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Pere-Joan Rossell Lloret

Biografía

Rossell Lloret, Pere-Joan. Barcelona, f. s. XVI – ?, 1654 post. Político, conseller terç, magistrado de la Audiencia francesa en Cataluña, privilegio de nobleza.

Hijo del también político barcelonés, Joan-Francesc Rossell (fallecido después de 1643), y de su esposa Isabel Lloret (fallecida en 1641). Su padre fue un eminente doctor en medicina y catedrático de la Universidad (1580-1610), uno de los mejores galenos de su tiempo, autor de diversos tratados de medicina, alguno de ellos sobre la peste. También tuvo un papel destacado en la política, habiendo sido, en dos ocasiones, conseller segundo (1599-1600 y 1609-1610) y conseller en cap (1623-1623 y 1638-1639), además de embajador del Concejo de Ciento en la Corte de Madrid (1616-1617) y síndico del Brazo Real en las primeras Cortes de Felipe IV (1626-1632), cargo que le llevó a un duro enfrentamiento con el conde-duque de Olivares, que le hizo arrestar. Al igual que su hijo, Joan-Francesc Rossell encabezó la revolución de 1640 junto con personalidades como Pau Claris, Josep Fontanella, Francesc de Vergós, Josep de Margarit, etc. El matrimonio Rossell-Llobet tuvo, además de a Pere-Joan, dos hijos más, Josep, monje cartujo en Montealegre, autor de un tratado moral en latín (1665), e Isabel, que desposaría con el mercader Jaume Pí.

Pere-Joan Rossell se licenció en Derecho, y su primera actividad de importancia en el mundo de la política la llevó a cabo con su padre, al que acompañó y asistió en su embajada a la Corte de Madrid en 1616. Hacia 1630 trabajaba como abogado del Concejo de Ciento, institución que había restringido su acción diplomática a un reducido número de embajadores, de los que Rossell formaba parte. En esa calidad fue, en 1632, uno de los firmantes de los dictámenes de contrafacción, contra los bandos reales que reprimían a la población que se enfrentase violentamente a los soldados reales, y en favor de la exención de alojamiento de que gozaba la ciudad de Barcelona. Entre 1634-1635 estuvo preso en las cárceles reales, junto con Pau Boquet, Rafael Matalí y Jaume Pí, futuros dirigentes de la revolución de 1640. Una vez liberado, siguió adelante con su actividad política, y en 1638 fue elegido uno de los delegados del Concejo de Ciento para tratar con la Corona el asunto de los almacenes de Mataró, donde la intervención virreinal había caído en contrafacción por invasión de competencias. En junio de 1640 encabezaba una embajada a los diputados, junto con el dirigente Francesc de Vergòs, para tratar de los excesos, incendios y atrocidades que los soldados hispánicos causaban en el país. Aquel mismo año había sido elegido conseller terç de Barcelona, y en noviembre sustituyó al conseller en cap Fontanella, al frente de la coronela de la ciudad; en esa calidad partió el 12 de diciembre al mando del tercio de milicianos barceloneses de Santa Eulàlia, hacia Tarragona.

Una vez en aquella ciudad, se negó a acatar los pactos de rendición acordados entre el barón de Espenán y el marqués de Los Vélez, que incluían, además de la entrega de la ciudad, la rendición de todo el tercio; viendo el escaso entusiasmo de los tarraconenses y la nula colaboración del francés, sacó al tercio de la ciudad y regresó con él, indemne, a Barcelona. Tampoco quiso replegarse en Martorell, pocos días más tarde, cuando el ejército hispánico arrolló las defensas catalanas. A mediados de abril, volvió a partir hacia Tarragona, esta vez para tomar parte en el asedio a la ciudad, como lo hizo al lado del diputado Tamarit. Llegó a estar al mando supremo del ejército catalán, a principios de julio, cuando aquél tuvo que regresar a Barcelona. Rossell no solamente asumió su cometido político, sino también militar, interviniendo en diversas acciones (Tamarit, Constantí, Valls) en las que arriesgó la vida. A mediados del siguiente mes de noviembre intervino en la operación de canje que se llevó a cabo cerca de Constantí, de la duquesa de Cardona y su séquito por los agentes y representantes catalanes en la Corte.

El 23 de febrero de 1642, y como miembro del Consejo Real (de Luis XIII), acudió a la recepción del nuevo virrey francés, marqués de Brézé. A mediados de 1646 era uno de los embajadores de la Audiencia a los diputados para comunicarles el cierre provisional de la institución, con objeto de mandar a sus jueces y magistrados a recorrer el país para hacer levas de soldados. En octubre de 1651 formó parte de una comisión especial para evaluar la crítica situación de la ciudad, cercada por el ejército hispánico. En aquel contexto, Rossell intervino en la cuestión jurídica que suscitó el traslado del consistorio barcelonés a Manresa, asesorando y haciendo de enlace entre las autoridades locales y el gobernador Margarit y el virrey La Mothe. Tras la caída de Barcelona, son diversos los autores que aseguran que partió hacia el exilio en Francia. Sin embargo, las actas de la Diputación del General consignan cómo en febrero de 1654 se elevó una sonora queja contra las autoridades reales por la detención, encarcelamiento y expulsión a Valencia de una serie de supuestos desafectos, contraviniendo lo pactado en la capitulación de la ciudad. Entre dichos personajes se hallaba Rossell.

Pere-Joan Rossell Llobet había desposado con Maria Anna Gibert, de la familia de los Monfar, y tuvo la residencia familiar en la calle Regomir. Luis XIV le recompensó sus servicios concediéndole en abril de 1650 sendos privilegios de caballero y de noble del Principado de Cataluña.

           

Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, leg. 279.

M. Parets, “De los muchos sucesos dignos de memoria que han ocurrido en Barcelona y otros lugares de Cataluña”, en Memorial Histórico Español - Colección de documentos, opúsculos, y antigüedades que publica la Real Academia de la Historia, vol. XXIII, Madrid, Manuel Tello, 1888-1893, págs. 107-108; J. Sanabre, La acción de Francia en Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659), Barcelona, Real Academia de Buenas Letras, 1956, págs. 155-157, 161 y 179; B. Rubí (ed.), Les Corts Generals de Pau Claris, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana, 1976, pág. 256; F. J. Morales Roca, “Privilegios nobiliarios del Principado de Cataluña. Gobierno intruso de Luís XIII y Luís XIV (1641-1651)”, en Hidalguía (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Salazar y Castro), 141 (marzo-abril de 1977), págs. 167-191, espec., pág. 183; F. Amorós i Gonell, Correspondència diplomàtica de Joan Francesc Rossell, 1616-1617. Una crònica de la cort de Felip III, Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1992, págs. 21-32; J. L. Palos Peñarroya, “Una lectura de la Guerra dels Segadors (1638-1644)”, pról. a J. M.ª Sans i Travé (dir.) y Ll. Cases i Loscos (ed.), Dietaris de la Generalitat de Catalunya, vol. V (1623-1644), Barcelona, Generalitat de Catalunya, 1999, págs. XX, 328, 448, 807, 882, 1.122, 1,128, 1.159, 1.675; vol. VI (1644-1656), 2000, págs. 173, 198, 307, 501, 503, 516, 848, 1.164, 1.209, 1.300 y 1.303; M. Güell, El setge de Tarragona de 1641, Tarragona, Arola, 2003, págs. 40, 42 n. 29, 47 y 78; N. Florensa i Soler y M. Güell, “Pro Deo, Pro Regi, et Pro Patria”, en La revolució i la campanya militar de Catalunya de 1640 a les terres de Tarragona, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana, 2005, págs. 224 y 234-237; A. Simón i Tarrés (ed.), Cròniques de la Guerra dels Segadors, Barcelona, Fundació Pere Coromines, 2003, págs. 218 n. 149, 219, 323 y 325 n. 22.

 

Manuel Güell Junkert

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