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Juan Rodríguez de Figueroa

Biografía

Rodríguez de Figueroa, Juan. Señor de Monleón. Ledesma (Salamanca), c. 1490 – Madrid, 23.III.1565. Gobernador del Consejo de Italia, consejero de Estado y Guerra y presidente del Consejo de Castilla.

Inició sus estudios de leyes en la Universidad de Salamanca siendo colegial de San Bartolomé entre 1519 y 1524. Concluyó su carrera alcanzando el grado de doctor en Cánones, titulación con la que ejerció como catedrático de Decretales. Sus primeros pasos los dio al amparo del obispo Alonso de Fonseca, de quien fue provisor, y los prosiguió cuando el prelado fue promovido a la archidiócesis primada de Toledo y le nombró, primero, vicario de Alcalá de Henares y en 1525 gobernador del arzobispado. Huérfano de patrón cuando falleció Fonseca, no tardó en hacerse merecedor de la gracia imperial. Carlos V le nombró oidor de la Chancillería de Valladolid, oficio que abandonó para ejercer como auditor de la Rota Romana, cargo que obtuvo merced a sus buenas relaciones con la curia pontificia. Casi dos lustros, entre 1532 y 1540, permaneció en Nápoles sirviendo como regente del llamado Consejo Colateral, responsabilidad con la que era conocido en la Corte. Su larga experiencia italiana permitió que le fuera encargada la comisión de una visita de las magistraturas del Estado de Milán en 1540. Ese mismo año sus méritos fueron reconocidos con su nombramiento de consejero de Castilla.

Los apoyos del cardenal Tavera y sus compromisos de amistad con el poderoso secretario imperial Francisco de los Cobos impulsaron, en mayo de 1543, su candidatura para formar parte de la cámara que habría de acompañar al Emperador en su viaje a Alemania.

Esa circunstancia consagró al regente Figueroa como uno de los más conspicuos patronos cortesanos, quien además contaba con el respaldo del virrey de Nápoles, Pedro de Toledo, y del cardenal Granvela.

Sin embargo, muy pronto, cuando Felipe II accedió al Trono, el regente se convirtió en un adversario incómodo para la naciente facción ebolista encabezada por Ruy Gómez de Silva y el secretario Eraso, este último en otro tiempo patrocinado por el propio regente.

Se preparó cuidadosamente su elección en septiembre de 1554 como presidente de la Chancillería de Valladolid con el fin de alejarle de la Corte, pero Figueroa logró eludir el nombramiento en gran medida gracias a que su experiencia en asuntos italianos se había hecho indispensable para ejercer el gobierno de Nápoles y Milán, Reino y Estado que el Emperador había concedido a su hijo, el príncipe Felipe, con ocasión de su boda con al reina de Inglaterra María Tudor. Se incorporó a su Cámara en 1557, reteniendo asimismo los cargos de protonotario y magno camerario de Nápoles, adquiridos en 1554 y 1555 respectivamente, siendo también nombrado consejero de Estado, posición que le daba acceso al de Guerra.

En 1558 adquirió por 9000 ducados el lugar de Monleón y la alcaidía de la fortaleza, aunque no su posesión, por otros 8000, tomando posesión de ella en su nombre García de Mazariegos, que fue quien recibió las llaves de la fortaleza de la villa de manos de su teniente de alcaide Francisco Abarca. De este modo se convirtió el regente en señor de tierras.

En agosto de 1558 se le nombró comisionado del príncipe Felipe en Castilla para disponer su inminente regreso, aunque apenas pudo ejercer los plenos poderes que le había asignado su señor por que la regente, princesa Juana de Austria, se negó a reconocer su autoridad. El ya Felipe II, en 1559, relevó a Figueroa de su responsabilidad y le concedió la presidencia del Consejo de las Órdenes Militares, oficio que obtuvo en buena medida gracias a su condición de caballero de Santiago y comendador de Hornachos, Yeste, Taivilla y Villanueva de la Fuente. Su paso por esta presidencia no fue cómodo, pues hubo de enfrentarse a una visita, que patrocinada por los ebolistas y encabezada por el obispo Pérez de Ayala, pretendía desplazar a Pedro de Goñi, oidor por la Orden de Calatrava y decano de la institución, y dividir la presidencia. Su severidad y competencia no facilitaron la labor del juez visitador. Aunque su nueva responsabilidad le había desviado de sus anteriores compromisos, continuaron teniendo gran peso sus consejos sobre Italia pese a haber ocupado la presidencia del Consejo el suegro de su rival Ruy Gómez de Silva, el duque de Francavilla. En la práctica, debido al notable absentismo de este magnate castellano, el regente ejerció interinamente como gobernador del Consejo de Italia entre 1559 y 1561, y a lo largo de 1564.

Previamente al viaje de Felipe II a la villa aragonesa de Monzón para celebrar Cortes, y que aconteció entre agosto de 1563 y mayo de 1564, había comenzado la facción ebolista a dar síntomas de agotamiento y crisis. En el mes de enero de 1563 Figueroa fue comisionado para acometer una visita al Consejo de Hacienda y Contadurías, ocasión que no desaprovechó el regente para saldar cuentas pendientes con Antonio de Eraso. La indagación se concluyó con una condena por fraude contra el secretario del Consejo de Hacienda, quien, pese al varapalo y a la pérdida de confianza regia, siguió ejerciendo hasta su muerte, en 1570, como consejero. Ese mismo año de 1563, el marqués de Mondéjar, presidente del Consejo Real, y uno de los más firmes apoyos de Ruy Gómez, solicitó licencia al Rey para dejar su cargo, acontecimiento que permitió a Figueroa hacerse con tan preciado oficio, aunque apenas pudiera ejercerlo más de un año, entre el 12 de enero de 1564 y el 23 de marzo de 1565. En ese tiempo el flamante presidente hubo de gestionar la implantación de los acuerdos derivados del Concilio de Trento. En las tensas relaciones entre Madrid y Roma, a propósito de la jurisdicción eclesiástica, Juan Rodríguez de Figueroa contribuyó, en buena medida gracias a su altivez, a que se le llegase a abrir un proceso inquisitorial a instancias del Pontífice por haber dicho que “en España no hay Papa”, en clara referencia a la suprema autoridad regia.

Antes de fallecer tuvo ocasión de recomendar al Rey el nombre de su sucesor, el que hasta entonces era consejero de Castilla e Inquisición, Diego de Espinosa.

Murió el 23 de marzo de 1565.

 

Bibl.: F. Barrios, El Consejo de Estado de la Monarquía Española, 1521-1812, Madrid, Consejo de Estado, 1984, pág. 322; C. J. Hernando Sánchez, Castilla y Nápoles en el siglo XVI. El virrey Pedro de Toledo, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1994; I. J. Ezquerra Revilla y M. Rivero Rodríguez, “Juan Rodríguez de Figueroa”, en J. Martínez Millán y C. J. de Carlos Morales, Felipe II (1527-1598). La configuración de la Monarquía Hispana, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1998, págs. 471-472; S. Fernández Conti, Los Consejos de Estado y Guerra de la Monarquía Hispana en tiempos de Felipe II, 1548-1598, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1998; J. Infante Miguel-Motta, “Ordenanzas de la Villa de Monleón (Salamanca) de 1607. Con un boceto biográfico de Juan de Figueroa (circa 1490-1565), su primer Señor”, en Anuario de Historia del Derecho Español, 72 (2002), págs. 343- 380; A. Jiménez Estrella, “El precio de las almenas: ventas de alcaidías de fortalezas reales en la época de los Austrias”, en Revista de Historia Moderna. Anales de la Universidad de Alicante, 22 (2004), págs. 143-172.

 

Santiago Martínez Hernández

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