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Juan Marquez de Villarreal

Biografía

Márquez de Villarreal, Juan. Madrid, 1565 – Salamanca, 15.I.1621. Agustino (OSA), catedrático, escritor, predicador real, consultor del Santo Oficio y consejero de la Corte.

Nació de familia hidalga, en un ambiente de bienestar material y espiritual, a pesar de la prematura muerte de su madre, Beatriz de Villareal, o Villarroel.

Su padre fue Antonio Márquez, secretario y contador del Rey, quien al enviudar volvió a contraer matrimonio con Juana de Aguilar.

Juan Márquez ingresó en el convento San Felipe el Real de Madrid, donde realizó la profesión religiosa el 9 de julio de 1581. En Madrid estudió dos años de Lógica, Filosofía Natural y Metafísica, y en Toledo tres cursos de Teología, ciudad donde fue ordenado sacerdote. En la Universidad de Toledo obtuvo tres grados académicos: bachiller en Teología (18 de enero de 1587), licenciado en Teología (25 de agosto de 1588) y doctor en Teología (12 de septiembre de 1588).

Destinado al convento de Salamanca, en medio de la polémica sobre la validez de la primera profesión por haberla hecho antes de la edad canónica prescrita de dieciséis años, realizó una segunda profesión en el convento salmantino el 13 de junio de 1589. Cuando quedó vacante la cátedra de Escoto (1593), Márquez se presentó a dicha oposición en la Universidad de Salamanca, si bien la cátedra la obtuvo su adversario, el dominico Pedro de Herrera.

El Capítulo Provincial de Castilla de 1595 le nombró rector del colegio San Agustín de Alcalá, y un año más tarde fue propuesto para opositar a la cátedra de Sustitución de Vísperas de Teología de la Universidad de Salamanca, cuyo titular era el también agustino Juan de Guevara. El 7 de enero de 1597 tomó posición de la cátedra de Sustitución. Poco después solicitó la incorporación de sus grados académicos obtenidos en Toledo a la Universidad salmantina, costeando los gastos el convento de Salamanca.

Por su parte, la provincia de Castilla solicitó el título de Magister supernumerarius para Márquez, lo cual consiguió del Papa el general de la Orden de San Agustín el 13 de mayo de 1597. Las lecturas de cátedra fueron de la Summa theologica II-II, y el desarrollo de temas como De spe, De incarnatione, De gratia Christi, etc.

El hostil ambiente docente de Salamanca y la disputa por las cátedras entre las distintas órdenes religiosas condujeron a Márquez, cuando no había cumplido dos años de catedrático, a formular una petición de renuncia a su cátedra al provincial de Castilla, Agustín Antolínez (11 de octubre de 1599) y ante el rector de la Universidad, Antonio Idiáquez Manrique (19 de octubre de 1599), quien le denegó la petición.

No obstante, su descontento se tradujo en numerosas ausencias inopinadas de la cátedra. Por entonces intervino en las Juntas De auxiliis mediante una carta (1600) al general de la Orden Agustiniana en la que se opone a la condena de Molina, reafirmando su postura años más tarde (1619) en su Tractatus de voluntario e involuntario.

Al fallecimiento del maestro Guevara (1600), cesó la sustitución que tenía Márquez. Este acontecimiento fue suficiente como para que optase por el alejamiento del mundo universitario y buscase sosiego para su espíritu en el convento de Medina del Campo, donde compuso su obra Los dos estados de la espiritual Hierusalem (1603), sobre la base de la exégesis y el comentario teológico acerca de la contraposición entre la Jerusalén triunfante y la situación siempre expectante y militante del hombre. Ha sido considerada esta obra como un ejemplo de prosa poética, repleta de figuras retóricas, imágenes y pensamiento.

El pleno de la Universidad de Salamanca de 3 de diciembre de 1603 trató sobre una provisión real en la que confirmó la concesión de una cátedra extraordinaria o de Partido de Teología a Juan Márquez, debiendo explicar De legibus. Leyó en su Partido de Teología de 1604 a 1607. En estos años, al ser elegido miembro de la Comisión Universitaria que dictaminó acerca de la provisión real por la que se iba a crear una cátedra de Prima de Teología para los dominicos (agosto de 1605), se manifestó partidario de dicha cátedra, en contra de la postura general entre los agustinos. Con esta medida, quizá Márquez viese la solución a tanta disputa, rivalidad entre órdenes religiosas —no exentas de injusticias y manipulaciones—, ambientes crispados y desesperantes.

Finalmente, se presentó y consiguió en propiedad, el día 5 de febrero de 1607, la cátedra de Vísperas de Teología. En esta cátedra permaneció hasta su fallecimiento, si bien sus tareas docentes disminuyen con el paso del tiempo, sobre todo cuando fue nombrado predicador real y censor del Santo Oficio, siendo sustituido por Basilio Ponce de León, agustino. Las materias explicadas por Márquez en la cátedra de Vísperas fueron De simonya, De sacramentis, De incarnatione, De gratia Christi, De confessione, De merito, De visione dei y De humanis.

Además de los cargos desempeñados en la provincia de Castilla, como definidor (1598 y 1609) y prior del convento de Salamanca (1619), el monarca Felipe III le nombró predicador real (1616) y consejero de la Corte (1619). En efecto, los miembros del Consejo de Castilla solicitaron a Márquez su criterio sobre la licitud y justicia para la aprobación de nuevos tributos pedidos por el Rey. El Santo Oficio le ofreció colaborar como censor y consultor (1619).

Márquez fue defensor de la Inmaculada Concepción de la Virgen María en su tratado Question Teología (1619), y previamente como miembro de una comisión de teólogos nombrados por la Universidad de Salamanca (agosto de 1617) para que estudie la cuestión antes de ser trasladada al pleno claustral de la Universidad. Márquez, a su vez, fue promotor de las fiestas dedicadas al juramento del nuevo estatuto y en las fiestas organizadas (octubre de 1618) fue quien predicó ante la Universidad.

Márquez disputó sobre las cuestiones candentes en las aulas universitarias coincidiendo con el reinado de Felipe III. La crisis sociopolítica y económica que acechaba a la sociedad como consecuencia de los errores políticos no dejó indiferente a Márquez. Una acción de gobierno más eficaz y certera era posible, por lo que Márquez dedicó sus esfuerzos intelectuales a presentar teóricamente la acción ejemplar de un gobernante, en el uso de medios y fines políticos. Por encargo de Lorenzo Suárez de Figueroa, duque de Feria, virrey de Sicilia, Márquez compuso un tratado político, realizado en 1604, “para los que andan metidos en las cosas de gobierno”, esta obra fue El gobernador cristiano (1612), la más famosa de Márquez y la que mayor acogida ha tenido, contabilizándose seis ediciones y una docena de reimpresiones, además de su traducción al francés e italiano. El interés político de la obra estriba en el diálogo crítico que plantea con otras doctrinas políticas de la época, y su concepto de soberanía, dando pie al desarrollo del pensamiento político de Márquez, en paralelo con la vida de los que fueron destacados gobernadores del pueblo de Dios, Moisés y Josué.

El gobernador cristiano expone, en efecto, la dificultad de conciliar la ética con la política, lo espiritual con lo temporal, la ley de Dios con los medios humanos, la religión y el actuar humano, en un contexto histórico en el que a pesar de la existencia de un orden autónomo que trata de desempeñar el logos propio del Estado, todavía la primacía le corresponde al orden espiritual, según se desprende de los escritos y pensadores del momento. En medio de la tensión dialéctica entre religión y política se sitúa el príncipe como “el alma de la República”.

Márquez se opuso a Maquiavelo y a Bodin. El poder legislativo reside en el rey, y el pueblo no le puede deponer, a no ser que sea tiránico. El poder está en la comunidad y pasa al Rey, pero no absolutamente, pues se le puede deponer. El pensamiento de Márquez se sitúa en una vía media, entre el absolutismo y la democracia. El discurso político, de marcado acento barroco, está repleto de erudición, como lo evidencia el prolijo apartado crítico, con 4.693 citas y los 316 autores diferentes que desfilan a lo largo del tratado político.

Además de teólogo y moralista político, Márquez ejerció de historiador cuando se enfrentó al origen de su propia Orden Agustiniana (Salamanca, 1618), polemizando con el franciscano Daza y el jesuita Jerónimo Román acerca de la fundación de su propia orden religiosa, defendiendo la fundación directa por san Agustín, y no por san Buenaventura. También demostró sus dotes de historiador al redactar la biografía espiritual de san Alonso de Orozco, con quien había convivido durante el noviciado en el convento de San Felipe el Real de Madrid, si bien le sorprendió la muerte (enero de 1621) y no pudo dar los últimos retoques a esta obra. El manuscrito corrió de mano en mano hasta que Tomás de Herrera lo imprimió en 1648.

La obra toda de Márquez, escrita en latín y en castellano, se enmarca en el Barroco, mediatizado por el momento contrarreformista, y es consecuencia de su personalidad rica y de su cultivada inteligencia.

Sus coetáneos consideraron de múltiples maneras su ingenio y labor intelectual. Lope de Vega dijo de él en Laurel de Apolo: “divina lengua en cátedra y púlpito” y Pérez Montalbán (1633) le considera el “maestro más esclarecido en todas letras que ha tenido España”. Su proyección de intelectual humanista ha continuado a través de otros autores como Canovas del Castillo, Hinojosa, Jerónimo Becker, Giráldez, Riarola, Monasterio, Capmany, Fernández de Velasco, Cararach, Elías de Tejada, Galindo Carrillo, J. A. Maravall, López Rodó, Tomás y Valiente, Miguel Herrero, y otros. Debido a su estilo literario fácil, claro e inteligible, a su exquisita y fecunda prosa y al uso de locuciones castizas, la Real Academia Española lo incluyó en el Catálogo de autoridades de la lengua.

 

Obras de ~: Los dos estados de la espiritual Hierusalem, sobre los Psalmos CXXV y CXXXVI, Medina del Campo, Imprenta Hermanos Pedro y Tomás Lasso, 1603 (Barcelona, Jayme Cendrat, 1603; Lisboa, Jorge Rodríguez, 1609; Salamanca, Antonia Ramírez, 1610; Barcelona, J. Cendrat, 1613; Bruselas, 1664); “Opúsculo. Si los predicadores pueden reprehender a los reyes y prelados”, s. l., 1612 (ed. de F. Blanco García, en La Ciudad de Dios (CD), 66 [1898], págs. 172-187 y 259-271; ed. moderna de G. del Estal, en CD, 163 [1951], págs. 489- 528); El Governador Christiano deducido de la vida de Moysen y Iosue, príncipes del pueblo de Dios, Salamanca, Francisco de Cea Tesa, 1612 (Salamanca, Imprenta Francisco de Cea Tesa, 1614; Lisboa, Pedro Creaesbeeck, 1614; Pamplona, Carlos de Labayen, 1615; Salamanca, Francisco de Cea Tesa, 1618; Salamanca, Francisco de Cea Tesa, 1619; Barcelona, Esteban Libreros, 1619; Madrid, Teresa Iunti, 1625 [2.ª ed.]; Madrid, 1629; Alcalá, Antonio Vázquez, 1634 [3.ª ed.]; Madrid, Impr. del Reino, 1640 [4.ª ed.]; Madrid, Gregorio Rodríguez, 1651 [5.ª ed.]; Madrid, Gregorio Rodríguez, 1652; Bruselas, Francisco Foppens, 1664; Amberes, Jacobo Mensio, 1664; Madrid, Imprenta Real, 1664 [6.ª ed.]; Bruselas, Francisco Foppens, 1665; Madrid, Manuel Martín, 1773) (trad. fr. de D. de Virion, Nancy, Virion Impresor, 1621; trad. it. de M. di S. Bernardo, Nápoles, Francesco di Tomasi, 1646); Materia de iustificatione, s. l., 1616 (inéd.); Tractatus de misterio Sanctissimae Trinitate, s. l., 1616 (inéd.); De visione dei, in I Q. 12, s. l., 1616 (inéd.); Origen de los frayles ermitaños de la Orden de San Agustín, y su verdadera institución antes del gran Concilio Lateranense, Salamanca, Antonia Ramírez, 1618 (trad. it. de R. P. Fra Innocenzo Rampini, Origine delli Frati Eremitani dell’Ordine di S. Agostino, e la sua vera Institutione avanti al gran Concilio Lateranense, Tortona, 1620); Relación de fiestas que la Universidad de Salamanca celebró desde el 27 hasta el 31 de Octubre del año 1618 al juramento del nuevo estatuto, hecho en 2 de Mayo de dicho año, de que todos los graduados defenderán la pura y limpia Concepción de la Virgen N.S. concebida sin mancha de pecado original, Salamanca, Antonia Ramírez, 1618; De libero et libertate actus humani, s. l., 1619 (inéd.); Question theologica, si es lícito jurar de defender que la Virgen Santísima Nuestra Señora fue libre de la mancha del pecado original, y hacer estatuto dello, s. l., 1619 (inéd.); “Consulta moral, Salamanca, 5 de Febrero de 1619”, en J. Márquez, El Governador Christiano. Respuesta a la consulta del Consejo de Castilla sobre la licitud y justicia de la aprobación de nuevos tributos, ed. de F. J. López de Goicoechea Zabala, San Lorenzo de El Escorial, Ediciones Escurialenses, 1998, págs. 245-258; Vida del Venerable P. Fr. Alonso de Orozco, religioso de la Orden de San Agustín, y predicador de las Católicas Magestades de Carlos V y Felipe II, ed. de T. de Herrera, Madrid, Juan Sánchez, 1648 (trad. it. de E. Torelló, Bolonia, 1661) (en Obras Castellanas del Beato Orozco, vol. III, Madrid, Imprenta del Venerable Alonso de Orozco, 1736; ed. de M. González Velasco, Madrid, Fundación Universitaria Española, 2002); “Cinco columnas”, en Payo de Ribera, Explicatio Apologética, Goatemalae, Iosephum de Pineda, 1663, págs. 76-78 (ed. de F. Blanco García, en CD, 66 [1898], págs. 172-187 y 259- 271; ed. de G. del Estal, en CD, 163 [1951], págs. 489-528); Juan Márquez, OSA. Antología, selecc. de N. Cardenal Iracheta, Madrid, Editora Nacional, 1949.

 

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Rafael Lazcano González