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Misael Bañuelos García

Biografía

Bañuelos García, Misael. Tablada de Rudrón (Burgos), 12.V.1887 – Valladolid, 21.VI.1954. Médico, catedrático e internista.

Acabado el bachillerato en Burgos con premio extraordinario, se trasladó a Madrid, donde realizó la carrera de medicina, obteniendo sobresaliente con matrícula de honor en todas las asignaturas. Fue alumno interno por oposición tanto en el Hospital de San Carlos como en el Hospital Provincial de Madrid. Desde sus primeros pasos, se sintió identificado con el gran clínico Manuel Alonso Sañudo, a quien reconoció siempre como su auténtico maestro y al que debía su sólida formación clínica. Recién acabada la licenciatura, obtuvo una plaza de médico de guardia en el Hospital de San Carlos, desplazándose a continuación a Berna con una pensión de la Junta de Ampliación de Estudios al Instituto de Fisiología con Leon Asher y a la Clínica de Medicina Interna con Hermann Sahli, dos personajes de extraordinario prestigio en la medicina internacional. A su vuelta, ganó por oposición la plaza de profesor auxiliar de Fisiología de la Facultad de Medicina de Santiago de Compostela. En 1913 obtuvo en Madrid el grado de doctor tras la defensa de la tesis doctoral sobre Valor semiológico de los trastornos de la sensibilidad dolorosa, siendo calificado una vez más con el premio extraordinario. Posteriormente desempeñó de forma temporal la plaza de catedrático auxiliar de Patología Médica, y en 1919 obtuvo, por oposición, la cátedra de Patología y Clínica Médicas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Santiago, pasando por concurso de traslado en 1920 a la de igual denominación en la Facultad de Medicina de Valladolid.

Fue uno de los médicos de mayor renombre de su época por su forma de entender y hacer la medicina. Clínico extraordinario, se caracterizó por realizar de historias clínicas y exploraciones de forma muy minuciosa, a las que seguía habitualmente diagnósticos atinados. Sus aportaciones a la medicina fueron diversas, aunque destacó ante todo por su concepción de ella y el papel que debía tener el médico ante el enfermo y la enfermedad. Defensor absoluto de la medicina clínica tanto en el aspecto científico como en el práctico, profundizó en la necesidad de estudiar y aprender los conocimientos teóricos, así como en el arte clínico para emplearlos con eficacia. Valoraba altamente la experiencia adquirida a la vez que transmitía la necesidad de tener un espíritu abierto a lo nuevo, pero también para asistir y comprender al paciente. A pesar de ello, no despreció los avances tecnológicos para el diagnóstico de las enfermedades pero siempre como recurso posterior al planteamiento clínico.

Para el arte clínico, exigía al que lo practicaba un conocimiento profundo del hombre como unidad biológica, siendo además necesaria la habilidad y destreza en la recolección de los diversos datos que ofrece el interrogatorio y la exploración clínica. Pensaba y transmitía que cualquiera no podía ser médico y que eran necesarias determinadas condiciones personales, que no estaban al alcance de todos, y que en todo caso no es una profesión de fácil aprendizaje. Para él todo médico es un científico, un artista de un arte muy difícil y un filósofo. Creó una de las más importantes escuelas médicas de su tiempo de la que salieron médicos clínicamente muy bien formados destacando entre ellos la multitud de discípulos que alcanzaron el máximo rango universitario. Entre otros muchos, son de destacar Juan Andreu Urra, José Casas Sánchez, Fermín Querol Navas, Miguel Sebastián Herrador, Ramón Velasco Alonso, Olegario Ortiz Manchado, Arsacio Peña Yáñez y Julio Peláez Redondo, llegando todos ellos a ser catedráticos de universidad española. Para Bañuelos el binomio maestro-discípulo era fundamental y así trató de transmitirlo a todos sus discípulos con el ejemplo constante de su admiración e idolatría por el que había sido su maestro Manuel Alonso Sañudo.

Conceptuó la enfermedad partiendo del hecho de que el individuo es una unidad biológica, una integración de lo somático y lo psíquico. En base a ello, y a los escasos recursos terapéuticos existentes en esos momentos, defendió la fuerza curativa que posee el organismo humano, incidiendo en que las funciones corporales no afectadas por la enfermedad pueden restaurar y curar la lesión existente. En su concepción, el papel del médico en este aspecto, era muy importante para potenciar las fuerzas naturales. El sol, el aire, el agua, el calor, el frío, la luz, el magnetismo, la electricidad y las emanaciones radiactivas tendrían mucho más valor para curar las enfermedades que muchos de los recursos farmacológicos que se estaban empleando.

Entre sus publicaciones sobresalió, ante todo, su libro Manual de Patología Médica, publicado en 1943, que escribió con la colaboración de los profesores Juan Andreu Urra, Manuel Beltrán Báguena, José Casas Sánchez, Lorenzo Gironés, Agustín Pedro Pons, Fermín Querol, Pedro Rodrigo Sabalete y José María Villacián. Fue el primero escrito en colaboración por un conjunto de autores y que tuvo más impacto en el exterior, siendo libro de texto en muchas facultades de España y de países de habla castellana. Hasta ese momento los libros existentes eran escritos por un solo autor por lo que éste supuso de alguna forma una pequeña revolución. Realizó, además, otras publicaciones entre las que destacan sus libros Tratado de Terapéutica Clínica, Patología y Clínica del sueño y estados afines, El ritmo como función del sistema vegetativo y Patología y clínica del sistema neurovegetativo. Publicó también un enorme número de artículos de divulgación en revistas españolas sobre los temas más diversos y actuales de la medicina interna sobre prácticamente todas la materias, profundizando en algunas realmente novedosas como los trastornos del sentido del gusto, la dinámica cardíaca, neumonías y bronconeumonías, sistema nervioso neurovegetativo, inervación secretora del tiroides o algunos sobre el psicoanálisis, el cual le producía auténtica fascinación. Su inquietud le llevó a realizar publicaciones sobre otros aspectos, siendo dignas de mención, algunas como Problemas de mi tiempo y de mi patria, poco antes de la guerra civil, Los grandes errores de los españoles, Universidad, prestigio y grandeza nacional y Mortalidad y progreso humano.

Fue miembro de diversas sociedades científicas y recibió numerosas distinciones. En 1914 ganó el Premio Nieto y Serrano otorgado por la Real Academia Nacional de Medicina por su trabajo Psicofisiología del dolor. En 1924 ingresó como académico de número en la Real Academia de Medicina y Cirugía de Valladolid con el discurso Reumatismo poliarticular agudo.

 

Obras de ~: Psicofisiología del dolor, Madrid, Est. Tipográfico de los Hijos de Tello, 1915; Principios fundamentales del arte clínico, Valladolid, Talleres Tipográficos Cuesta, 1928; Patología y clínica del sistema neurovegetativo, Barcelona, Marín, 1930; Pulmonías y bronconeumonías, Barcelona, Salvat, 1930; Mentalidad y progreso humano, Valladolid, Librería Santarén, 1937; Universidad, prestigio y grandeza nacional, Valladolid, Librería Santarén, 1937; Manual de Patología Médica, Barcelona, Editorial Científico Médica, 1939; Patología y Clínica del sueño y estados afines, Editorial Científico Médica, Barcelona, 1940; Antropología actual de los españoles, Editorial Científico Médica, 1941; Tratamiento médico de la tuberculosis pulmonar: para uso de médicos generales y enfermos, Valladolid, Santarén, 1941; Personalidad y carácter: estudio crítico, Madrid, Morata, 1942; Tratado de Terapéutica Clínica, Barcelona, Editorial Científico Médica, 1942; Psicología de la masculinidad, Madrid, Ediciones Morata, 1942; Arteriosclerosis, Barcelona, Salvat, 1944; El arte médico: reflexiones y consejos a l médico joven y al estudiante de clínicas, Editorial Científico Médica, 1944; El problema de la circulación de la sangre, Barcelona, Editorial Científico Médica, 1946; Psicología de la feminidad, Madrid, Ediciones Morata, 1946.

 

Bibl.: Bañuelos, “Bañuelos, maestro de maestros”, en Gaceta Médica Española, 28 (1954), págs. 285-287; J. Granda Juesas, Don Misael Bañuelos y la medicina española contemporánea, Valladolid, Universidad, 1985; L. Cortejoso, Académicos que fueron, Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1986; J. Granda Juesas, Don Misael Bañuelos, medicina, antropología y sociedad, Valladolid, Universidad, 1987; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo XX, Madrid, You & Us, 2000.

 

Manuel Díaz-Rubio García

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