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José Macpherson Hemas

Biografía

Macpherson Hemas, José. Cádiz, 15.VII.1839 – La Granja de San Ildefonso (Segovia), 11.X.1902. Geólogo.

Nació en el seno de una familia modesta: el padre, Donald Macpherson, era un comerciante de origen escocés que había emigrado con veinte años de Escocia a Cádiz, en 1812. Macpherson era el pequeño de once hermanos y su nacimiento debió de tener complicaciones, pues a consecuencia del mismo la madre, Josefa Hemas, murió a las dos semanas. Dos años más tarde, en 1841, falleció su padre, y fue cuidado por su hermana Catalina, de diecisiete años, que se convertiría en una madre durante el resto de su vida, tanto en lo educativo como en lo económico. El hermano mayor, Daniel, se hizo cargo del negocio comercial familiar. Macpherson fue un niño de salud delicada, lo que retrasó su incorporación al colegio, y no aprendió a leer hasta pasados los nueve años. Continuó sus estudios primarios en Gibraltar, donde mostró interés por la física, la química, la geografía y, en general, por las ciencias naturales.

A finales de 1864, Macpherson, con veinticinco años, se trasladó a Madrid aceptando una oferta de trabajo —su primer empleo— que le hizo su cuñado millonario Diego Montañés, marido de su hermana Catalina, para que le cuidase y colaborara en la administración de su gran fortuna. Las relaciones entre ambos no fueron satisfactorias y el contrato lo resolvieron de mutuo acuerdo, a comienzos de 1866.

Macpherson volvió a Cádiz y se incorporó a la empresa comercial de su familia junto a sus hermanos Daniel y Guillermo, pero esa situación no le satisfacía y buscó otra actividad para su futuro vital.

Los antecedentes de la vocación geológica de Macpherson hay que buscarlos en su hermano Guillermo, quince años mayor que él, y en el ambiente que éste frecuentaba. Guillermo era muy aficionado a la mineralogía y los fósiles y, pasados los años, llegó a ser cónsul británico en varias capitales españolas, además de un reconocido traductor de Shakespeare. Se sabe que José y Guillermo iban al campo juntos muchas veces a realizar excursiones geológicas y antropológicas.

Probablemente, Macpherson veía en él a su tutor más cercano durante su adolescencia, una vez que su hermana- madre Catalina se había ido a Madrid cuando él tenía dieciséis años. También su amigo Domingo Orueta y Aguirre —un geólogo vocacional que había viajado ya por varios países europeos—, y el ambiente docente y científico del catedrático gaditano de Ciencias Naturales en la Universidad de Sevilla, Antonio Machado Núñez (el abuelo de los poetas), fueron determinantes para inclinar la carrera futura de Macpherson hacia la Geología.

Macpherson nunca estudió una carrera universitaria ni se sometió a los formalismos académicos. Ayudado por la economía familiar, fue haciéndose un curriculum a su gusto y así, en 1869, viajó a París para estudiar Química y Mineralogía con Félix Pisani de Serres, amigo de Machado. Su primer trabajo científico, Método para determinar minerales, se publicó en Sevilla, en 1870, por intercesión de Machado. En un segundo viaje a Europa, José fue a París y trabajó en el Museo Nacional de Historia Natural con su director A. Daubrée (1814-1896) y su discípulo Stanislas Meunier (1843-1925), con quienes realizó excursiones y aprendió la metodología de la geología de campo. Fruto de estos estudios fue la investigación geológica que hizo de la provincia de Cádiz, publicada en 1872 con el título Bosquejo geológico de la provincia de Cádiz, con un resumen en inglés, que le permitió una amplia difusión entre los especialistas extranjeros.

Como consecuencia de estos viajes a Francia, Macpherson mantuvo una relación estrecha con las escuelas francesa y suiza de geología durante toda su vida. Geólogos europeos de la talla de Verneuil, Charlois Barrois, M. Fouqué y Alberto Heim mantuvieron correspondencia periódica con él.

Macpherson entró a formar parte de la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN) en diciembre de 1872, a propuesta del catedrático de Madrid Juan Vilanova y Piera. Hacia 1873, y en compañía de su amigo Orueta, comenzó a estudiar las rocas peridotíticas de la serranía de Ronda y, dos años más tarde, publicó el primer artículo sobre petrografía microscópica que se hizo en España. Es casi seguro que fue su amigo Orueta quien le introdujo en dicha técnica, pues ya había comprado para el uso personal de sus investigaciones un microscopio en Londres unos años antes.

Macpherson se convirtió así en un experto petrógrafo e inauguró la escuela petrográfica española que continuó, entre otros, el geólogo Francisco Quiroga.

En 1875, Macpherson se trasladó definitivamente a vivir a Madrid, en la casa de su hermana Catalina (una novelista ya reconocida), que se había quedado viuda el año anterior. Desde ese momento, Macpherson se dedicó únicamente a los estudios geológicos, colaborando principalmente con la SEHN, donde publicó la mayoría de sus trabajos, la Universidad Central, el Gabinete de Historia Natural y, desde 1876, con la Institución Libre de Enseñanza (ILE), fundada por Giner de los Ríos. Aún sin tener ningún título académico ni puesto estable en ninguna institución, el reconocimiento profesional de Macpherson era ya un hecho público. Así era, al menos, la consideración del Gobierno cuando le nombró, en 1877, “vocal competente” del tribunal de oposición para cubrir la vacante de la cátedra de Geología de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central.

Una de las mayores aportaciones geológicas realizadas por Macpherson en el campo de la estratigrafía fue el descubrimiento, en 1878, del primer ejemplar del arqueociato de Europa. Este descubrimiento, realizado en Sierra Morena, resultó de vital importancia para datar como cámbricos una gran extensión de terrenos andaluces de los que se desconocía su edad.

Su intensa colaboración con la SEHN le llevó a presidir su junta directiva, en 1880. Durante su mandato, tuvo que gestionar la inquietud existente entre los naturalistas madrileños ante la intención de los ministros de Hacienda y Fomento de trasladar el Gabinete de Historia Natural (precedente del actual Museo Nacional de Ciencias Naturales) desde la calle Alcalá a los bajos de la actual Biblioteca Nacional. Macpherson, haciendo uso de su influencia en los medios políticos, comunicó a los naturalistas que Cánovas (presidente del Gobierno) le había recibido y asegurado que, de momento, no se trasladaría el Gabinete.

En 1881, murió su hermana Catalina. Esta circunstancia, desgraciada en lo personal, le supuso una mejora importante en su economía, ya que heredó de ella una cantidad sustancial de dinero, que le permitió seguir manteniendo su independencia profesional el resto de su vida.

En 1883, Macpherson comenzó la construcción de su casa-laboratorio en la calle Exposición (hoy Álvarez de Baena), que, en aquellos tiempos, era las afueras de Madrid. En ella instaló un laboratorio completo de geología, un taller de preparaciones y una gran biblioteca geológica. En su taller realizó cientos de preparaciones petrográficas que constituyeron la mejor colección de láminas delgadas de España. La casa-laboratorio fue una auténtica institución geológica dentro de la penuria económica en que se encontraba el mundo científico y académico madrileño. Durante varios años, suplió las carencias instrumentales de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central y del Museo Nacional de Ciencias Naturales. Por ella pasaron muchos de sus discípulos, como los geólogos Francisco Quiroga, Salvador Calderón o Eduardo Hernández-Pacheco, en busca de consejos, discusión y medios instrumentales para sus investigaciones. También era visitada por muchos de los ingenieros de minas pertenecientes a la Comisión del Mapa Geológico de España, que dirigía su amigo Manuel Fernández de Castro.

El descubrimiento del campo como auténtica aula de la naturaleza fue uno de los principios del programa pedagógico de la ILE. En el mes de noviembre de 1886 la Institución constituyó la Sociedad para el estudio del Guadarrama, al frente de la cual se nombró a Macpherson.

Su objetivo estaba muy claro en la circular de constitución: “Contra el vicio de nuestra cultura consistente en prescindir del examen directo de las cosas para hablar de ellas a base del testimonio ajeno, la nueva sociedad encarece el valor de la observación directa, y de ahí la importancia de las excursiones”.

El desarrollo progresivo de las excursiones al Guadarrama hizo que varios institucionistas pasaran temporadas de verano en La Granja de San Ildefonso, donde celebraban tertulias científicas y culturales. Macpherson no fue ajeno a esa situación y en 1896 compró una finca con jardín en dicha localidad. En el círculo de amistades de Macpherson que veraneaban allí estaban el mineralogista Francisco Quiroga y el meteorólogo Augusto Arcimís.

La actividad geológica de Macpherson fue decayendo a lo largo de la década de 1890. Se interesó por la fotografía y publicó varios artículos sobre el tema.

En 1899, Macpherson sufrió una enfermedad cardíaca que le obligó a permanecer en estado de reposo en su casa. Ante la conciencia de que su fin podía estar cerca, al acentuarse su enfermedad cardíaca, se dedicó a realizar trabajos de síntesis de toda su obra y un manual de Geología que recogía, de alguna manera, su pensamiento geológico.

José Macpherson falleció en su casa de La Granja el 11 de octubre de 1902, a causa de una asistolia por lesión cardíaca. A los dos días, su cuerpo se trasladó a la sacramental de San Isidro de Madrid, donde reposan desde entonces sus restos. Su patrimonio científico (mapas, microscopios, biblioteca, colecciones mineralógicas, etc.) lo legó en herencia a Giner de los Ríos para que formara parte de las actividades docentes de la ILE. Sin duda, todo el material existente era la envidia de la universidad. Mientras que el edificio del laboratorio todavía se mantiene, su contenido sufrió, sin embargo, un destino trágico. En las primeras semanas de posguerra, en 1939, un grupo de falangistas entró en la institución y se incautó de todo el material, cargándolo en camiones. Nunca más se supo de él.

Macpherson fue un hombre que contribuyó, desde su independencia profesional sin prejuicios, y original en lo personal, al desarrollo de la petrografía, estratigrafía paleozoica y tectónica. Nunca se casó ni se le conocieron relaciones sentimentales con nadie. Perteneció a casi todas las sociedades geológicas de Europa y fue también miembro correspondiente del Instituto de Francia.

 

Obras de ~: Método para determinar minerales, Sevilla, Imprenta de Jirones y Orduña, 1870; Bosquejo Geológico de la Provincia de Cádiz, Cádiz, Imprenta de la Revista Médica, 1872; Geological sketch of the province of Cádiz, Cádiz, Printed by Federico Joly, 1873; “Memoria sobre la estructura de la Serranía de Ronda”, en Revista Médica (Cádiz) (1874); “Breves apuntes acerca del origen peridotítico de la serpentina de la serranía de Ronda”, en Anales de la Sociedad Española de Historia Natural (SEHN), IV (1875), págs. 5-18; “De la existencia de fenómenos glaciares en el sur de Andalucía durante la época cuaternaria”, en SEHN (actas), IV (1875), págs. 56-61; “Sobre las rocas eruptivas de la provincia de Cádiz y su semejanza con las ofitas del Pirineo”, en SEHN, V (1876), págs. 5-26; On the origin of the serpentine of the Ronda mountains, Madrid, Printed by T. Fortanet, 1876; “Sobre ciertas anomalías que las micas de algunos granitos presentan en la luz polarizada”, en SEHN, VI (1877), págs. 11-14; “Sobre los caracteres petrográficos de las ofitas de las cercanías de Biárritz”, en SEHN, VI (1877), pág. 401; “Sobre la existencia de la fauna primordial en la provincia de Sevilla”, en SEHN, VII (1878), págs. 281-284; “Fenómenos dinámicos que han contribuido al relieve de la serranía de Ronda”, en SEHN, VII (1878), págs. 491-503; “Breve noticia acerca de la especial estructura de la Península Ibérica”, en SEHN, VIII (1879), págs. 5-26; “Descripción de algunas rocas que se encuentran en la Serranía de Ronda”, en SEHN, VIII (1879), págs. 229-264; “De la posibilidad de producirse un terreno aparentemente triásico con los materiales de la creta”, en SEHN, VIII (1879), págs. 485-492; “Estudio geológico y petrográfico del norte de la provincia de Sevilla”, en Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España, VI (1879), págs. 97-268; “De las relaciones entre las rocas graníticas y porfídicas”, en SEHN, IX (1880), págs. 135-160; “Predominio de la estructura uniclinal de la Península Ibérica”, en SEHN, IX (1880), págs. 465-494; Uniclinal structure of the Iberian Peninsula, Madrid, Printed by T. Fortanet, 1881; “Apuntes petrográficos de Galicia”, en SEHN, X (1881), págs. 49-87; con Botella y Vilanova, Rapport de la section espagnole de la sous-commission Lusitano-Hispanica pour la coloris des cartes geologiques, Madrid, Imprenta de Gregoire Juste, 1881; “Resume d’une description des roches mentionnées dans une note de Mr. Choffat sur l’ophite de Portugal”, en Bulletin de la Société Géologique de France, 3ème série, X (1882), págs. 289-295; “Estudio petrográfico de la aerinita”, apéndice al trabajo de L. M. Vidal “Yacimiento de la aerinita”, en Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España, IX (1882); “La teschenite y otras rocas de la península”, en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (BILE), 138 (1882), págs. 245-247; “Sucesión estratigráfica de los terrenos arcaicos de España”, en SEHN, XII (1883), págs. 341-378, y XIII (1884), págs. 365-418; “Estudio petrographic das ophites e teschenites de Portugal” (Lisboa), en Extracto de Journal des Ciencias Mathematicas, Physicas e Naturales, XXXVIII (1884); “Los terremotos de Andalucía”, en SEHN (actas), XIV (1885), págs. 4-6; “Los terremotos de Andalucía”, en VV. AA., Conferencia leída en el Ateneo de Madrid en febrero de 1885, Imprenta de Fortanet, 1885; “Los terremotos de Andalucía”, en BILE, 191 (1885), págs. 17-20; “Comparación des terrains cristallins d’Espagne et du Finisterre”, en Bulletin de la Société Géologique de France, 3éme série, XIV (1885), págs. 828-830; “Descripción petrográfica de los materiales arcaicos de Galicia”, Anales de la Sociedad Española de Historia Natural (ASEHN), XV (1886), págs. 165-203; “Relación entre la forma de las costas de la Península Ibérica, sus principales líneas de fractura y el fondo de sus mares”, en ASEHN, XV (1886), págs. 155-164; “Enumeración y estudio de las colecciones recogidas en su viaje por el Dr. Osorio”, en ASEHN, XV (1886), págs. 312-316; “Descripción petrográfica de los materiales arcaicos de Andalucía”, en ASEHN, XVI (1887), págs. 223-272; “Del carácter de las dislocaciones de la Península Ibérica”, en ASEHN, XVII (1888), págs. 331- 366; Relación entre las formas de las depresiones oceánicas y las dislocaciones geológicas, Madrid, Tipografía de Fortanet, 1888; “Contribution á l’étude des mouvements moléculaires dans les roches solides”, en Bulletin de la Société Belge de Géologie, IV (1890), págs. 266-276; “Asimilación de los materiales adyacentes por las rocas eruptivas”, en ASEHN, XXI (1892), págs. 401-420; “Fenómenos glaciares en San Ildefonso (Segovia)”, en ASEHN (actas), XXII (1893), págs. 144-147; “El trabajo del profesor Quiroga”, en BILE, 414 (1894), págs. 276- 279; “Noticia sobre el ‘radiotint’ como procedimiento para iluminar fotografías micrográficas”, en ASEHN (actas), XXVII (1898), pág. 92; “Origen probable de las rocas cristalinas”, en ASEHN (actas), XXVII (1898), págs. 187-188; “De las causas generadoras de las montañas”, en BILE, 480 (1900), págs. 85- 88; “Ensayo de historia evolutiva de la Península Ibérica”, en ASEHN, XXX (1901), págs. 23-165; Manual de Geología, Barcelona, ¿1901?

 

Bibl.: Ch. Barrois, “Notice necrológique sur José Mac-Pherson”, en Annales de la Société Géologique du Nord, XXXI (1902), págs. 312-317; S. Calderón, “D. José Macpherson, Estudio biográfico-crítico ilustrado con reproducciones de fotografías científicas de Macpherson”, en Nuestro Tiempo, suplemento al n.º 23 (1902); J. Rodríguez Mourelo, “Don José Macpherson. Noticia necrológica”, en Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural, II (1902), págs. 342-356; E. Serrano Fatigati, “José Macpherson”, en La Ilustración Española y Americana, octubre, n.º XXXIX (1902); E. Hernández-Pacheco, “El geólogo gaditano D. José Macpherson y su influencia en la ciencia española”, en Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, I (1927), págs. 75-92; E. Alastrué, “La personalidad y la obra de Macpherson (1839-1902)”, discurso leído en la solemne apertura del curso académico de 1968-1969 en la Universidad de Sevilla, Sevilla, 1968; C. Martín Escorza, “El geólogo José Macpherson”, en Tierra & Tecnología, 7 (1994), págs. 66-70; J. M. Ontañón, “El laboratorio Macpherson: un hito histórico en la enseñanza de las ciencias de la tierra”, en Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 6.3 (1998), págs. 285- 286; J. L. Barrera, “Biografía de José Macpherson Hemas (1839-1902)”, en BILE, 45-46 (2002), págs. 47-78.

 

José Luis Barrera Morate