Arcos, Antonio. Almería, 1790 – París (Francia), 1861-1864. Militar, ingeniero, comerciante.
En su país natal realizó estudios de matemáticas, y entró a prestar servicios en la Caballería de su patria.
Cuando se produjo la invasión de España a manos de los franceses, Arcos fue partidario de estos últimos concurriendo a las batallas de la Victoria y de Tolosa, formando parte del mariscal Jourdan. A consecuencia de esta actitud y de la caída del Imperio francés, Arcos se refugió en Londres, donde hacia 1814 se hallaba en la situación más penosa, cuando fue contratado para trasladarse al Río de la Plata. Se estableció en Mendoza y abrió un colegio de matemáticas bajo los auspicios del general San Martín al que asistieron muchos de los oficiales del ejército que allí se organizaba.
El 2 de enero de 1815 era dado de alta como sargento mayor del ejército de los Andes. En ese puesto, Arcos prestó valiosísimos servicios a la causa de la independencia, recorriendo la cordillera, con peligro de su vida, para levantar planos de sus pasos difíciles y otros obstáculos que era necesario vencer para no exponer al ejército en la empresa culminante que iba a llevar a cabo. Iniciado el pasaje de la cordillera el 18 de enero de 1817, Arcos formaba parte de la columna central que comandaba el general Soler. Participó en la batalla de Chacabuco, en la cual prestó servicios en calidad de ayudante de campo de San Martín, y por su actuación distinguida mereció el honor de figurar en el parte de la batalla, en forma recomendable.
Hizo la campaña del sur de Chile bajo las órdenes de O’Higgins, quien proyectó un reconocimiento de la plaza de Talcahuano con el mayor Arcos. Éste pudo establecer cuál era el punto débil de la plaza, considerando que la llave de entrada era el cerro Centinela.
Arcos fue el encargado de diseñar un plan de ataque a la fortaleza, que lamentablemente no fue seguido, prevaleciendo el del general Brayer, jefe de Estado Mayor de las fuerzas sitiadoras, a pesar de la oposición de varios jefes patriotas, entre ellos, el mismo Las Heras.
Arcos también formó parte del ejército Unido que se concentró en Chimbarongo, en marzo de 1818, listo para operar contra los realistas, que, bajo las órdenes del general Osorio, trataba de recuperar el poder real. Se encontró en la funesta noche de Cancha Rayada, donde Arcos y el coronel Hilarión de la Quintana recibieron las órdenes de San Martín, de ejecutar las medidas que el Libertador había concebido para evitar sorpresas. Se produjo el histórico ataque y Arcos, como muchos otros, abandonó el campo, siendo de los primeros fugitivos que llegó a Santiago del Estero y esparció las noticias más desalentadoras.
Desde allí se dirigió a Valparaíso y pretendió embarcarse en la corbeta de guerra norteamericana Notario, cuyo comandante le negó el asilo.
Remitido a disposición de San Martín, que lo solicitó al gobernador de Valparaíso para someterlo a un consejo de guerra, fue rebajado a la categoría de soldado e incorporado al Regimiento de Granaderos a Caballo, en esas condiciones asistió a la batalla de Maipú. Poco después abandonó el servicio en el ejército patriota, y se dedicó al comercio, labrando una fortuna considerable en operaciones de corso como proveedor de la escuadra y del Ejército de Chile. Allí contrajo enlace con una joven de la alta sociedad chilena.
Permaneció en Chile hasta 1823, año en que se trasladó a Brasil, donde acrecentó su fortuna, huyendo precipitadamente de Chile, antes de la caída de O’Higgins y su ministro Rodríguez Aldea. De Brasil pasó a Francia, radicándose en París, donde falleció años más tarde.
Bibl.: J. Yaben, Biografías argentinas y sudamericanas, Buenos Aires, Talleres Gráficos de A. Conteras, 1938, págs. 296-298; V. O. Cutolo, Nuevo diccionario biográfico argentino (1750- 1930), t. I, Buenos Aires, Elche, 1968, pág. 207.
Sandra Fabiana Olivero