Simarro Lacabra, Luis. Roma (Italia), 4.XI.1851 – Madrid, 19.VI.1921. Médico, psiquiatra, primer catedrático de Psicología Experimental en la universidad española.
Nació en Roma, donde su padre Ramón ampliaba su formación como pintor académico. Enfermo el padre, vuelve la familia a Játiva (Valencia), su ciudad de origen, donde aquel muere y la madre, desesperada, se suicida (1855). El niño quedó al cuidado de familiares, quienes lo envían como alumno interno, primero a un colegio en Játiva, luego al Colegio de San Pablo (Valencia), y recibe el apoyo de algunas personas ilustradas, como Vicente Boix, notable escritor e historiador valenciano.
Estudiante muy brillante, inició estudios de Medicina en Valencia. Pronto se significó en los movimientos políticos de la época. Se sumó al movimiento republicano de 1869, en que participaron figuras como Vicente Boix y el entonces rector de la universidad Eduardo Pérez Pujol; más tarde se uniría al levantamiento cantonal de 1873. En 1872 presentó, en una conferencia en el Ateneo de Valencia, sus ideas a favor del positivismo y la ciencia, y en contra del conservadurismo religioso; en ella criticaba el oscurantismo de la modernidad española, y la ausencia de una filosofía propia, aunque apreciaba la difusión reciente del positivismo, y con ello el creciente peso de la ciencia. De tales ideas nació su enfrentamiento con un catedrático de medicina, lo que le forzó a terminar su carrera en Madrid (1874).
En 1875 obtuvo el grado de doctor con una tesis de ideas evolucionistas y monistas, sobre la naturaleza de los organismos como base de la higiene. Inició una vida activa en el mundo de la cultura y la ciencia, agitado en el sexenio revolucionario. Se incorporó como profesor de higiene a la Escuela Libre de Medicina de Madrid, institución independiente creada por Pedro González de Velasco —médico y antropólogo—, que promovía una medicina científica y experimental con el apoyo de figuras como Carlos Cortezo, Federico Rubio o Rafael Ariza, y editaba El Anfiteatro Anatómico Español, en cuyas páginas colaboró. Amplió estudios de histología con Aureliano Maestre de San Juan. También se aproximó al grupo liderado por Francisco Giner de los Ríos, y sería un miembro fundador de la Institución Libre de Enseñanza (1876), donde enseñó física y ciencias. Además, tuvo una cátedra en el Ateneo de Madrid, y empezó a ejercer como médico de la Beneficencia, y más tarde, en el Hospital de la Princesa. Ocupó como psiquiatra la dirección del Manicomio de Leganés (1877-1880).
Tras chocar con las autoridades religiosas del manicomio, abandonó el puesto y se trasladó a París con objeto de ampliar estudios (1880-1985), que iban a consolidar su interés por las ideas evolucionistas, la psiquiatría y la neurohistología. Siguió cursos con Valentin Magnan, Mathias Duval, Louis A. Ranvier Jean Martin Charcot (en la Salpetrière), hizo amistad con el filósofo y político español emigrado Nicolás Salmerón, y seguramente entonces entró en los cuadros de la masonería. Obtuvo una amplia formación en neurohistología, línea de trabajo que cultivó a su regreso a España.
De vuelta a Madrid, tuvo un encuentro histórico con Santiago Ramón y Cajal, en que ofreció a éste información sobre el método de tinción del sistema nervioso que recientemente había ideado Camilo Golgi, médico italiano que compartiría luego el Premio Nobel con Cajal en 1906. Reanudó su consulta de psiquiatría, y realizó informes muy notables, como el referido al cura Galeote, asesino del primer obispo de Madrid, Narciso Martínez Izquierdo (1889). Además, atendió por un tiempo un laboratorio de Pedagogía psicológica en el Museo Pedagógico de Madrid que dirigía Manuel B. Cossío, donde hizo algunos trabajos empíricos sobre fatiga escolar de los que dio sucinta cuenta en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza.
En 1892 opositó a la cátedra de Histología y Anatomía Patológica de la Universidad de Madrid, que finalmente obtuvo Ramón y Cajal. La competición generó algún roce, finalmente superado. Poco después (1902), obtuvo una cátedra de psicología experimental recién creada, en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Madrid —entonces Universidad Central—, para estudios de doctorado. Prosiguió los estudios sobre neurohistología, diseñando nuevos métodos de tinción, y logrando excelentes resultados con las neurofibrillas. Sobre estos temas hizo una importante intervención en el XIV Congreso Internacional de Medicina, de Madrid (1903), como complemento a una ponencia de Ramón y Cajal.
Por su formación, defendió desde el principio una visión evolucionista y monista —en buena medida inspirada en Comte, Spencer y Haeckel—. Consideraba los organismos seres materiales, dotados de sistemas adaptativos, entre los cuales ocupa un lugar preponderante el aprendizaje, sobre todo en los niveles propios de las especies superiores. En relación con el sistema nervioso y su funcionamiento, mantuvo la idea de que lo que en un comienzo son procesos difusos y genéricos, adquieren especificidad como resultado de un proceso de diferenciación que afectaría a las interrelaciones entre centros, gracias a un proceso de aprendizaje o habituación que denomina “iteración” del que dio cuenta en 1902 en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza. Ese proceso vendría a hacer posible la constitución de centros cerebrales de segundo y tercer orden, integradores de funciones como la escritura o los hábitos motores complejos, de cuyas desintegraciones resultan numerosas patologías.
Mantuvo una cierta actividad dedicada a establecer relaciones internacionales. Parece que asistió en 1912 a los actos de homenaje a Wundt en Leipzig (Alemania), y a algunos congresos de higiene y filosofia.
También realizó contactos con grupos investigadores en Italia (Gemelli), Inglaterra (Rivers) y otros hispanoamericanos.
Puso prólogo a una obra del argentino Carlos O. Bunge, y otro a la traducción de un manual de psicología fisiológica de Theodor Ziehen (1910), en versión de su discípulo —luego personalidad bien notoria— Gonzalo Rodriguez Lafora. Contó también entre sus discípulos y colaboradores con figuras muy notables en neurología, como Nicolás Achúcarro, y en psicología, como Juan Vicente Viqueira, y sus colaboradores y ayudantes Francisco Santamaría Esquerdo y Cipriano Rodrigo Lavín.
En sus primeros tiempos como catedrático siguió muy vinculado con las figuras de la Institución Libre de Enseñanza. Así, fue durante unos años profesor en la Escuela de Criminología que fundara en Madrid Rafael Salillas.
Al constituirse en 1907 la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas, fue uno de los miembros de su Consejo desde el primer momento, y realizó evaluaciones de proyectos y estudios relativos al campo de sus especialidades. También fundó la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias, y llegaría a ser miembro de la Liga Monista (1906) de que era figura principal Ernst Haeckel.
Su figura de intelectual comprometido socialmente se fue evidenciando más y más al llegar a la madurez.
En 1903 participó con unas conferencias en la recién establecida Universidad Popular de Valencia, creada por Vicente Blasco Ibáñez para educar a los trabajadores y artesanos. En ellas retomó el tema de su juventud, sobre la necesidad de organizar una sociedad fundada en la ciencia y en la mentalidad científica.
Su vida se modificó profundamente cuando, en 1909, reaccionó enérgicamente ante el proceso que se siguió contra el maestro anarquista Francisco Ferrer Guardia, a quien se consideró inductor de la Semana Trágica de Barcelona y por ello fue fusilado. Simarro estudió declaraciones y testimonios, los analizó y comparó, tratando de mostrar las presiones gubernamentales que habrían influido decisivamente en el resultado del proceso (El proceso Ferrer y la opinión europea, 1910). Semejante posición parece haberle alejado del grupo de la Institución Libre de Enseñanza Mantuvo también una notable actividad en el marco de la Liga Española para los Derechos del Hombre y del Ciudadano, apoyando personas o grupos que se sentían marginados y oprimidos socialmente; defendió públicamente al grupo de diputados socialistas condenados con ocasión de la crisis de 1917; este mismo año alcanzó el máximo grado en la masonería siendo nombrado Gran Maestre de la misma.
Simarro fue una persona muy ligada a la literatura y el arte. Tuvo una relación muy estrecha con Juan Ramón Jiménez, cuyas alteraciones de ánimo cuidaba y a quien albergó durante un tiempo en su casa madrileña de General Oraa, 5, poco después de fallecer prematuramente su mujer, la dama valenciana Mercedes Roca, en 1903.
Al mismo tiempo, desde fecha muy temprana mantuvo amistad estrecha con pintores como Joaquín Sorolla, Emilio Sala o Aureliano de Beruete. Obras de estos pintores vinieron a formar parte de lo que sería luego el Legado Simarro, importantísima donación con que quiso favorecer el desarrollo de la psicología, al fin incorporado al patrimonio de la Universidad Complutense de Madrid.
Falleció en Madrid, en 1921, despertando su muerte numerosos testimonios de aprecio entre el mundo cultural y científico.
Simarro apenas ha dejado obra escrita: tan solo algunos artículos, principalmente en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza; un vademecum de diagnóstico neurológico escasamente personal; algunas conferencias y prólogos, y el libro antes mencionado sobre El proceso Ferrer y la opinión europea.
Reunió, junto a una importante colección de pintura, otra de libros tanto clásicos como modernos, teniendo toda su vida una preocupación muy viva por mantenerse informado de las novedades científicas y culturales de su época.
Cuadros, libros, papeles y documentos suyos se conservan hoy en los fondos de la Universidad Complutense de Madrid como parte de su Legado.
Obras de ~: El proceso Ferrer y la opinión europea, I [único vol. publicado], Madrid, 1910; “La ciencia (Ensayo de filosofía positiva)”, en Boletín-Revista del Ateneo de Valencia, V(53) y V(54) (1872), págs. 75-80 y págs. 105-111, respect.; Ensayo de una exposición sistemática de las relaciones materiales entre el organismo y el medio como fundamento de una teoría general de higiene, 1875, tesis doctoral, (ms. en Biblioteca de la Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid); “Teorías modernas sobre la fisiología del sistema nervioso”, en Conferencias pronunciadas en el curso académico de 1877- 1878 en la Institución Libre de Enseñanza, Madrid, Institución Libre de Enseñanza, 1878, págs. 191-218; “Fisiología general del sistema nervioso”, en Boletín de la Institución Libre de Enseñanza (BILE), 2 (1878), págs. 167-168; 176-177; 3 (1879), págs. 22-23, 31-32, 37-38, 46-47, 53-54, 61-63, 79, 126-127; “La enseñanza superior en París: Escuela de Antropología. Curso de Mr. Matías Duval”, en BILE, 91 (1880), págs. 173-174; “Colegio de Francia. El curso de Anatomía General de Mr. Ranvier”, en BILE, 93 y 94 (1881), págs. 190- 191 y págs. 5-7, respect.; “El exceso del trabajo mental en la enseñanza”, en BILE, (1889), págs. 37-9, 88-90, 369-373; con R. Salillas, “Manicomios judiciales”, en La Medicina Práctica, 2 (1889), págs. 181-184; “Mata y la medicina legal. Orfila y la toxicología. La ciencia médica y las teorías modernas ante los tribunales y la ley”, en La España del siglo xix, Madrid, Ateneo de Madrid, 1886; “La teoría del alma según Remkhe”, en BILE, 43 (1897), págs. 383-384; “Enfermedades del sistema nervioso”, en Vademecum clínico-terapeútico, Madrid, Romo y Fussel, 1898, págs. 465-575; “Bosquejo de anatomía y fisiología del sistema nervioso”, en BILE, 46 (1899), págs. 19-26, 82-88; “Sobre el concepto de locura moral”, en BILE, 48 (1900), págs. 24-27; “Nuevo método histológico de impregnación de las sales fotográficas de plata”, en Revista Trimestral Micrográfica, 5 (1900), págs. 45-71; “De la iteración”, en BILE, 26 (1902), págs. 348-352; “Misión de la ciencia en la civilización”, en Universidad Popular de Valencia. Conferencias. Curso de 1902 a 1903, Valencia, M. Prades, 1903, págs. 387- 439 (reed., en Revista de Historia de la Psicologia, 23(1) (2002), págs. 31-76); “Estado actual de las localizaciones cerebrales”, Conferencia pronunciada en el Instituto Rubio el 9 de junio de 1910, en Archivos españoles de neurología, psiquiatría y fisioterapia, I (10), págs. 321-343; “Prólogo” a C. O. Bunge, Principios de psicología individual y social, Madrid, A. Marzo, 1910; “Prólogo” a T. Ziehen, Compendio de psicología fisiológica, Madrid, Bailly Bailliere, 1910.
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Helio Carpintero Capell