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Jerónimo de Alderete y Mercado

Biografía

Alderete y Mercado, Jerónimo de. Olmedo (Valladolid), 1518 – Isla de Taboga (Panamá), 7.IV.1556. Hidalgo, gobernador y conquistador.

Fueron sus padres Francisco de Mercado, natural, vecino y regidor de Olmedo, y su esposa Isabel de Alderete, natural de Tordesillas. Nieto paterno de Francisco de Olmedo y María de Mercado, vecinos de la villa de Olmedo, y por parte materna de Pedro de Alderete y Leonor de Ríomayor, que lo eran de Tordesillas. Bisnieto del bachiller Ríomayor, vecino y regidor de la villa de Tordesillas.

Pasó a las Indias en 1535 y llegó al Perú cuando Pizarro acababa de fundar Lima, de donde le envió más tarde en socorro de los capitanes Pedro de Candia y Peranzúrez, que se hallaban en el descubrimiento de las provincias de los Chunchos. Su llegada permitió salvar la vida a muchos de los que escapaban, perdidos y derrotados, que con él pudieron proseguir la marcha por casi doscientas leguas hasta llegar al valle de Tarija. Allí tuvieron noticias de que Pedro de Valdivia se dirigía a la conquista de Chile y fueron en su demanda. Se le reunieron en el asiento y valle de Tarapacá y continuaron en su compañía. Se halló Alderete en la fundación de Santiago de la Nueva Extremadura y fue elegido primer regidor de su cabildo el 7 de marzo de 1541. El 28 de julio del mismo año fue nombrado tesorero real, cargo que el presidente La Gasca le confirmó el 25 de abril de 1548. Valdivia le consideraba hombre prudente, de fidelidad y experiencia, y por eso lo despachó hacia el sur, como apoderado suyo para descubrir y tomar posesión, en nombre del Rey, de los territorios aledaños al estrecho de Magallanes, como lo hizo.

Más tarde, Valdivia lo llevó en su compañía cuando partió al Perú a servir contra Gonzalo Pizarro, habiéndose hallado en la batalla de Xaquixaguana. Al regreso a Chile, nombrado ya Valdivia gobernador por La Gasca, Alderete quedó encargado por éste de la adquisición y transporte de las armas y recibió el nombramiento de lugarteniente de capitán general.

Con este título le nombró Valdivia para hacer la guerra de conquista y población de Arauco. Allí se distinguió, especialmente, en el ataque nocturno que los indios dieron a los españoles en el valle de Andalicán.

Se halló Alderete en la fundación de las ciudades de Concepción, Imperial, Valdivia y Villarrica y, desde esta última, fue con cuarenta hombres “a ver el camino de la Mar del Norte”, pasando la cordillera e internándose como treinta leguas hacia el oriente.

El mismo Alderete resume así sus servicios a la Corona: “Hace diez y ocho años que sirvo a V.A. en estas tierras, los cuatro primeros de ellos me ocupé de servir a V.A. en el descubrimiento y población de los Charcas y otras partes del Perú, donde serví a mi propia costa y perdí a Juan de Mercado, mi hermano, al que mataron los indios, en compañía del capitán Diego de Rojas [...] y de allí fui en compañía del capitán Pedro de Valdivia al descubrimiento y población de la dicha provincia de Chile, donde gasté todo lo que tenía, ayudando a hacer y poner en orden la gente que fue al dicho descubrimiento, en que me he ocupado todo el más tiempo que he estado en las dichas partes [...] pasando muchos y grandes trabajos, así por mar como por tierra, poniendo mi persona en peligro de muerte, saliendo como salí muchas veces herido de muchas heridas en batallas y encuentros que tuvimos con los indios rebeldes [...] y esto antes y después de que dicho capitán Pedro de Valdivia me proveyese de capitán general [...] en especial en las dos batallas que los indios nos dieron en la ciudad de la Concepción, que la una fue de noche [...] con gran número de indios armados [...] y la otra fue de día, donde salí con sólo veinticinco hombres de a caballo, a resistir y defender la tierra de ochenta mil (?) indios armados que contra nosotros venían, los cuales, con ayuda de Dios, fueron vencidos y desbaratados; [...]y tuvimos el mismo trabajo y peligros en los pasos del río Bio- Bio y del río Cautín, donde está poblada la ciudad de Imperial, y en la pasada del río Valdivia, donde está poblada la ciudad de Valdivia; y en las batallas de la población de Villarrica que nos dieron los indios, así antes de que la dicha villa se poblase, como después de poblada, y en las batallas que hubo en el descubrimiento que hice, yendo de la dicha villa de Villarrica hacia la Mar del Norte, y en todas las demás batallas y encuentros en que me he hallado para servir a V.A., como es notorio [...].” Pedro de Valdivia le comisionó, finalmente, para que pasase a España a dar noticias de estas tierras al Emperador. De paso, debía informar de la guerra de Chile a la Real Audiencia de Lima y, al regreso del Viejo Mundo, debía traer a la mujer de Valdivia, Marina Ortiz de Gaete, y otros miembros de su casa.

Pocos meses antes, el 4 de marzo de 1552, el gobernador de Chile había remunerado sus servicios a la Corona con una buena encomienda de indios. Alderete se hallaba aún en Santiago el 17 de octubre de ese año, cuando confirió poder a Hernando de Huelva para que gestionase como su cesionario el cobro de ciertos dineros que había entregado a Hernando de Soza, quien negó la deuda. El pleito lo ganó Huelva por sentencia de 18 de julio de 1558.

El 26 de octubre partió de Santiago y entre los que le acompañaban en su viaje estaban Lucas Colín y Hernando de Alarcón. Los oficiales de Tierrafirme enviaron a la Casa de Contratación de Sevilla 76.200 pesos de oro fino, “marcado con la marca de Chile, que son dos columnas”, que los había llevado el general Jerónimo de Alderete. Llegaron a España en la nao San Pedro y fueron recibidos el 11 de diciembre de 1553. Alderete había arribado a Sevilla con la flota en octubre, llevando 2.116.800 maravedíes, los cuales se le tomaron, dándole a cambio un juro por real cédula datada en Valladolid el 20 de septiembre de 1554. Estando allí, dio poder el 8 de enero a Hernando de Alarcón. Mientras él se declara natural de Santiago del Nuevo Extremo, Alarcón dice ser vecino de Valdivia. El poder es para sacar de la Casa de Contratación las partidas de oro y plata registradas en la ciudad de Nombre de Dios, para cobrar cualquiera otra partida que le llegase consignada, para cancelar la cuenta que tenía pendiente en Sevilla, en el banco de Juan Íñiguez y Otaviano de Negrón, y para que concluyese la cuenta que tenía con Pedro Díez Machín, maestre de la nao Nuestra Señora de la Victoria, surta en el río Guadalquivir, por la parte que tenía en ella, con facultad para vender dicha parte.

Según aparece en una información de servicios rendida por los herederos de Alderete, éste, al llegar a España, halló al monarca Carlos V “ocupado en guerras contra Francia”, por lo cual pasó él y sus hombres a servirle en dicha guerra, a su propia costa. Dice un cronista contemporáneo, Pedro Mariño de Lobera, que al llegar Alderete a España le fue necesario pasar a Inglaterra, porque el emperador don Carlos había renunciado a sus reinos en el príncipe don Felipe, su hijo, y se había retirado a un monasterio de religiosos.

Por eso convino a Alderete ir a ver al nuevo Rey, que se había casado con la reina de Inglaterra y estaba en aquel reino. Llegado allá, fue recibido por don Felipe, que confirmó la gobernación de Pedro de Valdivia, por vida, con facultad de nombrar a su sucesor.

Alderete cruzó a Francia y allí le alcanzó un correo del secretario del Rey, Eraso, en que le hacía saber la muerte de Valdivia. Eraso había hecho compañía con Alderete para explotar unas minas de oro en Chile, y le solicitaba regresar a Londres para adoptar las medidas que mejor conviniesen a los intereses particulares y generales del reino. Alderete regresó a Londres y allí Felipe le hizo merced de la gobernación de Chile, le concedió el hábito de la Orden de Santiago y el título de adelantado.

Sobre el hábito de Santiago, dice Medina que Alderete lo solicitó en 1554 y rindió las respectivas probanzas, y que, si bien no consta que las pruebas fueran aprobadas, cree que sí obtuvo dicho hábito. Solicitó, además, que se le confirmara a perpetuidad el repartimiento de indios recibido de Valdivia, y la concesión de un título de marqués u otra merced. Nada consiguió, por el momento, y, por el contrario, hubo de experimentar no pocos disgustos por las demandas de que fue objeto, por parte de interesados, en los bienes de conquistadores de Chile.

En la Corte, ante las noticias de la muerte de Valdivia, la Princesa, por Real Cédula dada en Valladolid el 29 de marzo de 1555, le nombró para suceder a aquél en la gobernación de Chile. Determinado ya su regreso, se le autorizó por Real Cédula de 29 de abril de 1555 para pasar a Chile con ocho esclavos para su servicio, y por otra Real Cédula de 3 de junio, se autorizó el paso a Chile de Francisco de Mercado, su hermano, vecino de Olmedo, “no embargante que es casado y no lleva consigo a su mujer”, por tiempo de cuatro años y con fianza de dos mil pesos.

Salió Alderete del puerto de Sanlúcar de Barrameda, en la flota que conducía al virrey Hurtado de Mendoza, el 15 de octubre de 1555. Después de un viaje accidentado, en un mar tormentoso, la flota arribó a Nombre de Dios. Alderete enfermó de fiebre en Panamá y, poco después, moría en la isla de Taboga, el 7 de abril de 1556.

En cuanto supo el virrey del Perú, Diego Hurtado de Mendoza, marqués de Cañete, de su muerte, estando en Trujillo, firmó en Lima las provisiones para el nombramiento de su hijo García para la gobernación de Chile.

El adelantado Jerónimo de Alderete, provisto gobernador de Chile, cargo que no llegó a ocupar, se había casado con Esperanza de Rueda, que le sobrevivió hasta 1592. No tuvo hijos de este matrimonio, aunque sí tuvo un hijo natural, Diego de Alderete, al que la Princesa recomienda por Real Cédula de 3 de marzo de 1558, dada en Valladolid, para que se le ayude y favorezca y se le provea de cargos y oficios, en que pueda servir y ser honrado, conforme a la calidad de su persona y teniendo en cuenta los grandes servicios prestados a la Corona por su padre. Este hijo fue feudatario en la isla de Chiloé. Esta Real Cédula fue otorgada en Valladolid, el 3 de marzo de 1558.

Esperanza de Rueda parece haber vivido sus últimos años con problemas económicos, a juzgar por el testamento de Martín Hernández, de 1564, en que se dice que ella es deudora de la suma de 1.971 pesos.

 

Bibl.: J. T. Medina, Diccionario Biográfico Colonial de Chile, Santiago, Imprenta Elzeviriana, 1906, pág. 44; P. Mariño de Lobera, Crónica del Reino de Chile, vol. VI, Santiago, 1865 (col. Colección de Historiadores de Chile); T. Thayer Ojeda, Formación de la Sociedad Chilena, vol. I, Santiago, Prensas de la Universidad de Chile, 1939.

 

Sergio Martínez Baeza