Michelena Elissalt, Luis / Mitxelena Elissalt, Koldo. Rentería (Guipúzcoa), 20.VIII.1915 – San Sebastián (Guipúzcoa), 11.X.1987. Vascólogo, lingüista y filólogo.
De padre artesano (cestero) y madre de ascendencia vasco-francesa, aprendió el euskera en el hogar familiar. Una enfermedad de la infancia le obligó a guardar cama largos períodos durante los cuales nació su afición a la lectura y su temprana familiaridad con la lengua vasca culta a través de revistas como Zeruko Argia (“Luz del cielo”, en castellano), que desde 1919 circulaba habitualmente en hogares sencillos, y, desde 1921, también Argia (“Luz”, en castellano); ambas, escritas en su totalidad en euskera por autores del mundo cultural vasco con gran competencia en la lengua escrita, fueron los cimientos de su dominio del vascuence. Con diecisiete años se afilió al sindicato Eusko Langileen Alkartasuna-Solidaridad de los Trabajadores Vascos (ELA-STV) y al Partido Nacionalista Vasco (PNV), al tiempo que iba engarzándose en la actividad vasquista de preguerra. Su determinación de contribuir al ennoblecimiento y potenciación literaria del vascuence encontró impulso en las ideas de José de Ariztimuño Olaso, Aitzol (fusilado por los sublevados, pese a haber defendido una solución pacífica del conflicto) y en la admiración que en él despertaron poetas en euskera como Nicolás Ormaechea Pellejero, Orixe, y, sobre todo, José María Aguirre Egaña, Xabier Lizardi. A todo ello se unió un deseo, acrecentado a lo largo de su existencia, de contribuir al arraigo de un ordenamiento social de amplia libertad de pensamiento y acción.
Al iniciarse la guerra civil se enroló como gudari en el batallón “Itxarkundia” de Euzko Gudarostea (Ejército Vasco) y llegó a ostentar el cargo de teniente que le fue reconocido al final de su vida. Hecho prisionero en Santoña, en 1937, encarcelado y condenado a muerte sin que la sentencia se hiciera efectiva a lo largo de los casi seis años que permaneció en prisión (en el Dueso, en el Larrínaga y en Burgos) y durante los cuales comenzó a sentirse atraído de forma autodidacta por los estudios filológicos, fue puesto en libertad en 1943. Al comprobar que en su tierra natal no había posibilidades de encontrar sustento (tras morir su padre, había sido auxiliar administrativo desde los 15 años), se trasladó a Madrid y allí trabajó como contable. Debido a sus contactos con personas y organizaciones que se movían en contra de la dictadura reinante, muchos de los cuales había adquirido en sus años de prisión, volvió a ser encarcelado por un período de dos años (1946-1948, en Alcalá, Ocaña, Yeserías y Talavera). Estas vicisitudes no le impidieron terminar con éxito la licenciatura en Filosofía y Letras (Filología Clásica) en 1951 y obtener después el doctorado en la Universidad de Madrid en 1959.
Un año antes había sido llamado por la Universidad de Salamanca a ocupar temporalmente como profesor invitado la cátedra Manuel de Larramendi, fundada a instancias del rector Antonio Tovar, preludio de su ingreso en el claustro salmantino como catedrático de Lingüística indoeuropea en 1968. El prestigio alcanzado, inesperado y singular a primera vista, se debió a que desde 1940 había empezado a publicar trabajos filológicos de gran relieve con el apoyo de estudiosos vascos como Julio de Urquijo o Resurrección M.ª de Azkue; se había convertido, además, en colaborador asiduo de la revista Emerita, cuyas puertas le abrió su director de tesis doctoral, José Vallejo, latinista vinculado al Centro de Estudios Históricos madrileño de preguerra. Ya para entonces se iba consolidando su renombre internacional como vascólogo, condición finalmente apuntalada por el conjunto de su obra que, inducida inicialmente por la reactivación que Ramón Menéndez Pidal había infundido a comienzos del siglo XX en España a la filología, desembocó en la configuración de un plan de investigación consistente y riguroso con firme asiento en los testimonios históricos.
En 1949 se había casado con Matilde Martínez de Ilárduya († 2009), apoyo sólido en la vida diaria y en la actividad profesional, y del matrimonio nacieron sus hijos Itziar y Rafael.
Miembro de número de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia desde 1952, solo en 1965 pudo sortear las dificultades legales provenientes de sus antecedentes penales, que le habían obligado a impartir clases de materias diversas y dispersas aquí y allá para su mantenimiento y el de su familia; ese año se presentó y obtuvo una plaza de catedrático de latín en el instituto de segunda enseñanza de Torrelavega antes de su paso definitivo a la Universidad de Salamanca. Entre 1969 y 1971 impartió clases en la Universidad de la Sorbona y su amistad con André Martinet le brindó la oportunidad de acceder al círculo científico de París y a su red de publicaciones especializadas; superó de este modo, ampliamente, los estrechos límites por los que discurría entonces la investigación lingüística en España. En 1977 se trasladó a la Universidad del País Vasco como catedrático de Lingüística indoeuropea y Filología vasca, y en 1985 pasó a ser en ella profesor emérito hasta su fallecimiento dos años después. Era miembro correspondiente de la Real Academia Española.
Sus primeros libros: Apellidos vascos (1953), la edición del Dictionarium Linguae Cantabricae de N. Landuchio (con M. Agud, 1958), la Historia de la literatura vasca (1960), Fonética histórica vasca (1961) o Lenguas y protolenguas (1963) marcan el vigoroso cimiento de su obra, consolidada después en cientos de artículos y sucesivos libros que culminaron al final de su vida en el monumental tesauro de la lengua vasca publicado con carácter póstumo en dieciséis tomos, el Diccionario general vasco / Orotariko euskal hiztegia (1987-2005, I-XVI), con la colaboración de Ibon Sarasola.
Luis Michelena elevó la Filología vasca a las máximas cotas tras haber recogido el testigo de estudiosos anteriores como M. de Larramendi, L. L. Bonaparte, W. von Humboldt, H. Schuchardt, K. Bouda, R. M.ª Azkue, H. Gavel, C. C. I. Uhlenbeck, A. Campión, G. I. Bähr, J. Lacombe, A. I. Luchaire, M. Gómez Moreno, R. Menéndez Pidal, S. Altube, J. M.ª Lacarra, P. Laffitte, A. Tovar, J. Caro Baroja, J. M. de Barandiarán, J. Untermann, J. Haritschelar y un largo etcétera, cuyos trabajos fue integrando con sabia articulación en el conjunto de la Filología vasca. Al mismo tiempo, su investigación minuciosa sobre textos vascos de diferentes épocas y sobre cuanto se había hecho con anterioridad en el ámbito vascológico quedaba engarzada, actualizada y paralelamente, al tronco de estudio universal de lingüistas como J. I. Hubschmid, W. I. Meyer-Lübke, F. I. Saussure, N. S. I. Trubetzkoy, L. Hjelmslev, R. Jakobson, G. Rohlfs, U. Schmoll, A. Martinet, J. I. Kurylowitz, K. Bouda, M. I. Lejeune, H. I. Pedersen, R. I. Thurneysen, H. I. Vogt, E. Coseriu, N. Chomsky o R. P. De Rijk, entre los muchos que esmaltan el conjunto de su obra. No por quedar mencionado en último lugar debe entenderse menor su entendimiento eficaz con un hispanista de altura como Joan Coromines: Luis Michelena iba dando cuenta puntualmente a la comunidad científica internacional de la importancia que para la lengua vasca estaba inserta en los sucesivos tomos de la obra lexicográfica castellana e hispánica del filólogo catalán.
Además de su intensa dedicación a la actividad académica, a partir del Congreso de Aránzazu de 1968 contribuyó decisivamente al nacimiento de un modelo normativo para la lengua vasca codificado como euskara batua (lengua vasca común). Sufrió por ello el distanciamiento e incluso la enemistad de quienes no supieron valorar adecuadamente el compromiso que le había conducido a asumir con valentía y responsabilidad la tarea que la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia depositaba certeramente sobre sus hombros al percatarse de su valía intelectual. A su vez, la prosa empleada en los numerosos artículos que escribió en euskera, antes y después del establecimiento de la lengua normativa común, ha servido de modelo a autores literarios o cultivadores varios de la lengua vasca escrita.
En 1982 fue investido doctor honoris causa por la Universidad de Burdeos. En 1983 recibió el Premio Ossian de la fundación alemana FVS de Hamburgo por su dedicación al estudio y promoción de la cultura vasca, así como el Premio Menéndez Pidal para investigación humanística del Ministerio de Educación y Ciencia (compartido con Rafael Lapesa) y ese mismo año fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Autónoma de Barcelona.
Luis Michelena / Koldo Mitxelena mantuvo vivo el compromiso político con igual intensidad tras la llegada a España de la democracia: su vinculación al PNV se rompió en 1986 por discrepancias de hondo calado con la dirección del partido, tras lo cual pasó a formar parte hasta su muerte de la escisión configurada como Eusko Alkartasuna (EA). Hoy las siglas KM son emblema de un espacio de vigorosa actividad cultural en la ciudad de San Sebastián: Koldo Mitxelena Kulturunea. También la biblioteca de la Universidad del País Vasco (campus de Álava), donde ejerció su magisterio en los años finales de su vida, lleva su nombre.
Su agudo espíritu crítico y al mismo tiempo independiente (votó a favor de la Constitución de 1978 pese a que su partido preconizaba la abstención) le condujo a moverse entre la tolerancia franca y respetuosa que caracterizaba su trato diario, de un lado, y la manifestación clara y enérgica frente a todo lo que consideraba nocivo para la convivencia, de otro. Además de la profesión, que prácticamente ocupaba todo su tiempo, sentía gran pasión por el cine, la literatura en general y, de forma particular, por el género policíaco de novela negra (bien representado en su biblioteca personal); de ahí que su obra haya quedado infiltrada de aspectos vitales y culturales que sobrepasan ampliamente su campo específico de trabajo, al tiempo que sitúan a Luis Michelena / Koldo Mitxelena en la categoría de intelectual profundo y penetrante.
Teniendo en cuenta la consideración unitaria de método que preside su producción filológico-lingüística, se puede decir que su obra, escrita en castellano y euskera (y, eventualmente, en inglés, francés o alemán), está articulada en torno a los siguientes ejes vertebradores: En primer lugar, la lingüística histórica y lingüística general: sus juicios y aportaciones a las corrientes lingüísticas convierten su obra en exponente de una de las principales contribuciones a los principios de lingüística diacrónica y reconstructiva producida en España, en la que tiene especial relieve su libro Lenguas y protolenguas.
Segundo, la paleohispanica: estuvo siempre atento a este campo, por sí mismo y por cuanto podía ser aplicable al pasado de la lengua vasca en sus relaciones con otras modalidades lingüísticas y su(s) sistema(s) de escritura, y a él dedicó artículos relevantes y reseñas de análisis certero. En tercer lugar, la historia de la lengua vasca y de su literatura: marcada por la huella de Menéndez Pidal, muy clara en el caso de la Fonética histórica vasca, así como en el rigor metodológico y la preocupación por los textos, adoptó los principios de la fonología diacrónica, la dialectología histórica y comparada, la onomástica, la etimología y la filología en general, sin olvidar el contraste derivado de la atención al contacto lingüístico del vascuence con otras lenguas a través del tiempo. Su Historia de la literatura vasca fue el primer modelo para la dilatada trayectoria que esta línea de investigación ha tenido después. Textos arcaicos vascos, por su parte, permitió engarzar los eslabones de la cadena lingüística que, perceptibles desde la Antigüedad, tienen continuidad en testimonios románicos previos al cultivo escrito sistemático del euskera a partir del siglo XVI. Sus muchos trabajos de refuerzo al afianzamiento de la Vascología como campo de estudio científico, así como los relativos a la tarea de codificación de la lengua en un modelo común, son núcleos consistentes de su obra de matriz histórica relativa al vascuence.
El cuarto punto en el que se articula su producción es el léxico y la lexicografía vascas: además de los numerosos trabajos dedicados a la historia del léxico y la etimología, o de la edición de una obra como el Dictionarium linguae cantabricae (1562) de N. Landuchio, su contribución a ambos campos culminó en la elaboración del Diccionario general vasco-Orotariko euskal hiztegia (DGV-OEH), verdadero tesauro de la lengua vasca que es hoy obra abierta gracias a las nuevas tecnologías. Ibon Sarasola, inicialmente colaborador de la versión en papel, ha sido también artífice de su actualización sucesiva a través de la publicación en línea de la Real Academia de la Lengua Vasca-Euskaltzaindia. Los últimos años de la vida de Luis Michelena / Koldo Mitxelena estuvieron en gran medida ocupados por este quehacer y, de hecho, el primero de los dieciséis tomos publicados (1987-2005) apareció, con carácter póstumo, pocos días después de su fallecimiento.
En quinto lugar, los artículos de reflexión personal y pensamiento: Luis Michelena / Koldo Mitxelena ha dejado un conjunto de escritos autobiográficos y literarios, traducciones de actualidad política y cultural, entrevistas, crítica de cine, anotaciones históricas y culturales que trascienden con amplitud la circunstancia concreta a la que inicialmente iban dedicadas y, con ello, sus meditaciones han terminado por adquirir el vuelo de los grandes pensadores.
Obras de ~: Apellidos vascos, San Sebastián, Biblioteca Bascongada de Amigos del País, 1953 (2.ª ed., 1955; 3.ª ed., Txertoa, 1973); N. Landuchio, Dictionarium Linguae Cantabricae, ed. de ~ y M. Agud Querol, San Sebastián, Seminario de Filología Vasca “Julio de Urquijo” - Diputación de Guipúzcoa, 1958; “La obra del P. Manuel de Larramendi (1690-1766)”, en Cuadernos de la cátedra Feijoo, 6 (1959); Historia de la literatura vasca, Madrid, Minotauro, 1960; Fonética histórica vasca, San Sebastián, Diputación de Guipúzcoa, 1961 (2.ª ed., 1977); Lenguas y protolenguas, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1963 (Languages and Protolanguages, ed. y pref. de J. Gorrochategui, trad. al inglés de R. Pascual Pérez y J. Tynan, Vitoria, Universidad del País Vasco, 1997); Textos arcaicos vascos, Madrid, Minotauro, 1964; Sobre el pasado de la lengua vasca, San Sebastián, 1964 (2.ª ed., acompañada de una recopilación de artículos sobre la materia, con el título Sobre historia de la lengua vasca, pról. de Mª. T. Echenique Elizondo y J. A. Lakarra, ed. de J. A. Lakarra, con la colaboración de Mª. T. Echenique y B. Urgell, San Sebastián, 1988, 2 vols.); Estudio sobre las fuentes del Diccionario de Azkue, Bilbao, Centro de Estudios Históricos de Vizcaya - Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, 1970; Mitxelenaren idazlan hautatuak, ed. de P. Altuna, Bilbao, Mensajero, 1972 [escritos en lengua vasca anteriores al euskera batúa, elegidos y adaptados a la norma común, con visto bueno del autor]; Zenbait hitzaldi, Bilbao, Etor, 1972 [recopilación de conferencias en castellano y euskera]; con J. de Hoz, La inscripción celtibérica de Botorrita, Salamanca, Universidad, 1974; Denbora bateko zinema paperak. 1954-1961, Bilbao, Ayuntamiento de Bilbao, 1981 [recopilación de críticas cinematográficas, en euskera y castellano, procedentes de sucesivas publicaciones en la revista Egan] (ed. de I. Mujika Iraola, San Sebastián, Alberdania, 2006); Lengua e historia, ed. de Mª. T. Echenique, Madrid, Paraninfo, 1985 [recopilación de trabajos con anotaciones posteriores del autor]; Palabras y textos, ed. de J. Gorrochategui, Vitoria, Universidad del País Vasco, 1987 [recopilación de trabajos con extensas adiciones posteriores del autor]; Diccionario general vasco / Orotariko euskal hiztegia, Bilbao, 1987-2005, 16 vols.; Euskal idazlan guztiak, P. Altuna, J. Lakarra, I. Sarasola y B. Urgell (eds.), Donostia, Euskal Editoreen Elkartea, 1988, 9 vols.; Gure artean / Entre nosotros, ed. de A. Lertxundi, San Sebastián, Alberdania, 2001, 2 vols. gemelos en ambas lenguas; Koldo Mitxelena: selected writings of a Basque scholar, ed. de P. Salaburu, Reno (Nevada), Center for Basque Studies University of Nevada, 2008; Obras Completas, J. A. Lakarra e I. Ruiz Arzalluz (eds.), San Sebastián – Vitoria, Seminario de Filología Vasca “Julio de Urquijo” - Diputación Foral de Gipuzkoa - Universidad del País Vasco, 2011, 15 vols.
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María Teresa Echenique Elizondo