Fonseca, Juan de. Úbeda (Jaén), 1535 – Granada, 16.XI.1604. Teólogo, obispo de Guadix (Granada).
Nació en el seno de una familia humilde dedicada a la ganadería. Muy joven se trasladó a Granada y entró al servicio como paje del arzobispo granadino Pedro Guerrero. Rodeado de un ambiente religioso, se decidió por la carrera sacerdotal. Cursó estudios universitarios de Ciencias Eclesiásticas y Civiles, doctorándose en Teología. No tardó en formar parte del cuadro docente de la Universidad de Granada impartiendo conocimientos teológicos como catedrático de Prima. Al mismo tiempo desempeñó diversos cargos en el arzobispado de Granada, como se constata en la firma con la que rubrica las Constituciones de la Hermandad de Granada, en 1555.
Acompañó como secretario al arzobispo de Granada a la segunda sesión del Concilio de Trento, convocada por el pontífice Julio III, y también en la tercera, reunida bajo el auspicio de Pío IV, como teólogo consultor en asuntos conciliares. En esta última sesión pronunció el sermón del Viernes Santo ante los ciento catorce legados asistentes al concilio desde remotos lugares, entre los que cabe citar al cardenal Madruzzo, los embajadores del Emperador y los de Portugal.
El monarca Felipe II le propuso ante el Pontífice como canónigo de Granada. Posteriormente fue elevado a la dignidad de prior, en 1592, y a la de deán del Cabildo catedralicio de la diócesis granadina. El 28 de agosto de 1592 fue propuesto por el rey Felipe III al papa Clemente VIII para ocupar la sede episcopal de Guadix (Granada), quien lo confirmó el 15 de noviembre de 1593, tomando posesión el 24 de enero de 1594 por medio del deán. El 12 de marzo de ese año realizó su entrada solemne en esta diócesis y al año siguiente, en 1595, siguiendo la normativa emanada del Concilio de Trento, erigió un seminario diocesano que dedicó a san Torcuato, varón apostólico, considerado por la tradición el primer obispo de Guadix.
Durante esas fechas se hallaron en Granada unas láminas de plomo con inscripciones antiguas junto a algunos cuerpos calcinados por el fuego. El arzobispo granadino, Pedro de Castro, reunió, en el año 1600, una junta de prelados y letrados que dictaminaran canónicamente la autenticidad de las reliquias encontradas. A esta junta no podía faltar el prelado de Guadix, Juan de Fonseca, si bien no se pudo constatar que los objetos y restos óseos fueran originarios de los mártires.
De regresó a su diócesis falleció el 16 de noviembre de 1604. Su cuerpo fue depositado en la capilla de la catedral de Guadix, del lado del Evangelio, lo más cercano posible al lugar donde se encontraba la reliquia de san Torcuato, hasta su emplazamiento definitivo en una capilla nueva. Otorgó testamento ante el notario de Guadix, Marco Antonio de Pisa, siendo abierto con las formalidades requeridas el mismo día que murió ante el escribano público, Gregorio de Sílex.
A fines del siglo xix, Pedro Suárez escribió la vida de este prelado. Los originales de sus intervenciones en el Concilio de Trento y de algunos estudios de Juan de Fonseca sobre temas conciliares se conservan en el códice de la biblioteca universitaria de Granada. Las Actas Massarellianas recogen dos resúmenes de sus intervenciones conciliares; una, en la congregación general del 22 de junio de 1562, acerca de la Eucaristía.
La segunda sobre el sacramento del orden. El día 1 de octubre de ese mismo año se defendió la superioridad iure divino de la institución episcopal sobre la de los presbíteros por razón de la ordenación, en referencia a la concesión del cáliz a los legos según el juicio del concilio.
Obras de ~: Oratio habita ad Patres Sacri Concilii Tridentini, a Reverendo Doctore Joanne Fonseca Hispano Theologo Reverendiss, D. Archiepiscopi Granatae, feria VI in Parasceve Anno Milésimo DLXII, salió impreso este sermón Patavii apud Gratiosum Perchacinum, MDLXII (Calenzio, Documenti 537), se imprimió en Brescia, Lovaina y París.
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Marion Reder Gadow