Hartzenbusch y Martínez, Juan Eugenio. Madrid, 6.IX.1806 – 2.VIII.1880. Dramaturgo y crítico romántico.
Hijo de Santiago, campesino alemán afincado en Madrid como ebanista, y de María Josefa, natural de un pueblecito conquense, Juan Eugenio nació en Madrid el 6 de septiembre de 1806. Quedó huérfano de madre a los dos años. El padre quería dedicarlo a la carrera eclesiástica; pero él prefirió aprender Latín, Francés y Humanidades con un viejo sacerdote, y luego Filosofía en el colegio de San Isidro (1820-1822), regentado por los jesuitas. Enfermo el padre y confiscados sus bienes por su actitud liberal en el Trienio de 1820-1823, el muchacho tuvo que trabajar en talleres ajenos. Siguió formándose mediante sus propias lecturas. Se cuenta que empleaba sus ahorrillos para comprar libros y asistir al teatro.
Él mismo ha narrado en el prólogo a Obras escogidas (1850) de Bretón de los Herreros cómo acudió por primera vez a uno para ver A la vejez viruelas (1824) de éste y la impresión que le causó el local. Perteneció al círculo del empresario francés Juan Grimaldi, reformador de los teatros madrileños, contribuyendo con numerosas traducciones de obras dramáticas francesas y refundiciones de comedias del Siglo de Oro, no todas estrenadas. Entre las traducciones francesas se cuentan varias de Voltaire, como Floresinda (1827), versión libre de Adelaida Duguesclin, El hijo pródigo y Edipo; algunas de Scribe, como El abuelito, El doctor Capirote y Los dos maridos; una de Dumas hijo, El padre pródigo. Entre las refundiciones destacan La estrella de Sevilla o Sancho Ortiz de las Roelas de Lope de Vega, Guárdate del agua mansa y El médico de su honra de Calderón de la Barca, Desde Toledo a Madrid de Tirso de Molina.
Se casó el 23 de abril de 1830 con María Morgue, de condición enfermiza. El 3 de junio del mismo año falleció el padre. María murió en 1836. El éxito de Los amantes de Teruel, estrenado el 19 de enero de 1837 en el Teatro del Príncipe para beneficio del actor Carlos Latorre, lo hizo famoso repentinamente. Mesonero Romanos en Memorias de un setentón (1880) recuerda los estruendosos aplausos y la llamada del autor a escena. Larra (1837), que se suicidaría unos días más tarde, lo reseñó con entusiasmo inusitado, justificando la muerte por amor. El tema tenía ante sí una larga tradición, posiblemente de origen folclórico, que se manifiesta en un cuento de Boccaccio y en varias obras literarias españolas del Siglo de Oro, entre ellas el drama de Tirso de Molina Los amantes de Teruel (1615). Hartzenbusch supo darle intensidad dramática, color medieval y árabe, tono romántico de pasión, rebeldía, fatalidad y muerte. Una refundición en cuatro actos hecha en 1849 no logró el éxito de la primera representación. Tras Los amantes de Teruel, no dejó de contribuir con cierta asiduidad al teatro. Su producción dramática, siempre trabajada y correcta, fue bien recibida. Dentro de la comedia de magia obtuvo notable éxito con La redoma encantada (1839) sobre el marqués de Villena y Los polvos de la madre Celestina (1841). No triunfó, en cambio, con Las Batuecas (1843), muy superior a ellas en méritos literarios.
En el teatro histórico logró notables producciones con Doña Mencía (1838), Alfonso el Casto (1841) y La jura en Santa Gadea (1845). Entre los dramas bíblicos El mal apóstol y el buen ladrón (1860) es un meritorio esfuerzo por explicar la conducta de Judas.
El mismo año de 1837 obtuvo una plaza de taquígrafo en el Diario de Sesiones del Congreso y fue nombrado socio de El Ateneo madrileño. A éste acudía con asiduidad y en él dictó conferencias como “Sobre las unidades dramáticas” (1839) en defensa de la estructura y la moralidad del teatro romántico y “Apuntes leídos en el Ateneo Científico y Literario” (1842) en torno a lo que debía ser un teatro nacional.
Volvió a contraer matrimonio el 15 de diciembre de 1838 con Salvadora Hiriart, viuda francesa ocho años mayor que él y con cinco hijos. A ella solía enviarle cartas-poemas muy graciosas. La vida familiar con los cinco hijos de ella más uno de los dos, Eugenio, nacido en 1840, transcurrió siempre en paz.
Con la publicación de Teatro escogido (1839-1842) de Tirso de Molina inició su labor de editor de autores del Siglo de Oro español en la que fue muy destacado dentro de la “Biblioteca de Autores Españoles” (1845-1862) de Manuel Rivadeneyra. Dio a conocer a Lope de Vega, Tirso de Molina, Ruiz de Alarcón, Calderón de la Barca. Es cierto que corregía ocasionalmente los textos para hacerlos más inteligibles al lector moderno; pero sus prólogos y notas, muy eruditos, aclararon muchos de los problemas que plantean estos escritores. En 1841 colaboró en la creación de una Academia Hispanoalemana en Madrid para mejorar las relaciones culturales entre los dos países.
Hartzenbusch trabajó mucho en este sentido. Trató de divulgar la literatura española en Alemania y viceversa en artículos como “Autores españoles juzgados por alemanes” (1841), “Literatura dramática alemana de la época actual” (1843 y 1844), “Escritores alemanes contemporáneos” (1846). Hizo en 1843 una traducción admirable del famoso poema de Schiller “La campana”. En 1871 tradujo las Fábulas de Lessing.
En 1844 obtuvo el puesto de oficial mayor de la Biblioteca Nacional. Ingresó en la Real Academia Española en 1847 con un discurso sobre la obra de Juan Ruiz de Alarcón. Ese mismo año colaboró en la creación de una Sociedad Española de Autores Dramáticos para la defensa de los intereses de éstos. En 1848 aparecieron sus Fábulas en verso castellano que lo convirtieron en un fabulista muy popular y leído en el resto del siglo. Hartzenbusch entronca con la tradición alemana más que con la francesa y en muchas ocasiones subordina la fábula a la ilustración de sus ideas políticas, didácticas y literarias. En 1849 fue nombrado secretario de la Junta Consultiva de Teatros.
En 1855 fue elegido director de la Escuela Normal Central en la que pronunció un Discurso para inaugurar el curso 1855-1856 con algunas interesantes observaciones personales. En ese mismo año fue encargado de leer el Discurso de presentación en la solemne entrega de la corona de oro a Quintana como poeta. En 1862 alcanzó el puesto de director de la Biblioteca Nacional, sucediendo en el cargo a Agustín Durán, excelente amigo que le enseñó a navegar entre libros y manuscritos de la noble institución.
Asumiendo la tesis de que El Quijote fue concebido en una cárcel de Argamasilla de Alba, en concreto la llamada Cueva de Medrano, consiguió que el editor Rivadeneyra llevase allí una imprenta e imprimiese in situ una edición de la inmortal obra en 1863. Unos años más tarde, en 1871-1874, logró que el editor Francisco López Fabra hiciese en Barcelona una edición facsímil de E1 Quijote cuyo tercer volumen son sus 1630 notas a la obra. Murió en su ciudad natal el 2 de agosto de 1880.
De lo que fue este personaje ha dejado un excelente retrato Aureliano Fernández Guerra en el prólogo a la edición de Obras (1887-1892) de Hartzenbusch: nunca asistió a los estrenos de sus dramas; combinó la libertad del genio con la disciplina del estudio; en su vida como en su teatro el deber fue la norma de su conducta. Manuel Tamayo y Baus, en junta pública de la Academia de 1880, transmitió así su imagen: “Fue Hartzeribusch de pequeño cuerpo y de semblante muy expresivo; humilde en su porte; de costumbres sencillas; nada aficionado a los placeres tumultuosos del mundo; grave y formal, aunque no adusto y severo [...]; prudente y comedido; parco en el hablar; siempre igual en su manera de producirse; ordenado y metódico; dócil y sosegado, más por hábito que por temperamento; alguna vez, en la disputa o controversia, tenaz y vehementísimo; tan memorioso que era índice vivo de todos nuestros clásicos...Nunca tomó parte en la política, pero constantemente profesó ideas liberales, que lo hicieron llevar sin pena sobre sus no robustos hombros el fusil de miliciano nacional”.
Hartzenbusch ha sobrevivido ligado a Los amantes de Teruel. Sus otras obras dramáticas, sus poesías y sus Fábulas yacen olvidadas. Merecen mejor suerte sus trabajos eruditos sobre los clásicos españoles y, mucho más, aquellos dedicados a discutir problemas literarios de su época o la producción de escritores contemporáneos como Bretón de los Herreros, García Gutiérrez, Zorrilla, Espronceda, Mesonero Romanos, Pastor Díaz. En la historia del feminismo español no deja de destacar su ayuda a Carolina Coronado para publicar sus Poesías (1843), a las que antepuso un elogioso prólogo, su amistad con Cecilia Böhl de Faber o el artículo dedicado en 1866 a Faustina Sáez de Melgar.
Infelizmente la mayoría de esta obra, sobre todo la aparecida en periódicos, sólo es accesible en las publicaciones originales, si bien se halla minuciosamente catalogada por su hijo Hartzenbusch (1900). Se conservan trabajos manuscritos, como el drama “Doña Juana Coello”, un artículo sobre “Don Antonio Ferrer del Río” y un “Catálogo cronológico de las piezas dramáticas publicadas en España desde el principio del siglo xviii hasta 1831”, que corrige y aumenta el de Moratín. Para la correspondencia con Böhl de Faber, véase Heinerman (1944); y Fonseca Ruiz (1974), para la mantenida con Carolina Coronado.
Obras de ~: Las hijas de Gracián Ramírez o La restauración de Madrid, Madrid, 1831 (estreno); Los amantes de Teruel, Madrid, 1836 (estreno, Madrid, 1837); Doña Mencía, Madrid, 1838; La redoma encantada, Madrid, 1839; “Discurso sobre las unidades dramáticas”, en El Panorama, marzo y abril de 1939; “Poesías de don José Zorrilla”, en Gaceta de Madrid, 6 abril 1839; “Noticia sobre la vida y escritos de don Dionisio Solís”, en Revista de Madrid, 1839; Tirso de Molina, Teatro escogido, publicado por ~, Madrid, Yenes, 1839‑1842, 12 vols.; La visionaria, Madrid, 1840; Alfonso el Casto, Madrid, 1841; Los polvos de la madre Celestina, Madrid, 1841 (arreglo personal de Ferdinand Lalou y Anicet Bourgeois, Les pilules du Diable); “Observaciones sobre el artículo titulado movimiento dramático”, en Revista de Teatro, 1841; “Autores españoles juzgados por alemanes”, en Semanario Pintoresco Español (SPE), 27 de junio de 1841; “Examen del teatro de don Ramón de la Cruz”, en SPE, 21 y 18 de febrero de 1841; Primero yo, Madrid, 1842; El bachiller Mendarías o los tres huérfanos, Madrid, 1842; “Apuntes leídos en el Ateneo Científico y Literario”, en El Corresponsal, 6 de marzo de 1842; La coja y el encogido, Madrid, 1843; Honoria, Madrid, 1843; con M. J. Diana, Es un bandido o juzgar por las apariencias, Madrid, 1843; Las Batuecas, Madrid, 1843; Ensayos poéticos y artículos en prosa, Madrid, 1943; “Prólogo”, en C. Coronado, Poesías, Madrid, 1843; “Los Amantes de Teruel”, en El Laberinto, 1843; Juan de las Viñas, Madrid, 1844; “El Cid”, en El Globo, 1844; “Trozos del retrato histórico de don Enrique de Aragón, marqués de Villena”, en El Laberinto, 1 y 16 de marzo de 1844; La jura en Santa Gadea, Madrid, 1845; con T. Rodríguez Rubí, Una onza a terno seco o la fortuna rodando, Madrid, José Repullés, 1845; “Prólogo”, en R. Mesonero Romanos, Escenas Matritenses, Madrid, Ignacio Boix, 1845; “Noticias de un Romancero y un Cancionero de Timoneda”, en El Español, 13 de octubre de 1845; “Apuntes para la historia del teatro moderno español”, en Revista de España, 1845; La madre de Pelayo, Madrid, José Repullés, 1846; La alcaldesa de Zamarramala, Madrid, Teatro de la Cruz, 13 de octubre de 1846 (estreno); “Apuntes sobre el carácter de la literatura contemporánea”, en El Siglo Pintoresco, julio de 1847; “Juan Ruiz de Alarcón”, en El Faro, 13 de noviembre de 1847 (v. 1860); Fábulas en verso castellano, Madrid, 1848; Romancero pintoresco, Madrid, 1848; “Discurso pronunciado en el Ateneo de Madrid”, en Revista de España, de Indias y del Extranjero, XI (1848); Tirso de Molina, Comedias escogidas de Fray Gabriel Téllez, juntas en colección e ilustradas por ~, Madrid, M. Rivadeneyra, 1848 [Biblioteca de Autores Españoles (BAE), V]; P. Calderón de la Barca, Comedias de don Pedro Calderón de la Barra, ed. de ~, Madrid, M. Rivadeneyra, 1848‑1850 (BAE, VII, IX, XII, XVI); “El niño desobediente”, en SPE (1849); con L. Valladares y C. Rossel, Jugar por tabla, Madrid, S. Omaña, 1850; Obras escogidas de Don J. E. Hartzenbusch, pról. de E. de Ochoa, París, Baudry, 1850 (Obras escogidas de D. Juan Eugenio Hartzenbusch, biografía por A. Ferrer del Río, Leipzig, F. A. Brockhaus, 1863, 2 vols.); “Calderón y Corneille”, en La España, 1850; La ley de raza o Dos leyes del Fuero Juzgo: apuntes para el drama en cuatro actos formado sobre El hijo del desierto, del Barón Münch- Bellinghausen, Madrid, 1852 (ms. en Biblioteca Nacional de España, sing. MSS/20840/9); J. Ruiz de Alarcón, Comedias de Don Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza, colección hecha e ilustrada por ~, Madrid, M. Rivadeneyra, 1852 (BAE, XX); “Prólogo”, en M. 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Ricardo Navas-Ruiz