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José Manuel Aizpurúa Azqueta

Biografía

Aizpurúa Azqueta, José Manuel. San Sebastián (Guipúzcoa), 30.XII.1904 – 6.IX.1936. Arquitecto.

Primogénito de ocho hermanos de una familia acomodada, con antecedente en la abogacía, realizó sus primeros estudios en casa y en los marianistas de su ciudad natal. Ingresó en 1921 en la Escuela Superior de Arquitectura en Madrid, terminando la carrera en 1927. Durante su estancia en la capital, frecuentó la Residencia de Estudiantes, donde conoció a Buñuel, Dalí y García Lorca, con quien mantendría su amistad hasta la muerte de ambos en 1936. Ejerció su profesión tan sólo durante nueve años; tiempo, sin embargo, suficiente para que fuera conocido en los ambientes cercanos a la vanguardia de la arquitectura española. Mantuvo una gran relación personal con los arquitectos más característicos del movimiento moderno: García Mercadal, Torres Clavé, Sert, Sánchez Arcas, Vallejo [...], con quienes participó enseguida en la fundación del GATEPAC (Grupo de Artistas y Técnicos Españoles para la Arquitectura Contemporánea), movimiento clave en la historia de la arquitectura española contemporánea. Lo cierto es que la presencia del joven arquitecto en San Sebastián supuso, en cierto modo, un episodio inquietante. Aizpúrua fue capaz de aglutinar a gran parte de los artistas modernos vascos “desparramados por la provincia” y reunirlos en torno a la sociedad Gu, a cuyo acto fundacional asistieron gentes tan dispares como Ernesto Giménez Caballero o Pablo Picasso. Fue una peculiar sociedad, entre gastronómica y cultural, en cuyo ámbito pudieron reunirse y polemizar sin trabas José Antonio Primo de Rivera, Benjamín Jarnés, Max Aub, Federico García Lorca o Pío y Ricardo Baroja.

Todo ello, desde luego, en el cálido ambiente político de los primeros años treinta. Sin embargo, pese a esa inquietante capacidad de convocatoria, la ciudad de San Sebastián no tomó demasiado en serio su arquitectura.

Aizpúrua hubo de afrontar solo, junto a su compañero de carrera Joaquín Labayen —con quien había abierto un estudio en la calle Prim, 32, de San Sebastián—, un trabajo profesional escaso, circunscrito a muy pocos edificios construidos y a algunas docenas de propuestas que no llegaron a prosperar. Tal vez su edificio más conocido, el único que de veras llegó a interesar a la ciudad, fue el Real Club Náutico, que Aizpúrua en 1929 reformó en colaboración con Labayen. Seguramente no cabe una apuesta más rotunda pese a su escasa envergadura; el Real Club Náutico reformado, de contraste, ante la arquitectura de toda una ciudad, una ciudad construida paso a paso, partícipe de la evolución mesurada de las novedades arquitectónicas. El Real Club Náutico está precisamente donde el contraste podía ser mayor: frente al mar, e inmediato al Gran Casino de los Arquitectos Aladrén y Morales de los Ríos construido en 1882, casi cincuenta años antes. En la reforma y nueva planta superior del Real Club Náutico existe, en nuestra opinión, una cierta mitología arquitectónica poco real. El edificio anterior ya existía en un 50 por ciento, con una cubierta, la “carroza” de un velero de la época. La obra de Aizpúrua y Labayen consistió en modernizar el entorno de la cubierta del velero transformándola, conforme a la arquitectura naval de la época, muy racionalista, en una moderna motonave. Es decir, en su apariencia exterior modernizó el viejo velero anclado junto al actual ayuntamiento. La obra del Náutico se ha convertido desde entonces en una referencia-mito ineludible para San Sebastián, tan notable en su efecto como lo fue a principios de siglo el Balneario de la Perla del Océano que Ramón Cortázar había edificado diecinueve años antes. Tal vez podía resumirse en esos dos edificios la enorme transición del cambio de siglo. No es complicado reflejar en unas líneas el catálogo completo de la obra de Aizpúrua. Su arquitectura se circunscribe casi exclusivamente a sus propuestas en los concursos en los que participó incansablemente y a veces ganó aunque en ningún caso resultasen llevados a cabo. En 1927 tomó parte en la propuesta del Ateneo Mercantil de Valencia y en un proyecto junto con Labayen para un restaurante en el monte Ulía. En 1928 construye en San Sebastián el Café Madrid y la pastelería Sacha, así como la ambientación del Yacaré Club, todo ello en colaboración con Labayen, hoy día desaparecidos. También participó en la propuesta de escuelas de Ibarra en 1930 y en 1932 junto con Labayen prepara sus anteproyectos para la Estación del Ferrocarril del Plazaola en Pamplona, las oficinas del Centro de Atracción y Turismo de San Sebastián, un nuevo Club de Golf y viviendas en Fuenterrabía, así como un Grupo Escolar y viviendas en Bilbao. Ese mismo año, junto con su primo el arquitecto Aguinaga, participa en el concurso del Instituto de Cartagena y en 1933 junto con Labayen en los Concursos del Museo de Arte Moderno y de una Biblioteca Infantil. En noviembre de 1933, se afilia a la Falange y es miembro de su primer Consejo Nacional en octubre de 1934. Es en 1935 cuando en colaboración con Aguinaga gana el primer premio del proyecto de Escuela de Ingenieros y de Minas en Madrid y el segundo premio del Concurso Nacional de Arquitectura. También es de 1935 su anteproyecto de ordenación del Ensanche de Amara y su propuesta de Hospital en San Sebastián junto a los arquitectos Sánchez Arcas, Lagarde y Labayen. Se conserva también de 1935 un edificio de viviendas en Fuenterrabía proyectado junto con Lagarde. Fue, asimismo, fotógrafo, afición en la que influyó su tío materno, Florentino Azqueta. Realiza fotografías del natural, documentales de libros y revistas, de viajes y fotomontajes como soporte de sus proyectos de arquitectura, junto a las maquetas. Los proyectos arquitectónicos de Aizpúrua de sus últimos años son un buen exponente del progresivo afianzamiento de sus propuestas. Sus ideas cada vez estaban más claras; comprendía bien la arquitectura que quería hacer, no le importaba esperar. Estaba proyectando el futuro con optimismo sin sospechar su trágico fin cuando fue fusilado al principio de la Guerra Civil, el 6 de septiembre de 1936, tres días antes de que las tropas del bando nacional entrasen en San Sebastián. Como ha escrito el arquitecto Laborda Nieva, “de hecho, sus concursos de 1935 demuestran su claridad, su infrecuente capacidad de raciocinio, su disposición a transformar el espacio en un relato de armonía funcional”.

 

Obras de ~: con J. Labayen, Café Madrid y Pastelería Sacha, San Sebastián, 1928 (desaparecidos); reforma del Real Club Náutico, San Sebastián, 1929.

 

Bibl.: J. D. Fullaondo, J. Oteiza y Amón, Nueva Forma, 40, Madrid, 1969; J. Laborda, Arquitectos Guipuzcoanos del cambio de siglo, San Sebastián, Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, 2000, suplemento 14-G; VV. AA., Aizpurúa: la mirada moderna, Madrid, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, 2004.

 

Juan M. de Encío Cortázar