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Gustavo Pittaluga González del Campillo

Biografía

Pittaluga González del Campillo, Gustavo. Madrid, 8.II.1906 – 8.X.1975. Compositor, director y crítico.

Fue hijo de Gustavo Pittaluga, de origen italiano, famoso catedrático de Microbiología de la Universidad Central de Madrid. Cursó la carrera de Derecho, compaginándola con la formación musical: concretamente estudió Violín con Julio Francés y pronto se inició en la composición con el apoyo y orientación de Oscar Esplá, quien más tarde escribió lo siguiente sobre su relación con el compositor madrileño: “Cuando conocí a Gustavo Pittaluga era un joven despierto, violinista de afición, y estudiaba en la universidad. Terminados sus estudios se consagró exclusivamente a la música. Le guié en sus primeros pasos de compositor. Entre sus dotes de asimilación, extraordinarias, se insinuaba, con natural audacia, la aguda querencia de lo nuevo, de lo avanzado. Por afinidades estéticas, más que por influencia del maestro, el renuevo de los modos arcaicos que yo gustaba de injertar en el cuerpo armónico de mis propias obras, ya complacía al artista incipiente”.

Es posible que recibiera influencias en sus viajes a París, así como cierta orientación de Falla, como se desprende de la siguiente carta de agosto de 1934 que escribe a Falla: “En cuanto al Concerto, he creído por primera vez poder enviarle una obra de cierto sentido personal. Soy yo quien tiene que agradecerle su gentileza para con él. Usted sabe mejor que nadie qué esfuerzo por eludir el ambiente y qué voluntad de hacer hay que tener en este medio desértico. Su carta es el mejor estímulo que hubiera podido recibir”. Al año siguiente le dice: “A propósito de unas obras últimas se traspapeló entre el correo llegado durante ese tiempo. Ésa es la razón de haber llegado a mis manos con tanto retraso. Usted sabe cómo ningún elogio podría ser para mí tan deseable ni tan alentador como los que usted es tan generoso de hacer de esas obras. No sé si verdaderamente los merecen. Sí desde luego, que me llenan de alegría”. En su contestación del 4 de agosto de 1935, Falla le da consejos sobre las Danzas y el Ricerare: “La adaptación orquestal de algunas de ellas, ampliando las resonancias podría ser eficacísima”.

Las primeras obras de Pittaluga son tardías con respecto al resto de compositores del Grupo de la Generación del 27. Pero su estreno en la vida musical se produjo con gran impacto gracias a su obra La Romería de los cornudos. En 1929 una grave enfermedad coincide con su concurso a la carrera diplomática, lo que le aparta del trabajo profesional. A comienzos de 1930, superados los problemas de salud, se incorpora definitiva y exclusivamente a la música. Es entonces cuando constituye, junto con Rosa García Ascot, Salvador Bacarisse, Julián Bautista, Ernesto y Rodolfo Halffter, Juan José Mantecón y Fernando Remacha, un grupo de compositores que emprende una activa campaña común de conciertos y conferencias. Durante 1930, en la Residencia de Estudiantes y ante un numeroso público Gustavo Pittaluga dará una conferencia que posteriormente se conocerá como “Manifiesto del grupo”, publicada en la Gaceta Literaria.

A partir de entonces fueron numerosas las ofertas que recibió y los contratos que suscribió, como, por ejemplo, el contrato editorial con Unión Musicale Franco Espagnole. En 1933 la Sociedad de Cursos y Conferencias le encargó la organización de conciertos; dirigió el primero con la Orquesta Filarmónica de Madrid y con el cual se inauguró el Auditorium. Un viaje a París le proporcionó un contrato exclusivo con el editor Alphonse Leduc.

En octubre de 1933 fue invitado por la Orquesta Filarmónica de Madrid para dirigir dos conciertos en sustitución de su director Bartolomé Pérez Casas, repentinamente enfermo. Un año después, se fundó la revista literaria Diablo Mundo, en la que ejerció crítica durante algún tiempo. En otoño de 1934 fue nombrado en París miembro del comité activo de la Sociedad de Música Contemporánea Tritón, junto con autores como Darius Milhaud, Honneger, Poulenc, Prokoviev o Markevitch. Con motivo de la fundación del nuevo periódico Diario de Madrid, fue contratado para ejercer la crítica musical. En 1935 fue designado miembro de la Sección de Música para la celebración del centenario del Ateneo de Madrid y nombrado director musical de los Estudios Cinematográficos de Chamartín. A primeros de 1936 y en el otoño de este mismo año preparó una larga serie de conciertos, y se trasladó a París para la organización de cuatro conciertos de música española.

Al estallar la Guerra Civil Española en 1936 fue requerido para incorporarse al servicio diplomático.

Asimismo dirigió la Orquesta Filarmónica de Madrid en un concierto organizado a beneficio del Hospital de Sangre y patrocinado por Dolores Rivas Cherif de Azaña. Viajó de nuevo a Francia para grabar junto con Rodolfo Halffter los célebres Chants de guerre, donde se recogían los himnos más famosos del bando republicano que fueron orquestados por ambos. Durante la guerra su única actividad será un concierto dirigido en Madrid en septiembre de 1936 y otro en Valencia en 1937.

Una vez finalizada la contienda española, Pittaluga terminó, al igual que tantos miembros del grupo, en el exilio. En 1948 fijó su residencia en México, donde colaboró con Buñuel componiendo la música de las películas: Los olvidados, Viridiana y Subida al cielo.

Sin embargo, será uno de los primeros en regresar a Madrid en 1962, ya enfermo. A su vuelta a España en la década de 1960, editó en la UME las Canciones del Teatro de Lorca: se trata de una serie de canciones que había realizado en colaboración con el poeta para las obras de teatro, Los Títeres de Cachiporra, Mariana Pineda, La zapatera prodigiosa, Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, Bodas de Sangre y Yerma.

La obra de Pittaluga es paradigmática de la música del grupo del 27, de neoclasicismo español, pero fuertemente impregnado de nacionalismo. Donde mejor se refleja el espíritu estético no sólo de Pittaluga, sino del Grupo, es en el propio manifiesto del grupo que se publicó bajo el título de Música moderna y jóvenes músicos españoles. Pittaluga escribió: “El compositor de hoy debe de olvidar, tanto los viejos tratados como los nuevos, pero después de haberlos aprendido... Hacer música, éste es el único propósito, y hacerla sobre todo, antes que nada, por gusto, por recreo, por diversión, por deporte. Y para ello, utilizar los medios que se crean mejores, la estridencia o el almíbar: o los dos juntos, si es preciso... música auténtica, sin otro valor que éste: musicalidad. Musicalidad pura, sin literatura, sin filosofía, sin golpes de destino, sin física, sin metafísica (cuando un músico se pone a hacer metafísica, echaos a temblar, le salen los truculentos argumentos de las sinfonías de mi tocayo Gustav Mahler).

Yo no sé lo que hay que hacer, pero sí sé muchas cosas que no hay que hacer: no romanticismo, no cromatismo, no divagación, no (y esto es muy personal), no emplear jamás un acorde de séptima disminuida...”.

 

Obras de ~: Música escénica: La Romería de los cornudos, UMFE, 1930; El lor, 1932; Agua, azucarillos y aguardiente, reorquestación de la obra de Chueca para Ballet, París, 1934.

Música sinfónica: Concerto militar, A. Leduc, 1933; Capriccio alla romántic, UME, 1936; Letras danzantes, 1936; Llanto por Federico García Lorca, 1944; Cinq chansons populaires; La Romería de los cornudos.

Voz y acompañamiento: Vocalise étud, A. Leduc, 1932; Five Popular Song, Polidor, 1938; Metamorfosis del clavel. Cuatro canciones, 1940-42; Homenaje a Díez-Caned, 1944; Canciones del teatro de Lorca, UME, 1960; Llanto por Federico García Lorca.

Conjunto instrumental: Berceuse, A. Leduc; Divertimento, A. Leduc; Pequeña suite, A. Leduc, 1933; Ricercare, A. Leduc, 1935.

Guitarra: Elegía. Homenaje para la tumba de Murnau, UME, 1933; Homenaje a Mateo Albéniz, UME, 1933.

Piano: Berceuse, A. Leduc; Divertiment, A. Leduc; Homenaje a Mateo Albéniz, UME; Hommage pour le tombeau de Manuel de Fall, RIa, 1953; Ricercare A. Leduc; Six danses espagnoles en suite, A. Leduc; Trois pièces pour une espagnolade, A. Leduc, 1934.

Música para teatro y cine: Hamlet solista, J. Bergamín; Los olvidados; Subida al cielo; Viridiana.

Escritos: “Música moderna y jóvenes músicos españoles”, en Gaceta Literaria (1930); “Francis Poulenc and the Praise of the Paradox in Art”, en The Chesterian, 124 (1945).

 

Bibl.: A. Salazar, La música comtemporánea en España, Madrid, Editorial La Nave, 1930; M. Valls Gorina y F. Sopeña, Historia de la música española contemporánea, Madrid, Rialp, 1976; T. Marco, Historia de la música española. 6. Siglo XX, Madrid, Alianza, 1983; E. Casares, “La Generación de la República o la Edad de Plata de la música española”, en Fundación Juan March (1983), págs. 6-70; E. Casares, “Adolfo de Salazar y el Grupo de la Generación de la República”, en Cuadernos de Música, 1, 1 (1984); E. Casares, “La rinascita musicale della Seconda Republica Spagnola ed il suo progetto per una riorganizzazione della musica. La Generazione della Repúbblica”, en Musica/Realta (1984); VV. AA., “Los músicos de la República”, en Cuadernos de Música, 1, 1 (1984); E. Casares, La música en la Generación del 27. Homenaje a Lorca, 1915- 1939, Madrid, Ministerio de Cultura, 1986; E. Casares, “La música española hasta 1939 o la restauración musical”, en VV. AA., Actas del Congreso ‘España y la música de Occidente’, Madrid, Ministerio de Cultura, 1987; E. Casares, “Musica e musicisti della Generazione del 27. Elementi per una interpretazione”, en Musica/Realta, VIIl (1987), págs. 181-205; E. Casares, “Manuel de Falla y los músicos de la Generación del 27”, en Manuel de Falla tra la Spagna e l’Europa, Florencia, L. Olschki, 1989; E. Casares, “La Generazione del 27 o La música in torno a Lorca”, en Federico García Lorca nella música contemporanea, Milán, Editorial Unicopli, 1990; E. Casares, “Pittaluga, Gustavo”, en E. Casares Rodicio (dir. y coord.), Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, t. VIII, Madrid, Sociedad General de Autores y Editores, 2001.

 

Paulino Capdepón Verdú

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