Torroja Miret, Eduardo. Madrid, 27.VIII.1899 – 15.VI.1961. Ingeniero civil, proyectista, científico, investigador, gestor y docente.
Protagonizó en gran medida la revolución científica y técnica que abrió paso al trepidante desarrollo del hormigón armado y pretensado en la primera mitad del siglo XX, contribuyendo a la evolución de la industria de la construcción. Es internacionalmente reconocido por su actividad como ingeniero proyectista, su labor docente, su actividad investigadora y como impulsor de la moderna normativa de las estructuras de hormigón armado y pretensado.
Nació en el seno de una familia de gran tradición científica. Su padre, Eduardo Torroja Caballé, fue arquitecto y matemático, ocupando cátedras en las Universidades de Valencia y de Madrid, renovando la matemática española y difundiendo la geometría proyectiva de Von Stautd, entrando a formar parte de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en 1893. Su hermano José María fue ingeniero de caminos, astrónomo y topógrafo, escribiendo múltiples artículos sobre fotogrametría aérea. Su hermano Antonio fue ingeniero de minas y doctor en Matemáticas, ganando cátedra en la Universidad de Barcelona, de la que llegó a ser rector. Finalmente, su hermano Juan, doctor en Ciencias Físicas, trabajó con Leonardo Torres Quevedo en su laboratorio de investigación, siendo nombrado director del Instituto que lleva su nombre en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Tanto José María como Antonio fueron, como su padre, miembros de la Real Academia de Ciencias.
Eduardo Torroja Miret se inclinó por la Ingeniería, licenciándose como Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en 1923, tras haber realizado sus estudios desde 1917 en la Escuela Especial de Madrid, que fue fundada por Agustín de Betancourt en 1802 a semejanza de la École des Ponts et Chaussès de París. En 1926 contrajo matrimonio con Carmen Cavanillas Prosper. Fruto de este matrimonio fueron sus cuatro hijos: Carmen, Mercedes, José Antonio y Eduardo.
Su actividad como proyectista destacó ya en su primer trabajo profesional como ingeniero, desarrollado en la empresa constructora Hidrocivil, fundada y dirigida por su profesor José Eugenio Ribera. Como miembro del equipo técnico de esta empresa proyectó sus primeras innovaciones en hormigón armado, construyendo, entre otras obras, el famoso Acueducto de Tempul sobre el río Guadalete, en Jerez de la Frontera (1927), las delgadas cúpulas laminares de revolución como parte de los cajones de cimentación del puente de San Telmo, en Sevilla (1926), así como los hiperboloides laminares concéntricos en ladrillo armado para la cimentación del puente de Sancti-Petri, en Cádiz (1926).
En 1927 se desliga de aquella empresa, montando en Madrid su propia oficina de proyectos, iniciando una fructífera producción de nuevas ideas que dieron lugar a innovadores proyectos y obras, no sólo en el campo de la ingeniería propiamente dicha, sino también en el de la Arquitectura Moderna divulgada y defendida por Le Corbusier a raíz del primer Congreso CIAM celebrado en 1928 en el castillo Sarraz Vaud (Suiza). Eduardo Torroja Miret fue uno de los pocos ingenieros cuya sensibilidad artística e ingenio técnico hicieron posible que la forma resistente se fundiera con el concepto arquitectónico, pasando a formar parte esencial del mismo. Su nombre se asocia comúnmente con los de Robert Maillart (Suiza), Eugène Freyssinet (Francia) y Pier Luigi Nervi (Italia), como los cuatro ingenieros que más influyeron en el desarrollo técnico y estético del hormigón en la primera mitad del siglo XX. En el mismo año 1927, y a propuesta precisamente de José Eugenio Ribera, fue llamado para integrarse, como ingeniero, en el Gabinete Técnico que se formó para la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid, bajo la dirección de Modesto López Otero, colaborando con los arquitectos Agustín Aguirre, Pascual Bravo, Miguel de los Santos, Manuel Sánchez Arcas y Luis Lacasa. Su intervención no se limitó a los proyectos y obras de ingeniería, sino que intervino de forma magistral en la mayor parte de las edificaciones arquitectónicas, asimilando desde el inicio la nueva estética de la Arquitectura Moderna, integrándola en sus novedosas y originales concepciones estructurales. Prueba de ello son los tres viaductos construidos en 1933 en la Ciudad Universitaria: Viaducto de los Quince Ojos, Viaducto del Aire y Viaducto de los Deportes; el muro de contención del arroyo de Cantarranas (1933), o la Estación de Tranvías del Estadio (1933), así como su intervención en las estructuras de las Facultades de Ciencias (1934), Medicina (1934) y Farmacia (1934), la Residencia de Estudiantes (1935), la Central Térmica (1935), o el Hospital Clínico (1935).
Durante estos años, hasta el inicio de la Guerra Civil española en 1936, Eduardo Torroja Miret proyectó también algunas de sus más famosas y relevantes estructuras laminares de hormigón armado. Entre ellas, alcanzaron fama internacional el Mercado de Algeciras (1935), para el que proyectó una cubierta laminar en forma de casquete esférico de 47,62 metros de luz y 9 centímetros de espesor, sustentada sobre ocho apoyos perimetrales; el Frontón Recoletos de Madrid (1936), cuya cubierta estaba formada por una estructura laminar generada por la intersección de dos sectores de cilindros circulares de 12,20 metros y 6,40 metros (sección transversal en “gaviota”), salvando una luz de 55 metros entre los muros testeros de cierre con un espesor de tan solo 8 centímetros; o el Hipódromo de la Zarzuela de Madrid (1935), cuya marquesina es una estructura laminar formada por la sucesión de hiperboloides de eje horizontal secantes entre sí, de 5 centímetros de espesor en los extremos de sus voladizos de 12,80 metros. Lamentablemente, el Frontón Recoletos de Madrid se desplomó, debido a los daños sufridos durante los bombardeos de la Guerra Civil.
Ya en estos años mostró su interés por la experimentación y la investigación. A principios de la década de 1930, fundó la empresa Investigaciones de la Construcción S. A., ICON, que bajo su dirección se especializó en el ensayo de modelos como método de análisis del comportamiento estructural. Ello le permitió lanzarse a la realización de importantes estructuras laminares en unos momentos en los que no existían métodos fiables de cálculo de estas estructuras. Fueron famosos los modelos de las cubiertas del Mercado de Algeciras y del Frontón Recoletos, ambos a escala 1:10 y realizados en microhormigón. En 1934 fundó el Instituto Técnico de la Construcción y Edificación, junto a un pequeño grupo de ingenieros y arquitectos entre los que se encontraban José M.ª Aguirre, Alfonso Peña Boeuf, Modesto López Otero, Manuel Sánchez Arcas, Gaspar Blein y José Ángel Petrirena. El ITCE fue la primera organización creada en España por particulares con la ambiciosa finalidad de impulsar la investigación, la promoción y la divulgación de todos aquellos temas relacionados con la construcción, tanto civil como arquitectónica. La creación de este Instituto vino a suplir una carencia en los centros de investigación de la construcción en general, ya que el único existente en aquella época era el Laboratorio Central de Ensayos de Materiales de Construcción, adscrito al Ministerio de Obras Públicas a través de la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, creado en 1898 y dedicado a la investigación orientada a las obras civiles. El ITCE vino, por tanto, a cubrir el hueco existente en relación con las obras de edificación, en estrecho contacto con los profesionales y la industria de la construcción. Es también en esta época cuando Eduardo Torroja funda, con Enrique García Reyes, la revista Hormigón y Acero, difundiendo a través de ella el conocimiento técnico y científico, tanto nacional como internacional, de los avances que se están alcanzando sobre nuevos materiales, sistemas de producción y puesta en obra, métodos de cálculo y ensayo, así como su aplicación en diferentes proyectos y obras de actualidad.
Tras el paréntesis de la Guerra Civil, Eduardo Torroja centra su actividad como proyectista en la reconstrucción de diversas obras públicas, y se interesa por las posibilidades de las estructuras metálicas electrosoldadas. Incursiona, por primera vez en España, en las posibilidades de las estructuras mixtas de hormigón-acero, siendo ejemplos significativos los puentes de Tordera (1940), Posadas (1940) y Muga (1941). Su obra más importante en estos años es la construcción del gran arco central del Viaducto Martín Gil, sobre el embalse del Esla (1941), que, con sus 209 metros de luz, fue récord mundial durante varios años.
En 1939, a propuesta del Claustro de Profesores de la Escuela Especial de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Madrid, Eduardo Torroja Miret es nombrado profesor de la asignatura de Cálculo de Estructuras. A partir de este momento, su dedicación a la docencia universitaria le acompañará hasta su muerte. A lo largo de los años, Eduardo Torroja Miret impartió diferentes asignaturas en la Escuela; Resistencia de Materiales y Elasticidad, Fundamentos de Cálculo y Ejecución de Obras de Hormigón Armado y Pretensado, Cálculo de Estructuras y Tipología Estructural.
Pero su dedicación más querida fue la comenzada con la creación, en 1934, del Instituto Técnico de la Construcción y Edificación. Este centro privado, presidido inicialmente por Modesto López Otero con Eduardo Torroja como Secretario, y que se financiaba en sus comienzos con las cuotas de sus socios, pasó, en 1939, a integrarse como “centro adherido” al recién creado Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con un cierto apoyo económico. Comenzó a publicar los Anales del Instituto, pero en esos años no se mostró especialmente activo, pues las ocupaciones de Torroja eran múltiples: a la docencia en la Escuela se habían añadido las derivadas de su nombramiento, en 1941, como director del Laboratorio Central de Ensayos de Materiales de Construcción, y seguía dedicando una parte importante de su actividad personal a su oficina de proyectos. En cualquier caso, sus actividades científicas e investigadoras le llevaron a ser propuesto como miembro de número de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Leyó su discurso de ingreso en 1944.
La situación cambió cuando, en 1945, terminada la Segunda Guerra Mundial, comenzó a generarse el sentimiento de unión europeo y a concretarse la necesidad de poner en común los desarrollos tecnológicos e impulsar y coordinar los esfuerzos en investigación y experimentación en un sector económico, como el de la construcción, que se había convertido en fundamental para la reconstrucción física de la Europa devastada por la guerra. Torroja ve la oportunidad de integrar a España a este movimiento europeo, y decide basarse para ello en el Instituto. Sus gestores aceptan, en 1946, el ofrecimiento del Patronato Juan de la Cierva, organismo del CSIC que englobaba a centros de investigación técnica y aplicada, para integrar en él de pleno derecho al Instituto. En 1948 se aprueban definitivamente los estatutos del nuevo centro, con el nombre de Instituto Técnico de la Construcción, y poco después, por fusión con el del Cemento, Instituto Técnico de la Construcción y del Cemento, ITCC, estatutos que admiten que la gestión del centro esté en manos de un Consejo de Administración con presencia de profesionales y representantes de la industria de la construcción, de la que puede recibir apoyos económicos. Por otra parte, Torroja acepta el nombramiento de director del nuevo centro.
En estas condiciones, Torroja, que había reducido drásticamente su actividad de proyectista en los últimos años, se vuelca en el desarrollo del ITCC y del Laboratorio Central. Como director de este último, promueve la construcción de su nueva sede, y no ceja hasta conseguir también unas nuevas instalaciones para el Instituto, que se inauguran en 1953. La dirección conjunta de ambos centros le permite una coordinación de los esfuerzos de investigación, que él entiende como complementarios, sin superposiciones innecesarias, integrando a los dos grupos de investigadores en un afán común. En pocos años, el Laboratorio Central se convierte en el centro de referencia para los análisis de estructuras en modelo reducido, y muchos ingenieros europeos envían a Madrid sus concepciones estructurales para ser ensayadas en él. En el ITCC se estudia el comportamiento estructural del hormigón armado y pretensado, con un especial interés en la industrialización de la construcción y en la normativa técnica, en particular, en relación con los nuevos conceptos probabilistas de la seguridad de las estructuras. Se crea también la revista Informes de la Construcción, que se publica por primera vez en 1948, recogiendo los avances científicos, técnicos y arquitectónicos, nacionales e internacionales, dándose a conocer las obras de Saarinen, Aalto, Nervi, Salvadori, Neutra, Le Corbusier, Lloyd Wright, Van der Rohe, Hossdorf o Candela entre otros.
Con su propio prestigio internacional, alcanzado ya en 1936, y en unos momentos políticamente difíciles para nuestra aceptación internacional, Torroja abre hacia Europa la técnica de la construcción española, representada por el ITCC y el Laboratorio Central. En 1945 es nombrado presidente de la recién creada Réunion Internationale des Laboratoires d´Essais de Materiaux (RILEM). Participa activamente en la creación del Commité Européen du Beton (CEB), en el que, a pesar de su nombre, se integran los Estados Unidos y Rusia, influyendo decisivamente en la evolución de la normativa técnica europea de las construcciones de hormigón armado. Está presente en la Fédération Internationale de la Précontrainte (FIP), fundada por Freyssinet, a quien sustituye como presidente en 1958. Desde allí, promueve la creación del Comité Mixto FIP-CEB, para conseguir uniformar las normativas del hormigón armado y el pretensado. Es cofundador y primer presidente, en 1958, de la International Association for Shell Structures (IASS), asociación que, a su muerte en 1961, decide incluir en la portada de su revista la mención: Eduardo Torroja, founder sobre una planta de las armaduras del Mercado de Algeciras. Y todo esto lo hace llevando a todas estas instituciones internacionales a los ingenieros y arquitectos, físicos y químicos, de los dos centros de investigación que dirigía, así como a representantes de la industria de la construcción española.
A partir de 1953, con el Laboratorio Central y el Instituto ya consolidados, Torroja vuelve a dedicar parte de su tiempo a la actividad proyectual. Dado el alto coste económico que han alcanzado los encofrados de sus queridas estructuras laminares no cilíndricas, proyecta la Iglesia de Pont de Suert (Lérida, 1954), cerrada mediante un juego de láminas de doble curvatura construidas en ladrillo armado. Una de sus obras más significativas es el depósito elevado de 3000 metros cúbicos en Fedala (Marruecos, 1956), que refleja claramente su forma de enfrentarse a los proyectos. La cuba del depósito está formada por un hiperboloide parabólico de eje vertical. Mediante la introducción del pretensado según sus generatrices rectas, en lugar de hacerlo, como es lo común, según los paralelos de la superficie, consigue evitar la aparición al exterior de nervios de anclaje del pretensado, permitiéndole ofrecer una visión pura y simple de su forma, adaptada a su credo estético: funcionalidad, veracidad estructural, simplicidad formal. Por otra parte, la cubierta tórica del depósito está resuelta también en ladrillo armado.
Durante los últimos diez años de su vida, Eduardo Torroja viaja con frecuencia al extranjero, no sólo para asistir a congresos y reuniones de las instituciones técnicas comentadas, sino para impartir conferencias y cursos cortos allí donde su presencia es requerida, publicando artículos y libros en diferentes idiomas. De esta época es el 80 por ciento de sus publicaciones internacionales, mientras que sólo lo es el 25 por ciento de las nacionales. Especial mención requiere su famoso libro Razón y Ser de los Tipos Estructurales (1957), en el que comenta el comportamiento físico de las diferentes estructuras, sin recurrir para nada al cálculo, según los materiales utilizados, su proceso constructivo, etc., dedicando un capítulo a exponer sus conceptos sobre la estética estructural. La fama alcanzada por este libro hizo que se publicasen traducciones al inglés, francés, alemán, italiano y japonés. También publicó en Estados Unidos su libro The Structures of Eduardo Torroja (1958), traducido al español en 1999.
A lo largo de toda su vida profesional, Eduardo Torroja Miret, además de liderar los avances técnicos y científicos en materia de estructuras de hormigón, realizó importantes obras y proyectos innovadores optimizando y racionalizando sus procesos de construcción. Además de las obras más conocidas, ya mencionadas anteriormente, cabe destacar entre otras: la Estación subterránea de los Nuevos Ministerios, Madrid (1934); el Teatro de Cáceres (1934); la cubierta de una Iglesia en Villaverde (1935); el Depósito del Hipódromo de la Zarzuela, Madrid (1935) —no construido—; el Acueducto de Alloz, Navarra (1939), el arco central del Puente del Pedrido, La Coruña (1940), los Hangares de Torrejón y de Barajas, Madrid (1942-1945); el Estadio de Fútbol de las Corts, Barcelona (1943); el Hangar de Cuatro Vientos, Getafe (1949); la Capilla de la Ascensión de Xerrallo, Lérida (1952); la Capilla abierta del Sancti Espirit, Lérida (1953); la Presa de Canelles, Lérida (1956); la cubierta del Club Táchira, Caracas, Venezuela (1957) —no construido—; los depósitos elevados de Khemisset y Souk-el-Arba, Marruecos (1959); o la Iglesia de San Nicolás, Gandía (1960).
La importante labor realizada por Eduardo Torroja Miret fue reconocida, a lo largo de los años, a través de diferentes distinciones. Se le concedió el grado de doctor honoris causa por la Politécnica de Zúrich, la Universidad de Toulouse, la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de Lovaina y la Universidad Católica de Chile. Fue académico correspondiente de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona y de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba. Fue nombrado caballero de la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio y caballero de la Gran Cruz del Mérito Civil. Tras su fallecimiento se le concedió el título de marqués de Torroja.
Eduardo Torroja murió en su despacho del Instituto Técnico de la Construcción y del Cemento el día 15 de junio de 1961, dejando, en un cajón de su despacho, una entrañable carta, de la que se deduce que sabía que iba a morir en breve, dirigida a todos sus colaboradores. Poco después, el Instituto volvió a cambiar de nombre, convirtiéndose en el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja.
Obras de ~: Cálculo de los cajones de hormigón armado para aire comprimido, Madrid, 1926; Botadura y fondeo de los cajones de cimentación del puente de San Telmo, Madrid, 1926; Acueducto Sifón sobre el río Guadalete, Madrid, 1927; L´emploi des cábles d´acier dans les constructions en béton armé, Viena, Congrés des Ponts et Charpentes, 1929; Otra solución propuesta para el dique de Cádiz, Madrid, 1931; Los Pliegos de Condiciones para Obras de Hormigón Armado, Madrid, 1932; Los Viaductos de la Ciudad Universitaria, Madrid, 1932; La nueva línea de tranvía de puerta de Hierro, Madrid, 1934; Las obras de fábrica para la urbanización de la Ciudad Universitaria, Madrid, 1935; Modernas orientaciones en la determinación de la resistencia de las estructuras de hormigón, Madrid, 1935; Cubiertas Laminares de Hormigón Armado, Madrid, 1936; Obras de hormigón armado, Madrid, 1936; Sobre los errores de la medida de las deformaciones en el interior de los macizos por aplicación de la teoría de las cuerdas vibrantes, Madrid, 1936; Le voile mince du Frontón Recoletos à Madrid, Association Internationale des Ponts et Charpentes, Zurich, 1938; Estudio de un muro de contención formado por membranas en conoide, utilizable para muelles de atraque, Madrid, 1939; Estructura del Edificio para la Unión y el Fénix en Sevilla, Madrid, 1940; El problema general de la auscultación, Madrid, 1940; Estructura de la tribuna del nuevo Hipódromo de Madrid, Madrid, 1941; Orientaciones para el cálculo anelástico de piezas prismáticas de hormigón armado, Madrid, 1941; Un novo tipo di muro di sostengo e le sue possibilitá di calcolo, Roma, Ricerche d’Ingeneria, 1941; El cálculo de una lámina cilíndrica polilobular, Madrid, 1942; El comportamiento resistente de una cubierta laminar, Madrid, 1942; Viaducto Martín Gil, Madrid, 1942; Comprobación y comportamiento de una estructura laminar, Madrid, 1942; Sulla struttura delle tribune del nuevo Hipódromo di Madrid, Roma, Ricerche d’ingeneria, 1942; La calefacción a distancia de la Ciudad Universitaria de Madrid, Madrid, 1943; Nueva Teoría anelástica del hormigón armado, Madrid, 1943; Variantes modernas en las estructuras de puentes, Madrid, 1944; Discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias, Madrid, 1944; Estudio teórico y fotoelástico de emparrillados, Madrid, 1944; Las deformaciones del hormigón por efecto de las cargas, Madrid, 1945; Coeficientes de seguridad en la comprobación de secciones de hormigón armado, Madrid, 1945; Métodos heterodoxos para la comprobación de secciones de hormigón armado, Madrid, 1945; Ensayo de bases para una resistencia de materiales anelástica aplicable al hormigón armado, Madrid, 1945; Establecimiento de un nuevo método de cálculo inelástico de piezas de hormigón, Madrid, 1945; Lecciones elementales de elasticidad, Madrid, 1945; Objeto y clasificación general de las Normas de Ensayo del Laboratorio Central, Madrid, 1945; Dimensionamiento rápido y económico de secciones de hormigón armado, Madrid, 1945; Las estructuras mixtas y el puente de Tordera, Madrid, 1945; Cálculo anelástico de secciones de hormigón armado, Madrid, 1946; Reglas y fórmulas prácticas para el dimensionamiento de secciones, Madrid, 1946; Sobre el comportamiento anelástico del hormigón armado en piezas prismáticas, Madrid, 1946; Cálculo rápido de arcos empotrados, Madrid, 1946; con F. 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Urcelay, El método del momento tope para la flexión y la compresión simples o compuestas en hormigón armado, Madrid, 1961; Instrucción H.A. 61 especial para estructuras de hormigón armado, primera parte, Madrid, 1961; Instrucción Eduardo Torroja H.A. 61 Especial para estructuras de hormigón armado, segunda y tercera parte, Madrid, 1961; Las estructuras de Eduardo Torroja, (trad. de la versión americana), CEHOPU, Madrid, 1999.
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María José Cassinello