Osorio Guzmán y Espínola, Ignacio Enrique. Grajal de Campos (León), 15.VII.1713 – Porretta Terme, Bolonia (Italia), 31.VII.1778. Jesuita (SI) expulso, catedrático de la Universidad de Salamanca, superior, teólogo, filósofo.
El padre de Osorio, conde de Grajal y marqués de Alcañices, descendía de san Francisco de Borja y, ya viudo, quiso entrar como hermano en la Compañía, cuyos votos emitió in artículo mortis. Según Hervás, su “conspicua familia estaba graduada entre las primeras de la grandeza española”. Según Luengo, “su padre fue el conde de Grajal, Grande de España, y en el día hay en la Corte de Madrid tres sobrinos de este P. Osorio e hijos de tres sobrinos suyos, y todos Grandes de España [...] y son el marqués de Alcañices, hijo de su hermano mayor y lleva también la casa de Grajal. El segundo es el marqués de Montara [...], y el tercero el conde de Cervellón [...], y está emparentado con toda la Grandeza española más ilustre, sin que haya en toda ella uno que no usase el tuteo con el P. Ignacio”.
Ingresó en la Compañía, el 15 de octubre de 1727, en el noviciado de Villagarcía de Campos (Valladolid). Acabado el noviciado, estudió Filosofía (1729-1732) en Palencia y Teología (1732-1737) en Salamanca, donde se ordenó de sacerdote en 1737. Hizo la tercera probación (1737-1738) en el Colegio San Ignacio de Valladolid. Enseñó Humanidades en Villagarcía (1738-1740), Filosofía en Medina del Campo (1740- 1743) y Teología Moral en Salamanca (1743-1748), donde obtuvo los grados académicos (bachillerato en Teología el 23 de octubre de 1748; la licenciatura en la misma Facultad el 29 de noviembre del mismo año, incorporando el 2 de diciembre el grado de maestro que había recibido en la Universidad de Ávila el 28 de octubre de 1748) e hizo los últimos votos el 15 de agosto de 1746. En 1749 pasó al Colegio Romano como profesor de Dogma y catedrático de Prima de Teología hasta que, en 1752, el Rey lo propuso para las Cátedras de Salamanca, donde fue catedrático de Vísperas (1753-1754) y de Prima de Teología (1754- 1757). A los tres años de enseñar en esta Universidad solicitó al Consejo de Castilla su jubilación, alegando “su quebrantada salud y el inminente riesgo de su vida, de continuar en la pública enseñanza”; le fue concedida por Real Provisión del 13 de noviembre de 1757.
Al advenir Carlos III al Trono de España, la Universidad de Salamanca comisionó al padre Osorio para el correspondiente besamanos en Madrid (1759). Rector del Colegio de Salamanca dos veces (1758-1762, 1764-1767), acababa de ser nombrado provincial de Castilla (1767) cuando sobrevino la expulsión de los jesuitas de España, razón por la cual aparece mucho en los primeros tomos del Diario de Luengo. Por ejemplo, inspeccionó las embarcaciones antes del viaje y se encargó de las negociaciones con el general rebelde corso Paoli en Córcega (1767-1768), etc. El decreto de expulsión lo sorprendió en el Colegio de San Ignacio de Valladolid, aunque, según el padre Luengo, Osorio se enteró del decreto yendo de visita desde el Colegio de Ávila al de Segovia y determinó acercarse a Madrid para informarse mejor, y el conde de Aranda le ordenó que se juntase con los de su provincia en el puerto de Santander. Dirigió la provincia de Castilla hasta 1770 con mano bastante “austera y rígida”.
En Bolonia gobernó (1770-1773) el escolasticado hasta la supresión de la Compañía en agosto de 1773. Fue el organizador de la vida religiosa e intelectual de la llamada entonces viceprovincia de San Francisco Javier, antigua de Castilla. En Bolonia vivió en el campo, bastante pobremente y con muy pocos socorros de España, a pesar de su notoria nobleza, según Luengo: “Y no fue el último dolor para un hombre de su corazón que, teniendo, como se dijo, tres sobrinos Grandes de España, y uno de ellos que lleva la casa de su padre con más de cien mil ducados de renta, recibía de España asistencias tan cortas que tuvo necesidad de ser socorrido y ayudado para los gastos que le ocasionaron sus males”. Por su parte, Hervás dice de los últimos años de su vida: “En Italia vivió separado totalmente de toda sociedad pública, en el retiro de una casa de campo con algunos compañeros de su provincia jesuítica. En este reino pensó únicamente en prepararse para el viaje a la eternidad”.
Como teólogo Osorio se preocupó por la renovación de la enseñanza, con la aportación de la teología positiva al tradicional método escolástico, que exponía con especial aptitud pedagógica. Su facilidad para escribir sobre temas filosóficos y teológicos fue asombrosa, como demuestran los numerosos manuscritos conservados en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca. Polemizó con Daniele Concina (“Romanus Philalethes”) sobre la prohibición por la Inquisición española de las obras del cardenal Enrico Noris, por lo que su escrito (Ad Philalethem Romanum), redactado para justificar la prohibición de los escritos del cardenal Enrico Noris (Verona, 1631-Roma, 1704), en mayo de 1750, fue, a su vez, introducido en el Índice de libros prohibidos en 1752; pero no está suficientemente probado que pertenezcan a Osorio otros folletos antinorisianos que cita Miguélez, según el cual dichos opúsculos “constituyen un modelo de hipocresía. Bastaría publicar íntegros los dos folletos para muestra no sólo de mal gusto, sino del criterio extravagante del autor”.
Al respecto, Hervás, antijansenista convencido, aclara que esos ataques anónimos partieron del jesuita José Carrasco, autor principal del Índice de 1747, y no de Osorio: “Asimismo son de Carrasco las Adnimaversaciones anónimas de la teología de Noris, impresas en Madrid, por orden del tribunal de la Inquisición”, es decir, Carrasco era uno de los hombres que la Compañía de Jesús utilizaba para atacar a sus enemigos desde el interior del Santo Oficio. Los jesuitas fueron contrarios al cardenal Noris y alguno propició la inclusión de sus obras en el Índice de libros prohibidos, como el provincial de Castilla, padre Ignacio Osorio (Crítica de la historia pelajiana del cardenal Noris). Su obra principal, Historia Pelagiana (1673), fue tachada por Osorio, infundadamente, de jansenista e incluida en el Índice en 1747 por el inquisidor general Francisco Pérez de Prado (entiéndase por los jesuitas que elaboraron el Índice, como Carrasco), decisión duramente protestada por Mayans y su discípulo, el joven inquisidor valenciano, Andrés Ignacio Orbe. Por edicto inquisitorial del 28 de enero de 1758 los escritos de Noris fueron sacados del Índice, con la prohibición de que nadie escribiera en pro o en contra.
Como rector del Colegio de Salamanca, además de mejoras materiales y artísticas, Osorio se interesó de modo especial por la biblioteca, reservándose el cargo de prefecto; adquirió libros de materias científicas y logró (1765) un profesor de Matemáticas, el jesuita Pierre Lacaze, que lo había sido en Clermont-Ferrand (1760-1762).
Era un hombre que regularmente hablaba poco, amante de la soledad y de la reflexión. Gracias a su prodigiosa memoria llegó a ser verdaderamente sabio en teología e historia eclesiásticas, a pesar de su poca salud.
Le unió una honda amistad con su connovicio Bernardo de Hoyos, máximo impulsor del culto al Sagrado Corazón de Jesús, quien le dirigió una amplia “Instrucción espiritual”; ambos se referían al común director espiritual, Juan de Loyola. A petición de éste, que preparaba una “vida” del padre Hoyos, Osorio escribió (agosto de 1740) uno de los siete dictámenes sobre el joven apóstol de la devoción al Corazón de Jesús, prematuramente fallecido.
Obras de ~: “Testimonio de las virtudes del P. Hoyos” (1740), en Positio super virtutibus [...] P. Hoyos, Ciudad del Vaticano, 1961, págs. 916-918; Parentación solemne [...] a la Augusta memoria del Rey N. Señor, Salamanca, 1746; Oración fúnebre en las exequias del obispo monseñor Ladrón de Guevara, s. l., 1751; Ad Philalethem Romanum, cujus est Epistola de justa Bibliothecæ Iansenianæ proscriptione data Romæ pridie idus Martii 1750. Hispani Philalethæ Responsio, ubi de justa proscriptione Norisii per Hispanam Inquisitionem, Hispali, 1751. Manuscritos inéditos en la Biblioteca de la Universidad de Salamanca: Cursus philosophici (mss. 1339-1340); Tractatus Theologicus, Salamanca, 1756 (mss. 783-790); Tractatus theologicus dogmatico-moralis de Sacramentis in genere (ms. 794); Tractatus thelogico canonico-moralis de iuramento (ms. 796); Tractatus thelogico scholastico-moralis de voto (ms. 797); Tractatus theologico canonico moralis de censuris ecclesiasticis in communi (mss. 798-799); De perfectionibus Christi (ms. 801); De merito vitae aeternae (ms. 803); De theologia tractatus varii dogmatici et morales, praesertim de Deo, Fide, poenitentia, merito et voto (mss. 894-895); Breve insinuación de los motivos suficientes para prohibir a Noris, y justificar la conducta y zelo de la Inquisición de España (inéd.).
Bibl.: M. Luengo, Diario de la expulsión de los jesuitas de los Dominios del Rey de España, al principio de sola la Provincia de Castilla la Vieja, después más en general de toda la Compañía, aunque siempre con mayor particularidad de la dicha provincia de Castilla, t. XII, s. l., 1778, pág. 318; Biografías sacadas del “Diario” del P. Luengo, t. 2.º. Varones insignes de la Provincia de Castilla, s. f., págs. 189-212 (ms. en Archivo Histórico de Loyola, Escritos, 42/05); J. Andrés Navarrete, De viris illustribus in Castella veteri Societatem Jesu ingressis, et in Italia extinctis libri II. Auctore Joanne Andrea Navarrete, presbytero hispano, vol. II, Bolonia, ex Typographia Sancti Thomae Aquinatis, 1797, págs. 29-69; C. Sommervogel, Bibliothèque de la Compagnie de Jesus, vols. V, IX y XII, Bruxelles-Paris, O. Schepens-A. Picard, 1890, cols. 1976, 741 y 622-623, respect.; M. F. Miguélez, Jansenismo y Regalismo en España, Valladolid, Luis N. de Gaviria, 1895, págs. 79-81; E. Uriarte, Catálogo razonado de las obras anónimas y seudónimas de autores de la Compañía de Jesús pertenecientes a la antigua Asistencia española, Madrid, 1904-1916, n.os 5666, 5688 y 5692; C. Eguía, De expulsione Prov Castellanae [...] narratio inedita, reed. de J. Petisco, Roma, 1932; M. c ascón, Los jesuitas en Menéndez y Pelayo, Santander, Aldus, 1940, pág. 571, n.º 709; E. Rey, Un extenso autógrafo del V. P. Bernardo de Hoyos, Comillas, Universidad Pontificia, 1948; D. Simón Rey, Las Facultades de Artes y Teología de Salamanca en el siglo XVIII, Salamanca, Universidad, 1981, págs. 281-283; L. Polgár, Bibliographie sur l’histoire de la Compagnie de Jesus 1901-1980, vol. III-2, Roma, Institutum Historicum, 1983, pág. 612; F. Aguilar Piñal Bibliografía de autores españoles del siglo XVIII, vol. VI, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto Miguel de Cervantes, 1991, pág. 220; J. Escalera, “Osorio, Ignacio Enrique”, en Ch. E. O’Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia de Comillas, 2001, pág. 2929; L. Hervás y Panduro, Biblioteca jesuítico-española, ed. de A. Astorgano, Madrid, Libris Asociación de Libreros de Viejo, 2007, págs. 418-420.
Antonio Astorgano Abajo