Maillé-Brézé de Thévalle, Urbain de. Marqués de Brezé (I), en Francia. Castillo de Brézé, Maine y Loira (Francia), 30.III.1598 ant. – Mailly le Meugnon, Maine y Loira (Francia), 13.II.1650. Militar, diplomático y estadista francés, mariscal de Francia y virrey de Cataluña.
Hijo de Charles de Maillé-Brézé y de Jacqueline de Thévalle, hija de los condes de Creánte. Perteneció a una familia de la antigua nobleza vinculada a la ciudad de Saumur (señorío de Maillé), cuyos antepasados habían ostentado cargos en la Corte francesa.
Apenas muerto su padre, su madre Jacqueline consiguió la merced de marquesado para sus dominios (febrero de 1615), previo pago de una considerable cantidad de dinero y en base a los servicios prestados por los ancestros de la familia.
Urbain de Maillé-Brézé fue bautizado en la capilla del castillo de Brezé el 30 de marzo de 1598. Con casi veinte años, aunque marqués, tuvo sus propiedades hipotecadas por deudas y el único camino que parecía tener era ocupar plaza de gentilhombre de la guardia real, como sus antepasados. Sin embargo, el 25 de noviembre de 1617 contrajo matrimonio con Nicole du Plessis-Richelieu, perteneciente a una familia medio-burguesa adinerada, cuyo castillo dista apenas 35 kilómetros del de Brézé. El enlace con los Plessis-Richelieu aportó una dote de 80.000 libras, que permitió satisfacer las deudas más urgentes e importantes, aunque el mayor beneficio radicó en uno de los miembros de dicha familia, hermano de Nicole, Armand, más conocido como el cardenal Richelieu.
El progresivo encumbramiento político del cardenal, su cuñado, hasta llegar a mandar en el Consejo de Estado en 1624, le propició una de las carreras políticas y militares más fulgurantes de la época.
En 1619, Nicole fue llamada para ser dama de compañía de la reina madre María de Médicis. En septiembre de 1620, Brézé recibió el nombramiento de capitán de la guardia de corps de la Reina madre, cargo adquirido por unas 90.000 libras, que le ayudó a reunir el cardenal a través de diversos préstamos jamás devueltos (fueron anulados ante notario en 1632). Por muerte del marqués de Mauny, y gracias a la intercesión directa de Richelieu, Brézé fue nombrado capitán de la tercera compañía francesa de guardia de corps de Luis XIII (provisión de 20 de septiembre de 1627), cargo entre honorífico, militar y policial, no demasiado absorbente, que le permitió residir en la Corte.
Para mantener la alta posición alcanzada, el cardenal Richelieu tuvo que rodearse de una red de incondicionales en los que pudiera confiar, cosa que benefició a Brézé extraordinariamente. En 1626 recibía el gobierno de Saumur (provisión de 28 de abril), cargo que ostentaría hasta su muerte, y que le hacía, asimismo, senescal de las tierras y dominios del cardenal. En 1627 recibió comisión para levantar un regimiento, al frente del cual participó en el asedio franco-español de La Rochelle, último bastión de la resistencia hugonote. Una vez tomada la fortaleza costera, licenció al regimiento y se unió al ejército en la guerra de Mantua, cruzando los Alpes y forzando el paso saboyano de Susa (6 de marzo de 1629), hallándose igualmente en los asedios de Privás y de Alés. Al año siguiente acudió al socorro del Casal de Montferrato, combatiendo en el puente de Carginan. Mariscal de campo desde 1630, acumuló gran cantidad de condecoraciones y títulos honoríficos, como el de consejero de estado (nombrado el 26 de diciembre de 1629), que le reportaba una pensión de 2.000 libras anuales. En 1631 era destacado embajador francés ante Gustavo-Adolfo de Suecia, en misión extraordinaria; su carrera como diplomático se completaría años más tarde, cuando volvió a representar la legación de su país en Dinamarca y en Holanda (1636), países protestantes deseosos de sustraerse al poder de los Habsburgo. En Holanda acompañó al mariscal de Chatillón en la protesta al príncipe de Orange por el cerco de Lovaina.
En septiembre de 1632, la revuelta armada de los partidarios de Gastón de Orleans fue aplastada en los campos de Castelnaudaury, combate sangriento que ganó el mariscal de Schomberg, siendo Brézé su segundo al mando. El 29 de octubre de 1632, Brézé fue promovido a la más alta magistratura militar de la Monarquía francesa, y fue nombrado mariscal de Francia, ocupando la plaza que el difunto mariscal d’Effiat dejó vacante, y el 14 de mayo de 1633 fue creado caballero de las órdenes del Rey. También le confiaron el gobierno de Calais (provisión de 18 de octubre de 1632), y en noviembre de 1636 recibió igualmente el gobierno de Anjou, que ostentaría hasta el penúltimo año de su vida. Tenía tan sólo treinta y cuatro años y su carrera no hacía más que empezar.
Por Comisión de 26 de septiembre de 1634 recibió el mando del ejército francés en Alemania, junto con el mariscal de La Force, y obtuvo algunas victorias: desbarató un cuartel imperial cerca de Heidelberg, ciudad que tomó el 23 de diciembre, y al año siguiente ocupó Spira (21 de marzo de 1635). Mención especial merece la victoria conseguida en Avein (Bélgica), donde el 20 de mayo, juntó sus hombres con los del mariscal de Chatillón y derrotó a los españoles, causándoles más de cuatro mil bajas y tomándoles novecientos prisioneros y catorce piezas de artillería. Sin embargo, al llegar el invierno su ejército había sido diezmado por la peste y estaba totalmente deshecho; en la campaña del siguiente año debió replegarse ante el avance del cardenal-infante sobre Corbie, posición bajo su control, que abandonó. A pesar de ser considerado un soldado valeroso, arrojado y hasta temerario, aquel revés y algunas críticas maliciosas, sembraron serias dudas sobre su capacidad de mando. Brézé ocupaba siempre las primeras líneas de combate y comandaba personalmente pequeñas operaciones basadas en la audacia, sin embargo, autores como Talleman jamás le consideraron ni buen soldado ni buen militar. En julio de 1637 volvió a París y fue recibido por Luis XIII. Tras unos meses de reposo en sus feudos, volvió a la capital el 24 de abril de 1638 para comandar un nuevo ejército en Luxemburgo, sin embargo, Richelieu le asoció de nuevo en el mando al experimentado mariscal La Force, cosa que le valió el airado reproche del marqués, y a éste, la suspensión del mando durante tres años. Durante este tiempo estuvo participando en las conferencias preparatorias del Tratado de Westfalia. Reemprendió el servicio militar en agosto de 1641, operando al mando de un ejército en la Picardía, juntamente con el mariscal de Meilleraye (primo de Richelieu), acometiendo la toma de Lens en tres días y obligando a los españoles a levantar el asedio de Aire; más tarde se reunió con Meilleraye y tomaron Bapaume el 18 de septiembre.
En marzo de 1642, Richelieu le regaló la baronía de Trevés, adquirida por 200.000 libras. Los dominios de Brézé conformaban entonces una vasta señoría que se extendía más allá de Grésillé y Montsabert hasta Rou, prolongándose por el estrecho enclave de Brézé y sus alrededores. Tuvo que dividir la administración de sus estados en tres (Trevés, Mily y Brézé), estableciendo la sede de la castellanía en Milly, a pesar de lo cual las rentas de sus territorios apenas le reportaron 30.000 libras anuales. Para mantener su principesco tren de vida, Brézé ingresaba diez veces más a través de las múltiples pensiones y gracias que acumulaba, y aun así recibía ayuda financiera permanente de su cuñado Richelieu, desaparecido el cual no tardó en llegar la bancarrota y la ruina. Entre 1634-1635 y 1641 hizo construir los bastiones orientales del castillo, habilitó las cuadras y restableció la capilla.
En este punto de su carrera, en agosto de 1641, Brézé fue designado virrey de Cataluña y generalísimo del ejército francés en el Principado (la provisión es de 17 de octubre de 1641). Nada más conocer la noticia La Mothe y el intendente Argençon amenazaron con abandonar sus puestos en el Principado y volver a Francia caso de confirmarse tal nombramiento, alegando la supuesta capacidad del marqués para hundir la posición francesa en aquel país. Ciertamente, Brézé no se mantendría en el cargo más que unos meses (cesando en mayo de 1642). A mediados de octubre salía camino de Cataluña, pero debió detenerse antes de llegar a Narbona aquejado de un fuerte ataque de gota; el 7 de noviembre llegó por fin al Rosellón y fue recibido por las autoridades. Sus primeras acciones de gobierno se centraron en permanecer en el Rosellón para consolidar allí la situación militar, e impedir el socorro de Perpiñán; no siendo extraño que llevase instrucciones precisas fijadas en esa ciudad. El 20 de diciembre entabló combate contra los españoles cerca de Colliure, aunque no fue hasta el siguiente día 30 cuando juró el cargo y las constituciones del país, en nombre de Luis XIII, de forma rápida y casi en la intimidad, en la iglesia parroquial de la Junquera. A finales de enero de 1642 se distinguió en la victoriosa acción de Salelles, donde llegaron a matarle hasta tres monturas “que deve ser encantado, por no lo poder alcançar un solo balaço de todo el Exercito, cuyo blanco él solo era, tiniendo tanto ardimiento”. Tomó asimismo la villa de Santa María, pero no pudo evitar que el marqués de Torrecuso introdujera un convoy de socorro en Perpiñán. El 20 de febrero siguiente se hospedó en la casa de los Agullana, en Gerona, camino de Barcelona, dos días después pasó por Granollers y el 23 entró triunfalmente en la capital del Principado, siendo recibido en la parroquia del Clot por las principales autoridades, en medio de un gran regocijo popular. Ese mismo día ratificó el juramento de respeto a las constituciones del país, y participó de las grandes fiestas que se le dedicaron, tales “que no se han hecho jamás a ninguno de sus buenos reyes”.
La actuación política del mariscal de Brézé en Cataluña dejaría muy mal sabor de boca, por su marcado carácter represivo, motivo que ayuda a comprender el corto período de tiempo que ejerció de virrey francés.
En marzo proclamó la expulsión de todos aquellos religiosos castellanos, aragoneses y valencianos que rehusaran jurar obediencia al monarca francés, ensañándose especialmente con los principales abades del país, a los que convocó en Barcelona para insultarles y amenazarles con cortarles la cabeza; al final los detuvo y metió en prisión, sustituyéndolos por eclesiásticos afectos parciales a la causa de la Diputación del General (llegando a nombrar al agustino Gaspar Sala, abad de San Cucufate, de la Orden benedictina). Igualmente escandalosa fue su actuación con el obispo Gregorio Parcero de Gerona, a quien, al no poderlo doblegar, se dispuso a encerrar en algún castillo, tratándole de insolente. Se mostró igualmente inflexible y excesivamente severo con los partidarios y quintacolumnistas hispánicos, pues fue bajo su mandato cuando se produjo un verdadero éxodo de personajes obligados a embarcarse hacia Génova (Argençola, Berenguer de Oms, etc.). Destacó el caso de Vicente Carmona, que informó a las autoridades de Felipe IV en Tarragona, y a quien pretendió ajusticiar en menos de tres horas, y también la vergonzosa escena habida con el caballero Miguel de Boixadors, a quien llegó a coger por la cabeza reprendiéndolo enérgicamente y tildándole de traidor por el mero hecho de haber visitado a un prisionero enemigo. La reacción de las autoridades catalanas fue de oposición ante tamañas contrafacciones y el ambiente con el nuevo virrey, que no concedía audiencias, llegó a enrarecerse hasta el punto de que Luis XIII, que dejó el palacio de Sant Germain para estar presente en las operaciones de asedio de Perpiñán, le llamó a su lado en el Rosellón.
A decir verdad, el mal genio y los excesos del mariscal-virrey muy bien pudieron ser achacados, además de a su innegable celo, al empeoramiento de los ataques de gota que padecía. Salió de Francia enfermo y hasta llegar a Barcelona tuvo que detenerse en Narbona y en Granollers, llegando a la capital con el brazo derecho inmovilizado; se pasó su mandato en el virreinato pidiendo ser sustituido por causa del empeoramiento de su salud, y cuando lo fue, elogió efusivamente a quien sería su sustituto en el puesto, el general La Mothe.
El 30 de abril, salió discretamente de Barcelona y pasó de nuevo por Gerona, camino de la frontera, adonde se dirigía para cumplimentar al Monarca. A principios de mayo fue desposeído oficialmente, y pasó a Moulins-en-Bourbon, en busca de reposo para aliviarse de su impenitente gota. Dejó el Principado a mediados de septiembre, embarcándose en el muelle de Barcelona para Provenza. Todavía tuvo tiempo de recibir la buena noticia de la rendición de Perpiñán que el intendente Argençon se apresuró a comunicarle personalmente.
A pesar de que en su lecho de muerte, Richelieu, su gran valedor, no dejó de recomendarle al Rey “para las armas”, la salud, las nefastas experiencias de mando y gobierno, y sobre todo la animadversión que mantenía con el cardenal Mazarino, nuevo privado de Luis XIII, decidieron su retiro definitivo. En sus estados de Brézé siguió dando rienda suelta a sus excesos, atentando con ayuda de su guardia personal contra quienes ponían en peligro la caza de sus bosques. En 1645, el barón de Cholet le interpuso un escandaloso proceso, en el que se le acusaba de forzar al paisanaje a participar en sus cacerías, establecer el terror en la comarca, fabricar moneda falsa, etc. Lo cierto es que, sin ayuda de su cuñado, la ruina económica y patrimonial resultó inevitable, a pesar de las 400.000 libras que aquél le dejara en su testamento. En septiembre de 1649 revendió el gobierno de Anjou al duque de Rohan-Chabot por 300.000 libras, quedándose para sí con lo justo para mantener Saumur. Su actuación ante la rebelión de la Fronda resulta ambigua, y, si bien colaboró en su represión entre 1648 y 1649, luego acabaría declarándose a favor de su yerno el Gran Condé, que la encabezaba, con lo que el capitán de la guarnición militar de Saumur, su maestro y amigo señor de Mont, pondría el castillo en manos de los sublevados.
En su matrimonio con Nicole du Plessis-Richelieu fue padre de dos hijos, Jean-Armand, almirante (1619-1646), y Clara-Clemencia, esposa del Gran Condé (1628-1693). Viudo desde finales de agosto de 1635 (los últimos cinco años, su esposa enfermó de locura), se le conocieron varias amantes: Honoré Lebel de Bussy, famosa por frecuentar los salones más cultos de París y por su relación con Molière, y Renata Pommier, viuda del señor de Darvas.
Los últimos años de su vida se vieron empañados por desgracias familiares (la muerte de su único hijo y heredero en 1646, y las miserias conyugales de su hija Clara-Clemencia), y económicas. Brézé murió el 13 de febrero de 1650, y fue enterrado una semana más tarde en el panteón familiar de la iglesia de Milly. A su muerte, el castillo sufriría un abandono progresivo.
Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Estado, leg. 2666.
Description de l’ordre tenu par l’armée du Roy, comendée par messeigneurs les mareschaux de Chastillon & de Breze, en la bataille donnée contre le Prince Thomas, commandant l’armée d’Espagne, le 20 may 1635, Paris, M. Tavernier, 1635; Relation véritable des hauts faits d’armes des maréchaux de France Chastillon et Brezé en la conquête du Pays Brabant, és mois de juin et julliet 1635 [...], Paris, 1635; Gazette. Recueill de toutes les gazettes nouvelles ordinaires & Extraordinaires & Autres Relations [...]. Par Theopraste Ronaudot, conselleire et medecin ordinaire de sa majesté [...], Maistre et Intendant Général des Bureaux d’Adresse de France, Paris [1637], n.º 104, pág. 410; [1638], n.º 52, pág. 208; [1641], n.º 122, pág. 708; Relacion verdadera de la grande batalla que huvo entre Franceses y Españoles, sobre el socorro de Perpiñan a los 29 de Enero de 1642, Pamplona, Iuan Veret, 1642 (Lisboa, Lourenço de Anveres, 1642), fol. 5; Acte del iurament del [...] senyor Mariscal de Breze, prestat en Barcelona a 23 de Febrer 1642, per su Excelencia, com a Procurador Especial, per asso elegit y nomenat per la Magestat Christianissima de Luys XIII, Rey de França, y Comte de Barcelona, senyor nostre, ab inserta dels pactes, ajustats entre sa Magestat y lo Principat de Catalunya y Comtats de Rosello y Cerdanya en lo temps ques posaren baix sa obediencia [...], Barcelona, Sebastiá de Comellas, 1642; Victoria que han alcançat los catalans contra los enganys de Castella ab la entrada del marques de Torrecusa, Barcelona, Gabriel Nogues, 1642; Declaration du Roy, contre les sieurs Duc de Bouillon, mareschaux de Brezé, de Turenne, & de Marsillac, Levé, publiée, registrée en Parlement le septième fevrier, mil six cens cinquante, Paris, Imprimeurs & Libraires ordinaires du Roy, 1650; J. B. P. J. Courcelles. Dictionnaire historique et biographique des généraux français depuis le onziène siècle jusqu’en 1820, vol. I, Paris, A. Bertrand, Treuttel et Wurtz, 1820-1823, págs. 339-342; Cartas de algunos padres de la compañía de Jesus sobre los sucesos de la monarquía entre los años de 1634 y 1648, Madrid, Manuel Tello, 1888-1893 (Memorial Histórico Español, vols. XIII-XIX), vol. I, págs. 315 y 329-230; vol. IV, págs. 287-288, 383 y 495; J. Sanabre, La acción de Francia en Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659), Barcelona, Real Academia de Buenas Letras de Barcelona, 1956, págs. 191-194, 197-198, 202-204, 231 y 239; Mémoires de monsieur de Pontis, qui a servi dans les armées cinquante-six ans, sous les rois Henri IV, Louis XIII, Louis XIV, Paris, Mercure de France, 1986, pág. 339, n. 107; Dictionnaire des maréchaux de France du Moyen Age a nos jours, s. l., Persin, 1988; F. M. de Melo, Historia de los movimientos de separación y guerra de Cataluña en tiempos de Felipe IV [...], Barcelona, Universidad, 1990, págs. 268, 272-273 y 290; J. Real, Crónica, en J. Busquets, La Catalunya del barroc vista des de Girona. La crònica de Jeroni de Real (1626-1683), vol. II, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1994 (Biblioteca Abat Oliba, 140), pág. 150 n. 284, 167, n. 318, 168, 171 n. 331, 174, 179; “Urbain de Maillé-Brézé”, en Saumur Jadis [en línea], disponible en http://perso.wanadoo.fr/saumur-jadis/bios/mailbrez.htm.
Manuel Güell Junkert