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Ignacio Monasterio Espina

Biografía

Monasterio Espina, Ignacio. Ceceda (Asturias), 21.VII.1863 – Valladolid, 4.II.1944. Misionero agustino (OSA) e historiador.

Sus padres fueron Elías y Florentina. A su hijo Ignacio le enviaron a Valdediós para que estudiase los primeros Latines y Humanidades. Con quince años cumplidos, el 7 de septiembre de 1878 vistió el hábito agustiniano en el colegio de Valladolid, y al año siguiente, día 8 de septiembre, profesó en la Orden de San Agustín. Cursó los estudios de Filosofía y Teología en el monasterio de La Vid (Burgos) y de San Lorenzo de El Escorial. Fue ordenado sacerdote en Madrid, el 18 de septiembre de 1886, por el recién nombrado obispo de Madrid Ciriaco María Sancha y Hervás (1833-1909).

El primer oficio desempeñado por Ignacio Monasterio fue de bibliotecario auxiliar en la Biblioteca Real del Monasterio de El Escorial, de octubre de 1886 a octubre de 1888. Este mismo mes salió destinado a Valladolid como “pasante” de Filosofía, y un año más tarde fue trasladado, con el mismo título y oficio, al convento de La Vid (Burgos). El 10 de agosto de 1890 obtuvo el título de lector, grado académico confirmado por el Capítulo Intermedio de 1891. En esta primera época de su vida, Ignacio Monasterio escribió un extenso trabajo sobre el autor de El gobernador cristiano (Salamanca, 1612), el agustino Juan Márquez (1565-1621), publicado en La Ciudad de Dios.

Destinado a las misiones de Filipinas, arribó al nuevo destino el 17 de noviembre de 1891, para ocuparse de la docencia en el Convento San Agustín de Manila. Durante su estancia en Filipinas preparó el sexto tomo, y último, de Opera Omnia del arzobispo de Valencia, Santo Tomás de Villanueva (Manila, 1897), edición iniciada por Benito Ubierna en 1881.

En Filipinas fue testigo del levantamiento tagalo en 1896 contra España y de la capitulación de la plaza de Manila en 1898. Una vez tomada esta ciudad por las tropas americanas fue comisionado para abrir en Macao una residencia que acogiese a los agustinos misioneros exiliados. El Capítulo Intermedio de 1899 le concedió el grado de lector jubilado.

Estando todavía en Macao, hacia donde había salido desde Manila el 25 de agosto de 1898, el Consejo Provincial le destinó el 23 de mayo de 1899 al Perú. Regresó a España y en octubre de 1899 salió del puerto de Barcelona para entrar en la ciudad de Cuzco el 8 de diciembre del mismo año como presidente de la misión y vicario provincial. El objetivo de la misión era la rehabilitación de la Orden de San Agustín en la república del Perú, y para ello Monasterio se centró en el campo de la cultura y educación de la juventud. En junio de 1899 el obispo de Cuzco, Antonio Flacón, cedió a los agustinos el colegio-seminario San Antonio Abad, a fin de que se hiciesen cargo de la dirección del mismo. Ignacio Monasterio ocupó el cargo de rector del seminario desde el 1 de enero de 1900. Pronto dispuso de un nuevo reglamento destinado a conseguir mejoras en la enseñanza y formación de los alumnos. A su vez, Monasterio fue profesor de diferentes materias: Teología Dogmática, Moral, Derecho Público-Eclesiástico, Música y Religión.

Desde Cuzco, Ignacio Monasterio gestionó la adquisición de otro colegio-seminario, en Ayacucho, centro de estudios dirigido por los agustinos desde enero de 1903, e igualmente, en este mismo año de 1903, fundó en el convento de Nuestra Señora de Gracia, de Lima, un nuevo colegio para la educación de la juventud. Una vez conseguido el oportuno permiso del Ministerio de Instrucción Pública de Perú, el colegio San Agustín de Lima fue inaugurado el 15 de marzo de 1903. El último proyecto educativo de Ignacio Monasterio se desarrolló en Chosica, población próxima a la capital peruana. Las obras de construcción del colegio en esta ciudad empezaron en 1904. Al año siguiente tuvo que asistir al Capítulo Provincial que se celebró en Manila (Filipinas), y en el que salió reelegido vicario del Perú. En este nuevo mandato continuó con la restauración del viejo convento y la edificación de la iglesia de San Agustín de Lima, inaugurada solemnemente el 19 de septiembre de 1908.

Además de ocuparse de la enseñanza y formación de la juventud, Monasterio escribió breves trabajos en periódicos y revistas peruanas, como El Trabajo, El Obrero, El Sol, El Bien Social, La Verdad Católica. A veces firmó sus artículos con seudónimo, siendo los más frecuentes Mister Jhonson, Frimosa o Fray Garote.

Escribió sobre temas agustinianos, teológicos, morales, históricos, apologéticos, pedagógicos, etc. Sin embargo, la publicación de mayor relieve durante su estancia en Perú fue la publicada bajo el título Recuerdo de la inauguración del Templo de San Agustín de Lima (19 de septiembre de 1908) (Lima, 1908), en la que ofrece un resumen histórico de la fundación de la provincia agustiniana del Perú, con sus Capítulos Provinciales y personajes más relevantes, obispos, catedráticos, escritores, misioneros y predicadores.

En el Capítulo Provincial de 1909, al que asistió, fue elegido definidor, motivo por el que cambió su residencia a la capital de España, Madrid. También ejerció el oficio de censor de la revista España y América (1909), cargo que había desempeñado con La Ciudad de Dios, como lo volverá a ser de Religión y Cultura (1923), España y América (1923), y de Archivo Agustiniano (1923 y 1927). En 1927 aparece como censor de libros.

Durante su estancia en Madrid ultimó la redacción de Glorias del episcopado peruano, ensayo biográfico y pastoral de los obispos agustinos que rigieron diferentes iglesias en tierras incaicas a lo largo de la historia.

Una vez finalizado el cuatrienio fue destinado al colegio de Llanes (Asturias), donde permaneció desde febrero de 1914 hasta agosto de 1917. En esta población asturiana preparó un proyecto de Reglamento para el nuevo colegio de Santander, aprobado por el Consejo Provincial de Filipinas, cuyo organismo de gobierno le encomendó (19 de junio de 1917) su puesta en práctica nombrándole director del colegio cántabro el 7 de agosto de 1917, siendo reelegido en el Capítulo de 1918. Aparte de la renovación pedagógica llevada a cabo en las aulas estudiantiles, Ignacio Monasterio estableció algunas actividades escolares un tanto novedosas para la época, como la “fiesta del árbol”, con la participación de todos los alumnos del centro. Este acontecimiento ecológico y medioambiental fue celebrado por vez primera el 23 de marzo de 1918.

En 1922 salió elegido sexto definidor de la provincia de Filipinas; en 1926 y 1929 ocupó el puesto de comisario provincial de España; y en 1927 fue confesor del convento de monjas agustinas de San Alonso de Orozco. Estas y otras ocupaciones no le impidieron a Ignacio Monasterio la preparación de artículos de investigación histórica y literaria. En la revista España y América, en el año 1924, comenzó a publicar, con el título Místicos agustinos españoles, la obra más famosa salida de su pluma, que no ha envejecido con el paso de los años. Con estilo suelto y ameno, en las páginas de esta obra desfilan insignes escritores agustinos y sus escritos, explicitando las respectivas peculiaridades que caracterizan la vida espiritual.

Entre los autores reseñados se encuentran santo Tomás de Villanueva, san Alonso de Orozco, Luis de Alarcón, fray Luis de León, Pedro Malón de Chaide, Juan de Guevara, Agustín Antolínez, Cristóbal Fonseca, Gabriel de Morales, Pedro Valderrama, Basilio Ponce de León, Bartolomé de los Ríos, etc. El estudio completo salió publicado en dos tomos (El Escorial, 1929) con el título indicado.

Desde el año 1932, ya aquejado de una enfermedad ocular, hasta su muerte residió en el convento de Valladolid Ignacio Monasterio, el hombre de acción y pasión por la educación de la juventud, y de amor por el estudio y la difusión de la historia agustiniana y el pensamiento de los grandes maestros agustinos.

 

Obras de ~: “Estudios críticos sobre el Maestro Fr. Juan Márquez”, en La Ciudad de Dios (CD), 14 (1887), págs. 744- 753 y 801-812; 15 (1988), págs. 33-46, 112-123, 157-169, 246-257, 304-313, 380-388 y 437-451; 16 (1888), págs. 15- 24 y 159-170; 17 (1888), págs. 37-45, 158-167, 293-304, 440-453 y 524-533; Divi Thomas a Villanova, Opera omnia, VI, ed. I. Monasterio, Manila, Imprenta Amigos del País, 1897; Recuerdo de la inauguración del Templo de San Agustín de Lima (19 de septiembre de 1908), Lima, Imprenta de E. Moreno, 1908; “Glorias del episcopado peruano”, en España y América, 8/2 (1910), págs. 457-466; 8/3 (1910), págs. 144- 150 y 339-346; 8/4 (1910), págs. 51-58 y 244-255; 9/2 (1911), págs. 44-52 y 528-541; 9/3 (1911), págs. 159-166; 9/4 (1911), págs. 41-46 y 348-354; Archivo Agustiniano, 4 (1915), págs. 293-302 y 451-456; Místicos agustinos españoles, Real Monasterio de El Escorial, Editorial Agustiniana, 1929, 2 vols.; “Poesías varias”, en T. Aparicio, “Fray Ignacio Monasterio Espina, religioso agustino y colaborador de ‘La Ciudad de Dios’”, en CD, 194 (1981), págs. 430-532. El resto de obras pueden verse en I. Rodríguez y J. Álvarez Fernández, Labor científico-literaria de los agustinos españoles, I, Valladolid, Editorial Estudio Agustiniano, 1992, págs. 383-386.

 

Bibl.: E. Pérez Jorde, Catálogo Bio-Bibliográfico de los religiosos Agustinos de la Provincia Agustiniana del Santísimo Nombre de Jesús de Filipinas, Manila, Tipografía Santo Tomás, 1901, págs. 664-665; G. de Santiago Vela, Ensayo de una Biblioteca Ibero-Americana de la Orden de San Agustín, V, Madrid, Imprenta del Asilo de Huérfanos del Sagrado Corazón de Jesús, 1920, págs. 559-564; T. Aparicio, “Fray Ignacio Monasterio Espina, religioso agustino y colaborador de ‘La Ciudad de Dios’”, en CD, 194 (1981), págs. 405-451; R. Lazcano, Bibliographia Missionalia Augustiniana. América Latina (1533-1993), Madrid, Editorial Revista Agustiniana, 1993, págs. 490-495; J. Álvarez Fernández, “Tres agustinos asturianos ilustres en la evangelización moderna del Perú”, en Studium Ovetense, 21 (1993), págs. 177-188; T. Aparicio, Agustinos españoles en la vanguardia de la ciencia y la cultura, t. II, Valladolid, Editorial Estudio Agustiniano, 1996, págs. 43-97.

 

Rafael Lazcano González

 

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