Jiménez Fraud, Alberto. Málaga, 4.II.1883 – Ginebra (Suiza), 23.IV.1964. Director de la Residencia de Estudiantes y editor.
Nació en el seno de una familia de comerciantes acomodados, hijo de Enrique Jiménez García, que regentaba en Málaga un negocio de importación de sedas, y de la francesa Henriette Fraud Clement. Tras realizar los estudios de primera y segunda enseñanza en su ciudad natal —obtuvo el grado de bachiller en 1897—, inició la carrera de Derecho como alumno de enseñanza no oficial en la Universidad de Granada. Fue muy importante en esos años su estrecha relación con Ricardo de Orueta Duarte, íntimo amigo, aunque de generación anterior a la suya, que guió sus estudios jurídicos en Málaga. Ricardo de Orueta, hijo del geólogo Domingo de Orueta Aguirre, fundador de la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales, fue el primer maestro de Alberto Jiménez Fraud, a quien supo abrir amplios horizontes, alejados del estrecho mundo universitario del momento, introduciéndole a la vez en el círculo cultural más activo de la ciudad. Fueron años de intensas lecturas —Darwin y Spencer, entre otros—, pero también de “holganza ilustrada”, de “ocio inteligente”, que el propio Jiménez Fraud recordó más tarde como tiempo de “crecimiento”, tiempo también de compañerismo con un “grupo de jóvenes puritanos” —José Moreno Villa, Manuel García Morente, Francisco de Orueta Estébanez Calderón, su hermano Gustavo—, al que permaneció siempre fiel y que proyectó su influencia sobre la Residencia de Estudiantes.
Licenciado en Derecho en 1904, y sin una vocación definida —“miraba con igual indiferencia el bufete que la cátedra”, escribió—, se trasladó a Madrid para hacer el doctorado. Ello supuso su acercamiento a la Institución Libre de Enseñanza, ya que abandonó Málaga con una carta de presentación para Francisco Giner de los Ríos, firmada por Domingo de Orueta Duarte, ingeniero de minas, y, como su padre, destacado geólogo, antiguo profesor del centro institucionista y colaborador de José Macpherson. A pesar de algunas reticencias iniciales, especialmente vivas tras la lectura de la Historia de los heterodoxos españoles de Menéndez Pelayo, quedó cautivado por la personalidad y la obra de Francisco Giner, de quien fue alumno en las clases de doctorado. Y vivió tres intensos años de “institucionista”, que recordó después como “una orgía de lecturas, amistades, diálogos, clases, conferencias y excursiones por las dos Castillas. Y también de contacto con cuanto vivía espiritualmente en España entera”. En 1907, aparece relacionado, como era usual en jóvenes vinculados al grupo institucionista, con el Museo Pedagógico Nacional, dirigido por Manuel B. Cossío, como auxiliar técnico interino.
De regreso a Málaga, llevó allí una vida intelectual activa, promoviendo diversas iniciativas culturales. En el verano de 1906, y mediante una colecta, organizó, con su grupo de amigos, unas conferencias de Miguel de Unamuno que asombraron a buena parte de la concurrencia. En 1909, el grupo fundó una revista literaria, Gibralfaro, que apenas duró un año. Elegido secretario de la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales a finales de ese mismo año, tradujo también entonces El Evangelio y la Iglesia, del exégeta y sacerdote francés Alfred Loisy, obra condenada en 1903 por el Arzobispado de París y por el Santo Oficio. En este mismo período, hizo un viaje a Alemania, y visitó repetidamente Gran Bretaña. En la primavera de 1908, colaboró con la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, aunque de manera no oficial, estudiando en Londres la posible incorporación de estudiantes españoles a centros educativos ingleses. En 1909, sin gozar tampoco de pensión ni de subvención de la Junta, estudió en una nueva estancia en Gran Bretaña el planteamiento de los colegios universitarios, anticipando directamente lo que sería su futura dedicación profesional.
En octubre de 1910, le fue ofrecida, por indicación de Giner, la dirección de la Residencia de Estudiantes madrileña, creada por Real Decreto de 6 de mayo de 1910 en el marco de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, y fue presidente del conjunto residencial, tras abrirse en 1915 la Residencia de Señoritas que dirigió María de Maeztu. La trayectoria intelectual y vital de Jiménez Fraud se proyectó directamente en esta singular institución educativa, que se proponía abarcar toda la vida de los estudiantes, procurándoles una “educación liberal”, que comprendiera al tiempo el desarrollo intelectual y el cultivo moral, físico y social, una “educación humanista”, que relacionara los diversos campos del conocimiento y las diferentes perspectivas culturales. Y todo ello mediante un sistema individual, activo y práctico, y con un ordenamiento interno muy flexible, aunque no laxo, que ejemplificaba un tipo de universidad de régimen colegial y corporativo, de organización tutorial, al modo anglosajón. La Residencia, que procuró además paliar carencias importantes de la universidad española ofreciendo clases de idiomas y laboratorios para las prácticas, tuvo también una destacada dimensión científica y cultural, con proyección pública, y protagonizó en buena medida el tránsito, en el terreno literario y artístico, desde los presupuestos estéticos de la generación del 98 hasta los de la del 27, sin excluir manifestaciones de vanguardia.
Adscrito a la esfera institucionista, en cuya órbita había de permanecer a lo largo de su vida, estableció incluso un vínculo familiar con Manuel B. Cossío, al casarse en 1917 con su hija Natalia. Apenas empleó tiempo en otras tareas durante el dilatado período de dedicación a la Residencia de Estudiantes, entre 1910 y 1936, e hizo algunos viajes al extranjero relacionados muchos de ellos con la institución residencial. Obtuvo el grado de doctor en Derecho con la calificación de sobresaliente, tras la lectura, en julio de 1931, de su tesis sobre El régimen parlamentario en Inglaterra ante un tribunal compuesto por los profesores De Diego, Gascón y Marín, Palacios, Pérez Serrano y González Posada, estudio que publicó en la Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales.
Mención especial merece, sin embargo, su actividad editorial, dedicación privada y afición personal, que se mantuvo, con interrupciones y a un ritmo muy desigual, entre 1914 y 1936, y que encontró además prolongación en las publicaciones de la Residencia de Estudiantes. En ediciones sobrias y muy cuidadas, los libros de la editorial Jiménez Fraud ofrecieron, con criterio moderno, títulos escogidos a precios muy asequibles. De autores y temas diversos, aunque no incluyeron obras de escritores españoles contemporáneos, se agruparon en siete colecciones: Colección Abeja, Colección Granada, Clásicos Granada, Colección Infantil Granada, Jardinillos, Lecturas de una Hora, y Senderos de Arte. Colaboraron con la editorial como traductores, entre otros, Pedro Salinas, Manuel García Morente y Zenobia Camprubí, además del propio Jiménez Fraud. Manuel Azaña y Enrique de Mesa llevaron a cabo respectivamente las primeras versiones españolas de La Biblia en España, de George Borrow, en la Colección Granada, y de Cosas de España, de Richard Ford, en la Colección Abeja. Las cubiertas e ilustraciones de las colecciones se confiaron, entre otros, a Fernando Marco y a Rafael Romero Calvet. Antonio García Solalinde y Alfonso Reyes figuraron entre los responsables de ediciones.
Jiménez Fraud perteneció a la Junta que dirigió la construcción y la organización de la Ciudad Universitaria madrileña, tras ser remodelada por Marcelino Domingo en mayo de 1931, fue vocal de su Comisión de Residencias y Deportes, y miembro del Patronato de la Fundación del Amo desde el curso 1931-1932. Fue nombrado además vocal de la Junta de Relaciones Culturales del Ministerio de Estado, a raíz de su modificación en junio de 1931, y del Consejo de Administración del Colegio de España en París, a partir de julio de 1934. Por su cargo de Director Técnico de las Residencias que tenía desde 1917, trabajó activamente en esos años en la formación de una “Federación de Residencias”, que recogía proyectos y realizaciones, en cuya gestación había participado personalmente Alfonso XIII, planteados con muy otro signo durante la dictadura del general Primo de Rivera. Participó así directamente en la reorganización de la Fundación del Amo y en el definitivo impulso que recibió el Colegio de España en París, siguiendo el modelo de la Residencia de Estudiantes dependiente de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, y contribuyó igualmente a la realización de nuevas iniciativas: el Colegio de Alcalá, el Colegio de Córdoba y el Colegio de España en Londres.
Al igual que otros responsables de la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas o de la propia Residencia de Estudiantes, Alberto Jiménez Fraud abandonó Madrid, camino del exilio, al final del verano de 1936. El 14 de septiembre embarcó en Alicante rumbo a Marsella. Tras una breve estancia en París, donde residió en el Colegio de España, coincidiendo allí, entre otros, con Pío Baroja, se instaló en Cambridge, por mediación de John B. Trend. Como profesor universitario, impartió allí, a partir de noviembre de 1936, un curso sobre la historia de la universidad española. Miembro del King’s College desde 1937, fue nombrado ese mismo año, con el apoyo de Keynes, Master of Arts honorario de la Universidad de Cambridge. En 1938, se trasladó a Oxford, donde, a propuesta de William J. Entwistle, enseñó como lector de español y de literatura española; en 1942, adquirió también la condición de Master of Arts honorario de esta Universidad. En el curso 1953-1954, volvió a la Universidad de Cambridge para dictar un curso sobre Juan Valera y la generación de 1868. Durante todo ese periodo en Gran Bretaña, acogió y ayudó a cuantos españoles de diverso signo se acercaron a él. Fueron también años en los que procuró, junto a un grupo de antiguos residentes muy activos, fuera y dentro de España, mantener vivo el recuerdo y el legado de la Residencia de Estudiantes. En 1955, jubilado ya como profesor, comenzó a trabajar de traductor para la Organización de las Naciones Unidas (ONU), desempeñando incluso la ingrata labor de corrector de traducciones ajenas. Volvió a instalarse en España en el otoño de 1963, meses antes de su muerte en Ginebra. Está enterrado en el Cementerio Civil de Madrid, al lado de Francisco Giner de los Ríos.
En la última etapa de su vida, desarrolló una intensa actividad como ensayista, que recogió, en buena medida, el fruto de sus lecciones universitarias. Publicó, en ediciones del Colegio de México, La Ciudad del Estudio. Ensayo sobre la Universidad Española Medieval, y Selección y reforma. Ensayo sobre la Universidad Española Renacentista, impresas ambas en 1944, así como Ocaso y restauración. Ensayo sobre la Universidad Española Moderna, en 1948; los tres libros se reunieron posteriormente bajo un mismo título, Historia de la Universidad Española. Obra innovadora y valiosa por abordar el tema de la enseñanza superior en España con criterio global y visión crítica, resulta especialmente interesante en lo que se refiere al análisis del reformismo krausista e institucionista, porque establece, desde dentro, las diferencias que, en el mismo ámbito, separan a la generación del 14 —la de Jiménez Fraud— de sus antecesoras. Ajeno tanto al “aristocratismo desdeñoso” como a la “nota nacionalista” que percibía en sus maestros de la Institución Libre de Enseñanza, Jiménez Fraud afirmaba en esa obra su inclinación hacia una acción más directa, de alcance social más amplio y rápido, basada en una actitud de mayor optimismo y confianza, que se correspondía, por lo demás, con la modernización que se había producido en la sociedad española de su tiempo. En Historia de la Universidad Española expuso el autor con mayor claridad que en sus restantes escritos su propósito de formar unas minorías, una “clase directora”, en la Residencia de Estudiantes, procurando al tiempo estimular, frente al mecanismo de la competencia y del mero interés individual, un movimiento de armonización, de “coordinación” social. En este sentido, resulta patente la influencia de Ortega y Gasset, figura que, junto a la Institución Libre de Enseñanza, resulta imprescindible para explicar el pensamiento y la actividad de Jiménez Fraud.
En Juan Valera y la generación de 1868, resalta Jiménez Fraud los rasgos comunes a un grupo de intelectuales, conectados todos ellos con diversas expresiones de la filosofía alemana —Kant, Hegel, Krause—, que constituyen el punto de partida de su propio pensamiento; y muestra especial aprecio por su sentimiento de la dignidad humana y por su sentido religioso de la vida. Visita a Maquiavelo constituye una síntesis de las concepciones del autor acerca del poder, el Estado, la articulación política y su legitimación, y ello mediante un estudio de la obra y de la trayectoria de Maquiavelo que pone nítidamente de manifiesto las radicales diferencias que separan a ambos. Concebido como el relato de un viaje familiar, y con recursos estilísticos variados, que incluyen una inusual forma dialogada, el libro evoca también recuerdos y ensoñaciones íntimas acerca del dolor del destierro. Finalmente, escribió un conjunto de artículos referidos a la Residencia de Estudiantes, prolongando así una tarea desarrollada de forma anónima, aunque intensa, en la revista Residencia, que había publicado el centro, con periodicidad variable, entre 1926 y 1934. Aparecidos en distintos lugares —en La Nación de Santiago de Chile, en El Nacional de Caracas, o en Cuadernos Americanos de México, entre otros—, fueron reunidos posteriormente bajo el título de Residentes. Semblanzas y recuerdos. Como edición privada, impresa en Valencia, publicó en 1960 una amplia evocación de la Residencia de Estudiantes, con ocasión del cincuentenario de su fundación.
Obras de ~: “El régimen parlamentario en Inglaterra”, en Revista de Ciencias Jurídicas y Sociales, XV, n.os 60 y 61 (1932), págs. 448-482 y págs. 662-708, XVI, n.os 62, 63 y 64 (1933), págs. 35-70, págs. 277-288 y págs. 354-372; La Ciudad del Estudio. Ensayo sobre la Universidad Española Medieval, México D. F., El Colegio de México, 1944; Selección y reforma. Ensayo sobre la Universidad Renacentista Española, México D. F., El Colegio de México, 1944; Ocaso y restauración. Ensayo sobre la Universidad Española Moderna, México D. F., El Colegio de México, 1948; Cincuentenario de la Residencia de Estudiantes. 1910-1936. Palabras del Presidente de la Residencia, Oxford, 1960; “Actualidad de la Residencia”, en Residencia, n.º conmemorativo publicado en México D. F. (1963), págs. 1-4; Historia de la Universidad Española. 1. La Ciudad del Estudio. 2. Selección y reforma. 3. Ocaso y restauración, Madrid, Alianza, 1971; La Residencia de Estudiantes. Visita a Maquiavelo, intr. de L. García de Valdeavellano, Barcelona, Ariel, 1972; Juan Valera y la generación de 1868, Madrid, Taurus, 1973; Visita a Maquiavelo, Madrid, Trieste, 1984; Residentes. Semblanzas y recuerdos, Madrid, Alianza, 1989; Epistolario, J. Valender, J. García Velasco, T. Aguilar-Álvarez Bay, T. Arroyo (eds.), J. Valender y J. García-Velasco (dirs.), Madrid, Fundación Unicaja y Publicaciones de la Residencia de Estudiantes, 3 t., 2017.
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Isabel Pérez-Villanueva Tovar