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José María Venancio Emeterio Villaverde y Larrar

Biografía

Villaverde y Larrar, José María Venancio Emeterio. Vitoria (Álava), 3.III.1888 – ?, XI.1936. Médico, psiquiatra, neurohistopatólogo.

Hijo de Julián Fermín Villaverde Moraza, médico mayor del Cuerpo de Sanidad Militar que ocupaba la plaza en la capital alavesa cuando José María nació, y de María Antonia Petra Anastasia Larrar Montoya; aunque en la bibliografía histórica se refieren a él como Villaverde y Larraz. Estudió en el Instituto General y Técnico de Vitoria, siendo expedido el título de bachiller en 1903. Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Valladolid con un magnífico expediente; siendo alumno disector (interno por oposición) en la Cátedra de Anatomía de Leonardo de La Peña Díaz (1875-1957). En 1910, obtuvo el premio extraordinario de licenciatura de la Facultad de Valladolid.

Perteneció a la Escuela Neurohistológica de Madrid, formándose, primero, con Luis Simarro (1851-1921), con quien colaboró, en 1913, en el trabajo “un nuevo método para el teñido de la neuroglía”. A partir de los veinticuatro años de edad solicitó diversas ayudas a la Junta de Ampliación de Estudios (JAE), primero, para ampliar la formación en Psicología y Psiquiatría con Alois Alzheimer (1864-1965) en Breslau y, posteriormente, en Neurología con Max Lewandowsky (1876-1918) en Berlín. En 1916, la JAE le concedió otra pensión para viajar a Zúrich, donde permaneció hasta agosto de 1917, con Eugen Bleuler (1857-1939). Este psiquiatra suizo había acuñado el concepto de esquizofrenia que ha perdurado hasta la actualidad, en sustitución del término dementia praecox de Emil Kraeppelin (1856-1926).

Miembro del Instituto Cajal, a partir de 1918, aportó numerosas colaboraciones —estudios anatómicos y experimentales— a los Trabajos del laboratorio de investigaciones biológicas, muchas de ellas redactadas en francés. Si bien en su formación histopatológica es discípulo de Santiago Ramón y Cajal (1852-1934), su contacto con la Psiquiatría clínica lo realizó en el Manicomio de Ciempozuelos a través de Antonio Fernández Vitorio (1855-1920), considerado el fundador de la Psiquiatría militar madrileña. Villaverde se convirtió en el introductor de las ideas de Bleuler, traduciendo el Lehrbuch der Psychiatrie, que se editó, prologado por Cajal, como Tratado de Psiquiatría en la primavera de 1924. Cuando la traducción de la tercera edición del libro estaba en prensa, apareció la cuarta en alemán, lo que obligó a Villaverde a introducir un apéndice al final de la obra con algunas modificaciones dignas de mención. Del mismo autor tradujo, en 1928, la segunda edición de El pensamiento indisciplinado y autístico en la medicina y la manera de evitarlo. El trabajo “El método de Binet-Simon y sus resultados” le valió para alcanzar el grado de doctor en 1919. Villaverde fue pionero de la utilización en España de este test, diseñado por el psicólogo francés Alfred Binet (1857-1911) y utilizado para la medición de la capacidad mental de los niños por medio de preguntas adaptadas a la edad.

En el año 1915, en sus primeros de experiencia como neuropsiquiatra en el Hospital del Buen Suceso de Madrid, aplicó ciertos fundamentos de psicoanálisis a algunos casos clínicos; intentando desentrañarlos con el método de la interpretación de los sueños y el de las asociaciones controladas de Jung. Una experiencia poco satisfactoria con dicha práctica, seguramente, influyó en la dura campaña que mantuvo contra Freud, su obra y seguidores a lo largo de 1924.

Durante ese año publicó en la prensa médica “Las últimas ‘novedades’ en materia de psicoanálisis”, “Sobre el psicoanálisis” y “Algo sobre el movimiento psicoanalítico en la actualidad”; artículos en los que vertió numerosos comentarios hostiles y despectivos hacia aquellos que habían abrazado el psicoanálisis. Entre esas críticas destaca una polémica que entabló con el médico Isaac Puente Amestoy (1896-1936). Criticó, sobre todo, la extraordinaria relevancia que dicha doctrina otorgaba a la sexualidad como factor etiológico de las enfermedades psiquiátricas; actitud atribuida a sus convicciones religiosas y morales conservadoras. Su actividad profesional fue desarrollada, además de en el citado hospital, en la consulta neuropsiquiátrica del Instituto Médico Quirúrgico de la Encarnación.

A sus aportaciones en el campo de la histología del sistema nervioso publicadas mayoritariamente en los, ya citados, Trabajos... del Instituto Cajal, hay que añadir algunas en revistas alemanas, suizas y las aparecidas en la prensa médica española, que se pueden rastrear desde 1915. Participó en diversos rotativos, principalmente El Siglo Médico y en la sección de “Crónica” de Medicina Ibera, ocupándose, en esta última, de las novedades neuropsiquiátricas. Valenciano Gayá le atribuye el capítulo Pathohistologie der neuritis und polineuritis de la enciclopedia neurológica alemana Handbuch der neurologie, publicada bajo la dirección de Oswald Bumke y O. Foerster a partir de 1928.

Sus artículos, que superan la cuarentena en las revistas médicas nacionales, abordan una temática diversa que incluye síndromes como la epilepsia o la esquizofrenia o la necesidad de una terminología psiquiátrica unificada. Hay que destacar que la patología neurosifilítica y su tratamiento ocuparon un volumen considerable de sus publicaciones, mostrando un especial interés en los aspectos relacionados con la terapia intrarraquídea.

A partir de 1912, Marinesco, Swift y Ellis habían utilizado medicamentos antisifilíticos —sueros salvarsanizados— en el líquido cefalorraquídeo como tratamiento para la parálisis general progresiva —último estadio de la neurosífilis—. Esta terapia, introducida en España por Gonzalo Rodríguez Lafora (1886-1971), no contó con la aceptación de Villaverde, que se mostró contrario a dicha práctica. Las posiciones encontradas de Villaverde, denominado “el paladín de la antirraquídea” por Antonio Vallejo Nájera (1889-1960), y Lafora, firme partidario de dicha forma de tratamiento para los paralíticos generales en los primeros veinte, generó un enfrentamiento dialéctico que salpicó la prensa médica.

La disidencia con Lafora, sin embargo, fue aún más evidente en las oposiciones en las que ambos se enfrentaron como aspirantes a médico jefe de la Sala de Dementes del Hospital General, que, previamente a su fallecimiento, ocupaba Sanchís Banús (1893-1932). La plaza, ganada por Lafora, fue recurrida por los partidarios de Villaverde, lo que provocó que el tribunal constituido por José Mouriz Riesgo (1884-1934), José M. Sacristán (1887-1957), Gregorio Marañón (1887-1960), José Goyanes Capdevila (1876-1964) y Fernando Enríquez de Salamanca Danvila (1890-1966) solicitara la creación de otro puesto. Aún contraviniendo la ley de Administración Local que no admitía la ampliación de plazas, se creó una segunda de modo que, a partir de entonces, quedó duplicado el servicio de psiquiatría en el Hospital General de Madrid, siendo adjudicado el Departamento de Hombres a Villaverde y el de Mujeres a Lafora.

No obstante, fue la polémica establecida en torno a la sustitución de la presidencia de la Real Academia Nacional de Medicina, coincidiendo con el fallecimiento de Cajal (17 de octubre de 1934) la que suscitó una diatriba más significativa. Lafora consideraba que los dignos sucesores del Nobel eran Pío del Río-Hortega (1883-1945), ya entonces mundialmente reconocido por sus investigaciones sobre la histología y la histopatología del sistema nervioso, Jorge Francisco Tello Muñoz (1880-1958) o Fernando de Castro Rodríguez (1896-1967), todos ellos de proyección internacional. A juicio del propio Lafora, Villaverde fue elegido “miembro numerario” de la Academia para ocupar la vacante de Cajal, más por intrigas políticoreligiosas que por méritos profesionales. El psiquiatra vitoriano, que ya había intervenido en diversas sesiones literarias, desde el año 1924, como académico corresponsal, no llegó a tener el rango de académico de número al no leer su discurso de recepción “Degeneración y regeneración de las neuritis”. Este trabajo, en honor de su maestro Cajal, fue elaborado antes de su detención el día 29 de septiembre de 1936 por las milicias, seguramente, por sus ideas políticas y filiación a la Falange. En un expediente de la Causa General (1939) se afirmaba que podía haberse trasladado a la Checa de Fomento y se ha postulado que fue asesinado en Paracuellos del Jarama, sin embargo, no se halla en las series publicadas hasta el momento. El discurso fue custodiado por Joaquín Decref y Ruiz (1864-1939) —académico encargado de contestarle en nombre de la Academia— y leído por Pedro Laín Entralgo (1908-2001) en 1946.

 

Obras de ~: “Resultados obtenidos con el test de Binet-Simon en un imbécil”, en Revista Clínica de Madrid, 14 (1915), págs. 354-357; “Las neuritis post-gripales”, en Archivos de Neurobiología, 1(1920), págs. 23-44; “La psiquiatría moderna y las ideas de Bleuler”, en El Siglo Médico, 74 (1924), págs. 4-5 y 34-36; “Las últimas ‘novedades’ en materia de psicoanálisis”, en El Siglo Médico, 73 (1924), págs. 81-84; “El tratamiento intrarraquídeo de la Parálisis General”, en Siglo Médico, 79 (1927), págs. 509-515; con J. Esquerdo y Sáez, Informe médico-legal sobre el estado mental de M. V. P: presentado a la Sala cuarta de la Audiencia de Madrid, con motivo de la causa que se sigue a aquel por el asesinato de N. B. G, Madrid, Sucesor de Enrique Teodoro, 1927; “Algo a propósito de la angustia”, en La Medicina Ibera, 24 (1929), págs. 769-779; La epilepsia, Madrid, E. Teodoro, 1930; con J. de la Villa, E. Díaz Gómez, Conferencias sobre el Sistema nervioso. Anatomía, Patología, Cirugía, Madrid, Centro Editorial Marban, 1936; “Degeneración y regeneración de las neuritis”, en Anales de la Real Academia Nacional de Medicina, LXIII, Madrid, Imp. de J. Cosano, 1946, págs. 465-531.

 

Bibl.: “El Dr. José María Villaverde en la Academia”, en El Siglo Médico, 94 (1934), págs. 587-590; G. Rodríguez Lafora, “La sucesión de Cajal”, en Diario de Madrid, 31 de octubre de 1934; J. M. López Piñero, T. H. Glick et al., Diccionario histórico de la ciencia moderna en España, Barcelona, Península, 1983, págs. 423-424; L. Valenciano Gaya, El Dr. Lafora y su época, Madrid, Ediciones Morata, 1977; A. Rey, J. V. Martí, “Un monárquico y un anarquista. Debate sobre el psicoanálisis (1924-1928): José M.ª Villaverde e Isaac Puente”, en R. Campos, O. Villasante, R. Huertas, De la “Edad de Plata” al Exilio. Construcción y reconstrucción de la psiquiatría española, Madrid, Frenia, 2007, pags. 73-94; O. Villasante, A. Rey, J. V. Martí, “José M.ª Villaverde: retrato de un desconocido”, en Medicina e Historia, 1 (4.ª época) (2008).

 

Olga Villasante Armas