López Aranguren, José Luis. Ávila, 9.VI.1909 – Madrid, 17.IV.1996. Catedrático de Ética y Sociología, filósofo y ensayista.
Nació en el seno de “una familia burguesa acomodada”, por decirlo con sus propias palabras, de padre castellano y madre vasca que murió cuando el niño contaba entre cuatro y cinco años de edad. Realizó sus estudios de bachillerato como alumno interno, entre 1918 y 1925, en el colegio de los jesuitas Nuestra Señora del Recuerdo de Chamartín (Madrid), institución educativa y religiosa, a los que recordó con frecuencia y con especial intensidad a lo largo de su vida y también en sus Memorias. En 1926 comenzó la licenciatura en Derecho que finalizó en 1931 y la de Filosofía y Letras entre 1933 y 1936, ambas por la Universidad de Madrid. Movilizado durante la Guerra Civil por el bando nacional, estuvo destinado en servicios auxiliares de Intendencia y Sanidad durante gran parte de ella. En 1938, contrajo matrimonio en San Sebastián con María del Pilar Quiñones Villanueva, relación de la cual nacieron siete hijos.
En 1945 publicó su primer libro y en 1951 se doctoró en Filosofía por la Universidad de Madrid, llegando en ella a la cátedra de Ética en 1955. Desde entonces, ejerció como profesor con gran prestigio entre sus estudiantes, como intelectual con creciente proyección pública y como crítico de la política oficial española de la época. Fue por ello expulsado de la Universidad en 1965, enseñando en consecuencia como profesor invitado en universidades de varios países europeos y americanos (regularmente durante varios años en la de Santa Bárbara, California). En 1976, con la transición a la democracia, fue repuesto en su cátedra en la cual trabajó ya hasta su jubilación en 1979. Intervino con gran audiencia en numerosos debates públicos, a través de la prensa periódica y otros medios de comunicación. En 1990 falleció su esposa, y tres años después, en 1993, fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Carlos III de Madrid; lo fue asimismo por otras universidades, la última, la de Santiago de Compostela en 1995. En ese mismo año, se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, recibido meses antes de su fallecimiento en 1996.
En los primeros años de su itinerario intelectual —de 1945 a 1955— la cuestión religiosa aparece como preocupación central y tema predominante de sus principales libros. Pero frente a las interpretaciones dogmáticas en lo doctrinal e integristas en lo político, entonces dominantes en España, su religiosidad fue vivida y entendida con amplio espíritu de apertura, de plural tolerancia, de crítica y contenida disidencia. Él siempre se consideró un cristiano heterodoxo; Jesús Aguirre le llamaba entrañablemente “el infiel Aranguren”. En evolución desde esa etapa, de diálogo con el protestantismo y el existencialismo, sus obras de las décadas de 1950 y 1960 representan, escribe J. Muguerza, “el nacimiento de la ética filosófica en España”. Tras su Ética (1958), con Aristóteles y Zubiri como inspiradores, en sus cursos universitarios sobre el neopositivismo y la ética analítica anglosajona, incorporó y confrontó sus posiciones con la mejor filosofía moderna y contemporánea. Recomenzando ahora con Kant, su evolución fue enseguida desde una ética más individual a otra más política y social, “ética de la aliedad” según él mismo la denominó. Unido a ello, su fuerte enraizamiento con la Universidad y con el compromiso de los estudiantes le llevó a asumir, sobre todo desde principios de los años sesenta (Ética y política, de 1963, como símbolo), una actitud pública disidente y de oposición al régimen político de la dictadura, siempre en defensa de los valores democráticos, de la libre participación social y creación intelectual de un Estado de Derecho que veía como Estado de Justicia. Sus años americanos, también con amplias estancias en España —después de 1965 y hasta 1976—, le pusieron más en contacto en ese tiempo con algunas actitudes genéricamente calificadas como “contraculturales” o “posmodernas”: su resultado personal en la ética social habría de ser la “tentación ácrata” que él caracterizaba como “la tentación más propia del intelectual y del filósofo moderno”. Y, a su vez, mostró en ese tiempo —¿influencia de Marcuse y la “nueva izquierda”?— un mayor interés, teórico y práctico, por la ética de la sociedad civil y de colectivos y nuevos movimientos dentro de aquélla: liberación de la mujer, problemas de la juventud y sus signos, de la vejez, de la moral de la vida cotidiana, etc.
De retorno definitivo en España, esa actitud suya siempre crítica ante la “cultura (y la política) establecida”, su insistencia en la democracia como moral en esos años (1976-1996) de difícil construcción y reconstrucción de la democracia política y social, se fue a ejercer, cada vez más —como bien se ha resaltado— con una “fidelidad básica” a, entre otras cosas fundamentales, su “pasión por la libertad” y su “afán de luchar en defensa de los derechos humanos”.
Obras de ~: La filosofía de Eugenio D’Ors, Madrid, Epesa, 1945; Catolicismo y protestantismo como formas de existencia, Madrid, Revista de Occidente, 1952; El protestantismo y la moral, Madrid, Sapientia, 1954; Catolicismo día tras día, Barcelona, Noguer, 1955; Ética, Madrid, Revista de Occidente, 1958; La juventud europea y otros ensayos, Barcelona, Seix Barral, 1961; Ética y política, Madrid, Guadarrama, 1963; Moral y sociedad. Introducción a la moral social española del siglo xix, Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1965; El marxismo como moral, Madrid, Alianza, 1968; Memorias y esperanzas españolas, sus estudios de bachillerato como alumno interno, entre 1918 y 1925, en el colegio de los jesuitas Nuestra Señora del Recuerdo de Chamartín (Madrid), institución educativa y religiosa, a los que recordó con frecuencia y con especial intensidad a lo largo de su vida y también en sus Memorias. En 1926 comenzó la licenciatura en Derecho que finalizó en 1931 y la de Filosofía y Letras entre 1933 y 1936, ambas por la Universidad de Madrid. Movilizado durante la Guerra Civil por el bando nacional, estuvo destinado en servicios auxiliares de Intendencia y Sanidad durante gran parte de ella. En 1938, contrajo matrimonio en San Sebastián con María del Pilar Quiñones Villanueva, relación de la cual nacieron siete hijos.
En 1945 publicó su primer libro y en 1951 se doctoró en Filosofía por la Universidad de Madrid, llegando en ella a la cátedra de Ética en 1955. Desde entonces, ejerció como profesor con gran prestigio entre sus estudiantes, como intelectual con creciente proyección pública y como crítico de la política oficial española de la época. Fue por ello expulsado de la Universidad en 1965, enseñando en consecuencia como profesor invitado en universidades de varios países europeos y americanos (regularmente durante varios años en la de Santa Bárbara, California). En 1976, con la transición a la democracia, fue repuesto en su cátedra en la cual trabajó ya hasta su jubilación en 1979. Intervino con gran audiencia en numerosos debates públicos, a través de la prensa periódica y otros medios de comunicación. En 1990 falleció su esposa, y tres años después, en 1993, fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad Carlos III de Madrid; lo fue asimismo por otras universidades, la última, la de Santiago de Compostela en 1995. En ese mismo año, se le concedió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, recibido meses antes de su fallecimiento en 1996.
En los primeros años de su itinerario intelectual —de 1945 a 1955— la cuestión religiosa aparece como preocupación central y tema predominante de sus principales libros. Pero frente a las interpretaciones dogmáticas en lo doctrinal e integristas en lo político, entonces dominantes en España, su religiosidad fue vivida y entendida con amplio espíritu de apertura, de plural tolerancia, de crítica y contenida disidencia. Él siempre se consideró un cristiano heterodoxo; Jesús Aguirre le llamaba entrañablemente “el infiel Aranguren”. En evolución desde esa etapa, de diálogo con el protestantismo y el existencialismo, sus obras de las décadas de 1950 y 1960 representan, escribe J. Muguerza, “el nacimiento de la ética filosófica en España”. Tras su Ética (1958), con Aristóteles y Zubiri como inspiradores, en sus cursos universitarios sobre el neopositivismo y la ética analítica anglosajona, incorporó y confrontó sus posiciones con la mejor filosofía moderna y contemporánea. Recomenzando ahora con Kant, su evolución fue enseguida desde una ética más individual a otra más política y social, “ética de la aliedad” según él mismo la denominó. Unido a ello, su fuerte enraizamiento con la Universidad y con el compromiso de los estudiantes le llevó a asumir, sobre todo desde principios de los años sesenta (Ética y política, de 1963, como símbolo), una actitud pública disidente y de oposición al régimen político de la dictadura, siempre en defensa de los valores democráticos, de la libre participación social y creación intelectual de un Estado de Derecho que veía como Estado de Justicia. Sus años americanos, también con amplias estancias en España —después de 1965 y hasta 1976—, le pusieron más en contacto en ese tiempo con algunas actitudes genéricamente calificadas como “contraculturales” o “posmodernas”: su resultado personal en la ética social habría de ser la “tentación ácrata” que él caracterizaba como “la tentación más propia del intelectual y del filósofo moderno”. Y, a su vez, mostró en ese tiempo —¿influencia de Marcuse y la “nueva izquierda”?— un mayor interés, teórico y práctico, por la ética de la sociedad civil y de colectivos y nuevos movimientos dentro de aquélla: liberación de la mujer, problemas de la juventud y sus signos, de la vejez, de la moral de la vida cotidiana, etc.
De retorno definitivo en España, esa actitud suya siempre crítica ante la “cultura (y la política) establecida”, su insistencia en la democracia como moral en esos años (1976-1996) de difícil construcción y reconstrucción de la democracia política y social, se fue a ejercer, cada vez más —como bien se ha resaltado— con una “fidelidad básica” a, entre otras cosas fundamentales, su “pasión por la libertad” y su “afán de luchar en defensa de los derechos humanos”.
Obras de ~: La filosofía de Eugenio D’Ors, Madrid, Epesa, 1945; Catolicismo y protestantismo como formas de existencia, Madrid, Revista de Occidente, 1952; El protestantismo y la moral, Madrid, Sapientia, 1954; Catolicismo día tras día, Barcelona, Noguer, 1955; Ética, Madrid, Revista de Occidente, 1958; La juventud europea y otros ensayos, Barcelona, Seix Barral, 1961; Ética y política, Madrid, Guadarrama, 1963; Moral y sociedad. Introducción a la moral social española del siglo xix, Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1965; El marxismo como moral, Madrid, Alianza, 1968; Memorias y esperanzas españolas, Madrid, Taurus, 1969; Erotismo y liberación de la mujer, Barcelona, Ariel, 1972; El futuro de la Universidad y otras polémicas, Madrid, Taurus, 1973; Moralidades de hoy y de mañana, Madrid, Taurus, 1973; La cultura española y la cultura establecida, Madrid, Taurus, 1975; La democracia establecida: una crítica intelectual, Madrid, Taurus, 1979; España, una meditación política, Barcelona, Ariel, 1983; Propuestas morales, Madrid, Tecnos, 1983; El buen talante, Madrid, Tecnos, 1985; Ética de la felicidad y otros lenguajes, Madrid, Tecnos, 1988; La vejez como autorrealización personal, Madrid, Ministerio de Asuntos Sociales, 1992; Obras completas, ed. de F. Blázquez, Madrid, Trotta, 1994-1997, 6 vols.; La izquierda, el poder y otros ensayos, ed. de A. G. Santesmases, Madrid, Trotta, 2005.
Bibl.: H. Carpintero Capell, Cinco aventuras españolas, Madrid, Revista de Occidente, 1967, págs. 109-152; E. Bonete Perales, Aranguren: la ética entre la religión y la política, Madrid, Tecnos, 1989; J. Muguerza et al., Retrato de José Luis L. Aranguren, Barcelona, Círculo de Lectores, 1993; F. Blázquez, José Luis L. Aranguren. Medio siglo de la Historia de España, Madrid, Ethos, 1994; C. Hermida del Llano, Filosofía moral y filosofía jurídico-política de J. L. L. Aranguren, Madrid, Dykinson-Universidad Carlos III, 1997; VV. AA., “Adiós a Aranguren” [n.º monogr.], en Isegoría (Madrid), 15 (1997).
Elías Díaz