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Ramón Ruiz Amado de Contreras

Biografía

Ruiz Amado Contreras, Ramón. Castellón de Ampurias (Gerona), 14.I.1861 – Barcelona, 13.XII.1934. Jesuita (SI), polígrafo, teórico de la educación, traductor.

Aunque se llamaba Ramón Ruiz de Contreras, se le conoce como Ramón Ruiz Amado porque fue el nombre de autor que apareció en casi todas sus obras.

Utilizó muchos seudónimos sobre todo cuando escribía varias colaboraciones en una misma revista. Utilizó los dos apellidos paternos para distinguirse de su hermano Luis, liberal, anticlerical y traductor de Zola y Anatole France.

Estudió Derecho en Barcelona, se doctoró en Madrid y ejerció como abogado algún tiempo, alternando el foro con la afición a la pintura. Tras un desengaño amoroso ingresó con veintitrés años en la Compañía de Jesús (1884). Sus estudios en la Orden los comenzó en Veruela, donde hizo el noviciado. Tras la etapa filológica y literaria, en la que se convenció por experiencia de la validez de la Ratio Studiorum jesuítica, cursó Filosofía. En esta etapa experimentó un crecimiento intelectual sólido y adquirió el orden conceptual y la claridad que mostró luego en sus publicaciones.

Le destinaron al Colegio de la Orden en Orihuela (1890-1893) donde enseñó Latín, adaptando la Ratio sin abandonarla en lo fundamental.

Dedicó luego un cuatrienio (1893-1897) al estudio de la Teología en Tortosa, donde se ordenó sacerdote (1896). En sus años de estudio, pensando que su ocupación sería enseñar Literatura, estudió por su cuenta Lingüística y Estética, además de lenguas antiguas (latín, griego, hebreo, sánscrito y árabe) e Idiomas Modernos y de obtener en la Universidad de Zaragoza la licenciatura en Filosofía y Letras. Inicialmente le destinaron a enseñar Literatura a los estudiantes jesuitas en Veruela (1897-1900). Pasó el curso siguiente en Manresa, realizando la tercera probación. El mes de ejercicios espirituales le proporcionó más hondura religiosa. No pudo seguir luego en Veruela por una afonía persistente y pasó a Sarriá y Tortosa (1901- 1906). Estando en Sarriá comenzó Romanones su reforma de la enseñanza. Juan Mañé y Flaquer, director del Diario de Barcelona, ofreció sus páginas a los jesuitas catalanes para refutar las ideas del Ministerio.

Encargaron la tarea a Ruiz Amado, que entró en la pedagogía como jurista: por el derecho a enseñar. Publicadas con el seudónimo Ramón Carbonell, se reunieron más tarde en un folleto: Problemas vitales. La enseñanza en España.

El éxito de estas publicaciones decidió a sus superiores a destinarle a la revista Razón y Fe. En ocho años escribió cuarenta y siete artículos, al principio literarios (para esto le destinaron a la revista) y más tarde pedagógicos, su nueva vocación. En la etapa madrileña de su vida, de acuerdo con los aires regeneracionistas y con el mismo estilo y metas de la Junta de Ampliación de Estudios, viajó al extranjero: Alemania (1906), Inglaterra (1908) y América del Sur (1910).

En Europa sobresalían tres centros de estudios de Pedagogía Teórica: Ginebra (Claparède, Piaget, Bouvier, Ferrière, y el padre Gillet entre otros), Bruselas, donde tenía su centro la “Escuela Modelo” (Sluys), y L’École de l’Érmitage (Decroly) y Alemania. Aquí siguió las clases de Paulsen y contactó con discípulos de Herbart, especialmente Rein, Foerster y Willman.

En Norteamérica estuvo en contacto con Spalding y Dewey y recibió un doctorado honoris causa en Córdoba (Argentina).

En 1910 volvió a Barcelona. La Semana Trágica le había convencido de que liberales y socialistas no aceptarían la libertad de enseñanza. Por eso dirigió sus esfuerzos a la Pedagogía teórica para crear una sociedad cristiana. En Barcelona fundó (1911) una revista, La Educación Hispanoamericana, que publicaba sus escritos. Se hizo cargo también de Librería Religiosa, (1913), fundada en 1848 por S. Antonio María Claret y monseñor Caixal. Se ocupó más de ella al final de su vida, cuando le faltó la vista. En la encuadernación que tenía anexa implantó la participación de los obreros en los beneficios. Por sus muchas publicaciones fue consejero de Instrucción Pública (1921-1926).

Su producción escrita fue inmensa. Quien más la ha estudiado, A. Sangüesa, contabiliza 373 obras, sin contar sus traducciones y obras de cariz más religioso.

El mismo Ruiz Amado, en su última obra, El fracaso de la educación jesuítica. Cartas a un pedagogo moderno, distribuye sus obras pedagógicas (libros y folletos, pues prescinde de los artículos) en estos bloques: Curso de pedagogía o Estudios Pedagógicos. Entre otros, La educación intelectual, para él “el más propio y menos malo de sus libros”, Historia de la educación y de la pedagogía y Didáctica General, que han sido libro de texto en muchos centros de formación de educadores, Enciclopedia manual de Pedagogía y ciencias auxiliares; Cursillos especiales, entre ellos Educación cívica, Educación social, Educación femenina, Educación de la castidad y varios folletos: Educación para educadores, Pedagogía jesuítica, El Modernismo pedagógico; Curso de religión y Cursillo de vulgarización filosófica.

Entre los dos incluyen ocho libros de texto; Libros para el educando: catorce libros y folletos dedicados a la instrucción religiosa, moral y patriótica; Traducciones de obras pedagógicas de Herbart, Meumann y Paulsen; Folletos pedagógicos, en total doce.

Al margen de esta producción, hay que colocar sus traducciones no directamente pedagógicas, que en su intención pretendían educar a los lectores de lengua española: los doce primeros tomos de la Historia de los Papas de L. von Pastor, los 24 de la Historia Universal de J. B. Weiss, los dos Compendio de Historia de la Iglesia de Funk y Marx. También algunas de las obras de Ruiz Amado se tradujeron a otras lenguas.

Algunas de sus obras alcanzaron varias reediciones.

Colaboró con The Catholic Enciclopedia (Nueva York, 1907). Y dejó sin publicar estudios relacionados con la literatura y la gramática. Con razón afirma, que llevaba en la sangre escribir, que era un vicio congénito.

Era también su mejor forma de comunicarse, ya que cierta rigidez y vaivenes de carácter le hicieron un solitario o, como él escribió “un ciudadano independiente de la república de las letras”.

Las etapas de su producción escrita comienzan por lo que él mismo llama su “decenio filológico” (1890- 1900), estudios orientados a la enseñanza de Literatura.

El cambio de siglo le hizo volcarse en la apologética de la enseñanza de la Iglesia (1901-1909), a la que creaban dificultades los ministros liberales y con la que competía la Institución Libre de Enseñanza. A partir de la Semana Trágica, se orienta a la pedagogía científica para influir en la cristianización de la sociedad, aunque no faltan incursiones en lo apologético hasta el final de su vida.

Como pedagogo, dependió de los que eran a su juicio los mejores expertos extranjeros, alemanes sobre todo, aunque los sistematizó y matizó con frecuencia: ésta es su originalidad. Elevó el nivel cultural español al transmitir esos puntos de vista con coherencia y desde una sólida visión filosófica de la vida. Su pretensión era un progreso anclado en la tradición, la integración de las experiencias extranjeras más valiosas en las raíces españolas. Por carácter y por el ambiente en que vivió fue polémico. La Institución Libre de Enseñanza tuvo en él un censor noble que, con armas semejantes y también desde la pedagogía científica, marcaba otra dirección que compensaba la institucionista.

Se enfrentó a la secularización impuesta desde el Ministerio. Distinguía entre libertad de enseñanza, justa y legítima, libertad de cátedra y libertad del error (para él tiránica y absurda).

Su estilo era claro. El conjunto de su obra muestra a un trabajador infatigable, que se esforzó para tratar de mejorar el nivel español, y a un polemista constante, con los gobiernos y con el ambiente social, pues quiso recuperar para la sociedad la concepción cristiana de la vida. Solitario, fue casi siempre autodidacta y no creó escuela. Descuella entre los pedagogos de su tiempo por su formación, información y amplitud de intereses. Abrió campos nuevos en el panorama español.

 

Obras de ~: Cfr. A. Valle, “El R. P. Ramón Ruiz Amado (1861-1934)”, en Razón y Fe (RyF), 107 (1935), págs. 233- 238; A. Sangüesa Garcés, Pedagogía y Clericalismo en la obra del P. Ramón Ruiz Amado, Zurich, Pas-Verlag, 1973, págs. 13- 41; Algunas notas autobiográficas, Barcelona, 1921 (inéd.).

 

Bibl.: A. Valle, “El R. P. Ramón Ruiz Amado (1861-1934)”, en RyF, 107 (1935), págs. 224-238; M.ª A. Galino, “Estudio de los pedagogos contemporáneos españoles”, en F. Hovre, Pensadores pedagógicos contemporáneos, Madrid, Fax, 1951, págs. 584-585; L. M. Burillo, “En el centenario del nacimiento de Ruiz Amado y Rufino Blanco”, en Bordón, 13 (1961), págs. 43-48; J. M. Moreno, “Humanidad y humanismo de R. Ruiz Amado, S.I.”, en Educadores, 3 (1961), págs. 563-570; B. Manzano, “Un educador en una época de encrucijada”, en Bordón, 15 (1963), págs. 281-295; A. Galino, Textos Pedagógicos Hispanoamericanos, Madrid, Narcea, 1968, págs. 1375-1408; R. M.ª Sanz de Diego, “Pedro Poveda, lector de ‘Razón y Fe’ en Covadonga”, T. García Regidor, “El proceso de secularización de la enseñanza en España a comienzos del siglo xx” y B. Delgado, “Influencia de las pedagogías extranjeras en la España reciente”, en Pedro Poveda. Volumen Homenaje. Cincuentenario, Madrid, Narcea, 1988, págs. 135-160, págs. 241-260 y págs. 261-277 respect.; R. M.ª Sanz de Diego, “Ramón Ruiz Amado, S.I.”, en B. Delgado Criado (coord.), Historia de la Educación en España y América, t. III: La educación en la España Contemporánea (1789-1975), Madrid, SM, 1994, págs. 624-629; B. Delgado Criado, “Ramón Ruiz Amado (1861-1934)”, en B. Bartolomé Martínez, Historia de la acción educadora de la Iglesia en España, t. II, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1997, págs. 117-127; R. M.ª Sanz de Diego, “Ramón Ruiz Amado, SI (1861-1934)”, en XX Siglos, 47 (2001/1), págs. 111-113; B. Manzano, “Ruiz Amado (Ruiz Contreras), Ramón”, en Ch. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. IV, Madrid, Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 3435-3436.

 

Rafael María Sanz de Diego, SI

 

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