Meneses de Noronha, Alejo de. Apóstol de la India. Lisboa (Portugal), 25.I.1559 – Madrid, 2.V.1617. Agustino (OSA), arzobispo de Goa (India) y de Braga (Portugal), primado de las Indias Orientales, gobernador general de la India, virrey de Portugal, presidente del Consejo de Portugal y capellán mayor de Felipe III.
Era nieto del conde de Castanhede e hijo de Alejo de Meneses, ayo del rey don Sebastián, y de su segunda mujer Luisa de Noroña. Tuvo una infancia y una educación pareja a su cuna; se ignora la inclinación a la vida religiosa, aunque es posible que tuviese alguna relación con el ilustre agustino y pariente suyo fray Agustín de Castro, luego arzobispo de Braga, a quien sucedió en la sede primada.
Ingresó en el convento lisboeta de Nuestra Señora de Gracia, donde realizó el noviciado y profesó al año siguiente, el 27 de febrero de 1575, trasladándose al Convento de Coimbra, recientemente fundado por la protección del rey Juan III, para cursar la carrera eclesiástica, aunque no obtuvo grados académicos en aquella Universidad; fue ordenado sacerdote en 1581 o 1582, y poco después fue sucesivamente prior de los conventos de Torres Vedras (1588), Santarem (1590) y Lisboa (1592). De profundo carácter espiritual, manifestó interés por la vida retirada y el modelo de la recolección. En 1594 fue elegido definidor provincial, el mismo año en que fue llamado a la corte de Madrid para ofrecerle la mitra de Goa, en la India portuguesa, para la que fray Alejo reunía las cualidades que se buscaban: nobleza, religiosidad, formación, capacidad de trabajo y dotes de mando; no fue fácil convencer al agustino, teniendo que ceder éste por bien servir a la patria y a la Iglesia, y porque le prometían un gobierno breve.
En Goa le esperaban suficientes dificultades debido a las dimensiones del territorio, la complejidad de los grupos humanos y religiosos y los propiamente pastorales de la comunidad cristiana, además de las que le llegaban por ser la segunda autoridad en el Estado de las Indias portuguesas después del virrey. Pronto realizó una amplia visita pastoral, que era la mejor manera de conocer en profundidad la situación de la archidiócesis. Un problema que tuvo que afrontar fue el de la existencia de la comunidad de “cristianos de santo Tomé” seguidores de la doctrina herética nestoriana, habitantes en la archidiócesis de Angamale (actual estado de Kerala) con su obispo de origen caldeo; tuvo que retrasar el viaje al Malabar hasta 1598 y así pudo preparar la celebración de un sínodo en Diamper (actual Udayamperur) que reajustara los contenidos religiosos y la disciplina eclesiástica, y donde, con algunos buenos colaboradores de la Compañía de Jesús y mucho tacto, pudo conseguir la reintegración de los cismáticos.
Su espíritu apostólico y su preocupación pastoral se ejercitaron en la reconversión de los abisinios de la isla de Sotocora, antiguos cristianos sucesores de la campaña de Cristóbal de Gama; también impulsó la creación de centros misionales en Arabia, el golfo Pérsico y la Costa Suahili, con sus hermanos agustinos, y en Etiopía con un sacerdote diocesano y los jesuitas.
Sabiendo los bienes espirituales que se lograban de la celebración de los concilios provinciales, celebró uno en 1606 en la capital ultramarina y sede de la archidiócesis; fue creador incansable de parroquias donde mantener viva la llama de la fe; igualmente quiso que la vida religiosa femenina fuese un testimonio real en aquella tierra y fundó en Goa el Convento de agustinas de Santa Mónica, y el de arrepentidas de la Magdalena; también construyó el Colegio de Santa María, donde fuesen formadas las jóvenes.
Cumplió en dos ocasiones con la visita ad limina (1605, Goa; 1615, Braga), enviando los preceptivos informes con una detallada descripción de la situación de la iglesia que pastoreaba, siendo sumamente interesante la relación que hizo de Goa.
También fray Alejo, monseñor Meneses, tuvo que desempeñar puestos civiles de alta responsabilidad y ocupó en cuatro ocasiones el cargo de gobernador: dos veces en ausencia del virrey Aires de Saldaña; la tercera cuando el virrey Martín Alfonso de Castro acudió a defender Malaca de los ataques holandeses, y a la muerte de éste fue designado gobernador general del Estado de las Indias Orientales.
A pesar de todos estos honores, no quiso la mitra de Goa, que aceptó por presiones, y pronto dio muestras de querer renunciar a ella; pero no fueron atendidas hasta que en 1612 Felipe III le levantó de aquella carga para sentarlo en la sede primada de Braga. De regreso a su Portugal metropolitano, rindió nuevas cuentas de su administración eclesiástica a Pablo V en una bella carta que llamó la atención del Pontífice.
Estaba fatigado de los muchos trabajos sufridos por el evangelio y no se sentía con fuerzas; renunció también a la mitra bracarense, pero el Rey no podía prescindir de sus servicios y en 1614 le nombró virrey de Portugal. En 1615 fue llamado a Madrid para hacerle presidente del Consejo de Portugal y su capellán mayor, colmándole con otros honores y distinciones, pero sólo quiso ser agustino y vivió en el claustro de un sencillo convento.
Lleno de méritos y buenas obras, el conocido “Apóstol de la India” falleció en Madrid el 2 de mayo de 1617 y fue enterrado en el convento agustiniano de San Felipe el Real. En 1621 se descubrió su cuerpo incorrupto y, cumpliendo sus deseos, se le trasladó a la iglesia del colegio de los agustinos de Braga, donde fue depositado el 10 de marzo.
La mayoría de sus obras quedaron manuscritas y otras fueron incluidas en las de otros agustinos.
Obras de ~: La mayoría de sus obras quedaron manuscritas y otras fueron incluidas en las de otros agustinos; una relación minuciosa de la producción de A. Meneses, en B. Moral, “Catálogo de escritores agustinos españoles, portugueses y americanos”, en Revista Agustiniana (= La Ciudad de Dios), 12 (1886), págs. 62-66; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, t. V, El Escorial, Imprenta del Monasterio, 1920, págs. 426-434.
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Francisco Javier Campos y Fernández de Sevilla, OSA
