Arnedo Muñoz, Luis. Almansa (Albacete), 30.XI.1856 – Madrid, 13.II.1911. Músico, compositor de zarzuelas satíricas, crítico musical.
Desde su pueblo natal marchó a Madrid, donde estudió en el Real Conservatorio, obteniendo el mejor aprovechamiento como pianista. En 1877 publica una elegía, para piano y violín, dedicada a la muerte del poeta Narciso Serra, “en estilo deslumbrante de Listz”, según Mariano Pérez Gutiérrez. Pronto trabajó en orquestas de teatros, que en poco tiempo pasó a dirigir, dado su buen conocimiento de los entresijos escénicos de la zarzuela. De enero de 1879 data su primera zarzuela (En la portería), estrenada en el Teatro Recreo. Y después de dirigir orquestas y coros de varios teatros, en 1896, es nombrado maestro concertador de coros en el Teatro Real, cuando ya había estrenado más de veinte zarzuelas, generalmente del género cómico y de un solo acto, aunque algunas fueron más serias, como La iluminada, El voto de un caballero, En un lugar de la Mancha y Estar en vilo, para la que tomó letras de Mariano José de Larra.
Simultáneamente a su actividad como director de coros del teatro Real y compositor de zarzuelas cómicas y satíricas, compaginó durante años la crítica musical en los diarios madrileños El Porvenir y El País, y la crítica culta y el ensayo musicológico en periódicos y revistas, tales como El Solfeo, Nuevo Mundo y La Nueva Prensa, llegando a fundar y dirigir el periódico musical y teatral La Crítica; por estas actividades figura en el Catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, de Manuel Ossorio (1904).
Pero lo que constituyó una auténtica especialización de este autor es el cultivo de un género de zarzuelas que se podría llamar “paródico”, para lo que Arnedo demostró estar dotado de talento y recursos como pocos, además de conocer los gustos del público.
Evidentemente —dice el musicólogo José Subirá—, “no era un artista genial”, pero sí se trataba de un “zurcidor aprovechado”. Mariano Pérez Gutiérrez dice que “fue increíble su habilidad para empalmar los temas musicales más famosos” y que “algunos de los temas fueron parodiados sin alterar la estructura melódica, mientras que otros eran resumidos, añadiendo algo de su propia cosecha a retazos de diferentes óperas”. Valgan como ejemplos algunos de sus mayores éxitos: su zarzuela Miss Erere es una parodia de la opereta Miss Helyett, del maestro Acodrais y libreto de Gabriel Merino; esta parodia tuvo tanto éxito que llegó a publicarse. De la famosa zarzuela La verbena de la Paloma hizo enseguida su zarzuela paródica La romería del halcón o El alquimista y las villanas y desdenes mal fingidos (se guarda en la Biblioteca Nacional, de Madrid, en reducción para canto y piano). De la ópera de Richard Wagner Lohengrin hizo la zarzuela paródica Lorencín o El camarero del cine (publicada por la Sociedad de Autores). De la obra Curro Vargas, musicada por cuatro compositores: Estelles, Chapí, Bretón y Fernández Caballero, Arnedo fabricó pronto su parodia Churro Bragas. En estos quehaceres era habitual el libretista Granés. Y aún tuvo mucho más éxito “y dio que hablar en todo Madrid” (Mariano Pérez Gutiérrez) La golfemia, estrenada en el Teatro de la Zarzuela el 12 de mayo de 1900, a los tres meses de haberse visto y oído en el Teatro Real la ópera de Puccini La Bohème, trasladando el ambiente bohemio de París a una noche de verbena en San Antonio de la Florida, en Madrid; esta zarzuela “es una curiosa mezcla de retazos operísticos con chotis, peteneras y habaneras, y hasta con trazos chopinianos y de Listz” (Mariano Pérez Gutiérrez); “se mantuvo largo tiempo en las carteleras de Madrid y al punto corrió bulliciosamente por los escenarios de provincia. Ese producto fue impreso varias veces y leído con avidez, sin duda, por toda España (Subirá, 1971: 300). Y así, sucesivamente, se podría citar La Fosca (Teatro de la Zarzuela, Madrid, 22 de diciembre de 1904), como parodia de la ópera Tosca, de la misma forma que Carmela es una zarzuela paródica de la ópera Carmen, de Bizet, lo mismo que Simón es un Lila lo es de la ópera Sansón y Dalila, de Saint-Saëns, y La Dolores, de Bretón, tuvo su parodia en Dolores [...] de cabeza o El colegial atrevido, que el erudito Emilio Cotarelo y Mori califica de “graciosísima parodia [...], donde una vez más derrocharon ingenio y sal gorda Granés y Arnedo” (Cotarelo, 1934: 866). Que este género tuvo su éxito de público es innegable, tan cierto como que fue un género de éxito efímero, que murió con su autor, pues cualquier otro intento de imitación fracasó, con lo que ha de deducirse que Arnedo combinó su buen hacer musical con el límite de la comicidad, sin caer en la chabacanería. El público madrileño disfrutó, mientras él cosechó fama y dinero. En suma, como síntesis de este especial compositor, se puede tomar la opinión de Carlos Gómez Amat: “Arnedo fue pianista, director, crítico musical y maestro de coros. Era músico de pluma fácil, que hizo arreglos y forzados originales. En las parodias se distinguió por su habilidad para citar y unir los temas musicales ya famosos [...]. Este subgénero paródico duró poco, quizá, entre otras cosas, porque no había tantas obras famosas que parodiar. Fue una fiebre, de efímero éxito” (Gómez Amat, 1984).
No es posible informar sobre las obras escénicas de la que fue autor, con su clase (“cuadro lírico”, “juguete cómico”, “sainete lírico”, “zarzuela burlesca”, etc.), su número de actos y de cuadros, autor o autores del libreto, fecha y teatro de estreno, y, en algún caso, coautor de la música; sin embargo, sus obras merecen ser citadas: ¡Ahora sí que va de veras!, o, Negros y rojos; ¡A la pradera! ¡A la pradera!; ¡A perra chica! Lo que guste y convenza; Anda la diosa; Artistas de moda, o, Los hermanos Hulines; Aventuras caballerescas; Barba Azul; Cantar victoria; Bocas de la isla; Carmela; Churro Bragas; Curriyo el esquilador; Dolores de barriga; Dos siglos en una hora; El balido del zulú; El beso de Judas; El caballo de batalla; El comandante Martínez; El cuento de la abuelita; El general Pimentón; El hombre del cornetín; El Liceo Capellanes; El maestro de armas o La enfermita; El merengue; El Mesías; El papá de Luquitas; El perfume de la duquesa; El regalo de Pascuas; En confianza (Los habladores); En el baile; En la portería; En un lugar de la Mancha; Estar en vilo; Frutos [...] coloniales; Fuerza del querer; Juan y Manuela; Juzgado municipal; Guasín; In nomine patris; Juzgado municipal; Ki-Ki-Ri-Ki; La incógnita; La lugareña; Lances de honor; La oración de San Antonio; La propia imagen; La razón de la copla; La romería del halcón, o el alquimista y las villanas y desdenes mal fingidos; Las mañanas del Retiro; La vuelta al mundo del Doctor Garrido; La vuelta de Mendrugo; Lilí; Lorencín o el camarero del cine; Los juicios del día; Los Kurdones; Los pordioseros; Los Reyes Magos; Luquitas; ¡Mil ochocientos noventa y uno!, o La vuelta del hijo pródigo; Ni lo uno ni lo otro; Puente Sampayo; ¡Pum!; ¡Qué pillín!; Santo y seña; Thimador; Timos conyugales; ¡Vaya calor!
Obras de ~: Zarzuela: Dolores [...] de cabeza, o, El colegial atrevido, Madrid, Imprenta R. Velasco, 1805; El voto de un caballero, Madrid, R. Velasco, 1890; La Fosca, Madrid, A. Velasco, 1905; La golfemia, Madrid, R. Velasco, 1900 (en Biblioteca Nacional de España, Sala Cervantes, sig. T/16056); La iluminada, Madrid, Imprenta de M. P. Montoya, 1888; Las del capotín, o, Con las manos en la masa, Madrid, R. Velasco, 1894; Miss Erere, Madrid, R. Velasco, 1893; Simón es un Lila, Madrid, R. Velasco, 1897.
Música instrumental: ¡Ante la tumba de Narciso Serra!, melodía [...] para violín y piano dedicada a la madre del ilustre poeta, 1877; Amorosa, polca para piano (imitación a Fahrbach), ¿1881?; El sueño de las Náyades (Der Traum der Nayadem), fantasía por R. Wagner, reducción para piano sólo, 1911.
Bibl.: F. Pedrell, Diccionario biográfico y bibliográfico de músicos y escritores de música españoles, portugueses e hispano-americanos antiguos y modernos: acopio de datos y documentos para servir a la historia del arte musical en nuestra nación, vol. II, Barcelona, Tipografía de D. Víctor Berdós y Feliu, 1897, págs. 92- 93 (obra incompleta); M. Ossorio y Bernard, Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX, Madrid, Imprenta y Litografía de J. Palacios, 1904, pág. 25; A. Albert Torrellas y J. Pahissa (dirs.), Diccionario de la Música Ilustrado, vol. I, Barcelona, Central Catalana de Publicaciones [1928-1929], pág. 60; E. Cotarelo y Mori, Historia de la zarzuela o sea el drama lírico en España, desde su origen a fines del siglo XIX, Madrid, Tipografía de Archivos, 1934, págs. 859, 861, 866, 872 y 879; J. Subirá, Historia y Anecdotario del Teatro Real, Madrid, Editorial Plus-Ultra, 1949, págs. 477 y 538; J. Subirá, Historia de la Música Española e Hispanoamericana, Barcelona- Madrid, Salvat Editores, 1953, págs. 787, 838-839; J. Ricart Matas, Diccionario Biográfico de la Música, Barcelona, Editorial Iberia, 1956, pág. 51; J. Subirá, Temas Musicales Madrileños (Evocaciones históricas), Madrid, Instituto de Estudios Madrileños, 1971, págs. 297-303; C. Gómez Amat, Historia de la música española, V. Siglo XIX, Madrid, Alianza Editorial, 1984, págs. 208-209; L. Iglesias de Souza, Teatro Lírico Español, vol. IV, La Coruña, Diputación Provincial, 1996, pág. 478; M. Pérez Gutiérrez, “Arnedo Muñoz, Luis”, en E. Casares (dir.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. I, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores de España, 1999, págs. 699-700; Música y músicos almanseños. VII Jornadas de Estudios Locales. Almansa, mayo de 2000, Almansa, Ayuntamiento, 2003, págs. 365-368.
Fernando Rodríguez de la Torre