Blanco-Soler Pérez, Luis. Madrid, 25.VIII.1896 – 29.I.1988. Arquitecto.
Tras su nacimiento en Madrid, la estancia de Blanco-Soler en Cuba siendo un niño, la relación de su familia con la de otros artistas y su vinculación con la arquitectura e ingeniería a través de su abuelo y bisabuelo, conformaron su personalidad y admiración por el arte. Inmerso en este ambiente liberal, sus inquietudes renovadoras afloraron desde sus primeros años de carrera en la Escuela de Arquitectura de Madrid, en cuyo centro permaneció desde 1912 hasta 1918. Estas inquietudes le llevaron a ampliar sus estudios en el extranjero de 1926 a 1927, después de haber permanecido en el estudio de dos importantes arquitectos: Antonio Palacios Ramilo, a cuyo lado entra en contacto con una arquitectura a gran escala y aprende, entre otras muchas cosas, el trato con propietarios y constructores, y posteriormente en el de Ricardo García Guereta, arquitecto con cargos en varios ministerios y en la curia eclesiástica. Bajo su dirección, y con plena facultad, tuvo la oportunidad de llevar a cabo algunas obras oficiales, como la reforma del Colegio de Huérfanos de la Unión (Carabanchel), con la construcción de una nueva iglesia; la adaptación del antiguo palacio del marqués de Salamanca para instalar en él el primer centro de rehabilitación profesional, así como obras religiosas destacadas, entre ellas la restauración del claustro del convento de las Dueñas en Salamanca.
Hasta entonces había obtenido un premio de doscientas pesetas en el certamen de Dibujos de conjuntos y elementos arquitectónicos, celebrado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid a través de su sección de arquitectura (1916) y se había presentado, junto con Rafael Bergamín, al concurso de anteproyectos organizado por el Ayuntamiento de Barcelona para el edificio destinado a albergar el Teatro de la Ciudad (1920), proyecto que, aunque no obtuvo galardón en esta ocasión, obtuvo la tercera medalla en la Exposición de Bellas Artes de 1922, mismo año en el que Blanco-Soler comienza el mausoleo para la familia Alonso en el cementerio de la Almudena de Madrid.
Su primera obra importante llegaba en 1923 a través del director de la Compañía Arrendataria de Tabacos, Francisco Bastos Ansard, quien le encargó en Madrid la reforma del edificio de la plaza del Rey esquina a la calle Barquillo número 1 duplicado, hoy número 5. Acabada la obra ambos realizaron un viaje por toda Italia, donde Blanco-Soler tuvo la oportunidad de desentrañar la sabiduría y la razón del arte clásico, que le dejaría en el futuro ese cierto sentido de reposo y claridad cartesiana al proyectar.
Antes de marcharse al extranjero estará ocupado en la Sociedad Central de Arquitectos; por un lado, formando parte de su junta directiva y, por otro, en el comité de redacción de la revista Arquitectura, donde introduce el expresionismo a través de dos artículos: “Eric Mendelshon” y “La arquitectura en el moderno teatro y en el film”. En 1925 se presenta al concurso para el Palacio Central de la exposición de Barcelona junto con Bergamín, García Guereta y el escultor Victorio Macho y al certamen organizado por la Compañía Arrendataria de Tabacos para la construcción en Madrid de una finca que debía ocupar la superficie de las casas número 4 y número 6 de la calle Sevilla y la número 1 de la calle Arlabán, en esta ocasión sólo con Bergamín. Asimismo, su interés por difundir las artes plásticas de vanguardia le llevan a fundar la Sociedad de Artistas Ibéricos con Ángel Ferrant, Manuel Abril, Guillermo de la Torre, Ricardo Gullón y Timoteo Pérez Rubio, a fin de promocionar a artistas contemporáneos a través de la organización de exposiciones y la publicación de artículos en la revista Arte, en los que se descubrieron nuevos valores que acabaron siendo maestros consagrados (Gutiérrez Solana, Dalí, Miró, Picasso, etc.). Muy desconocida por estas fechas es su faceta como investigador en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y en el Archivo Histórico, instituciones en las que descubre, entre otros documentos sin catalogar, el proyecto de Ventura Rodríguez para el Paseo del Prado (1783) y el primer proyecto de Juan de Villanueva para El gabinete de historia natural, hoy Museo del Prado (1785).
Su ampliación de estudios en Francia y posteriormente en Inglaterra durante 1926-1927 supuso un propósito diferente al viaje a Italia, porque se iniciaba en esos países el urbanismo y la construcción en serie. En París entró a trabajar en el estudio de Henri Sauvage, donde aprendió el rigor con que se planteaban en Francia los edificios importantes, la programación de los plazos, los medios mecánicos y las fórmulas de financiación. En esos momentos entra en contacto con Perret, el arquitecto más importante del país y el que realizaba por entonces una arquitectura en el nuevo material: el hormigón armado, pero también conoce al escultor animalista Mateo Hernández, su mejor amigo y mediador en la ciudad. Por el contrario, en el Reino Unido se dedicó a estudiar los problemas de la organización y la construcción en serie de casas económicas, los edificios en altura y las ciudades jardín. Su interés en ponerse en contacto con la técnica inglesa más depurada le lleva a trabajar en el estudio de sir Edwin Lutyens, trabajo que compaginó con su labor como corresponsal de la revista Arquitectura, para la que escribe su artículo “Un ensayo en Londres para la edificación en altura Devonshire House”.
De vuelta a España su nombre aparecerá asociado al del arquitecto Bergamín, quien será su colaborador hasta 1934-1935. Juntos realizaron obras que se han convertido en hitos de la arquitectura española al encontrarse situadas entre el academicismo y el higienismo racionalista: el anteproyecto de la ciudad satélite Loma Larga en Ceuta (1927), donde abordaron por primera vez la aplicación de una ciudad satélite y resumieron los puntos clave que el urbanismo de entonces reclamaba; en Madrid, el proyecto para el aeropuerto de Barajas (1929); la Fundación del Amo, primer edificio levantado en la Ciudad Universitaria (1929); el Parque Residencia (1930-1932), colonia amparada en la ley de casas económicas que renovó el concepto de la vivienda; el hotel Gaylord’s (1933), edificio que supuso una nueva tipología hotelera: “el service flatt” u hotel apartamento, y la Escuela de enfermeras del Hospital del Rey, único edificio del complejo que se alejaba del regionalismo arquitectónico (1933). No debe olvidarse tampoco la agencia de turismo Viajes Carco (1935), obra de Blanco-Soler en solitario, cuya fachada tenía el propósito de dar al conjunto un sentido puramente industrial.
Muy significativa fue para el arquitecto su experiencia marroquí, a raíz de que la Empresa General de Construcción le encargase su posible expansión en la zona. En este momento estudia con detenimiento la construcción francesa desarrollada en el país por el arquitecto Henry Prost y el mariscal Liautey. Tras ser nombrado junto con Bergamín asesor técnico de Marruecos y Colonias, ambos edifican la iglesia de Larache, las escuelas españolas en Tánger y Casablanca, y el consulado de España en esta última ciudad siguiendo las características esenciales del arte musulmán. Importante es el proyecto de mercado cubierto que Blanco-Soler y Eduardo Torroja diseñan en la década de los treinta en Guinea, al mostrar su estructura la verdadera forma de expresión a través del hormigón.
Desde el comienzo de la Guerra Civil española, primero como asilado en la embajada de El Salvador, posteriormente en la de Chile y finalmente como súbdito británico en la embajada inglesa, Blanco-Soler realizó trabajos en las distintas sedes diplomáticas además de otros tantos para la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico de la que formaba parte. Acabada la contienda sufrió la depuración político- social de arquitectos y una vez habilitado empezó a trabajar sin descanso para restablecer su antiguo prestigio profesional. Durante la posguerra levanta en Madrid el complejo industrial para los productos farmacéuticos alemanes Shering en la calle Méndez Álvaro; realiza la reforma de una pequeña tienda para la firma El Corte Inglés en la calle Preciados, que le convirtió en el arquitecto de dicha entidad; lleva a cabo la decoración del salón de té Chikry en la calle Alcalá, alejándose en concepto y estilo de los antiguos cafés madrileños; edifica con un marcado academicismo en colaboración con Salvador Gayarre la clínica contra el cáncer San Francisco Javier en la calle Vitrubio, al ubicarse el edificio hospitalario frente a los Nuevos Ministerios, y levanta el hotel Wellington en la calle Velázquez, obra que le volvió a situar en el nivel que tenía antes de la guerra y le indujo a trasladar su estudio a la calle Monte Esquinza, número 28.
Llegados los años cincuenta comenzó a proyectar con mayor libertad manteniendo una continuidad sorprendente en todas sus obras al ejercer siempre la libre profesión. Su respeto por los plazos, la calidad de sus trabajos y las condiciones financieras le valieron numerosos clientes; de ahí que sus realizaciones sean tan variadas: desde edificios residenciales, sedes diplomáticas (la cancillería de la embajada de Suecia y la embajada Británica en Madrid) y colegios mayores (Jaime del Amo en Madrid) hasta edificios de oficinas (Bayer, Banca Coca y El Corte Inglés), comerciales (grandes almacenes para la firma El Corte Inglés, el restaurante Club 31, la reforma de locales para la exposición y venta de coches Austin Morris, la construcción de naves para la reparación y almacenaje de coches para la empresa Trema Osnur, S.A.), industriales (Shering y El Corte Inglés) y trabajos urbanísticos (ordenación de la Costa del Sol [1958], la Plaza de las Flores [Málaga, 1962]). Todos estos trabajos son el resultado de un estudio dedicado a resolver los problemas que plantea un edificio, en los que la belleza no significa ornamento sino armonía y adecuación de la obra a su destino; edificios de sólida estructura y duradera estabilidad con espacios modernos, dotados de novedades en las instalaciones y sistemas; creaciones donde existe una intercomunicación de las artes, de ahí la colaboración del arquitecto con otros artistas de excepción (Victorio Macho, Ángel Ferrant, Vaquero Turcios, Máximo de Pablos, Peyrot, José Luis Sánchez, etc.); obras que aúnan tradición y modernidad, es decir, las formas clásicas que dan orden, equilibrio y la realización de un método, pero a su vez una arquitectura basada en el racionalismo y el funcionalismo aunque no absolutos.
Por su fructífera y larga trayectoria profesional recibió múltiples cargos y honores: el Gobierno británico le concedió la condecoración de la King’s Medal (1952), fue designado decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid, en COAM, 1959 y representante de la sección española en la Unión Internacional de Arquictectos (1961). La embajada de Suecia le condecoró con la insignia de Comendador de la Real Orden de Vasa (1963), la Real Academia de San Telmo de Málaga le nombró académico correspondiente (1971) y la Real de San Fernando miembro de número (1971). Obtuvo el grado de doctor (1973), el Premio de Honor en Arquitectura por la junta de gobierno del COAM (1974). Fue nombrado presidente del Instituto Juan de Herrera y representante de la Academia de San Fernando para el jurado de becas y pensiones en Roma (1977). Asimismo, fue nombrado director de la Academia de San Fernando en 1983, siendo reelegido en 1986.
Encuadrado dentro de la comúnmente denominada Generación de 1925, Blanco-Soler forma parte de ese grupo de profesionales que a principios de siglo quisieron renovar la arquitectura española. Un arquitecto que abogó por la introducción del Movimiento Moderno en nuestro país a través de las revistas, las tertulias (café de Pombo, café Regina...) y sus propias obras, y al que se le puede considerar con un importante papel entre la generación de profesionales que, tras la Guerra Civil, supieron establecer la comunicación de la arquitectura española con las corrientes mundiales.
Obras de ~: Reforma del Colegio de Huérfanos de la Unión (Carabanchel), Madrid, 1923; Adaptación del Palacio del marqués de Salamanca, Madrid, 1923; Restauración del patio del convento de las Dueñas, Salamanca, 1923; Reforma del edificio de Tabacalera, Madrid, 1923; Panteón para la familia Alonso Cementerio de la Almudena, Madrid, 1925; Fundación del Amo, Madrid, 1929; Parque Residencia, Madrid, 1930-1932; Hotel Gaylord’s, Madrid, 1933; Escuela de enfermeras del Hospital del Rey, Madrid, 1933; Mercado, Guinea, 1933-1934; Iglesia franciscana, Larache, 1934-1935; Escuela Española, Tánger, 1934-1935; Escuela Española, Casablanca, 1934-1935; Consulado de España, Casablanca, 1934-1935; Agencia de turismo Viajes Carco, Madrid, 1935; Colonia infantil, Almería, 1940- 1941; Complejo Shering, S.A., Madrid, 1940-1952; El Corte Inglés de Preciados, Madrid, 1942, 1949, 1953; Salón de té Chikry, Madrid, 1944; Clínica San Francisco Javier, Madrid, 1948; Hotel Wellington, Madrid, 1952; Manzana SALIA, Madrid, 1954; Viviendas, Tánger, 1954; Ordenación de la Costa del Sol, 1958; Edificio Bayer, Madrid, 1956; Restaurante Club 31, Madrid,1959; Reforma del Teatro Fontalba, Madrid, 1959; Real Chancillería de Suecia, Madrid, 1963; El Corte Inglés en la calle Goya, Madrid, 1966; Embajada británica, Madrid, 1966; Colegio mayor Jaime del Amo, Madrid, 1968; Grandes Almacenes para El Corte Inglés, Sevilla, 1968; Bilbao, 1969; Castellana, Madrid, 1969; Valencia, 1971; Murcia, 1973.
Escritos: “La arquitectura española en el nuevo teatro y en el film”, en Arquitectura, 62 (1924), págs. 194-195; Enrich Mendelsohn, 1924 (inéd.); “Un proyecto de Ventura Rodríguez”, en Arquitectura, 84 (1926), págs. 39-43; “Un ensayo en Londres para la edificación en altura Devonshire House”, en Arquitectura, 214 (1926), págs. 276-280; “Plantas, alzados y perfil del edificio del Museo inventado y dirigido en su execución por Don Juan de Villanueva”, en Arquitectura, 91 (1926), págs. 411-414; con R. Bergamín, Anteproyecto de urbanización de Loma Larga (Memoria). LEMA SEPTA”, 1927 (inéd.); “Ciudades coloniales del Marruecos francés”, en Arquitectura, 138 (1930), págs. 301-318; “Vivienda con clínica para un médico”, en Nuevas Formas (NF) (1934), págs. 29-31; “Tiendas nuevas en España y Portugal. 1.- Viajes Carco”, en NF, 3 (1935), págs. 148-153; “Colonia infantil en Marbella (Málaga)”, en Revista Nacional de Arquitectura (RNA), 2 (1941), págs. 42-48; “Salón de té Chikry”, en Construcción Moderna, 28 (1945), págs. 11-13; “El Corte Inglés de la calle Preciados c/v Tetuán”, en RNA, 108 (1950), págs. 507-510; “Reforma de un local comercial”, en RNA, 116 (1951), págs. 20-22; “Hotel Wellington en Madrid”, en RNA, 127 (1952), págs. 1-12; “Ampliación de El Corte Inglés. Segunda etapa”, en RNA, 150 (1954), págs. 33-37; “Exposición de coches”, en RNA, 167 (1955), págs. 27-31; “Club 31”, en Arquitectura, 5 (1959), págs. 27-31; “Opiniones sobre la revista”, en Arquitectura, 24 (1960), págs. 8-9; “Nuevo edificio para la Chancillería de la Real Embajada de Suecia en Madrid”, en Arquitectura, 63 (1964), págs. 3-6; “El Corte Inglés. Barcelona”, en Arquitectura, 63 (1964), págs. 7-9; “El Corte Inglés-Sevilla”, en RNA, 161 (1968), págs. 40-44; “Colegio Mayor. Madrid”, en Cuadernos de Arquitectura, 3.er trimestre (1969), pág. 26; Zuazo y su tiempo (discurso leído en el acto de su recepción pública en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el día 20 de junio de 1973), Madrid, Altamira Rotopress, S.A., 1973; Recuerdos, 1983 (inéd.); con J. Gómez González, “Casa de viviendas en Tánger”, en RNA, 161 (1955), págs. 27-32; con M. Maestre Orts, “Construcción Simultánea descendente y ascendente de estructuras de edificios. Ejemplos de unos grandes almacenes en la ciudad de Valencia (1.ª Parte)”, en Panorámica de la Construcción, 16 (1975), págs. 27-35 y 17 (1975), págs. 52-58.
Bibl.: “Concurso para el Teatre de la Ciudad”, en Arquitectura, 49 (1923), págs. 143-145; “El Concurso de Tabacalera”, en Arquitectura (1925), págs. 315-316; A. Menéndez Casal, “El arquitecto Blanco-Soler y la arquitectura funeraria moderna”, en Raza Española, 83-84 (1925), págs. 59-65; “Proyecto del Aeropuerto para Madrid,” en Arquitectura (1930), págs. 14-28; “Letras, Artes, Ciencias. Rumbos, Exposiciones y Artistas: Una obra de Arquitectura”, en Blanco y Negro, 2.047 (1930), “Blanco-Soler y Bergamín”, en Arquitectura Contemporánea en España, t. II, Madrid, Arquitectura y de Urbanización Edarba, c. 1936; “Bergamín y Blanco-Soler. Arquitectos del racionalismo español,” en NF, 3 (1968); C. Flores, Arquitectura española contemporánea, I, 1880-1950, Madrid, Aguilar, 1989; C. San Antonio Gómez, 20 años de Arquitectura en Madrid. La edad de plata 1918-1936, Madrid, Comunidad, 1996; A. U rrutia Núñez, Arquitectura española del siglo xx, Madrid, Cátedra, 1997.
Silvia Arbaiza Blanco-Soler