Ayuda

Joseph de Strata y Spínola

Biografía

Strata y Spinola, Joseph de. Marqués de Robledo de Chavela (I). Madrid, p. t. s. xvii – ú. t. s. xvii. Banquero de Felipe IV, poeta.

Fue hijo del banquero y comerciante genovés Carlo Strata Baliano y de la madrileña, de origen italiano, Agustina Spinola y Eraso. Su padre, de origen modesto “ma di grand´intelletto” vino a España en tiempos de Felipe III bajo la protección del gran Ambrosio Spinola, marqués de los Balbases, para quien actuaba de apoderado. Carlo Strata inició después su propia actividad, concertando asientos con la Corona, con incremento notable en tiempos de Felipe IV, con quien tuvo una relación personal, llegando a ser en el período 1627-1639 el segundo banquero más importante, detrás sólo de Bartolomé Spinola, que era el factor general del Rey. En 1635, tanto Carlo como su hijo Joseph recibieron el hábito de la Orden de Santiago, y el padre recibió además la Encomienda de las Casas de Toledo, que luego poseyó Joseph. En 1637, con ocasión de la elección (en diciembre de 1636) de Fernando de Habsburgo, Rey de Bohemia y de Hungría, cuñado de Felipe IV, como futuro emperador de Alemania (Fernando III) se celebraron en Madrid, durante varios días, numerosas fiestas, con toda la pompa de los fastos barrocos. Descritas por Antonio de León Pinelo, el Rey quiso otorgar lo que se consideró el “singular i raro favor” de pasar una tarde de esos días de festejos en casa de los Strata, acompañado por el conde duque de Olivares y por muchos cortesanos, de donde salió el Rey vestido para la “Máscara” (festejo cortesano nocturno a modo de cabalgata o alarde, con vestimentas de gala, tropas, caballos y algunas carrozas, que en esta ocasión acabó en una plaza expresamente construida al pie de Los Jerónimos). La crónica recoge todos los adornos que los Strata, padre e hijo, hicieron en su casa de la Carrera de San Jerónimo para esta ocasión, los lujosos regalos preparados para el Rey y sus acompañantes y la merienda que ofrecieron (“dulces escogidos i traidos de Portugal, Genova, Zaragoza i Valencia”), aunque el Rey “no merendo bocado por que no lo acostumbra”. Se dio la coincidencia de que el día del festejo, 15 de febrero de 1637, falleció el emperador de Alemania Fernando II, padre del nuevo Rey de Romanos, sin que los asistentes al festejo pudieran tener noticia de ello.

Al morir su padre en 1639, heredó el negocio familiar, que estuvo inicialmente embargado mientras no se rindieron cuentas de los asientos concertados con la Corona. El Consejo de Hacienda le animó después a que continuara con la actividad. Así lo hizo, pero en mucha menor medida que su padre. Entre 1644 y 1646 sólo hizo algunas operaciones de poco importe.

Aún así, la suspensión de pagos de la Corona de 1647 le puso en dificultades, que se agravaron con la nueva suspensión de 1654. Desde entonces, prácticamente abandonó su actividad financiera, salvo una operación que se le conoce en 1655.

En 1640 compró el señorío de Robledo de Chavela, con cuya denominación le fue concedido el título de marqués en 1649. Había casado con Isabel de Mendoza, hija de Rafael Garcés de Marcilla, barón de Santa Croce y de Antonia Carrillo de Mendoza y Zapata, condesa de Priego. Tuvo dos hijas: Agustina, II marquesa de Robledo de Chavela, que contrajo tres matrimonios, con Luis Francisco de Baeza, I marqués de Castromonte, con Luis Cadórniga Pimentel y con Andrea Coppola, duque de Canzano, y Ángela, que casó con Alonso de Baeza y Manrique de Lara, hermano del primer marqués de Castromonte y descendiente de los célebres contadores de los Reyes Católicos y de Carlos V.

Fue además una persona “instruida en todo género de letras humanas, particularmente en la poesía, haciendo excelentes versos”, como dice Álvarez y Baena. Así, tiene un soneto incluido en “Fama póstuma a la vida y muerte del doctor fray Lope Félix de Vega Carpio y elogios panegíricos a la inmortalidad de su nombre, escritos por los más esclarecidos ingenios” (recopilados por Juan Pérez de Montalbán), un epigrama recogido en “Lágrimas panegíricas en la muerte del Doctor Juan Pérez de Montalbán”, y una canción en “Corona sepulcral o elogios en la muerte de Don Martín Suárez de Alarcón” (recopilados por Alonso de Alarcón). Fue elogiado por Lope de Vega en el Laurel de Apolo.

 

Fuentes y bibl.: Real Academia de la Historia, Colección Salazar y Castro, D-26 fol. 137-v., D-26 fol. 250-v., D-51 fol. 49.

A. León Pinelo, Anales de Madrid (desde el año 447 al de 1658), ms., c. 1658 (reprod. Madrid, Biblioteca de Estudios Madrileños, Instituto de Estudios Madrileños Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1971, págs. 306-310); J. A. Álvarez y Baena, Hijos de Madrid ilustres en santidad, dignidades, armas, ciencias y artes, Madrid, Benito Cano, 1789- 1791, 4 vols. (reimpr. en Madrid, Ediciones Atlas, 1973, t. III, págs. 30-32); R. Mesonero Romanos, El antiguo Madrid: paseos histórico-anecdóticos por las calles y casa de este villa, Madrid, Est. Tipográfico de Mellado, 1861 (reimpr., Madrid, Gráficas Lormo, 1987, pág. 235); C. Sanz Ayán, Los Banqueros de Carlos II, Valladolid, Universidad, 1989; C. Álvarez Nogal, Los Banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos (1621- 1655), Madrid, Banco de España, Servicio de Estudios, 1997 (Estudios de Historia Económica, n.º 36).

 

Pedro Rodríguez-Ponga y Salamanca

Personajes similares