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Diego Marín

Biografía

Marín, Diego. Vélez Blanco (Almería), p. t. s. XVI – Marruecos, 1585. Clérigo y agente diplomático de Felipe II en Marruecos.

De probable ascendencia morisca, ejerció el sacerdocio como beneficiado de Bédar y Serena, dos poblados moriscos de Almería. Fue cautivado en el asalto que el corsario berberisco Said Ed Doghali hizo a la villa de Las Cuevas (Almería) el 28 de noviembre de 1573 y llevado a la ciudad de Tetuán, junto con otras doscientas cincuenta personas. Allí estuvo prisionero hasta que en 1577 el sultán de Marruecos Abd al-Malik lo liberó por sus servicios prestados.

La intensa labor de Diego Marín estuvo marcada por dos tareas relevantes: su acción diplomática como agente de Felipe II, a quien informaba y aconsejaba sobre asuntos del norte de África, especialmente de los movimientos de la armada turca, ayudando a mantener la paz en la zona; y su mediación en el rescate de cautivos españoles en Marruecos, aspecto humanitario que ya había desempeñado con los moriscos apresados como botín en la guerra del reino de Granada (1568-1570). El beneficiado Marín reunía buenas cualidades para ambas tareas, especialmente el perfecto conocimiento de la lengua arábiga y de las costumbres musulmanas. Fue hombre de confianza tanto de Felipe II como de los sultanes de Marruecos; éstos le profesaron un gran aprecio y le estimaron como verdadero embajador.

Desde su regreso a España en 1577, y hasta 1579, residió en Vélez Blanco, su patria chica, dedicándose a la mediación en el rescate de cautivos españoles en Marruecos.

Su gran empresa diplomática fue su intervención como auxiliar e intérprete de Pedro Venegas de Córdoba, nombrado embajador de Felipe II ante el nuevo sultán de Marruecos Ahmad al-Mansur (1578-1603); los objetivos eran afianzar la paz entre los reinos de España y Marruecos, aspecto importante ante la progresiva amenaza turca, y conseguir la plaza de Larache a cambio de Mostagan. Larache fue una de las grandes obsesiones de Felipe II, pues este puerto podía constituir el centro de operaciones contra los corsarios y piratas que asaltaban las flotas de Indias. En junio de 1579 llegó la embajada a Marruecos, consiguiendo la ratificación de la paz, pero no la cesión de Larache. Diego Marín quedó en la corte del sultán y aprovechó la ocasión para ayudar en el rescate de los cautivos de Las Cuevas.

En 1580, Diego Marín se trasladó hasta Portugal, reclamado por el duque de Alba, que estaba ocupando militarmente el reino anexionado, para que localizase e hiciese de intérprete de los jerifes Mulay Nasar y Mulay Xeque, que se habían refugiado en Portugal huyendo de Ahmad al-Mansur. La misión tuvo éxito y ambos nobles se sometieron al Monarca español.

De nuevo en 1580 Diego Marín y Pedro Venegas fueron enviados a Marruecos para proseguir las negociaciones sobre Larache. Hasta 1585 Diego Marín se dedicó intensamente a su tarea negociadora en Marruecos, sustituyendo al propio embajador Pedro Venegas.

Pero las negociaciones fueron muy lentas y no llegaron a prosperar en el tema de Larache, plaza que sólo fue cedida en 1610, ya en época de Felipe III.

El sacerdote murió en Marruecos en 1585, al parecer víctima de un envenenamiento.

En su misión diplomática, así como en el rescate de cautivos, fue sustituido por su sobrino Diego Marín, natural de Vélez Blanco, quien gozó de la estima del sultán Ahmad al-Mansur. Sin embargo, pronto cayó en desgracia, pues en 1588 mató a cuchilladas a tres comerciantes ingleses que se mofaban ante su casa de Marrakech del desastre de la Armada Invencible.

Como resultado de este grave incidente, fue encarcelado, consiguiendo la libertad en 1606, cuando Marruecos fue conquistado por Muley Abd Allah ibn-Sayj, y tras la mediación personal de Felipe II y Felipe III. Desde 1580, y durante sesenta y tres años, estuvo al servicio real con las armas y la palabra: ayudó a su tío el padre Diego Marín, sustituyéndole como agente diplomático por orden de Felipe II; intervino en la anexión de Portugal y en la toma de Larache con el marqués de Santa Cruz (1610), y dirigió como capitán los gobiernos militares de Níjar, Adra y ciudad de Almería, donde murió en 1643.

 

Fuentes y bibl.: Archivo General de Simancas, Guerra Antigua, legs. 190, fol. 440, y 153, fol. 53; Archivo Histórico Provincial de Almería, libro de protocolos n.º 192.

M. de Guadalajara y Javier, Prodicion y destierro de los moriscos de Castilla y presa en Berberia de la famosa fuerça de Alarache por el cathólico y amado Filipo deste nombre, tercero rey y monarca de España, Pamplona, Nicolás de Alsiayn, 1614; D. Cabanelas Rodríguez, “Diego Marín, agente de Felipe II en Marruecos”, en Miscelánea de Estudios Árabes y Hebráicos, volumen XXI (1972), págs. 7-35; A. de Saldanha, Crónica de Almançor, Sultão de Marrocos (1578-1603), est. crít., introd. y notas por A. Dias Farinha, trad. fr. de L. Bourdon, Lisboa, 1997; M. García-Arenal, F. Rodríguez Mediano y Rachid el Hour, Cartas marruecas: documentos de Marruecos en archivos españoles (siglos XVI-XVII), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 2002; A. Muñoz Buendía, “Diego Marín, clérigo y agente diplomático de Felipe II”, y “Diego Marín, diplomático y militar”, en Diccionario Biográfico de Almería, Almería, Instituto de Estudios Almerienses- Fundación Cajamar, 2006, págs. 235 y 238; F. Andújar Castillo, “Los rescates de cautivos en las dos orillas del Mediterráneo y en el mar (alafias) en el siglo XVI”, en Mélanges de l’École Française de Rome (en prensa).

 

Antonio Muñoz Buendía

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