Velasco López de Cano, Eduardo. Vitoria (Álava), 27.IV.1854 – Vitoria (Álava), 1920. Escritor polifacético, catedrático de instituto, periodista, promotor cultural, político foralista y presidente de la Diputación de Álava.
Lamentablemente este relevante político fuerista no cuenta con una biografía acorde con su importancia histórica. Sus padres eran Eugenio Pio Eduardo Velasco Urniza y Toribia Ramona López-Cano Ramírez de la Piscina. Eduardo fue el mayor de seis hermanos.
Eduardo se casó a los treinta años con Paula Juana Velasco Ugarte, el 9 de junio de 1884, de cuyo matrimonio nacieron seis hijos.
Velasco, personalidad polifacética, tuvo vocación política casi desde la adolescencia, pues fue concejal republicano castelarista de Vitoria en los años revolucionarios de 1871 y 1874, incluso antes de trasladarse a Madrid, en cuya Universidad Central Eduardo estudió Derecho entre 1873 y 1878, licenciándose en Derecho Civil y Canónico, simultaneando estos estudios con los de Filosofía y Letras, en cuya Facultad aparece matriculado en el curso 1875-1876, curso en el que se suprimieron los Fueros (ley del 21 de julio de 1876), pudiendo seguir de cerca el correspondiente debate antifuerista.
Fue catedrático del Instituto General y Técnico de Vitoria. En mayo de 1882, Eduardo fue nombrado comisario de Agricultura, Industria y Comercio de la provincia de Álava por el ministro de Fomento.
Elegido diputado provincial por la Liga Foral, entre 1905 y 1909 fue presidente de la Diputación alavesa, a la que impulsó a una estrecha colaboración con las otras tres, en especial en defensa del régimen concertado. En 1906 participó en la comisión que negoció en Madrid la renovación del Concierto Económico Vasco. En noviembre de 1917, Eduardo Velasco fue nombrado gobernador de la provincia de Ávila por el gobierno liberal de Manuel García Prieto.
Como presidente del Ateneo desarrolló una gran actividad, como el impulso a las labores preparatorias del Congreso fuerista-nacionalista de Oñate de 1918, del que surgió Eusko Ikaskuntza.
Consagrada toda su vida al estudio, puede decirse que le sorprendió la muerte con la pluma en la mano. Dejó escritos infinidad de artículos en periódicos y revistas, así como algunos folletos y el libro titulado Crónicas y Biografías Alavesas, que es su obra más elaborada e importante desde el punto de vista histórico, donde se insertan multitud de datos y experiencias personales, y a donde acuden con frecuencia los historiadores locales.
Velasco fue asiduo colaborador de la revista Euskal-Erria, en la que aparecieron muchos de sus trabajos; así como en la revista Ateneo, del que llegó a ser presidente. Publicó también en la Revista de las Provincias Euskaras y en la España Regional. Como promotor cultural cabe destacar que dirigió el Anunciador Vitoriano, fue articulista de varias publicaciones periódicas y redactor de El Porvenir Alavés, y cofundador de “La Exploradora”, la “Academia Cervantina” y el “Ateneo de Jóvenes”.
Entre sus publicaciones no seriadas pueden citarse El Estado salvaje (1883), Antología bascongada (1898), La democracia vascongada y las democracias modernas (1904), Crónicas y biografías alavesas (1910), La tributación en Álava (1912) y La esclavitud del impuesto (1919).
En los escritos más representativos de su pensamiento aparece un utópico y entusiasta alegato a favor del progreso indefinido de la cultura moderna europea.
Ideológicamente es muy significativa del liberalismo del viejo Velasco La esclavitud del impuesto (1919), con unas propuestas que no han perdido actualidad. Su liberalismo económico aparece sin ambages en el primer párrafo (“El impuesto llamado de plus-valía, más que contribución es una confiscación de bienes”).
Donde más clara aparece la ideología fuerista-nacionalista de Velasco es en el folleto Tributación en Álava (1912), con un tono ciertamente amargo y pesimista, después de su paso por la presidencia de la Diputación de Álava (1905-1909). Deja clara su defensa del sistema foral y su inquina contra el régimen de Concierto Económico, impuesto por los liberales madrileños.
Eduardo Velasco era considerado por sus coetáneos como un hombre de sólida reputación, amante del estudio, una inteligencia cultísima entre los cultos, persona de muy alta mentalidad y muy experimentado en todo género de estudios, pero sobre todo como “el ilustre ex presidente de la Excelentísima Diputación de Álava”.
Obras de ~: El estado salvaje ¿es en el hombre primitivo; ó es decadencia de un estado anterior de civilización?: memoria leída en el Ateneo de Vitoria en el curso de 1882 a 1883, Vitoria, Imprenta de Domingo Sar, 1883; Discurso pronunciado en la apertura de cátedras de 1887-88 por D. Eduardo de Velasco y López Cano, presidente del Ateneo, Vitoria, Imp. de la Ilustración de Álava, 1888; La democracia vascongada y las democracias modernas, Vitoria, Imprenta Moderna, 1904; Actas de las Sesiones Ordinarias, celebradas por la Excelentísima Diputación... de esta M.N. y M.L. Provincia de Álava, Vitoria, Diputación Provincial, 1909; Crónicas y biografías alavesas: D. Ladislao de Velasco y sus contemporáneos, Vitoria, Imprenta Provincial, 1910; Tributación en Álava, Vitoria, Imprenta de Heraldo Alavés, 1912; Reseña histórica de los estudios sobre caracteres ibéricos, Vitoria, Domingo Sar, 1915; La esclavitud del impuesto, Vitoria, Imprenta de Domingo Sar, 1919; “Información sobre el escudo de armas de la provincia de Álava”, en Revista Internacional de los Estudios Vascos, 15, 4 (1924), págs. 667-676.
Bibl.: E. Knörr, “Cartas de Federico Baráibar a Julio de Urquijo (1906-1917)”, en Homenaje a Federico Krutwig, Bilbao, Real Academia de la Lengua Vasca, 1997, págs. 163-190; C. Menéndez Onrubia, “Fermín Herrán y la Academia Cervántica Española de Vitoria”, en A. Pablo Bernat Vistarini (coord.), Actas del Tercer Congreso Internacional de la Asociación de Cervantistas, Palma de Mallorca, Universitat de les Illes Balears, 1998, págs. 139-147; A. Rodríguez-Mendizábal Llorente, “Algunas notas biográficas relativas a los cultivadores de la Ciencia en el Ateneo de Vitoria”, en Sancho el Sabio, 28 (2008), págs. 169-199.
Antonio Astorgano Abajo