Carmona, Vicenç. Cataluña, f. s. XVI – ?, 1644 post. Doctor en Derecho, abogado del Concejo de Barcelona y confidente del partido hispánico en Barcelona.
Catalán, doctorado en Derecho, empezó su carrera en Valencia, asistiendo a su tío el consejero Antonio Carmona y ejerciendo después varios años en la Audiencia valenciana. Más tarde fue admitido en el cargo de abogado y asesor ordinario del Concejo de Ciento barcelonés. Desde dicho cargo fue propuesto, a principios de 1640, cuando acaecieron las protestas por los abusos en los alojamientos de la soldadesca, para una comisión que investigaría las negligencias de los funcionarios de justicia. Pronto se vio envuelto en los principales escenarios de la revolución catalana, si bien Carmona mantuvo su lealtad a Felipe IV, considerando sus cometidos siempre al servicio de su Rey. En octubre de 1640 mandaba una patrulla de veinte hombres de la milicia de la ciudad. Su intervención fue considerable para salvaguardar la integridad del conseller en cap, perseguido por la turba alborotada. En el mes de diciembre todavía causaban estragos en Barcelona las alteraciones de grupos de exaltados. Para reprimir a los amotinados, Carmona fue nombrado preboste general “entregándome sin dependencia alguna toda la administración de justicia”, cargo que aceptó con reservas (protocolizadas ante notario el 12 de mayo de 1641), con la intención de salvaguardar los intereses de la Corona. El día de Navidad se enfrentó valientemente a los amotinados con tan sólo ocho milicianos, cuando pretendían asaltar las prisiones de la Inquisición, y una vez reprimido el motín, “se dio tan buena maña que en dos días dio garrote a los diez de los más principales” (Ramon Rubí de Marimón). Se le asignó una compañía de hombres pagada por el Concejo, con la cual custodió a los consellers cuando se dirigieron a arrestar domiciliariamente a la duquesa de Cardona.
Desde la posición de confianza a la que le habían elevado las autoridades rebeldes, Carmona no aceptó ningún cargo más; antes bien, procuró recoger armas, liberar soldados del rey y procurarles medios, destacando sobre todo por la intensa actividad quintacolumnista que desplegó en la capital catalana. De cuantas noticias pasaban por sus manos, dio pronto aviso al conde-duque de Olivares, a la duquesa viuda de Cardona y a las máximas autoridades hispánicas en Tarragona, el marqués de la Hinojosa y el gobernador Juan de Arce; también contactó con los hijos de la duquesa de Cardona, presos en las cárceles. Se valió de enlaces que liberaba de la prisión, como el presbítero Josep Teixidor, que hizo hasta siete viajes a Tarragona con sus avisos y confidencias, o como Geroni Soler, de quien ocultó, cuando fue descubierto, las cartas comprometedoras que guardaba.
Su posición en Barcelona se hizo insostenible cuando en marzo de 1642 el marqués de Pobar fue derrotado y capturado, y entre sus pertenencias fueron halladas cartas del doctor Carmona. Por la declaración de un confidente, se sabe que su arresto dio al traste con un complot que se estaba fraguando contra la capital catalana. El virrey marqués de Brézé le hubiera ajusticiado sin dilación, de no haberse interpuesto los catalanes al ser constitutivo de atentar a las Constituciones. Tuvo que contentarse con desterrarlo del país, si bien le confiscó toda su hacienda y le retuvo en prisión un año entero. Carmona pasó a Génova en abril de 1643 con sus dos hijas naturales, y allí fue acogido por el embajador español. Felipe IV le asignó una pensión de 500 ducados e hizo que le proveyeran un cargo fijo en Génova.
Fuentes y bibl.: Archivo de la Corona de Aragón, Consejo de Aragón, legs. 292 y 293; Archivo General de Simancas, Estado, leg. 2666; Biblioteca Nacional de España, Manuscritos, reg. 2.371, fol. 14.B. Rubí (ed.), Les Corts Generals de Pau Claris, Barcelona, Fundació Salvador Vives Casajuana, 1976, págs. 205, 301 y 306; A. Simón i Tarrés (ed.), Cròniques de la Guerra dels Segadors, Barcelona, Fundació Pere Coromines, 2003, págs. 294 y 295, n. 277.
Manuel Güell Junkert