Sánchez, Tomás. Córdoba, c. X.1550 – Granada, 19.V.1610. Jesuita (SI), teólogo, moralista, canonista.
Poca información se cuenta de la familia de este jesuita que habría de ser conocido como un destacado moralista de la Compañía de Jesús, perteneciendo a una familia de destacada posición económica. Pudo ser alumno del colegio de los jesuitas en aquella localidad natal, del cual también pudo participar Miguel de Cervantes entre 1553 y 1557 y de cuya acta fundacional había sido testigo su abuelo. La primera formación de Tomás Sánchez se pudo extender a las humanidades y a la retórica, además de un primer año de Filosofía. Inicialmente, no fue aceptado en la Compañía de Jesús debido a que presentaba una tartamudez, que se convertía en un destacado defecto físico para el ejercicio de los ministerios propios del Instituto ignaciano. Sin embargo, Tomás Sánchez consiguió ir superando esta barrera, hasta que en 1567 pudo ser admitido en Sevilla. Poco tiempo permaneció en la ciudad hispalense, pues pronto tuvo que ser evacuado de la misma al producirse un notable brote de peste en 1568. Fue enviado a Granada, donde permaneció durante casi toda su vida.
Su maestro de novicios, con gran influencia en su personalidad como religioso, fue Juan de la Plaza. Su formación se prolongó por espacio de tres años en las disciplinas propias de las artes, aunque en 1574 ya se hallaba en un cuarto curso de Teología. A sus conocimientos destacados como moralista destacó los saberes que fue adquiriendo de manera personal, así como su experiencia a la hora de resolver los casos de conciencia, delante del clero de la ciudad y de los estudiantes universitarios.
Se ocupó de la formación de los novicios pero, sobre todo, como confesor y director espiritual, además de consultor de la casa en la que se encontraba así como admonitor del superior. El arzobispo de Granada acudía en numerosos ocasiones a su juicio, sin que faltasen las autoridades eclesiásticas y civiles que requerían la experiencia de un auténtico experto. A su condición de maestro en teología moral contribuyó la publicación de su obra De sancto matrimonii sacramento. Las páginas de este libro favorecieron su proyección internacional, pues se le reconocía su habilidad para encontrar la respuesta a las cuestiones más dificultosas. Naturalmente, los que criticaban el sistema moral de la Compañía de Jesús, encontraron en Tomás Sánchez el blanco de algunas de sus críticas. Blaise Pascal fue uno de esos autores y así lo plasmó en sus conocidas “Provinciales”, siendo acusado de laxismo. Petrus Aurelius —pseudónimo detrás del que se escondía la identidad del abate de Saint-Cyran— ironizaba acerca de la minuciosidad y detalle con el que este jesuita describía los pecados que se podían cometer contra la conservación de la castidad. Los jansenistas y rigoristas de los siglos XVII y XVIII habrían de continuar esta misma línea.
Por el contrario, el que habría de ser reconocido como san Alfonso María de Ligorio y el prepósito general Francisco Wernz defendieron sus propuestas. Roberto Bellarmino había pertenecido a la Compañía de Jesús y aunque no incluyó las propuestas de Tomás Sánchez dentro del “Iudicium de censura F. Cartagena”, matizó dos sobre las que realizó alguna aseveración. Para evitar males mayores, Claudio Aquaviva advirtió a Tomás Sánchez acerca de los juicios de Bellarmino y el moralista los corrigió convenientemente. Con todo, el papa Clemente VIII consideraba que este jesuita se había convertido en el autor que mejor había clarificado las cuestiones más controvertidas y polémicas acerca de la vida matrimonial. Sus superiores en Roma, y por tanto se conserva en el archivo romano de la Compañía, recibieron un memorial de su autoría donde detallaba cuestiones relativas al débito conyugal. Todo ello lo escribe con un lenguaje “honesto”, dirigido a hombres cultos y en lengua latina. Trabajaba en los últimos días de su vida en una obra titulada “Opus morale”, aunque al percatarse de su inconclusión, confesó no manifestar tristeza.
Obras de ~: De sancto matrimonii sacramento, Génova, 1602; Explicatio mandatorum Decalogi, Madrid, 1613; Concilia seu Opuscula moralia, Lyon, 1625; “Prácticas sobre los mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia”, en Archivo Teológico Granadino, 45 (1982), págs. 215-333; “Ediciones de las obras de Tomás Sánchez”, en Archivo Teológico Granadino, 45 (1982), págs. 53-199.
Bibl.: P. M. Abellán, “El fin del matrimonio según Tomás Sánchez”, en Archivo Teológico Granadino, 2 (1939), págs. 35-69; M. Bajén, Pensamiento de Tomás Sánchez sobre moral sexual, Granada, Universidad, 1976; I. Ferrer Millet, “El “error redudans” en Tomás Sánchez”, en Ius Canonicum, 17 (1977), págs. 33-59; A. Gómez López, El impedimento de impotencia en Tomás Sánchez, Pamplona, Universidad de Navarra, 1980; M. Ruiz Jurado, “Para una biografía del moralista Tomás Sánchez”, en Archivo Teológico Granadino, 45 (1982), págs. 15-51; E. Olivares, “Bibliografía sobre la doctrina de Tomás Sánchez”, en Archivo Teológico Granadino, 45 (1982), págs. 201-213; “Más datos para una biografía de Tomás Sánchez”, en Archivo Teológico Granadino, 60 (1997), págs. 25-50; J. J. Lozano Navarro, Tomás Sánchez, Granada, CajaSur, 2000; M. Ruiz Jurado, “Sánchez, Tomás”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez, Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. VI, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia de Comillas, 2001, págs. 3489-3490.
Javier Burrieza Sánchez