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Carlos Strata

Biografía

Strata, Carlos. Génova (Italia), c. 1575 – Madrid, 25.V.1639. Banquero, factor del Rey, caballero de la Orden de Santiago, comendador de las casas de Toledo de la Orden y Caballería de Calatrava.

Carlos Strata fue uno de los banqueros más importantes de Felipe III y Felipe IV. Amigo personal de este último, que incluso visitó su casa en, al menos, una ocasión. Carlos llegó a España siendo muy joven.

Sus padres, Juan Francisco Strata y Jusepa Spínola, residían en Génova. Sus orígenes eran humildes, pero su iniciativa e inteligencia le ayudaron a tener éxito.

Comenzó sus negocios como procurador en España de Ambrosio Spínola, marqués de los Balbases, lo que le permitió relacionarse con otros banqueros y destacados miembros del gobierno.

Carlos Strata se trasladó a Valladolid cuando Felipe III decidió cambiar su Corte. Allí fundó una compañía de negocios con Jerónimo Castañola, hijo de Benito. La marquesa de Loriana fue una de sus principales clientes. Esa compañía se liquidó cuando Carlos regresó a Madrid y empezó a trabajar con Antonio María Strata. En noviembre de 1615 fundó en Génova una nueva compañía llamada “Francisco Perinis y Carlos Strata”, con el objetivo de invertir regularmente en las ferias de Besançon y Piacenza. En abril de 1616 se les unió Bartolomé Garbarino.

Durante la década de 1620, Carlos Strata tuvo entre sus principales colaboradores y partícipes a Juan Lucas Palavesín y Lelio Imbrea. Con este último, además, estuvo emparentado. Su esposa, Agustina Spínola y Heraso, hija de Baptista Spínola, era hermana de la mujer de Lelio, y años después, Miguel Imbrea se casó con su prima María, una de las hijas de Carlos. Esto influyó sin duda en la colaboración y confianza con que se trataron ambas compañías, prestándose dinero y apoyándose mutuamente en los asientos con la Corona. Otra de sus hijas, Manuela Strata, casó en 1637 con Juan Antonio de Eca, conde de Fuentesauco.

Sus lazos con la familia Palavesín se extendían a Génova, donde su procurador fue primero Gio Francesco y, después de su muerte, su hijo Paolo Gerolamo. Ellos se encargaron de atender sus letras en las principales ferias italianas a cambio de recibir metales precisos a través de Barcelona. En Amberes, su principal correspondiente fue la compañía “Juan Francisco y Juan Andrea Strata”, que también había intervenido en algunos asientos con Felipe III. De hecho, Juan Andrea se encontraba en Madrid cuando Carlos falleció.

Carlos destacó por su desmedida afición a los juegos de naipes y apuestas, vicio que le valió no pocas críticas entre sus propios compatriotas. En los asientos de Carlos aparece siempre un nutrido grupo de colaboradores. Así, por ejemplo, entre los partícipes del asiento de 1636, por valor de 2.150.000 escudos y ducados, se encontraban Giulio Pallavicino, Francesco Spínola, Luca Giustiniano, Gio Benedetto Spínola y Paolo Gerolamo Pallavicino.

Cuando murió Carlos en 1639, su hijo Joseph se hizo cargo de sus cuentas y negocios, pero necesitó la ayuda de Lelio Imbrea para cumplir con los asientos que su padre tenía pendientes.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Consejo y Juntas de Hacienda, 621, 622, 623, 701, 753, 784, Contaduría Mayor de Cuentas 3.ª época, 97; Archivo Histórico Nacional, Órdenes Militares, Santiago, 1503; Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Madrid, Protocolo 1379, 6844.

J. Barrionuevo de Peralta, Avisos del Madrid de los Austrias y otras noticias, IV, 457 (26-8-1662), (reed., introd., y glosario de J. M. Díez Borque, Madrid, Consejería de Educación y Cultura-Castalia, 1996); A. Domínguez Ortiz, Política y Hacienda de Felipe IV, Madrid, Edit. de Derecho Financiero, 1960, págs. 51, 244 y 248; J. Brown y J. H. Elliot, Un Palacio para el rey, Madrid, Revista de Occidente, 1984, pág. 211; E. Neri, Uomini d´affari e di gobernó tra Genova e Madrid, Milán, Vita e Pensiero, 1989, pág. 68; F. Ruiz Martín, Las Finanzas de la Monarquía Hispánica, Madrid, Real Academia de la Historia, 1990, pág. 59; C. Bitosi, Il governo dei Magnifici. Patriziato e Politica a Genova fra Cinque e Seicento, Génova, 1990, pág. 121; J. H. Elliot, El Conde Duque de Olivares, Barcelona, Crítica, 1991, pág. 492; I. Pulido, La Real Hacienda de Felipe III, Huelva, Artes Gráficas Andaluzas, 1996, pág. 182; C. Álvarez Nogal, Los banqueros de Felipe IV y los metales preciosos americanos, (1621-1665), Madrid, Banco de España, Servicio de Estudios, 1997; El crédito de la Monarquía Hispánica durante el reinado de Felipe IV, Valladolid, Consejería de Educación y Cultura, 1997; “Las compañías bancarias genovesas en Madrid a comienzos del siglo xvii”, en Hispania LXV/1, 219 (2005), págs. 67-90; E. Grendi, I Balbi, Turín, Einaudi, 1997.

 

Carlos Álvarez Nogal

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