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Antonio Tovar Llorente

Biografía

Tovar Llorente, Antonio. Valladolid, 17.V.1911– Madrid, 14.XII.1985. Filólogo y lingüista.

Hijo de un notario, pasó su infancia en varias regiones españolas debido a los destinos de su padre. Habló de niño euskera y valenciano, adquiriendo muy pronto la noción de bilingüismo y la curiosidad por las lenguas. Estudió bachillerato en Valladolid y Alicante, y rindió el examen final en el Instituto de Murcia. Aprendió latín en un verano, y este aprendizaje autodidacta es la guía de su vida. A instancias de sus padres, estudió Derecho en el Colegio María Cristina de los Padres Agustinos de El Escorial, pero al mismo tiempo estudiaba por su cuenta griego y alemán. Licenciado en Derecho (1930), comenzó la carrera de Filosofía y Letras en Valladolid con Cayetano Mergelina y Luna. Viajó en los cruceros por el Mediterráneo (1933 y 1934), con su maestro Mergelina y con Gómez Moreno; en uno de los viajes, colocaron en Fódele (Creta) una placa conmemorativa del nacimiento del Greco. A raíz de este contacto con Grecia, aprendió griego moderno y concibió la idea de traducir la Descripción de Grecia de Pausanias (1946). Licenciado en Historia y Arqueología (1934), ese mismo otoño se matriculó en Madrid para estudiar lenguas clásicas, y llevó una carta de recomendación de Mergelina para ser admitido en el Centro de Estudios Históricos, que dirigía Menéndez Pidal. Allí trabajó con Manuel Gómez Moreno, G. Bonfante y Américo Castro, que despertaron su interés por las lenguas prerromanas de la Península Ibérica y la lingüística comparada. Becado por la Junta para la Ampliación de Estudios, asistió en París a las clases de Emile Benveniste, que explicaba en la Sorbona su teoría sobre la raíz indoeuropea, y después en Berlín estudió con el gran helenista Eduard Schwyzer. Pero al estallar la guerra en España, regresó a Valladolid junto a su familia, se afilió a la Falange y empezó a trabajar en Radio Nacional.

Dionisio Ridruejo, amigo y condiscípulo en El Escorial, era jefe provincial de Falange en Valladolid, y le nombró jefe de Prensa y Propaganda. Fue acusado con Ridruejo de rebelión militar por haber leído por radio el discurso de Primo de Rivera que atacaba a Gil Robles, y encarcelado durante unos días. En 1937, por un incidente político, recibió varios disparos que pusieron en peligro su vida. Nuevamente, fue reclamado para Radio Nacional de Burgos.

En 1939, fue nombrado secretario del Instituto Nebrija y también director de Enseñanza Profesional y Técnica del Ministerio de Ibáñez Martín, recibió a Menéndez Pidal, que volvió del exilio, y respaldó su reconocimiento como maestro de filólogos y medievalistas.

En 1940, Ramón Serrano Suñer, ministro de Interior y hombre fuerte de Falange, nombró a Dionisio Ridruejo secretario de Prensa y Propaganda, éste se rodeó de un grupo de intelectuales: Laín Entralgo, Torrente Ballester, Foxá, Rosales, Vivanco y Tovar, entre otros, que pretendían una falange más liberal, fuera de la influencia militarista y que aspiraban a reintegrar a los intelectuales que no militaban en el bando vencedor. Sería un intento vano, que en 1941 se saldó con la destitución de todos ellos.

En esta etapa, acompañó, junto con Ridruejo y otros, a Serrano Suñer en varios viajes en los que el Gobierno español mantuvo conversaciones con las potencias del Eje, en algunas de las cuales Tovar hizo de intérprete.

Retirado ya de la política, se doctoró en Filología Clásica en 1941, y aspiraba a dedicarse al griego, pero el destino habría de interponerse, y en 1942 obtuvo la Cátedra de Latín en Salamanca. Se casó con Consuelo Larrucea y se trasladó a vivir a esa ciudad. Fue rector de su Universidad durante el ministerio de Ruiz-Giménez (1951-1956), período muy activo durante el cual, entre otras cosas, creó la primera especialidad en lenguas modernas en la Universidad española, fundó la Cátedra Manuel de Larramendi de lengua vasca, introdujo el estudio de la lingüística indoeuropea y de las lenguas prerromanas, estableció el Museo Unamuno en la casa rectoral y organizó los actos del VII centenario de la Universidad (1953-1954), a los cuales asistieron personalidades académicas y de la cultura de todo el mundo.

Un año antes de que Michael Ventris descifrara el micénico, fundó con Emilio Peruzzi la revista Minos (1951), para el estudio de textos paleocretenses, que fue la primera publicación internacional dedicada a este nuevo campo filológico.

Su pensamiento político había evolucionado, dejó de creer que pudiera hacer algo por España desde dentro, y rompió con el régimen de Franco. Así comenzó un exilio voluntario en 1958, continuando su labor docente en las universidades de Tucumán (Argentina) e Illinois (Estados Unidos), con un intento de vuelta a España a la Cátedra de Latín de Madrid (1964). Pero en 1965, y debido a los sucesos por los que Tierno Galván, Aranguren, García Calvo y Montero Díaz fueron expulsados de la Universidad por encabezar una manifestación, pidió la excedencia absoluta de la cátedra de Madrid y volvió a Illinois, donde continuó su docencia hasta que en 1967 fue contratado por la Universidad de Tubinga (Alemania), para la cátedra de Lingüística, que había ocupado Hans Krahe. Américo Castro dijo: “Ingenuamente me enorgullezco de que Tovar vaya a Tübingen para enseñar Indogermanische Sprachwissenschaft, una ciencia de cuño alemán”, y Pedro Laín: “linda hazaña, la de llevar trigo a Castilla, hierro a Vizcaya y lingüística comparada a la ribera del Neckar”. Allí enseñó celta, vascuence, antiguo irlandés, germanística y lenguas amerindias. Se jubiló en Tubinga en 1979, aunque siguió impartiendo, como profesor emérito, cursos de doctorado hasta el año de su muerte.

Desde su primer viaje a la Argentina, se interesó por las lenguas indoamericanas, y durante sus estancias en Buenos Aires (1948-1949) y Tucumán (1958-1960), recogió los materiales que configuran el Catálogo de las lenguas de América del Sur, y además hizo varios viajes al Chaco argentino, donde convivió con sus informantes, indígenas matacos, chorotes y chiriguanos, para recoger materiales de sus lenguas en vías de extinción. En 1970, desde Tubinga, hizo un nuevo viaje al Chaco, para resolver dudas y completar los textos que, unos años más tarde, publicó.

Autor de multitud de libros, artículos, comunicaciones, ponencias, traducciones, ediciones críticas y manuales, para transmitir todo aquello que aprendía, descubría o descifraba, comenzó dos obras de gran envergadura: un diccionario etimológico vasco en colaboración con Koldo Michelena y Manuel Agud, que empezó a publicarse después de su muerte, y una geografía antigua de las ciudades y pueblos de Iberia, que le había sido encargada por el arqueólogo alemán Adolf Schulten, y de la cual publicó en vida dos tomos y un tercero póstumo.

Ejerció como crítico literario entre 1962 y 1982 para la revista semanal Gaceta Ilustrada, dejando gran número de reseñas sobre la literatura y los literatos de esos años.

Fundó la Asociación Cultural Hispano-Helénica (1980), y la revista Erytheia de estudios neogriegos y bizantinos, con el apoyo del Ministerio de Cultura español y la Embajada de Grecia.

Fue miembro de la Real Academia Española (1967), propuesto por Pedro Laín, y mientras vivió en Alemania, procuraba arreglar sus viajes a España para poder asistir a alguna junta del Pleno de los jueves. Cuando se jubiló en Tubinga y volvió a España, intensificó sus tareas en la Academia, colaborando en varias comisiones, a las que asistía con asiduidad. Fue activo partícipe, como representante de la Academia, en congresos y simposios, y sirvió de nexo entre la Española y varios organismos extranjeros encargados de la traducción de terminología científica. Colaboró especialmente en la redacción de la vigésima edición del Diccionario (1984), de la cual revisó una cuarta parte, y además completó las etimologías amerindias, estableciendo su transcripción, así como las definiciones de tribus y lenguas.

También fue miembro de honor de la Academia Vasca (1979), correspondiente de la Academia de Ciencias de Heidelberg (1968), y de otras academias europeas, y fue nombrado doctor honoris causa de las Universidades de Buenos Aires, Múnich, Dublín y Sevilla. Recibió el Premio Hanseático Goethe de la Fundación FVS de Hamburgo (1981), y la Medalla de Oro de Filología de la Universidad Complutense (1982), despidiéndose de la Universidad española con una lección magistral sobre Los celtas en España y la lengua celtibérica.

 

Obras de ~: En el primer giro (Estudios sobre la antigüedad), Madrid, Espasa Calpe, 1941; Gramática histórica latina. Sintaxis, Madrid, Afrodisio Aguado, 1946; Lengua gótica (Paradigmas gramaticales, textos, léxico), Madrid, Nueva Época, 1946; Vida de Sócrates, Madrid, Revista de Occidente, 1947; Estudios sobre las primitivas lenguas hispánicas, Buenos Aires, Ministerio de Educación-Facultad de Filosofía y Letras-Instituto de Filología, 1949; La lengua vasca, San Sebastián, Biblioteca Vascongada de los Amigos del País, 1950; Los hechos políticos en Platón y Aristóteles, Buenos Aires, 1954; Antiguo eslavo (Paradigmas gramaticales, textos, léxico), Madrid, Ed. Nueva Época, 1954; Cantabria prerromana o lo que la lingüística nos enseña sobre los antiguos cántabros, Madrid, 1955; Un libro sobre Platón, Madrid, Espasa Calpe, 1956; El Euskera y sus parientes, Madrid, Minotauro (Edic. Castilla), 1959; Ensayos y Peregrinaciones, Madrid, Guadarrama, 1960; Catálogo de las lenguas de América del Sur: enumeración, con indicaciones tipológicas, bibliográficas y mapas Buenos Aires, Ed. Sudamericana, 1961; Catalogus codicum Graecorum Vniversitas Salamantinae, Salamanca, 1963; Historia del Antiguo Oriente, Barcelona, Montaner y Simón, 1963; con M. Sánchez Ruipérez, Historia de Grecia, Barcelona, Montaner y Simón, 1963; Lo que sabemos de la lucha de lenguas en la Península Ibérica, Madrid, Gregorio del Toro, 1968; Universidad y Educación de masas, Barcelona, Ariel, 1968; Latín de Hispania: Aspectos léxicos de la romanización, Discurso de ingreso en la Real Academia Española, Madrid, 1968; Lo medieval en la conquista y otros ensayos americanos, Madrid, 1970; Sprachen und Inschriften. Studien zum Mykenischen, Lateinischen und Hispanokeltischen, Amsterdam, 1973; Iberische Landeskunde: Baetica, Baden-Baden, 1974; con J. M. Blázquez, Historia de la Hispania Romana: la Península Ibérica desde 218 a. C. hasta el siglo v, Madrid, Alianza Editorial, 1975; Iberische Landeskunde: Lusitanien, Baden-Baden, V. Koerner, 1976; Krahes alteuropäische Hydronymie un die westindogermanischen Sprachen, Heidelberg, 1977; Mitología e ideología sobre la lengua vasca. Historia de los estudios sobre ella, Madrid, Alianza Editorial, 1980; Relatos y diálogos de Los Matacos (Chaco argentino occidental) seguidos de una gramática de su lengua, Madrid, Cultura Hispánica del Instituto de Cooperación Iberoamericana, 1981; Iberische Landeskunde: Tarraconensis, Baden-Baden, 1989. [Bibliografía completa en: T. Santander, “Antonio Tovar: Bibliografía y recuerdos (1911-1985)”, en Studia Indogermanica et Paleohispanica in honorem A. Tovar et L. Michelena, Universidad del País Vasco, Universidad de Salamanca, 1990, págs. 9-158].

 

Bibl.: P. Laín Entralgo, Más de cien españoles, Barcelona, Planeta, 1981, págs. 257-265; E. Salcedo, Antonio Tovar, Vallisoletanos, Caja de Ahorros Popular de Valladolid, 1984; J. Gil, “Antonio Tovar”, Monte de Piedad y Caja de Ahorros de Sevilla, Sevilla, 1984; A. Lago Carballo, “Antonio Tovar, ‘tardío aprendiz de americanista’”, en América en la conciencia española de nuestro tiempo, Madrid, Trotta, 1997, págs. 131- 138; J. Gil, “Antonio Tovar” y D. Papageorgiou, “Mis recuerdos de Antonio Tovar”, en Erytheia (Madrid), 20 (1999), págs. 9-18 y 19-22, respectivamente.

 

Consuelo Tovar Larrucea

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