona.

Como autor, estrenó su primera obra en 1959, Operación A, en el Ateneo madrileño, pieza en la que ya se apuntaban algunas constantes de su teatro, como satirizar costumbres y denunciar vicios y extravagancias.

Su salto al teatro comercial fue con La felicidad no lleva impuesto de lujo, en la que Alonso Millán se acogía a la línea de humor propuesta por maestros como Mihura, pues esta comedia remedaba una situación parecida a la de la magistral pieza Tres sombreros de copa. Mihurescas, en efecto, parecieron sus comedias inmediatamente siguientes: La señora que no dijo sí y Las señoras primero. Con otro título de los años sesenta, El cianuro, ¿solo o con leche?, Alonso Millán funde humor negro e intriga policíaca, en la línea de las parodias jardielescas. Una estética con la que obtuvo gran éxito, que prorrogó en obras como Carmelo o El crimen al alcance de la clase media. También de los años sesenta es la obra que marcó otra dirección de su teatro de humor: varias historias entrelazadas para tratar los diversos ángulos de una situación más o menos comprometida dentro de las “malas costumbres” de la sociedad burguesa de su tiempo: Mayores con reparos. [...]