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Hernando Niño de Guevara

Biografía

Niño de Guevara, Hernando. Toledo, f. s. XV-p. s. XVI – Madrid, 16.IX.1552. Destacado gobernante (presidente de la Real Chancillería de Granada y del Consejo Real) y eclesiástico (obispo de Orense, arzobispo de Granada, obispo de Sigüenza y Patriarca de Indias).

Nació en una familia noble (de “muy noble”, lo califica el historiador eclesiástico Justino Antolínez de Burgos), hijo de Rodrigo Niño e Inés Cuello, señores de Añover. Fue arcediano de Segovia. Nombrado obispo de Orense el 18 de agosto de 1539, fue consagrado en Madrid el 5 de octubre. Promovido a la presidencia de la Real Chancillería de Granada por Carlos V, fue recibido en esta institución el 3 de diciembre del mismo año. Más de una vez se le ha confundido con su sobrino homónimo, Fernando Niño de Guevara, que fue también presidente del alto tribunal granadino desde 1584, inquisidor general y arzobispo de Sevilla. En realidad, la documentación sólo le apellida Niño; los historiadores locales que lo mencionan y la leyenda del retrato que se conserva en el episcopologio del palacio arzobispal de Granada utilizan el apellido completo, incluido el “de Guevara”. El historiador Francisco Bermúdez de Pedraza puntualiza en 1638: “Sucedió en esta silla el setimo Arçobispo della don Fernando Niño de Gueuara Presidente de esta Chancilleria, y el primero deste nombre en ella, porque el segundo Presidente fue Cardenal Arçobispo de Seuilla”.

El 29 de marzo de 1542 fue nombrado arzobispo de Granada y ratificado el 2 de abril. El 19 de este mes se le concedió el palio. Tomó posesión de la diócesis el 10 de mayo e hizo su entrada el 14. El recibimiento tuvo lugar en la plaza mayor de la ciudad, la de Bibarrambla, y el besamanos en la plaza Nueva, se hallaba situada la Chancillería, al ostentar la presidencia de esta institución simultáneamente con la dignidad arzobispal.

Por nombramiento de 31 de julio de 1546, Niño fue promovido a la presidencia del Consejo Real de Castilla cuyo gobierno se inició el 28 de enero de 1547. Ese mismo año, el 8 de octubre, fue nombrado obispo de Sigüenza y Patriarca de Indias. Murió en Madrid el 16 de septiembre de 1552.

La valoración de los diversos gobiernos de Fernando Niño no parece especialmente destacada, acaso más pragmática y continuista que brillante. No dejó especial huella en el gobierno de la Chancillería. En el arzobispado granadino queda oscurecido por el antecesor y el sucesor, de pontificados largos y brillantes, también más problemáticos, Gaspar de Ávalos (1528- 1542) y Pedro Guerrero (1546-1576). Su gestión de apenas cinco años no es más de un período de transición entre dos decisivos en que destacan hechos como el nacimiento y la consolidación de la Universidad y de las instituciones educativas, instalación de la Compañía de Jesús, la cuestión morisca, la participación en Trento, etc. Cabe, pues, suscribir el siguiente juicio global de M. A. López: “No es faltar a la verdad juzgar a Niño como un eclesiástico metido más en asuntos de Estado que de la Iglesia. Siendo presidente de la Chancillería de Granada, se le da el arzobispado, quizá porque estando aquí podría comprender mejor la situación de los moriscos. Pero como su vocación, al parecer, no era la pastoral, sino la política, se limitó a continuar lo que se venía haciendo sin mayores complicaciones y, llegado el momento de un ascenso, no tuvo el menor reparo en aceptarlo y marcharse”.

En el haber de la gestión eclesial de Niño está la redacción de un manual para el gobierno de la diócesis granadina y la transacción y concordia sobre diezmos que signó con el Monasterio de Cartuja, de fecha 6 de octubre de 1543, “en que todos los heredamientos y tierras del dicho Conuento diezman enteramente, y de lo diezmado se de al dicho Conuento la quarta parte” (Bermúdez de Pedraza). Era la adecuada respuesta a la bula de Pablo III, de 1541, en el sentido de reducir los privilegios otorgados al reino de Granada al derecho común y ordinario, que implicaba el pago de los diezmos. Se ocupó asimismo de la labor constructiva terminando la fábrica de algunas iglesia de la capital: Santa Ana, San Matías, San Nicolás; y de conventos: Santa Paula y la Encarnación. En el campo de la enseñanza, siguiendo la sugestión de su antecesor Gaspar de Ávalos, negoció sin éxito la dotación de la Universidad, que pretendía según los privilegios de la de Salamanca, y entendió con moderación en la visita de los colegios, pero no pudo evitar la gran lacra del absentismo por causa de la falta de dotación. Su huella posterior en el Obispado de Sigüenza tampoco fue profunda; cabe destacar, en el terreno artístico, la capilla del Espíritu Santo o la de las Reliquias de la catedral, donde destaca la reja, obra de Hernando Arenas, reputada como la mejor del templo. Ambas fueron costeadas por el propio arzobispo.

En todo caso, Niño gozó de la predilección del emperador Carlos V, quien, valorando la “idoneidad, méritos y conciencia” —tal como reza en el nombramiento—, lo designó “Presidente de Nuestro Consejo”. También lo intituló obispo de Sigüenza y Patriarca de Indias, añadido éste que pretendía compensar el descenso en la dignidad de arzobispo que ostentaba en Granada. Y no era ciertamente cautela vana, pues consta que la mera dignidad de obispo le trajo algún problema de precedencias por parte de algunos arzobispos, que alegaban que, al fin y al cabo, no era más que obispo de Sigüenza.

El profesor Pedro Gan ha señalado que también en la presidencia de Castilla la actuación de Niño queda oscurecida, en este caso por la de su predecesor en el cargo, Fernando de Valdés: “Tavera oscureció a Valdés como Presidente y ahora Valdés, que sigue como Gobernador [era arzobispo de Sevilla e inquisidor general], oscurece a Niño, y no sólo por la fundación de la Universidad de Oviedo [...] ni por el asunto Valdés- Carranza, sino por el contacto con Carlos, quien le pedía opinión incluso en los nombramientos para el Consejo”. A la muerte de Niño, el príncipe Felipe escribió a su padre el Emperador: “El Patriarcha es fallescido, de que ha desplazido mucho, porque era muy buena persona, y cierto V. M. ha perdido en él un buen servydor”. Un justo epitafio a la fidelidad.

Muerto Fernando Niño en Madrid, en 1552, sus restos fueron sepultados en principio en el Monasterio de San Francisco y después en la Catedral de Sigüenza; de allí serían trasladados al Monasterio jerónimo de San Pablo de Toledo por su sobrino el cardenal homónimo, “donde tiene un authorizado sepulchro” (Antolínez).

En Granada existe un retrato tardío, en buen estado de conservación, del siglo xviii, en el episcopologio del palacio arzobispal, en su calidad de séptimo prelado de la diócesis, que reproduce M. A. López y en su obra sobre Los Arzobispos de Granada (pág. 68). Es ésta se reproduce también su escudo (pág. 71) del que hay constancia igualmente en la Catedral de Sigüenza (en la reja de la capilla de las Reliquias), con siete flores de lis.

 

Bibl.: J. Antolínez de Burgos, Historia eclesiástica de Granada, 1611 (ed., introd., notas e índices de M. Sotomayor, Granada, Universidad, 1996); F. Bermúdez de Pedraza, Historia eclesiástica de Granada, 1638 [ed. facs., pról. de I. Henares, Granada, Universidad (colección Archivum), 1989]; M. Pérez-Villamil, La Catedral de Sigüenza, Madrid, Herres, 1899; T. Minguella y Arnedo (OSA), Historia de la diócesis de Sigüenza y de sus obispos, Madrid, Imprenta de la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1910-1913, 3 vols.; P. Gan Giménez, “Los presidentes del Consejo de Castilla (1500- 1560)”, en Chronica Nova, 1 (1968), págs. 7-31; “El Consejo Real de Castilla”, en Chronica Nova, 4-5 (1969), págs. 5-179; A. Á. Ruiz Rodríguez, La Real Chancillería de Granada en el siglo XVI, Granada, Diputación Provincial, 1987; P. Gan Giménez, La Real Chancillería de Granada (1505-1834), Granada, Centro de Estudios Históricos de Granada y su Reino, 1988; El Consejo Real de Carlos V, Granada, Universidad, 1988; M. A. López Rodríguez, Los arzobispos de Granada. Retratos y semblanzas, Granada, Editorial del Arzobispado, 1993; M.ª C. Calero Palacios, I. Arias de Saavedra y C. Viñes Millet, Historia de la Universidad de Granada, Granada, Universidad, 1997; M. Barrios Aguilera (ed.), Historia del Reino de Granada, II. La época morisca y la repoblación (1502-1630), Granada, Universidad de Granada, El Legado Andalusí, 2000; I. Gómez González, La Justicia, el gobierno y sus hacedores. La Real Chancillería de Granada en el Antiguo Régimen, Granada, Comares, 2003.

 

Manuel Barrios Aguilera