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Salvador María Granés y Román

Biografía

Granés y Román, Salvador María. Moscatel. Madrid, 17.VIII.1838 – 5.V.1911. Autor del “género chico” y periodista satírico.

Estudió en las Escuelas Pías de San Fernando. Su expediente en la Facultad de Derecho se interrumpió en el cuarto año. Con diecinueve años dirigió la revista El Iris, desde donde brindó premonitoriamente por el nacimiento del “género chico”, mostrando ya una vocación periodística y teatral que constituyó su modus vivendi, desahogado económicamente, hasta la muerte. Se conservan ciento treinta y cinco obras suyas (comedias, zarzuelas, parodias, sainetes, revistas…), casi todas de naturaleza cómica, la mayoría escritas en verso y muchas líricas (con los maestros Nieto, Chapí, Bretón, Fernández Caballero, Chueca y Valverde, Rubio, Vives, Quinito Valverde, Lleó, etc. y el gran especialista en la parodia, Luis Arnedo, con el que firmó sus grandes éxitos). Escribió más de ciento noventa libretos, publicados en las colecciones “Bibl. dramática”, “Admón. lírico-dramática” o “El Teatro”. Tuvo una hija, pero su matrimonio fracasó.

Hizo varios viajes al París que vio triunfar la ópera bufa de Offenbach (de quien hizo frecuentes “arreglos”) y se dejó contagiar por la vida bohemia de esa ciudad y por la alegre picardía del can-can, que introdujo en obritas con suripandas en los Bufos Arderius (en su primera etapa, de comicidad histriónica), y después en las revistas satírico-sicalípticas del siglo XX.

Su vida recogió multitud de anécdotas transgresoras, perfiles de bohemia y un amor romántico frustrado por temprana muerte. De temperamento irascible y verbo mordaz, era más dado al hedonismo que a las discusiones violentas, y de estas salía frecuentemente trasquilado.

Entre los años 1878 y 1884 la labor inicial, previa, de Granés como autor teatral, de escaso valor, cedió paso al periodismo satírico, con dos revistas de su propiedad: La Filoxera y La Viña, de contenido fundamentalmente político, que tuvieron suscriptores en pueblos y ciudades de toda España. Firmaba en ellas con el seudónimo de Moscatel (así también en varios libros de epigramas, como Calabazas y cabezas).

A todos, iconoclasta, atacó con burlas, parodias y descalificaciones desde su gran capacidad versificadora y una evidente independencia crítica, aunque su musa más provocadora era Cánovas. Colaboraron en sus dos revistas especialistas de la sátira y famosos dibujantes. Padeció denuncias y suspensiones.

Hay ejemplos, y muchas noticias, de sus colaboraciones en bastantes revistas gráfico-humorísticas, como el Madrid Cómico. Sus últimas firmas periodísticas aparecieron en El País, durante todo el año 1908, con el seudónimo de Inocente Cantaclaro, mostrándose ya menos agresivo al encresparse con Maura. Desveló entonces un republicanismo cercano a Lerroux.

Respecto a su teatro, presentó algo más de la mitad de sus obras firmadas en colaboración con otros conocidos libretistas del género chico, pero la mayoría de sus parodias las firmó, celosamente, en solitario.

No hubo teatro de Madrid que no acojiera sus obras, salvo el Español. Desde 1890 se puede fijar el comienzo de su plenitud, tardía, dominada cualitativamente por la parodia. Sus éxitos recorrieron la Península, incluyendo Portugal, y llegaron a América.

En cuanto a los actores, desfilaron por los repartos de Granés: el propio Arderius, José Riquelme, Ventura de la Vega, Julián Romea, Lucía Pastor, Lucrecia Arana, o la mítica pareja cómica de Loreto Prado y Enrique Chicote.

Resulta muy interesante el subgénero teatral de las revistas políticas, escritas casi siempre en colaboración (siglo XIX: Circo nacional, El Señor Juan de las Viñas, Los presupuestos de Villapierde, con paulatino desencantamiento idealista), y político-sicalípticas (siglo XX: Jaleo nacional, ¡Madrid separatista!, ¡Vaya calor!, La poca vergüenza), con su lucha por la libertad, la crítica del poder y las denuncias políticas, cosidas luego a la lozanía refrescante y hasta lúbrica frente al atavismo erótico, a modo de finales de obra en anticlímax.

La perspectiva secular española puede revisar el matiz despectivo del llamado “género ínfimo”, cuando éste se apega a la realidad, a la vida y a la política concreta del momento, liberando tabúes y prejuicios. Zamora Vicente analizó la influencia de las parodias de Granés como sustrato influyente en la creación del esperpento de Valle-Inclán, pero también estas revistas políticas presentan anticlericalismo, alergia a los procedimientos policiales y del poder, desconfianza en la justicia, personajes desamparados y errabundos…, como ocurrirá en Luces de Bohemia o en Divinas palabras.

Pero fue la parodia la gran especialidad de Salvador Granés, tras un largo proceso de especialización técnica en el uso del escalpelo, que es el arma del parodista ante los aspectos artificiosos o endebles del modelo, degradando su escala de valores: Juanito Tenorio, Dos cataclismos (burla de Dos fanatismos, de Echegaray), Carmela (la Carmen de Bizet), etc. A partir de esta última, Granés alternó modelos “parodiables” (escogió como blanco a Bretón: Garín, Dolores, se convierten en Guasín, Dolores… de cabeza), con otros en que primaba la calidad, convirtiendo la parodia, más que en una burla, en un fin estético en sí mismo, con un resultado final prácticamente autónomo como “historia”, sin dejar de ser firmes parodias cuyas evocadoras y crueles sugerencias permiten traernos a la imaginación el mundo serio que estaba en el origen, produciendo el contraste desde un humor más sutil.

Aquí también cabían posicionamientos ideológicos anticlericales e izquierdistas (Guasín, La Fosca), pero el objetivo y el ingenio paródicos se basaban siempre en el humor, en la bien trenzada metamorfosis degradadora del modelo. Granés se convirtió ya popularmente en “el rey” de la parodia. Todos los críticos de su época y posteriores así lo recogieron y aceptaron.

De 1900 a 1910 escribió y vio triunfar lo que el mismo autor llamó su “tetralogía paródica”, sobre grandes óperas europeas. La conforman La golfemia (1900), parodia de La bohème, que es el más famoso logro de Granés para la crítica; y La Fosca (1904), de Tosca, que sin duda está técnicamente a su altura: ambas son óperas de Puccini y de los letristas Giacosa e Illica. A esta última se adelantó La Farolita (1902), transgresión de La Favorita, de Donizetti, que es la más floja; y por último, cuando Granés ya estaba enfermo de muerte, escribió un divertido Lorenzín… o El camarero del cine (1910), parodia del caballero del cisne, del Lohengrin de Wagner (música y letra).

A estos cuatro modelos no se acercó Granés desde el desprecio ni desde la familiaridad, no veía en ellos las truculencias de Echegaray ni los ripios de Bretón tan parodiables, sino al contrario: admiraba su delicadeza, respetaba su profundidad psicológica y temática, amaba sus poéticas arias (desde su juventud), que no pertenecían a su mundillo de escritor, que suponían un excitante compromiso: estilizar, aplicar toda la experiencia técnica de su viejo “oficio” a lo imparodiable, sublimándose por el contacto de lo inmortal, aunque de forma efímera. El verdadero afán ya no era reírse del modelo, sino con el modelo, elevando la importancia de lo puramente humorístico.

A modo de ejemplo valga La golfemia. Una serie de elementos destructivos devastarían el refinamiento estético, culto, espiritual del “romántico” modelo, dando lugar a un aderezo de bajezas y chusquerías en el nuevo contexto castizo del género chico con un perfil de novedad caracterizadora: los golfos, a modo de específico lumpen que desborda los tipos chulapos, con la verbena de San Antonio (en lugar del Barrio Latino) de fondo: Sogolfo (vendedor de periódicos) y la Gilí (chalequera alcoholizada) sustituyen al poeta Rodolfo y a la tísica y espiritual Mimì. Todo se vulgariza para destacar la brutalidad de los nuevos protagonistas.

 

Obras de ~: Don José, Pepe y Pepito: comedia en un acto y en verso, Madrid, 1864; Moscatel (seud.), Calabazas y cabezas: semblanzas de personajes, personas y personillas que figuran o quieren figurar en política, literatura, armas, ciencias o tauromaquia, caricaturas de Perea, carta-prólogo de M. del Palacio, Madrid, M. Romero Impresor, 1879; Circo Nacional: Pasillo político en un acto y cuatro cuadros, música del maestro Nieto, Madrid, Est. Tipográfico de M. P. Montoya y Cía., 1886; Juanito Tenorio: Juguete cómico-lírico en un acto y dos cuadros [...] en verso, música del maestro M. Nieto, Madrid, R. Velasco Impresor, 1886; Dos cataclismos (Parodia del drama de Echegaray Dos fanatismos) en un acto y dos cuadros, Madrid, R. Velasco Impresor, 1887; Te espero en Eslava tomando café: Pasillo cómico lírico en un acto y en verso, música de los maestros Rubio y Nieto, Madrid, R. Velasco Impresor, 1887; Carmela: Parodia lírica de la ópera “Carmen” en un acto y tres cuadros, música del maestro T. Reig, Madrid, R. Velasco Impresor , 1891; Guasín: Parodia lírica de la ópera “Garín” en un acto y cuatro cuadros original y en verso, música del maestro A. Rubio, Madrid, R. Velasco Impresor, 1892; con E. Navarro Gonzalvo, El señor Juan de las Viñas o Los presupuestos de Villa Anémica: Pesadilla cómico lirica financiera en un acto y en verso, música de J. Valverde (hijo), Madrid, R. Velasco Impresor, 1892; Dolores... de cabeza ó El colegial atrevido: Parodia de la ópera española La Dolores en un acto y tres cuadros y medio [...] en verso, música del maestro L. Arnedo, Madrid, R. Velasco Impresor, 1895; con E. García Álvarez y A. Paso Cano, Los presupuestos de Villapierde (reformados): revista cómico-lírico-financiera en un acto y cinco cuadros, música de Calleja y Lleó, Madrid, R. Velasco, 1899; La golfemia: parodia de la ópera “La Bohemia” en un acto y cuatro cuadros, en verso, música del maestro Arnedo, Madrid, Imprenta de R. Velasco, 1900; con T. y C. Cruselles, Jaleo Nacional: Revista cómico-lírica en un acto y siete cuadros, música del maestro Méndez Rodríguez, Madrid, R. Velasco Impresor, 1902; La Farolita: Zarzuela en un acto y en verso [...] parodia, de la ópera La Favorita, música del maestro M. Nieto, Madrid, R. Velasco, 1903; con A. Paso y C. Cruselles, Gloria Pura: sainete lírico en un acto, música de los maestros Callejo y Lleó, Madrid, R. Velasco, 1904; Miss Helyett: opereta cómica en tres actos, en verso, música del maestro Audran, Madrid, R. Velasco, 1905; La Fosca: parodia de la ópera “Tosca” en un acto y cuatro cuadros y medio, música del maestro Arnedo, Madrid, Imprenta de R. Velasco, 1905; con E. Polo, ¡¡¡Delirium tremens...!!!: película sensacional, en un acto, dividido en seis cuadros, en prosa, música de los maestros J. Valverde y R. Calleja, Madrid, R. Velasco, 1907; con E. Polo, ¡Madrid Separatista!: Fantasía cómico-lírica, en un acto, dividido en siete cuadros, en prosa y verso, Madrid, R. Velasco, 1908; con E. Polo, ¡¡Vaya calor!!: Entretenimiento cómico-lírico-político, en un acto, dividido en cinco cuadros en prosa, música del maestro L. Arnedo, Madrid, R. Velasco, 1908; con E. Polo, La poca vergüenza: Pasatiempo cómico-político-sicalíptico-cinematográfico de actualidad, en un acto dividido en seis cuadros, en prosa y verso, música del maestro E. Borrás, Madrid, R. Velasco, 1909; Lorenzín o El Camarero del Cine: Parodia de la ópera “Lohengrin” en un acto, música del maestro Arnedo, Madrid, R. Velasco, 1910.

 

Bibl.: E. Cotarelo y Mori, Historia de la zarzuela o sea el drama lírico en España, desde su origen a fines del siglo XIX, Madrid, Tipografía de Archivos, 1934; J. Deleito y Piñuela, Origen y apogeo del género chico [1947] (reed., Madrid, Revista de Occidente, 1949); A. Z amora Vicente, La realidad esperpéntica (Aproximación a “Luces de bohemia”), Madrid, Gredos, 1974 (2.ª ed. ampl.); S. Crespo Matellán, La parodia dramática en la literatura española […], Salamanca, Universidad, 1979; P. Beltrán Núñez, Salvador María Granés, autor del género chico y periodista satírico, tesis doctoral, Madrid, Editorial de la Universidad Complutense, 1992 (col. Tesis doctorales, n.º 294/92) (ed. digital en http://eprints.ucm.es/3240/); M.ª P. Espín Templado, El teatro por horas en Madrid: 1870-1910, Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, Fundación Jacinto e Inocencio Guerrero, 1995; P. Beltrán Núñez, “Las parodias del género chico: La golfemia”, en Anales de la Literatura Española Contemporánea, vol. 22, n.º 3 (1997), págs. 379-404; “La golfemia y La Fosca, parodias de Puccini”, en Palau de la Música i Congressos, Las claves de Puccini: talleres didácticos del Festival Puccini de Valencia, Valencia, Palau de la Música, 2000.

 

Pablo Beltrán Núñez

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