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Jeroni de Navel de Cardona

Biografía

Navel de Cardona, Jeroni de. Barcelona, s. m. s. XVI – Castellón de la Plana, 26.XI.1641. Político, conseller en cap de Barcelona y embajador del Consejo de Ciento.

Hijo de Julià de Navel de Vilar (fallecido hacia 1631), “ciudadano honrado” de Barcelona, y de Angelina de Cardona (fallecida hacia 1611). Su padre se había distinguido en la persecución de bandoleros y había intervenido, asimismo, en la controversia de la viceregia (1621). Elegido conseller en cap de Barcelona (1625-1626), se atrajo la animadversión general al presentarle a Felipe IV, a la sazón en Barcelona para jurar las Constituciones, un memorial sin las debidas conformidades ni aprobación (abril de 1626). Jeroni de Navel tuvo, además, varios hermanos: Josep de Navel de Cardona, Francesca y María.

Jeroni siguió los pasos de su padre e hizo provechosa carrera política en el Consejo de Ciento. El 22 de febrero de 1605 había sido investido como “ciudadano honrado” de Barcelona. En 1621 fue elegido conseller segundo, habiendo sido ya clavario entre 1616 y 1618. A comienzos de 1626, ejerciendo de síndico de la ciudad para las Cortes, presentó una protesta en que pedía la nulidad de la convocatoria de Cortes; en noviembre de 1629 acudía como embajador de la ciudad de Barcelona ante el virrey duque de Feria, en relación con el alboroto habido con los soldados de las galeras de España; en 1629-1630 fue elegido conseller en cap de Barcelona.

En la década de 1630, la espiral de presión del gobierno del conde-duque de Olivares sobre la capital catalana indispuso a sus autoridades contra la Corona en más de un asunto. Navel fue acicate en ese contexto político, crispando y desactivando situaciones de alto riesgo, haciéndose odioso a las autoridades reales y erigiéndose en salvador para las locales. A principios de 1634 fue enviado Navel a la corte para procurar una suspensión de la orden que el virrey duque de Cardona había expedido sobre el pago de los quints, navegando muy a sus anchas en el corrompido ambiente cortesano, hasta conseguir retrasar considerablemente la medida. En octubre siguiente, el virrey Cardona se quejaba airadamente de Navel ante Felipe IV, acusándolo de contradecir cuantas disposiciones proponía para la recepción y agasajo de la reina de Hungría. También de que, con motivo de unos dudosos ingresos fiscales a favor de la Corona, el Consejo de Ciento le había enviado junto con otro conseller, y ambos acabaron arrojando por las calles las arcas reales y mesas de despacho de la Aduana de Barcelona (1632). Para Cardona, “la intención d·este hombre es muy dañosa aun a la misma ciudad pues todo lo que haze al cabo ha de venir a ser en destruyción d·ella [...] este hombre es perjudicial y no se si en la intención le llevan ventaja muchos de los q. estan en la Haya [...]”. En 1634-1635 volvía a ejercer de conseller en cap. Cuando en julio de 1638 estalló el conflicto jurisdiccional sobre los almacenes de Mataró, fue Navel uno de los embajadores que sindicaron los diputados. Durante la campaña militar de Salses de 1639, Navel acudió en embajada a la corte, donde fue duramente recriminado; se abrieron diligencias judiciales contra él por resistirse a acudir a Perpiñán.

A finales de marzo de 1640, con un ambiente político cada vez más enrarecido, Diputación y Consejo de Ciento enviaron una nutrida representación a la corte para protestar por los abusivos alojamientos militares y pedir reparación a los excesos de la soldadesca, y Navel fue uno de los embajadores. Corrió la misma suerte que todos los agentes y representantes catalanes en la corte, apresados cuando estalló la revolución en verano de 1640, y tras arduas negociaciones, fue canjeado junto con todos sus compañeros, cerca de Constantí, en noviembre de 1641. Murió al poco del canje, durante el camino de vuelta a Barcelona, y fue enterrado en la iglesia de Castellón de la Plana.

Jeroni de Navel pasa por haber sido uno de los más hábiles diplomáticos de su tiempo, y en esa calidad había sido llamado a servir en los más delicados e importantes asuntos de la ciudad. Se le consideraba demagogo, maquiavélico, escurridizo y de tortuoso carácter; en palabras de John H. Elliott, fue “la más formidable figura de la política de Barcelona en los años precedentes a la revolución catalana”, capaz de ejercer un control “casi hipnótico” sobre todo el Consejo de Ciento, que manejaba a su voluntad.

Había casado con Paula de Erill de Erill-Areny (c. 1611), cuya familia aportó más de 12.000 libras de dote, y fue padre de Jaume, el sucesor, Josep (fallecido en 1681), casado con Dionisa Alemany Forés (1645), Jeroni, Teresa y María de Navel de Erill.

 

Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, leg. 285; Archivo Histórico de Protocolos de Barcelona, Jacint Borrás, Libro segundo de Testamentos, 1668-1706, fol. 12; Antoni-Joan Fita, Libro cuarto de testamentos, 1612-1633, fol. 171, y Libro séptimo de Testamentos, 1615-1644, fol. 11; Francisco Pla, Séptimo Libro de Capítulos Matrimoniales, 1643-1646, fol. 390; Juan Soler Ferran, Capítulos Matrimoniales, 1607-1611, fol. 216.

J. Sanabre, La acción de Francia en Cataluña en la pugna por la hegemonía de Europa (1640-1659), Barcelona, Real Academia de Buenas Letras, 1956, págs. 48 y 51; J. M. Casas (ed.), Dietari de Jeroni Pujades, vol. III, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana, 1975, págs. 43, 49 y 235; vol. IV, págs. 33, 52, 58-60, 221, 237-238 y 242-243; F. J. Morales Roca, “Registros nobiliarios del Brazo Militar del Principado de Cataluña: el ‘Llibre Vert’ del antiguo Brazo Militar (1602- 1713)”, en Hidalguía (Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Salazar y Castro), 204 (septiembre-octubre de 1987), págs. 849-882 (espec., pág. 858); J. H. Elliott, La revolta catalana. 1598-1640, Barcelona, Vicens-Vives/Crítica, 1989, págs. 277-278; F. Amorós i Gonell, Correspondència diplomàtica de Joan Francesc Rossell, 1616-1617. Una crònica de la cort de Felip III, Barcelona, Institut d’Estudis Catalans, 1992, pág. 100, n. 12; J. Real, “Crónica”, en J. Busquets, La Catalunya del barroc vista des de Girona. La crònica de Jeroni de Real (1626-1683), vol. II, Barcelona, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1994 (col. Biblioteca Abat Oliba, 140), pág. 169, n. 323; A. Simón i Tarrés (ed.), Cròniques de la Guerra dels Segadors, Barcelona, Fundació Pere Coromines, 2003, págs. 64 y 206-207, n. 76, y 322, n. 5; J. M. Solé i Sabaté (ed.). Història de la Generalitat de Catalunya i dels seus presidents, vol. II, Barcelona, Generalitat de Catalunya-Enciclopèdia Catalana, 2003, pág. 202.

 

Manuel Güell Junkert