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Juan Andreu Urra

Biografía

Andreu Urra, Juan. Vitoria (Álava), 14.IV.1905 – Panticosa (Huesca), 5.VIII.1955. Médico, catedrático, internista.

Decidido vocacionalmente por la Medicina tras sus estudios de bachillerato, cursó los estudios de licenciatura en la Facultad de Valladolid. Ya por entonces se manifestó en él el deseo no sólo de aprender, sino el de enseñar y soportar responsabilidades, siendo designado durante los primeros años de la carrera jefe de grupo de disección del Instituto Anatómico Sierra. Más tarde, ya en su período clínico, fue alumno interno por oposición en la cátedra de Patología y Clínica Médica. Demostró entonces sus cualidades y, siendo estudiante, publicó un trabajo titulado Un caso de absceso pulmonar metaneumónico y otro sobre el metabolismo hidrocarbonado de los centros nerviosos, colaborando con uno de los profesores adjunto de la cátedra, Vicente Calvo Criado.

Alumno excepcional, al terminar la carrera obtuvo el Premio Extraordinario de licenciatura.

Prestigiado por su currículo y su trabajo diario, en 1925, recién acabada la carrera, fue designado profesor auxiliar de la cátedra de Patología Médica que regentaba el que fue su maestro, Misael Bañuelos García, dedicando su vida a la cátedra tanto en la clínica como en el laboratorio. En 1928 obtuvo en Madrid el grado de doctor con su tesis Grupos sanguíneos.

Su pasión por aprender e incorporar las nuevas corrientes europeas le llevó a solicitar en 1929, y le fue concedida, a la Junta de Ampliación de Estudios una pensión para asistir a la Clínica Universitaria de Würzburg (Alemania) que dirigía el afamado profesor Erich Grafe, en donde permaneció hasta 1931. Allí trabajó sobre problemas relacionados con el metabolismo en los pacientes tuberculosos y su influjo sobre la nutrición. Durante ese tiempo realizó concomitantemente estancias más cortas en París con el profesor Lubbe, en Berna con el profesor Leon Asher, en Frankfurt con el profesor Fr. Volhard y en Heidelberg con el profesor Ludolf Krehl.

De vuelta a España, le plantea a su maestro su deseo de opositar a cátedra para la que se consideraba preparado en esos momentos. En 1932, a la edad de veintisiete años, obtuvo, por oposición, tras brillantes ejercicios, la cátedra de Patología y Clínica Médica de la Facultad de Medicina de Sevilla. Impregnado de la escuela de su maestro, rebosaba una gran honradez profesional y científica, a la vez que una enorme capacidad de trabajo, sencillez y armonía entre lo real y especulativo. Convencido absoluto de la importancia de la historia clínica y la exploración, insistía que no se podía practicar correctamente la medicina si no se ponían los cinco sentidos en su realización. Desde su llegada a Sevilla creó un ambiente de trabajo excepcional irradiando un nuevo concepto de la enseñanza y la clínica, rodeándose rápidamente de un numeroso grupo de colaboradores. Creó una importante escuela de Medicina Interna en esta ciudad, saliendo de ella numerosos especialistas no sólo de esa disciplina, sino también en el campo de la Endocrinología. Entre sus discípulos cabe citar a José León Castro, José Villar Caso, Arturo Zoffmann, José María Cortés Muñoz, Ricardo Cubiles Martínez y Antonio Herrera Torres, algunos de los cuales alcanzaron la categoría de catedráticos de la universidad española.

Su aportación científica fundamental estuvo relacionada con los temas endocrinológicos y más concretamente con el sistema hipotálamo-hipofisario.

Sus estudios sobre el metabolismo de los hidratos de carbono en determinadas enfermedades como la acromegalia, la enfermedad de Cushing de origen hipofisario, el gigantismo, la enfermedad de Frohlich, la caquexia hipofisaria y la diabetes insípida, fueron reconocidos en el mundo científico español y sus aportaciones fueron presentadas no sólo a los congresos que se realizaban en España sino fuera de ella, principalmente en Alemania. Abordó el estudio de la relación de la hipófisis con la diabetes mellitus, llamando la atención sobre el posible efecto contrainsular de la hipófisis no sólo por la hiperproducción de hormonas diabetógenas sino también por exceso de hormona suprarrenotropa. Trabajó en las alternativas terapéuticas de esta enfermedad en esos momentos, incluso publicó un trabajo sobre el posible papel de la radioterapia en ella.

Entre sus publicaciones sobresale su relevante colaboración en el libro Manual de Patología Médica (Barcelona, 1943) que, publicado bajo la dirección de Misael Bañuelos, se convirtió en una de las obras de referencia más importante de la Medicina española de su momento. En él escribió en solitario todos los capítulos correspondientes a las enfermedades de las glándulas de secreción interna, las enfermedades del metabolismo y las enfermedades del riñón. Su capacidad didáctica como escritor médico quedó expresa en ellos con la misma maestría con que atraía a sus alumnos a sus clases. Hombre de mente clara y profunda, expresó en ellos cuanto debía saber un médico de su tiempo, así como permitía el estudio a los estudiantes de Medicina, aunque no les exigía todo su contenido. Su producción científica ocupó todos los campos de la Medicina Interna además de la Endocrinología, publicando muchos trabajos en revistas alemanas, dada su formación en este país y las relaciones que mantenía con los que habían sido sus maestros.

Destacan sus artículos sobre enfermedades de la sangre, enfermedades infecciosas y enfermedades endocrinas y del metabolismo.

Fue decano de la Facultad de Medicina de Sevilla desde 1949, director del Hospital Central de Sevilla desde 1943, presidente del Colegio Oficial Provincial de Médicos de Sevilla (1945-1947), siendo vocal además del Consejo General de Colegios Médicos, vicepresidente de la Sociedad Española de Cardiología y vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Interna, realizando en todos ellos una meritoria labor con una capacidad de entrega y trabajo poco común en su época. En 1950, fue nombrado delegado de España en el comité director de la Sociedad Internacional de Medicina, de la Alemana de Hematología y del Consejo de Redacción de la Revista Española de las Enfermedades del Aparato Digestivo y de la Nutrición.

Recibió multitud de distinciones, y entre ellas la Medalla de Campaña en 1939; en 1944 recibió la Encomienda con Placa de la Orden Civil de Sanidad y en 1951 la Gran Cruz de la misma Orden.

En 1952 ingresó como académico de número en la Real Academia de Medicina de Sevilla con el discurso Diabetes e Hipófisis, en el que puso de manifiesto no sólo sus profundos conocimientos en la materia, sino su importante aportación en este campo de la Medicina no muy conocido hasta ese momento.

 

Obras de ~: con M. Bañuelos, Manual de Terapéutica Clínica, Madrid, Editorial Científico-Médica, 1941-1942; “Enfermedades de las glándulas de secreción interna, las Enfermedades del metabolismo y las Enfermedades del riñón”, en M. Bañuelos (ed.), Manual de Patología Médica, Barcelona, Editorial Científico-Médica, 1943; Hipófisis y diabetes, Sevilla, Escuela de Estudios Iberoamericanos, 1952; Hipófisis: fundamentos, patología y clínica, Barcelona, Editorial Científico- Médica, 1954.

 

Bibl.: G. Sánchez de la Cuesta, Contestación al Discurso de ingreso del Ilmo. Sr. D. Juan Andreu Urra, Real Academia de Medicina de Sevilla, 3 de febrero de 1952; G. Marañón, “El Profesor Andreu Urra”, en Revista Española de las Enfermedades del Aparato Digestivo y de la Nutrición, 15 (1956), págs. 3-6; A. Hermosilla Molina, Mi Facultad de Medicina, Sevilla, Biblioteca Guadalquivir, 1991, págs. 78-85; M. Díaz-Rubio, 100 médicos españoles del siglo xx, Madrid, You & Us, 2000.

 

Manuel Díaz-Rubio García