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Martín Bertendona y Goronda

Biografía

Bertendona y Goronda, Martín de. Bilbao, 1530 – Arenas Gordas (Almonte, Huelva), 1604. Marino y militar.

Oriundo de Bilbao, de una hidalga familia vascongada con solar en la villa de Bermeo, Martín de Bertendona y Goronda era hijo primogénito del capitán Martín Ximénez de Bertendona, “en cuya nao bino de Flandes a España el Emperador Carlos Quinto de gloriosa memoria que sea quel biaxe desenbarca en Laredo”, y de María Díaz Goronda. Desde su juventud participó en diversas campañas navales, tanto comerciales como bélicas, al servicio de Carlos V y del joven príncipe Felipe, al cual se le encargó llevar a Inglaterra para contraer matrimonio con la reina María I Tudor (1554).

Contando con el favor real, Bertendona acudió a varios frentes militares con sus naves particulares y las del propio monarca hispano. De esta manera se distinguió en los combates contra la flota francesa en la década de 1550 y en las campañas de Flandes, en donde sirvió bajo las armas del Gran Duque de Alba y del gobernador Requesens —caso de su socorro a la ciudad de Middelburgh, en 1574, narrado por Bernardino de Mendoza—.

Tras el concierto de la paz entre los neerlandeses y Juan de Austria, Martín de Bertendona permaneció con sus naos en el ámbito cantábrico, obteniendo posteriormente numerosos éxitos en acciones de corso y de apoyo a las tropas reales acantonadas en Flandes, por lo cual ascendió al grado de general de la Armada Real, además de concedérsele mercedes y juros sobre el patrimonio de su mayorazgo.

De vuelta a España, Felipe II le encargó la defensa marítima del recién anexionado reino de Portugal, en especial contra las acciones piráticas de los partidarios del prior de Crato (1583), cometido que cumplió a la perfección, dado que obtuvo un marcado apoyo del marqués de Santa Cruz y del soberano hispánico para su promoción militar en las labores de organización, reclutamiento y dirección de la Gran Armada destinada a la invasión de Inglaterra.

En 1587 quedó encargado del mando de la sección de la flota real conocida como Escuadra de Levante, formada por una decena de galeras y naos de origen italiano y raguseo (La Ragazzona, capitana, La Lavia, almiranta, La Rata Coronada, La Trinidad Valencera, La Annunciata, San Nicola Prodaneli, La Juliana, Santa María de Visón, La Trinidad de Scala). En la travesía Bertendona se distinguió en el combate del 2 de agosto de 1588, cuando cañoneó y estuvo a punto de abordar el Ark Royal, buque del almirante Howard.

Tras los sucesos harto conocidos frente a las costas de Kent, la Escuadra de Levante, junto con el resto de la Gran Armada, circunnavegó Inglaterra, Escocia e Irlanda, hasta conseguir llegar, diezmado, al litoral coruñés. En diciembre de 1588 alcanzó los encalladeros de Muxía, que consiguió sortear para arribar a la ría de Muros y al puerto de La Coruña. Pese a la pérdida de su capitana, La Ragazzona —por lo que no se pudo devolver a sus dueños venecianos—, los hombres de Bertendona pudieron bajar pertrechos y casi todo el armamento antes de su hundimiento (a excepción de algunos cañones y útiles marineros), que se dispusieron en el castillo de San Antón.

En 1589, gracias a su pericia y a los restos de su flota, Bertendona coordinó y participó en la defensa de La Coruña frente al envite de Francis Drake. Dos años después, el general Martín de Bertendona acudió con sus navíos a las Azores, donde se batiría a la armada británica de Greenville, y en 1597 acudió en ayuda de la guarnición española de Calais y comandó parte de la flota que, por causa de una tempestad, impidió su arribada a Irlanda para apoyar un levantamiento contra el virrey inglés.

La actividad de Bertendona, tan manifiesta en el último período de reinado de su valedor, Felipe II, no se frenó con la llegada al trono de Felipe III. Así pues, entre 1600 y 1604, realizó un asiento con la administración real para crear una flota vizcaína que realizara acciones de corso contra navíos neerlandeses e ingleses en el área del cantábrico (posteriormente se denominaría Escuadra de Vizcaya y de las Cuatro Villas).

Será en el transcurso de una expedición defensiva, a fines de 1604 cuando falleciera este perito marino “en las Arenas Gordas junto al puerto de Sanlúcar de Barrameda donde se perdió con tres nabes suyas”, probablemente como consecuencia de una tempestad o de su encallamiento en las barras arenosas onubenses.

Le sucedería en el mayorazgo, y en la tenencia del generalato de la Armada, su hijo Martín de Bertendona, habido con Emilia de Leura y Ortiz de Leguizamon, al cual, como merced tras el fallecimiento de su progenitor se le entregaría un hábito de la Orden de Santiago.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Sección Contaduría de Mercedes, leg. 435, exp. 33; leg. 468, exp. 21; Archivo Histórico Nacional (Madrid), Sección Órdenes Militares. Caballeros de Santiago, exp. 1233; expedientillo 107; Archivo del Museo Naval (Madrid), Colección Sanz de Barutell, mss. 377 y 389.

B. de Mendoza, Comentarios de Don Bernardino de Mendoça, de lo sucedido en las Guerras de los Payses Baxos, desde el Año de 1567 hasta el de 1577, Madrid, Pedro de Madrigal, 1592; Extractos de las Juntas celebradas por la Real Sociedad Bascongada de los Amigos del Pais en la villa de Bilbao por julio de 1790, Vitoria, Baltasar de Manteli, 1790; E. Vedia y Goosens, Historia y descripción de la ciudad de La Coruña, La Coruña, Imprenta y librería de D. Domingo Puga, 1845; C. Martín y G. Parker, La Gran Armada, Madrid, Alianza Editorial, 1988; C. Gómez-Centurión, La Invencible y la empresa de Inglaterra, Madrid, Nerea, 1988; R. Cerezo Martínez, Las Armadas de Felipe II, Madrid, San Martín, 1989; La batalla del mar Océano, vol. III, Madrid, Ministerio de Defensa-Armada Española, Instituto de Historia y Cultura Naval, Turner Libros, 1993; I. Calzada Macho, El almirante Martín de Bertendona, Bilbao, Bizkaia Kutxa, 1998; J. C. Losada, Batallas decisivas de la historia de España, Madrid, Punto de Lectura, 2006.

 

Roberto Quirós Rosado