González Montenegro, Juan. Noya (La Coruña), 17.II.1861 – ?, s. xx. Periodista, explorador.
Realizó sus estudios de bachillerato en Santiago de Compostela, y se marchó a Cuba en 1875. Trabajó como tenedor de libros en una casa de Bayamo cuando estalló la guerra en 1880. Se alistó como guerrillero a las órdenes del general Nieto y realizó junto a él la campaña por la independencia de la isla. Pasó a La Habana formando parte de la redacción del periódico La Voz de Cuba, a la que perteneció por largo tiempo. Fue redactor de La Patria, El Combate y El Asimilista. Fundó el semanario ilustrado El Duende y, más tarde, el diario La Nación, que apoyaba al general Polavieja, luego el semanario El Noticiero Ilustrado, a la par que colaboraba como redactor de La Lucha.
Desterrado por batirse a duelo, fundó en Camajuani el diario El Combate, y en Caibarien, El Orden; vuelto a La Habana creó el semanario satírico El Brujo. Sufrió varias veces la prisión por su actuación política y por la práctica prohibida de batirse a duelo. Al terminar la guerra en Cuba se embarcó para La Coruña, a bordo del vapor Pío IX, siendo despedido por la prensa cubana con afectuosos conceptos, reconociendo que se trataba de un adversario leal y audaz.
En su ciudad natal publicó su obra El álbum de un guerrillero. Páginas de la guerra de Cuba de 1895 a 1898. Luego se marchó a Montevideo, donde llegó en abril de 1899. Desde allí publicó una serie de cartas tituladas A través de Sud-América. El Centro Gallego de Buenos Aires le ofreció una recepción, y al mes siguiente pasó a Argentina, publicando un vibrante artículo, “¡Venid, gallegos!”, duro alegato de la emigración.
Ese mismo año colaboró con Fortunato Cruces en la edición del periódico Correo de Galicia. En 1900 organizó una expedición al Gran Chaco para liberar al famoso explorador español Enrique de Ibarreta, que había caído en poder de los indios de aquella región aún lejos de ser conquistada por una nación que comenzaba a organizarse. González Montenegro obtuvo del Gobierno argentino suficientes armas y municiones. Llegados a Asunción (Paraguay), fueron descubiertos los cadáveres de Ibarreta y del joven que lo acompañaba, por lo que, embarcados en el vapor Olimpo, regresaron a Buenos Aires. Unos meses más tarde, a pesar del fracaso de su primera incursión al Chaco boreal, González Montenegro emprendió un nuevo viaje, llevado por su espíritu aventurero. Recorrió con una reducida caravana las selvas vírgenes del desierto boliviano-argentino, desde Orán a Yacuivy, a través del Gran Chaco, luego a Chevaux y el Acre, y después a la región comprendida entre los ríos Bermejo y Tarija. Permaneció allí durante seis años, y fue el primero en descubrir los bosques de gomales en los desiertos del norte como pozos de petróleo surgentes.
Descubrió también yacimientos de oro, plata, bismuto, amianto y carbón de piedra en los bosques del Bermejo, lo que posibilitó la creación de una compañía con capitales ingleses, de la que formó parte.
Los periódicos bolivianos La Nación, Nova Galicia, otros de Buenos Aires y La Montaña y El Cívico de Salta, dieron noticias de sus proezas. Supo sobreponerse a todos los peligros y su fortaleza le permitió luchar contra los indios y las fieras. Poco o casi nada se sabe de su actuación posterior. Falleció sumido en el olvido y lejos de su vocación de periodista que tantas satisfacciones le trajo.
Bibl.: A. Vilanova Rodríguez, Los gallegos en la Argentina, t. II, Buenos Aires, Ediciones Galia, 1966, págs. 1108-1114; V. O. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino (1750- 1930), t. III, Buenos Aires, Elche, 1971, págs. 391-392.
Sandra Fabiana Olivero